sábado, 31 de agosto de 2013

Sabiduría 8

Capítulo 8: Sabiduría 8

8 1 Ella despliega su fuerza de un extremo hasta el otro, y todo lo administra de la mejor manera. 

El amor de Salomón por la Sabiduría
2 Yo la amé y la busqué desde mi juventud, traté de tomarla por esposa y me enamoré de su hermosura. 
3 Su intimidad con Dios hace resaltar la nobleza de su origen, porque la amó el Señor de todas las cosas. 
4 Está iniciada en la ciencia de Dios y es ella la que elige sus obras. 
5 Si la riqueza es un bien deseable en la vida, ¿qué cosa es más rica que la Sabiduría que todo lo hace? 
6 Si la prudencia es la que obra, ¿quién más que ella es artífice de todo lo que existe? 
7 ¿Amas la justicia? El fruto de sus esfuerzos son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza, y nada es más útil que esto para los hombres en la vida. 
8 ¿Deseas, además, tener mucha experiencia? Ella conoce el pasado y puede prever el porvenir, interpreta las máximas y descifra los enigmas, conoce de antemano las señales y los prodigios, la sucesión de las épocas y de los tiempos. 

La Sabiduría, indispensable para los soberanos
9 Yo decidí tomarla por compañera de mi vida, sabiendo que ella sería mi consejera para el bien y mi aliento en las preocupaciones y la tristeza. 
10 Gracias a ella, alcanzaré gloria entre la gente, y aun siendo joven, seré honrado por los ancianos. 
11 Me encontrarán perspicaz en el ejercicio de la justicia, y seré admirado en presencia de los grandes.
12 Si me callo, estarán a la expectativa, si hablo, me prestarán atención, si mi discurso se prolonga, permanecerán en silencio. 
13 Gracias a ella, alcanzaré la inmortalidad y dejaré a la posteridad un recuerdo eterno; 
14 gobernaré a los pueblos, y las naciones me estarán sometidas; 
15 terribles tiranos quedarán aterrados al oír hablar de mí; me mostraré bondadoso con mi pueblo y valiente en la guerra. 
16 Al volver a mi casa, descansaré junto a ella, porque su compañía no causa amargura, ni dolor su intimidad, sino sólo placer y alegría. 

La Sabiduría, don de Dios
17 Al reflexionar sobre estas cosas, y considerando en mi corazón que en la familiaridad con la Sabiduría está la inmortalidad, 
18 en su amistad, un gozo honesto, en los trabajos de sus manos, inagotables riquezas, en su trato asiduo, la prudencia, y en la comunicación con ella, la celebridad, yo iba por todas partes, tratando de poseerla. 
19 Yo era un muchacho naturalmente bueno y había recibido un alma bondadosa, 
20 o más bien, siendo bueno, vine a un cuerpo sin mancha; 
21 pero comprendiendo que no podía obtener la Sabiduría si Dios no me la concedía, –y ya era un signo de prudencia saber de quién viene esta gracia–me dirigí al Señor y le supliqué, diciéndole de todo corazón:

¿Qué hemos hecho hoy?

¿Qué hemos hecho hoy? (01-09-13)

Haremos muchas cosas en los años venideros, pero ¿qué hemos hecho HOY?
Daremos nuestro oro como príncipes, pero, ¿qué hemos hecho HOY?
Aliviaremos corazones y enjugaremos lágrimas, sembraremos esperanzas donde reina el miedo, hablaremos palabras de amor y de consuelo, pero, ¿lo hemos pronunciado HOY?
Muy pronto seremos bondadosos, pero, ¿lo hemos sido HOY?
Haremos renacer más vigorosa la verdad y daremos más valor a la fe perseverante, alimentaremos muchas almas hambrientas en la tierra, pero ¿a qué hemos alimentado HOY?
Cosecharemos gozos den un futuro próximo, pero ¿cuáles hemos sembrado HOY?
Nos construiremos mansiones en el cielo, pero ¿qué hemos construido HOY?
Es tan dulce entregarse a perezosos sueños, ¿pero estamos cumpliendo nuestra tarea en el aquí y ahora?
Y sin embargo, esto es lo que nuestras almas deben preguntarse: ¿QUE HEMOS HECHO HOY? N. A.

Evangelio del Domingo 01 de Septiembre

Día litúrgico: Domingo XXII (C) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Lc 14,1.7-14): Un sábado, habiendo ido a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado». Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».

