miércoles, 30 de abril de 2014

Apocalipsis

Apocalipsis

Y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido. Dn. 7. 13-14
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo. Y el que estaba sentado en el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas".Apoc. 21. 1-2, 5

APOCALIPSIS
El último de los escritos del Nuevo Testamento es un mensaje profético, destinado a reavivar la fe y la esperanza de los cristianos perseguidos. Lleva el título de APOCALIPSIS, palabra griega que significa "Revelación", y contiene una "Revelación de Jesucristo" comunicada "a su servidor Juan" por medio de un "Ángel" (1:1-3).
El Libro está redactado en el estilo llamado "apocalíptico", muy utilizado en el mundo judío de esa época, y presenta evidentes analogías con el de otros escritos bíblicos y extra bíblicos. Dicho estilo tiene su origen en los oráculos proféticos que anunciaban el Reino mesiánico y la manifestación del Día del Señor, y encuentra su expresión más característica en el libro de Daniel.
La historia de las interpretaciones del Apocalipsis es muy variada y hasta contradictoria. El hecho es explicable, dadas las grandes dificultades que encierra esta obra. Para no caer en interpretaciones fantasiosas y arbitrarias, es necesario tener en cuenta que las visiones, en especial los números y los colores, son de carácter más bien simbólico que descriptivo.
Pero, a pesar de sus muchas oscuridades, el sentido profundo del Apocalipsis es sumamente claro: este célebre Libro anuncia el triunfo de Dios sobre todos los poderes que se oponen a su designio salvífico, y recuerda las promesas indefectibles hechas a la Iglesia. Cristo es el Señor de la historia, y más allá del tiempo, se realiza plenamente el Reino de Dios. Por eso, puede considerarse al Apocalipsis como el Libro por excelencia de la esperanza cristiana. Esa esperanza está latente en el ferviente anhelo de la Venida del Señor, que pone punto final al Apocalipsis y a todo el Nuevo Testamento: "¡Ven, Señor Jesús!" (22:20).

En los zapatos de otro

En los zapatos de otro (01-05-14)

