domingo, 31 de marzo de 2013

Salmo 83


Salmo 83 – Bienaventurados los que habitan en tu casa

Himno de peregrinación
Al llegar a Jerusalén, un peregrino entona esta alabanza al Templo de Sión, Morada del Señor y lugar donde se manifiesta su presencia.
Con profundo lirismo, evoca su ansia de Dios que lo trajo hasta el Santuario (v. 3), las etapas recorridas por los peregrinos (vs. 7-8) y la felicidad de encontrarse en la Casa del Señor (vs. 5, 11).

1. CON ISRAEL
El salmo 83 es un salmo de peregrinación. Celebra la "Casa de Dios". Difícilmente comprendemos lo que significaba el “Templo” para un judío, nosotros que construimos "iglesias" en cada ciudad y varias iglesias en una misma ciudad... Sólo había un lugar de culto, en una sola ciudad, Jerusalén. Los judíos de Palestina "subían" a Jerusalén una vez al año, y los de la "diáspora" debían subir al menos una vez en su vida. Era el acontecimiento. Dios mismo es la fuerza para comenzar la peregrinación, él atrae y ayuda.

2. CON JESÚS
Jesús cantó con toda seguridad este salmo. Los evangelios de Lucas y Juan están construidos con base en las "subidas" de Jesús a Jerusalén como buen judío que era, hacía su peregrinación anual, mezclado entre la muchedumbre. La atmósfera de inmensa alegría que respira este salmo corresponde perfectamente al episodio célebre en que el Niño Jesús abandona a María y José para "quedarse" en el Templo: la primera "palabra" que  conocemos de Jesús la pronunció en el Templo de Jerusalén y fue justamente para manifestar su amor a la "Casa de Dios"... "¿No sabíais; que debo estar en casa de mi Padre?" (Lucas 2,49).

3. CON NUESTRO TIEMPO
Se abre caminos en el corazón. El creyente tiene un camino en el corazón. Sabe a dónde va. Sabe que va hacia el “encuentro”, hacia “la Casa de Dios”. Su “alma”, su “corazón”, su carne” son un grito hacia Dios”.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo. Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar su peregrinación: Cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis, como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan de baluarte en baluarte hasta ver a Dios en Sión. Señor de los ejércitos, escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo, mira el rostro de tu Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. Porque el Señor es sol y escudo, él da la gracia y la gloria; el Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable. ¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti!

"¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!"
Al pronunciar esas palabras mágicas, Señor, pienso en cantidad de cosas a la vez, y varias imágenes surgen de repente en feliz confusión del fondo de mi memoria. Me imagino el templo de Jerusalén, me imagino las grandes catedrales que he visitado y las pequeñas capillas en que he rezado. Pienso en el templo que es mi corazón, y en cuadros clásicos de la gloria del cielo. Todo aquello que puede llamarse tu casa, tu morada, tu templo. Todo eso lo amo y lo deseo como el paraíso de mis sueños y el foco de mis anhelos.
"¡Dichosos los que viven en tu casa!"
Ya sé que tu casa es el mundo entero, que llenas los espacios y estás presente en todos los corazones. Pero también aprecio el símbolo, la imagen, el sacramento de tu santo templo, donde siento casi físicamente tu presencia, donde puedo visitarte, adorarte, arrodillarme ante ti en la intimidad sagrada de tu propia casa. Estar allí, sentirme a gusto junto a ti, verme rodeado de memorias que hablan de ti.
Me encuentro a gusto en tu casa, Señor. ¿Te encontrarás tú a gusto en la mía? Ven a visitarme. Que nuestras visitas sean recíprocas, que nuestro contacto sea renovado y nuestra intimidad crezca alimentada por encuentros mutuos en tu casa y en la mía.
"Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor"

A tus fieles, Señor, a quienes has dado a conocer tu ley, concédeles también tu bendición abundante: que, caminando durante la vida de baluarte en baluarte, pasemos de este valle de lágrimas a tu Jerusalén celeste y lleguemos hasta ti cargados de aquel fruto que tú mismo has sembrado en nuestros corazones. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

La vida de Dylan


La vida de Dylan (01-04-13)