Comentario: Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)

«Los invitados elegían los primeros puestos»

Hoy, Jesús nos da una lección magistral: no busquéis el primer lugar: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8). Jesucristo sabe que nos gusta ponernos en el primer lugar: en los actos públicos, en las tertulias, en casa, en la mesa... Él conoce nuestra tendencia a sobrevalorarnos por vanidad, o todavía peor, por orgullo mal disimulado. ¡Estemos prevenidos con los honores!, ya que «el corazón queda encadenado allí donde encuentra posibilidad de fruición» (San León Magno).
¿Quién nos ha dicho, en efecto, que no hay colegas con más méritos o con más categoría personal? No se trata, pues, del hecho esporádico, sino de la actitud asumida de tenernos por más listos, los más importantes, los más cargados de méritos, los que tenemos más razón; pretensión que supone una visión estrecha sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea. De hecho, Jesús nos invita a la práctica de la humildad perfecta, que consiste en no juzgarnos ni juzgar a los demás, y a tomar conciencia de nuestra insignificancia individual en el concierto global del cosmos y de la vida.
Entonces, el Señor, nos propone que, por precaución, elijamos el último sitio, porque, si bien desconocemos la realidad íntima de los otros, sabemos muy bien que nosotros somos irrelevantes en el gran espectáculo del universo. Por tanto, situarnos en el último lugar es ir a lo seguro. No fuera caso que el Señor, que nos conoce a todos desde nuestras intimidades, nos tuviese que decir: «‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto» (Lc 14,9).
En la misma línea de pensamiento, el Maestro nos invita a ponernos con toda humildad al lado de los preferidos de Dios: pobres, inválidos, cojos y ciegos, y a igualarnos con ellos hasta encontrarnos en medio de quienes Dios ama con especial ternura, y a superar toda repugnancia y vergüenza por compartir mesa y amistad con ellos.

31 de Agosto - Arístides Marciano

Arístides Marciano, Santo
Apologista, 31 de Agosto

Martirologio Romano: En Atenas, san Arístides, filósofo, notabilísimo por su fe y por su ciencia, que dedicó algunos de sus libros sobre la religión cristiana al emperador Adriano (c. 150).
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
Este joven debió vivir allá por la primera mitad del siglo II.
La lectura meditada de la Biblia fue el camino derecho para que encontrase su conversión a Dios y dejase atrás todos los restos de paganismo que había a su derredor.
Siendo cristiano, se dedicó con ahínco al estudio de la filosofía; un estudio que lleva a la admiración de todo cuanto ha creado Dios.
Las persecuciones contra los cristianos fueron el motivo que le impulsó a escribir uno de los tratados apologéticos más célebres en la historia de la Iglesia. Tanta era su fama que incluso tuvo que presentar sus escritos al emperador Adriano. Para llegar a Roma tuvo que atravesar muchos países. Se detuvo en Atenas, en donde tuvo ocasión para escribir y atacar el fundamentalismo religioso de los paganos. El emperador, al leer sus argumentaciones y defensas de los cristianos, se conmovió y ya no dejaría que los creyentes en Cristo fueran perseguidos ni en Occidente ni en Oriente.
Comenzaron por sentir admiración por su Apología el propio san Jerónimo y Eusebio de Cesárea.Los monasterios se daban tortas por tener en su biblioteca esta obra monumental de aquel tiempo.Se han llevado a cabo muchas investigaciones y se han encontrado su obra esparcida por aquí y por allá. "La Apología" son 17 capítulos en los que expone las cuatro religiones: la bárbara, la griega, la judía y la cristiana.

viernes, 30 de agosto de 2013

Sabiduría 7

Capítulo 7: Sabiduría 7

Condición humana de Salomón
7 1 Yo también soy un hombre mortal, igual que todos, nacido del primer hombre, que fue formado de la tierra: en el seno de una madre fue modelada mi carne; 
2 durante diez meses tomé consistencia en su sangre, gracias al semen paterno y al placer que va acompañado del sueño. 
3 Yo también, al nacer, respiré el aire común, caí sobre la tierra que nos recibe a todos por igual, y mi primer grito, como el de todos, fue el llanto. 
4 Fui criado entre pañales y en medio de cuidados, 
5 porque ningún rey comenzó a vivir de otra manera: 
6 la entrada en la vida es la misma para todos, y también es igual la salida. 