Bill Andrews era un tipo grande, torpe y poco atractivo. Se vestía extrañamente con ropa que no le quedaba bien. Había varios tipos que pensaban que era divertido burlarse de él. Un día uno de ellos notó un pequeña rotura en su camisa y le dio un jaloncito. Otro obrero en la fábrica agregó su poquito y en poco tiempo había una exhibición de jirones. Bill siguió con su trabajo y al pasar demasiado cerca a una banda transportadora, uno de los jirones de su camisa fue atrapado por la maquinaria. En fracciones de Segundo, la manga y Bill estaban en problemas. Las alarmas sonaron, los interruptores fueron accionados y se evitó el problema.
El capataz, sin embargo, al tanto de lo que había pasado, convocó a los hombres y relató esta historia: En mis días mozos, trabajé en una pequeña fábrica. Allí fue donde primero conocí a Mike Havoc. Era grande e ingenioso, siempre haciendo chistes y travesuras. Mike era un líder. Entonces también había un Pete Lumas. Él siempre le seguía la corriente a Mike. Era un seguidor. Y también estaba un hombre llamado... Jake. Él era un poco más Viejo que el resto de nosotros -callado, inofensivo y apartado. Siempre almorzaba solo. Siempre vistió los mismos pantalones parchados por tres años seguidos. Nunca se unía a los juegos del mediodía: luchas, herraduras, y cosas similares. Se veía indiferente, más bien siempre sentado bajo un árbol en silencio.
Jake era el blanco natural para chistes prácticos. Solía encontrar una rana viva en su porta-vianda o a un roedor muerto en su sombrero. Pero siempre lo tomaba con buen humor.
Entonces, un otoño, cuando las cosas estaban lentas, Mike tomó unos días libres para ir de caza. Pete se le unió, por supuesto. Y nos prometieron a todos que si cazaban algo, nos traerían a cada uno una parte. Así que todos nos entusiasmamos cuando oímos que habían regresado y que Mike había cazado un venado grande. Oímos más que eso.
Pete nunca podía reservarse nada, y nos dejó saber que tenían una gran broma preparada para Jake. Mike había cortado al bicho y había hecho un paquete agradable para cada uno de nosotros. Y, para divertirnos, había guardado las orejas, la cola y las pezuñas -sería tan divertido cuando Jake las abriese.
Mike distribuyó sus paquetes durante el almuerzo. Cada uno de nosotros recibió una buena pieza, la abrimos y se lo agradecimos. El paquete más grande lo guardó para el final. Era para Jake.
Pete estaba a punto de estallar y Mike se veía muy satisfecho. Como siempre, Jake estaba sentado solo; estaba en el extremo más lejano de la gran mesa.
Mike empujó el paquete donde él pudiese alcanzarlo; y todos nos sentamos a esperar. Jake nunca decía mucho. Uno pudiera nunca darse cuenta de que él estaba presente por "su mucho hablar". En tres años nunca habría pronunciado cien palabras. Así que nos asombramos con lo que pasó a continuación.
Él tomó el paquete con firmeza y se puso lentamente de pie. Le sonrió ampliamente a Mike -y fue entonces que nos dimos cuenta de que sus ojos relucían. Su manzana de Adán tembló de arriba a abajo por un momento hasta que recobró el control de sí mismo.
"Sabía que no me olvidarían", dijo agradecido; "¡sabía que lo harían! Ustedes son grandes y juguetones, pero sabía que tenían un buen corazón". Tragó nuevamente y entonces se dirigió al resto de nosotros.
"Sé que no he sido muy amistoso con ustedes, pero nunca quise ser rudo. Verán, tengo nueve chicos en casa -y una esposa que ha estado inválida- en cama por los últimos cuatro años. Nunca se va a mejorar. Y algunas veces, cuando se siente realmente mal, tengo que estar a su lado toda la noche para cuidarla. Y la mayor parte de mi salario tengo que gastarlo en médicos y medicamentos. Los muchachos hacen lo que pueden para ayudar, pero a veces ha sido difícil poner alimento en sus bocas".
"Quizás piensen que es tonto de mi parte el que coma solo. Bueno, reconozco que me he avergonzado un poco de mí mismo porque no siempre tengo algo en mi emparedado. O, como hoy -tal vez solo hay un nabo crudo en mi porta-vianda. Pero quiero que sepan que esta carne realmente significa mucho para mí. Quizás más que a nadie aquí porque esta noche mis muchachos", se secó la humedad de sus ojos con el dorso de su mano, "...esta noche mis muchachos van a tener una buena..." Tensó la cuerda del paquete.
Habíamos estado observando a Jake con tanta atención que no le habíamos prestado mucha atención a Mike y Pete. Pero todos los observamos ahora, porque ambos se lanzaron al mismo tiempo a agarrar el paquete. Pero llegaron muy tarde. Jake había roto el envoltorio y ya estaba revisando su regalo.
Examinó cada pezuña, cada oreja, y entonces levantó la cola que se colgaba blanda. Debía haber sido tan divertido, pero nadie se rió -ninguno en absoluto. Pero la parte más difícil fue cuando Jake levantó la mirada e intentó sonreír.
Aquí fue donde el capataz dejó la historia y a sus hombres. No tuvo que decir nada más; pero fue gratificante observar que mientras cada hombre comió su almuerzo ese día, compartió con Bill Andrews y uno de ellos aun le ofreció su camisa.
Muchas veces no entendemos porque tal persona es callada, no ríe, parece raro o como que no encaja en el grupo, y la verdad es que desconocemos mucho de esa persona, cuando nos acercamos y nos enteramos que viven o sufren y nos ponemos en sus zapatos, entenderemos su corazón. No los ignoremos, acerquémonos hoy a ellos y quizás nos sorprendamos.
Porque El dice a Moisés: Seré misericordioso con el que yo quiera, y me compadeceré del que quiera compadecerme. Romanos 9:15

Evangelio del Jueves 01 de Mayo

Día Litúrgico: Jueves II (A) de Pascua 

Texto del Evangelio (Jn 3,31-36): En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él».

Comentario: Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)

«El que cree en el Hijo tiene vida eterna»