El bebé se encontraba acostado en el hospital para poder respirar.  Tenía neumonía, lo cual hacía que para su pequeño cuerpo de ocho meses de edad, permanecer vivo fuera una lucha.  Los médicos, los enfermeros y la familia pelearon para salvar la vida de este débil bebé.
Algunas personas dicen que él nunca debió haber llegado a los ocho meses. Otros dicen que este querido niño no debió haber nacido, o que debieron haberlo dejado morir después que nació.
¿Por qué diría alguien algo así?  Por una sencilla razón: Dylan tiene el síndrome de Down.  Aunque no fue su culpa ni la de sus padres, mi sobrino nieto tiene un cromosoma de más, y va a tener que enfrentar las dificultades extras en su vida.
Pero ¿no es su vida tan valiosa como la de un bebé enfermo son el cromosoma de más?  ¿No somos todos de igual valor a los ojos de nuestro Creador?  ¿No somos todos deficientes de alguna manera?
Nuestra falta de perfección debería recordarnos que nadie tiene derecho a juzgar la valía de otro.
Nuestras imperfecciones son oportunidades de que Dios obre en nuestra vida.  Eso fue lo que Jesús dijo a sus discípulos cuando ellos le preguntaron por qué un hombre había nacido ciego.  Dijo que sucedió para que las obras de Dios se manifiesten en él. Juan 9:3
Estamos viendo a Dios obrar en la vida de Dylan. Para eso está aquí… como todos nosotros.  -JDB
Si Dios no tuviera un propósito para nosotros, no estaríamos aquí.
Ni él ni sus padres han pecado; nació así para que las obras de Dios se manifiesten en él.  Juan 9:3

Evangelio del Lunes 01 de Abril


Día litúrgico: Lunes de la octava de Pascua (C)
Texto del Evangelio (Mt 28,8-15): En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.

Comentario: Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)

«Las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, 
con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos»

Hoy, la alegría de la resurrección hace de las mujeres que habían ido al sepulcro mensajeras valientes de Cristo. «Una gran alegría» sienten en sus corazones por el anuncio del ángel sobre la resurrección del Maestro. Y salen “corriendo” del sepulcro para anunciarlo a los Apóstoles. No pueden quedar inactivas y sus corazones explotarían si no lo comunican a todos los discípulos. Resuenan en nuestras almas las palabras de Pablo: «La caridad de Cristo nos urge» (2Cor 5,14).
Jesús se hace el “encontradizo”: lo hace con María Magdalena y la otra María —así agradece y paga Cristo su osadía de buscarlo de buena mañana—, y lo hace también con todos los hombres y mujeres del mundo. Y más todavía, por su encarnación, se ha unido, en cierto modo, a todo hombre.
Las reacciones de las mujeres ante la presencia del Señor expresan las actitudes más profundas del ser humano ante Aquel que es nuestro Creador y Redentor: la sumisión —«se asieron a sus pies» (Mt 28,9)— y la adoración. ¡Qué gran lección para aprender a estar también ante Cristo Eucaristía!
«No tengáis miedo» (Mt 28,10), dice Jesús a las santas mujeres. ¿Miedo del Señor? Nunca, ¡si es el Amor de los amores! ¿Temor de perderlo? Sí, porque conocemos la propia debilidad. Por esto nos agarramos bien fuerte a sus pies. Como los Apóstoles en el mar embravecido y los discípulos de Emaús le pedimos: ¡Señor, no nos dejes!
Y el Maestro envía a las mujeres a notificar la buena nueva a los discípulos. Ésta es también tarea nuestra, y misión divina desde el día de nuestro bautizo: anunciar a Cristo por todo el mundo, «a fin que todo el mundo pueda encontrar a Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida, con la potencia de la verdad (...) contenida en el misterio de la Encarnación y de la Redención, con la potencia del amor que irradia de ella» (Juan Pablo II).

Tarjeta de Pascua 2013



31 de Marzo - Renovato (Renato)


Renovato (Renato), Santo
Obispo de Mérida, 31 de Marzo

Etimológicamente: Renato = Aquel que vuelve a nacer, es de origen latino.
Etimológicamente: Renovato = Aquel que ha sido restaurado, es de origen latino.
El XIV obispo de Mérida, Renovato, cierra la época gloriosa de santidad y esplendor emeritense: fue un varón ecuánime, justo e ingenioso. Maestro acabado por su doctrina y ejemplaridad de vida.
Después de gobernar la Iglesia durante muchos años murió en la paz de Dios en el año 633.
Su cuerpo, junto con los de sus obispos predecesores (Masona e Inocente), descansa sepultados con los mayores honores en una misma cripta en Mérida, en la cripta de la Iglesia martirial de Santa Eulalia. Ante sus sepulcros se dieron continuos signos de protección; de aquí que su culto se iniciara por asentimiento o aclamación de la iglesia local en la liturgia, al uso de la época.
Es el último biografiado por el autor de las "Vitas" que dice: ´El santo Renato, hombre adornado de todas las virtudes; godo de origen, nacido de rancia prosapia e insigne por el lustre de su familia. Era esbelto de cuerpo, de distinguidos modales, de singular estatura... era mayor aún por dentro su hermosura, inundado en la posesión del Espíritu Santo.
Antes había sido abad del monasterio de Cauliana. Se distinguió en las artes y en las ciencias eclesiásticas, especialmente en las Sagradas Escrituras. Su agudo ingenio le hizo maestro de no pocos discípulos.
Su fiesta se celebra el 31 de Marzo.