Estima de Salomón por la Sabiduría
7 Por eso oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. 
8 La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. 
9 No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro. 
10 La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día, porque su resplandor no tiene ocaso. 
11 Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable. 
12 Yo gocé de todos esos bienes, porque la Sabiduría es la que los dirige, aunque ignoraba que ella era su madre. 
13 La aprendí con sinceridad y la comunico sin envidia, y a nadie le oculto sus riquezas. 
14 Porque ella es para los hombres un tesoro inagotable: los que la adquieren se ganan la amistad de Dios, ya que son recomendados a él por los dones de la instrucción. 

Invocación a Dios, fuente de Sabiduría
15 Que Dios me conceda hablar con inteligencia, y que mis pensamientos sean dignos de los dones recibidos, porque él mismo es el guía de la Sabiduría y el que dirige a los sabios. 
16 En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, y también todo el saber y la destreza para obrar. 
17 Él me dio un conocimiento exacto de todo lo que existe, para comprender la estructura del mundo y la actividad de los elementos; 
18 el comienzo, el fin y el medio de los tiempos, la alternancia de los solsticios y el cambio de las estaciones, 
19 los ciclos del año y las posiciones de los astros; 
20 la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, el poder de los espíritus y los pensamientos de los hombres; las variedades de las plantas y las propiedades de las raíces. 
21 Conocí todo lo que está oculto o manifiesto, porque me instruyó la Sabiduría, artífice de todas las cosas. 

Atributos de la Sabiduría
22 En ella hay un espíritu inteligente, santo, único, multiforme, sutil, ágil, perspicaz, sin mancha, diáfano, inalterable, amante del bien, agudo,
23 libre, bienhechor, amigo de los hombres, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, lo observa todo y penetra en todos los espíritus: en los inteligentes, los puros y hasta los más sutiles. 
24 La Sabiduría es más ágil que cualquier movimiento; a causa de su pureza, lo atraviesa y penetra todo. 
25 Ella es exhalación del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Todopoderoso: por eso, nada manchado puede alcanzarla. 
26 Ella es el resplandor de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios y una imagen de su bondad. 
27 Aunque es una sola, lo puede todo; permaneciendo en sí misma, renueva el universo; de generación en generación, entra en las almas santas, para hacer amigos de Dios y profetas. 
28 Porque Dios ama únicamente a los que conviven con la Sabiduría. 
29 Ella, en efecto, es más radiante que el sol y supera a todas las constelaciones; es más luminosa que la misma luz, 
30 ya que la luz cede su lugar a la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece el mal.

Promesas – Un día especial

Promesas – Un día especial (31-08-13)

Tienen toda una vida para disfrutarse el uno al otro. No desperdicien ni un solo día. ¡Hagan que hoy sea un día muy especial!
Goza de la vida con la mujer amada cada día de la fugaz existencia. Eclesiastés 9:9
Sea bendita tu fuente, y regocíjate con la mujer de tu juventud… Proverbios 5:18
Cuando un hombre es recién casado, no saldrá con el ejército, ni se le impondrá ningún deber; quedará libre en su casa por un año para hacer feliz a la mujer que ha tomado. Deuteronomio 24:5
Y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. Efesios 5:2
Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Efesios 5:28
En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido. Efesios 5:33
Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas. Colosenses 3:19

Evangelio del Sábado 31 de Agosto

Día litúrgico: Sábado XXI (C) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. »Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’».

Comentario: Rev. D. Albert SOLS i Lúcia (Barcelona, España)

«Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda»

Hoy contemplamos la parábola de los talentos. En Jesús apreciamos como un momento de cambio de estilo en su mensaje: el anuncio del Reino ya no se limita tanto a señalar su proximidad como a describir su contenido mediante narraciones: ¡es la hora de las parábolas!
Un gran hombre decide emprender un largo viaje, y confía todo el patrimonio a sus siervos. Pudo haberlo distribuido por partes iguales, pero no lo hizo así. Dio a cada uno según su capacidad (cinco, dos y un talentos). Con aquel dinero pudo cada criado capitalizar el inicio de un buen negocio. Los dos primeros se lanzaron a la administración de sus depósitos, pero el tercero —por miedo o por pereza— prefirió guardarlo eludiendo toda inversión: se encerró en la comodidad de su propia pobreza.
El señor regresó y... exigió la rendición de cuentas (cf. Mt 25,19). Premió la valentía de los dos primeros, que duplicaron el depósito confiado. El trato con el criado “prudente” fue muy distinto.
El mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. La separación progresiva entre la Iglesia y los Estados no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.
Comenta san Agustín: «Quienes predicamos la palabra de Dios a los pueblos no estamos tan alejados de la condición humana y de la reflexión apoyada en la fe que no advirtamos nuestros peligros. Pero nos consuela el que, donde está nuestro peligro por causa del ministerio, allí tenemos la ayuda de vuestras oraciones».