sábado, 30 de marzo de 2013

Felices Pascuas



Salmo 82


Salmo 82 – Lamentación pública ante la amenaza bélica de los pueblos aliados

► Israel pide al Señor que repita sus hazañas del pasado (vs. 10-13) y manifieste su dominio sobre toda la tierra (v. 19), derrotando a los enemigos de su Pueblo (vs. 14-18).
► La coalición mencionada en los vs. 3-6 no se refiere a un hecho histórico determinado, sino que representa simbólicamente la constante oposición de los paganos contra Israel.
► Esta afirmación se funda en el carácter artificial de la lista que enumera a las naciones coaligadas (vs. 7-9): en ella aparecen reunidos diez de los enemigos tradicionales de Israel, pertenecientes a épocas diversas.
● El pueblo de la Nueva Alianza, como lo vio Juan en el Apocalipsis, también se ve rodeado de poderes aliados contra la salvación que Dios realiza en la historia: pequeños y grandes poderes lo cercan.
● En tal situación, este pueblo de Dios recuerda la historia de salvación, las grandes victorias de su Dios, y en ellas aprende a rezar y a confiar.
● La victoria definitiva que desea el pueblo de Dios no es la destrucción del enemigo, sino que todos reconozcan y busquen al Señor.

Señor, no te estés callado, en silencio e inmóvil, oh Dios; mira que tus enemigos se agitan y los que te odian levantan la cabeza; traman planes contra tu pueblo, se conjuran contra tus protegidos. Dicen: "Vamos a aniquilarlos como nación, que el nombre de Israel no se pronuncie más". Están de acuerdo en la conjura, hacen liga contra ti: los beduinos, idumeos, ismaelitas, moabitas y agarenos, Biblos, Amón, Amalec, los filisteos con los tirios; también los asirios se aliaron con ellos  y prestaron refuerzos a los hijos de Lot. Trátalos como a Madián, como a Sísara, como a Yabín, junto al torrente Quisón: que fueron aniquilados en Fuendor y sirvieron de estiércol para el campo. Trata a sus príncipes como al Cuervo y al Lobo, a sus capitanes como a Zebá y a Salmaná, que arengaban: "Conquistemos las vegas fértiles". Dios mío, vuélvelos hojarasca, vilanos frente al vendaval; como fuego que prende en la maleza, como incendio que abrasa los montes, persíguelos así con tu tormenta, atérralos con tu huracán. Cúbreles el rostro de ignominia, para que te busquen a ti, Señor; abrumados de vergüenza para siempre, perezcan derrotados; y reconozcan que te llamas Señor, que tú eres el Soberano de toda la tierra.

"Señor, no estés callado, en silencio e inmóvil, Dios mío."
Tú eres un Dios activo, Señor. Te he visto actuar desde la energía omnipotente de la creación, cuidando a diario a tu pueblo y haciéndote presente en la tierra con el soplo del Espíritu. Tú fuiste nube y columna de fuego, tú fuiste viento y tempestad, tú abriste mares y derrumbaste muros, tú mandase ejércitos y ganaste batallas, tú ungiste a reyes y gobernaste naciones, tú inspiraste la virtud e hiciste posible el martirio. Tú eras el mayor poder del mundo, Señor, y los hombres y mujeres lo sabían y lo reconocían con reverente temor.
En cambio ahora, por el contrario, estás callado. El mundo va por su lado, y tu presencia no se hace sentir. La gente hace lo que quiere, y las naciones se gobiernan como si tú no existieras. No se cuenta contigo.
Y cuando pienso en mi propia vida, me encuentro con la misma situación. Hubo un tiempo en que yo sentía tu presencia y notaba tu poder. Tú me hablabas, me inspirabas, me guiabas. En cambio, ahora hace mucho ya que estás callado. No oigo tu voz. No siento tu presencia. Estás ausente de mi vida, y yo sigo, sí, haciendo lo que siempre hacía y creyendo lo que siempre he creído; pero como por costumbre, por rutina, sin convicción y sin entusiasmo.
Vuelve a hablar, Señor. Vuelve a ser alguien real y tangible para mí y para todos los que aman tus caminos. Ocupa el lugar que te pertenece en el mundo que has creado y en mi corazón, que sigue consagrado a ti.
"Que reconozcan que tú solo, Señor, eres excelso sobre toda la tierra."

Señor, no te estés callado: nuestros enemigos se agitan y quieren que tu nombre no se pronuncie más, pero tu plan es comunicar la salvación a todo el mundo, por medio de tu Iglesia; que la meditación de tus obras antiguas nos dé confianza para no desfallecer. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La bondad ayuda


La bondad ayuda (31-03-13)

Para José Mari Garbo de 23 años y compañía, su capacitación y experiencia como marinos les equipó con las habilidades necesarias para sobrevivir la odisea que atravesaron cuando su transbordador, “Princesa de las Estrellas”, zozobró frente a la Isla Sibuyán en Romblón. Garbo, uno de diez marinos que sobreviviese al tifón “Frank”, estaba entre los 28 pasajeros de la infortunada embarcación que fueron atendidos en las oficinas centrales de la Cruz Roja Nacional Filipina en Puerto Sur, Manila.
“Nosotros (marinos) estábamos más organizados porque sabíamos qué hacer.  Sabíamos cómo balancearnos.  Había momentos en que la balsa amenazaba con cerrarse al ser golpeada por las fuertes olas.  Colocábamos nuestros pies en el borde de la balsa para evitar que se cerrase”, recuerda Garbo de su experiencia en el bote salvavidas.  Garbo, quien ha trabajado por año y medio como marino para embarcaciones internacionales, dijo que iba de camino a Liloan, Cebú.  Al darse cuenta de que la nave estaba en problemas, buscó la manera de llegar a cubierta.  Utilizó la manguera de incendio, atada a una de las verjas, como una soga improvisada por otro marino, Ray Padin de Ciudad Cebú, de 31 años.
“A diferencia de otros pasajeros que saltaron al mar a gran altura, decidí esperar antes de saltar, al recordar que en la película ‘Titanic’ algunos de los que saltaron a gran altura dieron contra las verjas del barco.  Era más seguro saltar estando más cerca del mar”, dijo Garbo.  Agregó que aparte de él, había otros nueve marinos a bordo de la balsa salvavidas.  Descubrieron más tarde que todos venían de la misma escuela, la Universidad de Cebú.  Garbo compartió que cada vez que su balsa se llenaba de agua de mar y lluvia, usaban sus zapatos y bolsas de plástico para removerla, agregando que esto fue necesario para impedir que su bote se hundiese.  “Pensé que era tan sólo un sueño.  Tuve que pincharme la frente para darme cuenta de que lo que pasaba era real…  En esos momentos clamaba a Dios por ayuda”, cuenta Garbo.
Pasaron 22 horas en el mar antes de divisar tierra.  Pero cuando se hallaban a unos 50 metros del pueblo de Mulanay en la provincia de Quezón, su balsa se volteó y dos de sus pasajeros cayeron al agua, pero lograron sobrevivir.  Todos los 28 pasajeros expresaron su gratitud a los residentes y al gobierno local de Mulanay.  El Presidente de la Cruz Roja, el Senador Richard Gordon felicitó a los diez marinos y a los demás sobrevivientes por su heroísmo.  Fue “Tatay” Vicente Bernas quien asumió el rol de “capitán” de la balsa recogiendo pasajeros en el camino.
“Uno por uno, rescataron a otros pasajeros y se ayudaron mutuamente en esta horrenda experiencia”, dijo Gordon.  Agregó que las “heridas que ellos (los sobrevivientes) recibieron fueron causadas por su deseo de sobrevivir.  Era el hombre contra la naturaleza, hombres contra ellos mismos y al final, se conquistaron a sí mismos para poder sobrevivir”, dijo él.  Gordon dijo que a pesar de la dificultad económica en el área, los residentes dieron a los varados  pasajeros colchas, ropa y comida.  “Anotamos su información de contacto.  Esperamos que cuando regresemos a casa y tengamos algún dinero, podemos pagarle por ayudarnos”, dijo Garbo.
Enviado por Jaezelle Hulleza, Pilipinas
Tal pareciera que Dios nos creó con la capacidad de enfrentar los desastres y tragedias de la vida de manera conjunta, necesitando el apoyo los unos de los otros.  Es difícil sino imposible sobrevivir a las circunstancias adversas solos… pero cuando nos apoyamos en otros, se cumplen las palabras del sabio “cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente”.
¿Por qué andar y enfrentar la vida solos cuando Dios nos ha rodeado de familias, tanto la que nos regaló por vínculo sanguíneo natural, como la que nos ha agregado por la amistad, como por aquella a la que nos ha llamado por causa de nuestra fe?
Vamos, vamos, disfrutemos del caminar por la vida con el apoyo de otros.
Raúl Irigoyen.

Evangelio del Domingo 31 de Marzo


Día litúrgico: Domingo de Pascua (C)
Texto del Evangelio (Jn 20,1-9): El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Comentario: Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España)

«Entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó»

Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo largo de toda la Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la celebración de la fe cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el Amado, Aquél en quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.
Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza... y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre. Él hoy «manifiesta plenamente el hombre al mismo hombre y le descubre su altísima vocación» (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).
El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el sepulcro de Jesús está vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a Aquel que vive, porque ha resucitado. Y los discípulos, que después le verán Resucitado, es decir, lo experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso, captan que hay un vacío en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y apariciones serán las grandes señales para la fe del creyente. El Evangelio dice que «entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8). Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la vez, aquella sábana de amortajar y aquel sudario bien doblados eran pequeñas señales del paso de Dios, de la nueva vida. El amor sabe captar aquello que otros no captan, y tiene suficiente con pequeños signos. El «discípulo a quien Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba por el amor que había recibido de Cristo.
“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros. Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Dejemos que su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del bautismo que hemos recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos esperanzados de su Resurrección.