30 de Agosto - Pamaquio

Pamaquio, Santo
Laico, 30 de Agosto

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Pamaquio, senador, insigne por su celo en la fe y por su generosidad hacia los pobres, a cuya piedad hacia Dios se debe la construcción de la basílica que recibe su título en el monte Celio († 410)
En uno de los hombres de la órbita de san Jerónimo. Perteneció a la familia de los Camilos cuyas posesiones en el norte de África les hacían inmensamente ricos. Probablemente Pamaquio fue cristiano de toda la vida. Recibió una esmerada educación en retórica, elocuencia y literatura sagrada. Fue en la juventud compañero de Jerónimo y mantuvieron la amistad incluso más allá de la interrupción que supuso la marcha al desierto de Jerónimo en el año 370, fecha en torno a la cual pasa Pamaquio a formar parte del Senado.
Quizá no entendió del todo aquel brote de generosidad en la oración y posiblemente juzgó como extremoso el rigor de la penitencia que el grupo jeronimiano propiciaba con tanto énfasis. De hecho, bastantes cristianos de Roma lo juzgaron excesivo y criticaron abundantemente al santo, bien por error, bien porque la incondicional actitud evangélica de un pequeño círculo cristiano era una crítica muda para su cómoda mediocridad.
El caso es que contrajo matrimonio con Paulina, hija de santa Paula, aquella mujer asceta que siguió junto con Eustoquia al santo penitente al desierto.
Con su olfato cristiano, Pamaquio detectó y puso de manifiesto los errores doctrinales de Joviniano y tuvo la valentía de exponerlos con claridad al papa Siricio que se vio obligado a condenar la herejía unos años más tarde, en el 390. Para poder hacerse con seguridad cargo de los peligros que encerraba la enseñanza joviniana, se vio necesitado de recurrir frecuentemente con consultas específicas a Jerónimo.
A la muerte de Paulina por un mal parto, en el año 393, cuando llevaban solamente cinco años de matrimonio, comenzó Pamaquio a desarrollar una caridad con obras altamente llamativas. Organizó un banquete para los pobres; no lloró, sino que se dedicó a hacer; no se lamentó, pero llenó sus días con obras de misericordia. Tomando lección de la Sagrada Escritura, meditada a diario, se convenció de que la caridad cubre la multitud de los pecados. Los cojos, ciegos, paralíticos y tullidos son los herederos de Paulina. Y como las voces vuelan, continuamente se le ve por Roma acompañado de una nube de pobres a su alrededor.Este hombre de la caridad levantó en el puerto romano un hospital para atender a los extranjeros, donde él mismo, con sus propias manos, curaba y atendía a los enfermos y moribundos. Quizá influyó en Pamaquio la clara y animosa ayuda de su amigo Jerónimo quien le dice por carta que no se contente con "ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa; si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo".
Preocupado no sólo por los cuerpos, sino principalmente de las almas, ejerció un ordenado apostolado epistolar, escribiendo frecuentes y sólidas cartas dirigidas a los que administran sus posesiones en Numidia y atienden sus tierras para sacarlos de la herejía de Donato que había hecho estragos entre los cristianos poco cultos o débiles en la fe; fue una labor altamente encomiada por Agustín de Hipona que le agradece su intervención en una carta escrita en el año 401.
Murió en el año 410, poco antes del dramático saqueo de Roma.
Pamaquio permaneció seglar -laico- toda su vida, dando un testimonio claro de amor a Dios y de coherencia de fe cristiana. Prestó servicio a la sociedad desde los más altos cargos profesionales y administró rectamente los bienes patrimoniales no mirando sólo el provecho propio, sino teniendo en cuenta las necesidades de sus contemporáneos. Un ejemplo para la mayor parte de los fieles cristianos de todos los tiempos.

jueves, 29 de agosto de 2013

Sabiduría 6

Capítulo 6: Sabiduría 6

NATURALEZA Y ACTIVIDAD DE LA SABIDURÍA
En esta segunda parte del Libro, el autor pone sus propias palabras y reflexiones en labios de Salomón, para exhortar a los gobernantes de la tierra a tomar conciencia de su responsabilidad y a buscar la verdadera Sabiduría. Luego relata cómo él mismo adquirió este don inapreciable y por qué eligió a la Sabiduría como guía de su existencia. Por último, recuerda la súplica ferviente que dirigió al Señor con el fin de obtenerla, sabiendo que Dios es el único que la posee y puede comunicarla.