Comentario: Fr. Austin NORRIS (Mumbai, India)

«VIGILIA PASCUAL (C) (Lc 24,1-12) ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? 
No está aquí. Ha resucitado»

Hoy, contemplamos la Gloria del Señor resplandeciente en su victoria sobre el sufrimiento y sobre la muerte. Promete una vida nueva a todos aquellos que buscan y creen en la Verdad de Jesús. Nadie se sentirá defraudado como no se sintieron aquellas mujeres que «fueron a la tumba con perfumes y ungüentos» (Lc 24,1).
Los perfumes y ungüentos que debemos llevar durante nuestra existencia son una vida dando testimonio de la Palabra de Dios, cuando Jesús hecho hombre, dijo: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí (…) vivirá, y no morirá jamás» (Jn 11,25-26).
Dentro de nuestra confusión y dolor parece que nos volvamos miopes y no podamos ver más allá de nuestro entorno inmediato. Y el «¿por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?» (Lc 24,5) es una llamada a seguir a Jesús y a buscar la presencia del Señor "aquí y ahora", en medio del pueblo del Señor y de su sufrimiento y dolor. En uno de sus discursos de Miércoles de Ceniza, el Santo Padre Benedicto XVI dice que «la salvación, de hecho, es don, es gracia de Dios, pero para tener efecto en mi existencia requiere mi asentimiento, una acogida demostrada con obras, o sea, con la voluntad de vivir como Jesús, de caminar tras Él».
Por nuestra parte, «al regresar del sepulcro…» (Lc 24,9) de nuestras miserias, dudas y confusiones, podemos también brindar a nuestros semejantes en este valle de lágrimas, esperanza y seguridad. La oscuridad del sepulcro «dará paso algún día a la brillante promesa de la inmortalidad» (Prefacio de las Misas de Difuntos). Ojalá la Gloria del Señor Jesús nos mantenga en pie cara al cielo y ojalá podamos siempre ser considerados como un "Pueblo Pascual". Ojalá podamos pasar de ser un "pueblo de Viernes Santo" a uno de Pascua.

30 de Marzo - Pedro Regalado


Pedro Regalado, Santo
Presbítero, Santo Patrono de Valladolid, 30 de Marzo

Martirologio Romano: En Aguilera, en la región española de Castilla, san Pedro de Valladolid Regalado, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, conspicuo por la humildad y el rigor de la penitencia, que fundó dos conventos, para que en ellos viviesen sólo doce hermanos solitarios (1456).
Fecha de canonización: 29 de junio de 1746 por el Papa Benedicto XIV.
«Pisad despacio, que debajo de estas losas descansan los huesos de un santo» decía Isabel la Católica a las damas de su séquito aquel día veraniego del 1493, cuando visitaba el convento de la Aguilera. Se refería a la tumba que guardaba los restos de Pedro Regalado, fraile franciscano, pobre y humilde que había muerto aún no hacía cuarenta años. Antes que la reina había estado allí mismo el cardenal Cisneros en las postrimerías de la vida del santo. Luego vendrían también el emperador Carlos -el que decía que al salir de Aranda hacia La Aguilera debía ir el visitante con la cabeza descubierta-, don Juan de Austria, Felipe II y tantos obispos, nuncios y legados papales. Eran tiempos dorados; se habían unido las dos Castillas, se había descubierto el nuevo mundo, se reconquistó Granada y se había echado a los moros de España.
Nació Pedro en Valladolid, en el año 1390. A los trece años -bien joven- entró en el convento de los franciscanos de la ciudad que entonces era Corte. Cuando tiene quince se hace compañero inseparable del anciano y enjuto Pedro Villacreces -antiguo profesor de Salamanca, franciscano andante por Guadalajara- que tiene sueños de reforma y ha obtenido permiso del obispo de Osma para fundar por tierras burgalesas, en La Aguilera. Desde esa época serán maestro y discípulo, dos frailes con verdaderos deseos de santidad; el mayor pondrá al joven en la órbita de la más pura observancia franciscana.
Para la Iglesia no andan muy bien las cosas. Los reductos de los monjes no son modelo ni de observancia ni de casi nada. Las consecuencias del Cisma de Occidente se hicieron notar en la clerecía alta y baja. La peste negra dejó también tambaleando los monasterios que abrieron sus puertas para reponer números -que no vocaciones- a gente no preparada. Reforma, lo que es reforma, sí se necesitaba. Y allá van los dos Pedros dispuestos a dar entre los monjes la batalla franciscana. Desde muy pronto se les juntan en La Aguilera jóvenes que quieren dar su vida y el maestro Pedro Villacreces puede formarlos desde los cimientos, sin las malformaciones y tibiezas de otros frailes mayores que tuvieran adheridas pesadas taras. Fray Pedro Regalado fue recorriendo en once años todos los cargos propios de un convento pobre: limosnero, sacristán, cocinero y encargado de dar limosna a los pobres que llaman a la puerta.
Villacreces va de nuevo a Valladolid, funda en El Abrojo, y ahora es Pedro Regalado el maestro de novicios. Madura en todas las virtudes: tiempo de oración y mucha penitencia, cumplimiento estricto, por amor, de toda la Regla; predica en los pueblos de alrededor con sencillez y persuasión propiciando conversiones numerosas y la gente ya habla de su ejemplar presencia, y hasta de milagros.
En el 1422 los religiosos de La Aguilera y El Abrojo eligen a Regalado prelado o vicario, cuando muere Villacreces. La reforma se va extendiendo con nuevas fundaciones hasta llegar a ser conocidas como «las siete de la fama» donde se respetan doce horas de oración diarias repartidas entre el día y la noche, trabajos en el campo para ayudar a los agricultores y obtener limosnas, prohibición absoluta de almacenar provisiones, celdas pobres para dormir, silencio casi continuo y nada de dinero por misas o celebraciones litúrgicas. Pasa el tiempo de un convento a otro distinguiéndose por la discreción de espíritus y por la predicación elocuente con ciencia aprendida más en la oración que en los libros. La Aguilera le proporciona el mejor de los retiros y la mejor contemplación para los últimos años de su vida. No abandona la penitencia habitual, pero añade ayuno diario, disciplinas que mortifican la carne, y tres pilares donde basa con toda intensidad su fuerza: amor a la Eucaristía, devoción ternísima a la Santísima Virgen y recuerdo de la Pasión.
¿Algo llamativo?
Cuentan que más de una noche se le podía ver por el cerro del Águila, próximo al retiro, siguiendo los pasos de la Pasión del Señor con una soga al cuello, cruz de madera pesada en los hombros y una corona de espinas en su frente.
También se conoce un hecho milagroso de su vida recogido en el proceso de canonización y que ofrece los elementos iconográficos de Pedro Regalado. En la madrugada del 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, está el fraile Pedro rezando maitines en el convento de El Abrojo; siente añoranza por honrar a María en el convento de La Aguilera consagrado por él a la Virgen bajo esa advocación; los ángeles lo transportan por los aires en los ochenta kilómetros que separan las casas y lo devuelven de nuevo a El Abrojo, cumplido su deseo.
El sencillo y santo patrono de Valladolid, el Poverello de Castilla, murió con fama de taumaturgo en 1456.

viernes, 29 de marzo de 2013

Salmo 81


Salmo 81 – Invectivas contra los jueces inicuos

► Este salmo es una imprecación hacia aquellos que tienen la misión de impartir justicia entre los hombres. En la espiritualidad del pueblo de Israel los jueces eran considerados algo así como dioses, precisamente porque representaban a Yahvé en lo que constituye uno de sus atributos: hacer justicia.
► El salmista arremete contra estos hombres que han sido investidos con una misión divina, porque ejercen su cargo con impiedad, favoreciendo a los impíos y marginando a los débiles: «¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, defendiendo la causa de los malvados? Proteged al débil y al huérfano, haced justicia al pobre y al necesitado, liberad al humilde y al indigente, arrancadlos de la mano de los injustos».
► El salmo no es sino un preanuncio de la gran injusticia que se va a llevar a cabo condenando inicuamente al débil entre los débiles, al inocente entre los inocentes: Jesucristo. Hay todo un entramando, toda una alianza de los poderes del mal para que este juicio perverso, con su posterior veredicto condenatorio, llegue a su término.
► Dado que la justicia a los débiles hace aguas por todas partes -lo acabamos de ver en el juicio condenatorio de Jesucristo-, al final, se pide a Dios que se levante sobre la tierra y que sea Él el juez: «¡Levántate, oh Dios, y juzga la tierra, porque todas las naciones te pertenecen!».

Dios se levanta en la asamblea divina; rodeado de ángeles, juzga: "¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta, poniéndoos de parte del culpable? Proteged al desvalido y al huérfano, haced justicia al humilde y al necesitado, defended al pobre y al indigente, sacándolos de las manos del culpable". Ellos, ignorantes e insensatos, caminan a oscuras, mientras vacilan los cimientos del orbe. Yo declaro: "Aunque seáis dioses, e hijos del Altísimo todos, moriréis como cualquier hombre, caeréis, príncipes, como uno de tantos". Levántate, oh Dios, y juzga la tierra, porque tú eres el dueño de todos los pueblos.