Exhortación a buscar la Sabiduría
6 1 ¡Escuchen, reyes, y comprendan! ¡Aprendan, jueces de los confines de la tierra! 
2 ¡Presten atención, los que dominan multitudes y están orgullosos de esa muchedumbre de naciones! 
3 Porque el Señor les ha dado el dominio, y el poder lo han recibo del Altísimo: él examinará las obras de ustedes y juzgará sus designios. 
4 Ya que ustedes, siendo ministros de su reino, no han gobernado con rectitud ni han respetado la Ley ni han obrado según la voluntad de Dios,
5 él caerá sobre ustedes en forma terrible y repentina, ya que un juicio inexorable espera a los que están arriba. 
6 Al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán examinados con rigor. 
7 Porque el Señor de todos no retrocede ante nadie, ni lo intimida la grandeza: él hizo al pequeño y al grande, y cuida de todos por igual, 
8 pero los poderosos serán severamente examinados. 
9 A ustedes, soberanos, se dirigen mis palabras, para que aprendan la Sabiduría y no incurran en falta; 
10 porque los que observen santamente las leyes santas serán reconocidos como santos, y los que se dejen instruir por ellas, también en ellas encontrarán su defensa. 
11 Deseen, entonces, mis palabras; búsquenlas ardientemente, y serán instruidos.

Encuentro con la Sabiduría
12 La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. 
13 Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. 
14 El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. 
15 Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. 
16 La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos. 
17 El comienzo de la Sabiduría es el verdadero deseo de instruirse, querer instruirse, es amarla; 
18 amarla, es cumplir sus leyes, observar sus leyes, es garantía de incorruptibilidad, 
19 y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios: 
20 así, el deseo de la Sabiduría conduce a la realeza. 
21 Si a ustedes, entonces, soberanos de los pueblos, les agradan los tronos y los cetros, honren a la Sabiduría y reinarán para siempre. 

Anuncio de una revelación sobre la Sabiduría
22 ¿Pero qué es la Sabiduría y cuál es su origen? Yo lo voy a anunciar, sin ocultarles sus misterios: me remontaré hasta sus orígenes más remotos, pondré al descubierto su conocimiento, y no me apartaré de la verdad. 
23 No me acompañará en el camino la envidia corrosiva, porque ella no tiene nada en común con la Sabiduría. 
24 Una multitud de sabios es la salvación del mundo, y un rey sensato asegura la estabilidad de su pueblo. 
25 Por lo tanto, déjense instruir por mis palabras, y esto les resultará provechoso.

Raku

Raku (30-08-13)

Unos amigos nos regalaron una pieza de alfarería Raku. La etiqueta explicaba: «Cada una de las piezas está formada a mano, un proceso que permite que el espíritu del artista hable por medio de la obra acabada de una manera particularmente directa e íntima.»
Una vez que el barro ha sido formado por el alfarero, se coloca al fuego en un horno. Luego, cuando está al rojo vivo, la pieza es echada en una pila de aserrín que arde sin llama adonde permanece hasta que está terminada. El resultado es un producto singular: «único en su clase», insiste en decir la etiqueta de nuestra pieza.
Lo mismo sucede con nosotros. Llevamos la marca de la mano del Alfarero. Él también ha hablado por medio de su obra «de una manera particularmente directa e íntima».
Cada uno de nosotros está formado de una manera singular para una obra singular: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas» (Efesios 2:10).
Sin embargo, aunque somos creados para buenas obras, todavía no estamos acabados. Debemos pasar por el horno de aflicción.
Los corazones que sufren, los espíritus agobiados y los cuerpos que envejecen son los procesos que usa Dios para acabar la obra que Él ha comenzado.
No temas el horno que te rodea. Persevera en el sufrimiento y espera el producto acabado.
Y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada. Santiago 1:4
Gozándoos en la esperanza, perseverando en el sufrimiento… Romanos 12:12
El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionaría… Filipenses 1:6