JUEZ DE JUECES
La justicia en el mundo ya no es justicia, Señor. Los caminos de los hombres se han torcido, y aquellos que habían de tomar tu puesto para resolver disputas y traer la paz se han corrompido y han cedido a la corriente de egoísmo que les hace buscar ganancias sórdidas traicionando a la justicia a la que juran servir. Los tribunales de justicia se han hecho a veces guaridas de opresión. Los pobres buscan alivio en la justicia, y sus penas aumentan en vez de resolverse. Falta la honradez en aquellos que más deberían tenerla.
¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta poniéndoos de parte del culpable?
En nombre de los oprimidos, Señor, pido justicia. Da sabiduría y valor a tus jueces para que reconozcan la inocencia, denuncien la culpa y pronuncien sentencia sin temor ni favor. Haz que vuelvan a inspirarle confianza a tu pueblo y enciendan un rayo de esperanza en una sociedad que ha perdido el sentido de la equidad. Que vuelva a reinar la justicia sobre la tierra, Señor, como señal y prenda de tu divina justicia en los cielos.
«Levántate, oh Dios, y juzga la tierra, porque tú eres el dueño de todos los pueblos».

Oh Dios, Juez de la creación, salva al hombre de la explotación de los poderosos, y, así como, en la muerte de tu Hijo, se consumaron las injusticias del poder humano y, en su resurrección,  triunfó la justicia, te pedimos que Cristo glorificado destrone a los poderosos que gobiernan inicuamente el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

No olvides de dónde vienes


No olvides de dónde vienes (30-03-13)

Las personas piensan con frecuencia que los cirujanos del corazón son las divas de la arrogancia del mundo de la medicina.
Pero aquellos que conocen al doctor William DeVries, el cirujano pionero del corazón artificial, no pudieran estar en mayor desacuerdo.
Sus compañeros en el Hospital Humana Audubon en Louisville, Kentucky, describen al doctor DeVries como el tipo de médico que se presenta los domingos solo para animar a sus pacientes descorazonados.  En ocasiones cambia su atuendo, a lo considerado por tradición como un trabajo de enfermera, y si el paciente desea que se quede un poco de tiempo y converse, él siempre lo hace.
DeVries expresa que los amigos son unos “zapatos viejos” que encajan con lo que lleves puesto.  A él le gusta ponerse botas de vaquero con su atuendo de cirugía, y a menudo repara los corazones a son de Vivaldi o jazz.
Él siempre ha tenido una sonrisa acechando -dice un cardiólogo de Louisville, doctor Robert Gooding-, y siempre busca la forma de mostrarla.
No importa cuán alto subas, nunca olvides que comenzaste el nivel más bajo. Incluso si naciste entre gran fortuna y privilegios, fuiste un bebé indefenso.  El verdadero éxito no viene por pensar que has llegado al lugar donde otros deban servirte, sino en reconocer que cualquiera que sea tu ubicación, has llegado a una posición donde puedes servir a los demás.
No le pidas a Dios lo que piensas que es bueno; pídele aquello que Él considera bueno para ti.
Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor.  Mateo 23:11

Una gota de su Sangre




Evangelio del Sábado 30 de Marzo


Día litúrgico: Sábado Santo (C)
Texto del Evangelio ( ): 

Comentario: P. Jacques Philippe (Cordes sur Ciel, Francia)

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Hoy no meditamos un evangelio en particular, puesto que es un día que carece de liturgia. Pero, con María, la única que ha permanecido firme en la fe y en la esperanza después de la trágica muerte de su Hijo, nos preparamos, en el silencio y en la oración, para celebrar la fiesta de nuestra liberación en Cristo, que es el cumplimiento del Evangelio.
La coincidencia temporal de los acontecimientos entre la muerte y la resurrección del Señor y la fiesta judía anual de la Pascua, memorial de la liberación de la esclavitud de Egipto, permite comprender el sentido liberador de la cruz de Jesús, nuevo cordero pascual cuya sangre nos preserva de la muerte.
Otra coincidencia en el tiempo, menos señalada pero sin embargo muy rica en significado, es la que hay con la fiesta judía semanal del “Sabbat”. Ésta empieza el viernes por la tarde, cuando la madre de familia enciende las luces en cada casa judía, terminando el sábado por la tarde. Esto recuerda que después del trabajo de la creación, después de haber hecho el mundo de la nada, Dios descansó el séptimo día. Él ha querido que también el hombre descanse el séptimo día, en acción de gracias por la belleza de la obra del Creador, y como señal de la alianza de amor entre Dios e Israel, siendo Dios invocado en la liturgia judía del Sabbat como el esposo de Israel. El Sabbat es el día en que se invita a cada uno a acoger la paz de Dios, su “Shalom”.
De este modo, después del doloroso trabajo de la cruz, «retoque en que el hombre es forjado de nuevo» según la expresión de Catalina de Siena, Jesús entra en su descanso en el mismo momento en que se encienden las primeras luces del Sabbat: “Todo se ha cumplido” (Jn 19,3). Ahora se ha terminado la obra de la nueva creación: el hombre prisionero antaño de la nada del pecado se convierte en una nueva criatura en Cristo. Una nueva alianza entre Dios y la humanidad, que nada podrá jamás romper, acaba de ser sellada, ya que en adelante toda infidelidad puede ser lavada en la sangre y en el agua que brotan de la cruz.
La carta a los Hebreos dice: «Un descanso, el del séptimo día, queda para el pueblo de Dios» (Heb 4,9). La fe en Cristo nos da acceso a ello. Que nuestro verdadero descanso, nuestra paz profunda, no la de un solo día, sino para toda la vida, sea una total esperanza en la infinita misericordia de Dios, según la invitación del Salmo 16: «Mi carne descansará en la esperanza, pues tu no entregarás mi alma al abismo». Que con un corazón nuevo nos preparemos para celebrar en la alegría las bodas del Cordero y nos dejemos desposar plenamente por el amor de Dios manifestado en Cristo.

Comentario: Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana (Sabadell, Barcelona, España)

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Hoy, propiamente, no hay “evangelio” para meditar o —mejor dicho— se debería meditar todo el Evangelio en mayúscula (la Buena Nueva), porque todo él desemboca en lo que hoy recordamos: la entrega de Jesús a la Muerte para resucitar y darnos una Vida Nueva.
Hoy, la Iglesia no se separa del sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte. No celebramos la Eucaristía hasta que haya terminado el día, hasta mañana, que comenzará con la Solemne Vigilia de la resurrección. Hoy es día de silencio, de dolor, de tristeza, de reflexión y de espera. Hoy no encontramos la Reserva Eucarística en el sagrario. Hay sólo el recuerdo y el signo de su “amor hasta el extremo”, la Santa Cruz que adoramos devotamente.
Hoy es el día para acompañar a María, la madre. La tenemos que acompañar para poder entender un poco el significado de este sepulcro que velamos. Ella, que con ternura y amor guardaba en su corazón de madre los misterios que no acababa de entender de aquel Hijo que era el Salvador de los hombres, está triste y dolida: «Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). Es también la tristeza de la otra madre, la Santa Iglesia, que se duele por el rechazo de tantos hombres y mujeres que no han acogido a Aquel que para ellos era la Luz y la Vida.
Hoy, rezando con estas dos madres, el seguidor de Cristo reflexiona y va repitiendo la antífona de la plegaria de Laudes: «Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre» (cf. Flp 2,8-9).
Hoy, el fiel cristiano escucha la Homilía Antigua sobre el Sábado Santo que la Iglesia lee en la liturgia del Oficio de Lectura: «Hoy hay un gran silencio en la tierra. Un gran silencio y soledad. Un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra se ha estremecido y se ha quedado inmóvil porque Dios se ha dormido en la carne y ha resucitado a los que dormían desde hace siglos. Dios ha muerto en la carne y ha despertado a los del abismo».
Preparémonos con María de la Soledad para vivir el estallido de la Resurrección y para celebrar y proclamar —cuando se acabe este día triste— con la otra madre, la Santa Iglesia: ¡Jesús ha resucitado tal como lo había anunciado! (cf. Mt 28,6).

29 de Marzo - Gladys


Gladys, Santa
Reina de Gales, 29 de Marzo

Su nombre no consta en el Martirologio Romano actual
Etimológicamente: Gladys = lirio, gladiolo. Viene de la lengua galesa.
Gladys nació en Gales en el siglo V. Era la mayor de los 24 hijos de Brychan de Brecknock, esposa de san Gundleus, y madre de los santos Cadoc y, posiblemente de Keyna.
Gladys llevó una vida muy interesante. Se dice que después de su conversión por el ejemplo y la exhortación de su hijo, ella y Gundleus vivieron una vida austera.
Adquirieron la costumbre de tomar baños de noche en Usk, seguidos de un buen paseo.
Su hijo los convenció para que pusieran fin a esa práctica y que se separaran.
Gladys se fue a Pencanau en Bassaleg. Los detalles de esta historia provienen del siglo XII.
Incluye milagros que tuvieron lugar en tiempos de san Eduardo el Confesor y Guillermo I.
También se cuenta que los primeros años de su matrimonio no fueron muy ejemplares que digamos.
Tuvo que ser su hijo que les convenciera para que se corrigieran de sus defectos.
A ruegos de su hijo, se marchó a llevar una vida de eremita en el lugar llamado hoy Stow, en donde hay una iglesia levantada a san Wooloo.
A raíz de que la mujer se fuera de eremita, el marido hizo otro tanto.
La fiesta de Gladys y de su marido es hoy.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!