Hoy, el Evangelio nos invita a dejar de ser “terrenales”, a dejar de ser hombres que sólo hablan de cosas mundanas, para hablar y movernos como «el que viene de arriba» (Jn 3,31), que es Jesús. En este texto vemos —una vez más— que en la radicalidad evangélica no hay término medio. Es necesario que en todo momento y circunstancia nos esforcemos por tener el pensamiento de Dios, ambicionemos tener los mismos sentimientos de Cristo y aspiremos a mirar a los hombres y las circunstancias con la misma mirada del Verbo hecho hombre. Si actuamos como “el que viene de arriba” descubriremos el montón de cosas positivas que pasan continuamente a nuestro alrededor, porque el amor de Dios es acción continua a favor del hombre. Si venimos de lo alto amaremos a todo el mundo sin excepción, siendo nuestra vida una tarjeta de invitación para hacer lo mismo.
«El que viene de arriba está por encima de todos» (Jn 3,31), por esto puede servir a cada hombre y a cada mujer justo en aquello que necesita; además «da testimonio de lo que ha visto y oído» (Jn 3,32). Y su servicio tiene el sello de la gratuidad. Esta actitud de servir sin esperar nada a cambio, sin necesitar la respuesta del otro, crea un ambiente profundamente humano y de respeto al libre albedrío de la persona; esta actitud se contagia y los otros se sienten libremente movidos a responder y actuar de la misma manera.
Servicio y testimonio siempre van juntos, el uno y el otro se identifican. Nuestro mundo tiene necesidad de aquello que es auténtico: ¿qué más auténtico que las palabras de Dios?, ¿qué más auténtico que quien «da el Espíritu sin medida» (Jn 3,34)? Es por esto que «el que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz» (Jn 3,33).
“Creer en el Hijo” quiere decir tener vida eterna, significa que el día del Juicio no pesa encima del creyente porque ya ha sido juzgado y con un juicio favorable; en cambio, «el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él» (Jn 3,36)..., mientras no crea.

30 de Abril - José Benito Cottolengo

José Benito Cottolengo, Santo
Presbítero y fundador de la Pequeña Casa de la Divina Providencia, 30 de Abril

Martirologio Romano: En Chieri, cerca de Torino, en el Piamonte, san José Benito Cottolengo, presbítero, que, confiando solamente en el auxilio de la Divina Providencia, abrió una casa para acoger a toda clase de pobres, enfermos y abandonados (1842).
Etimológicamente: José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo. Benito = Aquel a quien Dios bendice, es de origen latino.
Fecha de canonización: 19 de marzo de 1934, por el Papa Pío XI.

Pío IX la llamaba “la Casa del Milagro”. El canónico Cottolengo, cuando las autoridades le ordenaron cerrar la primera fase, ya repleta de enfermos, como medida de precaución al estallar la epidemia de cólera en 1831, cargó sus pocas cosas en un burro, y en compañía de dos Hermanas salió de la ciudad de Turín, hacia un lugar llamado Valdocco. En la puerta de una vieja casona leyó: “Taberna del Brentatore”. La volteó y escribió: “Pequeña Casa de la Divina Providencia”. Pocos días antes le había dicho al canónigo Valletti con sencillez campesina: “Señor Rector, siempre he oído decir que para que los repollos produzcan más y mejor tienen que ser trasplantados.
La “Divine Providencia” será, pues, trasplantada y se convertirá en un gran repollo...”.
José Cottolengo nació en Bra, un pueblo al norte de Italia. Fue el mayor de doce hermanos, y estudió con mucho provecho hasta conseguir el diploma de teología en Turín.
Después fue coadjutor en Corneliano de Alba, en donde celebraba la Misa de las tres de la mañana para que los campesinos pudieran asistir antes de ir a trabajar. Les decía: “La cosecha será mejor con la bendición de Dios”. Luego fue nombrado canónigo en Turín. Aquí tuvo que asistir, impotente, a la muerte de una mujer, rodeada de sus hijos que lloraban, y a la que se le habían negado los auxilios más urgentes, porque era sumamente pobre. Entonces José Cottolengo vendió todo lo que tenía, hasta su manto, alquiló un par de piezas y comenzó así su obra bienhechora, ofreciendo albergue gratuito a una anciana paralítica.
A la mujer que le confesaba que no tenía ni un centavo para pagar el mercado, le dijo: “No importa, todo lo pagará la Divina Providencia”. Después del traslado a Valdoceo, la Pequeña Casa se amplió enormemente y tomó forma ese prodigio diario de la ciudad del amor y de la caridad que hoy el mundo conoce y admire con el nombre de “Cottolengo”. Dentro de esos muros, construidos por la fe, está la serena laboriosidad de una república modelo, que le habría gustado al mismo Platón.
La palabra “minusválido” aquí no tiene sentido. Todos son “buenos hijos” y para todos hay un trabajo adecuado que ocupa la jornada y hace más sabroso el pan cotidiano.
Les decía a las Hermanas: “Su caridad debe expresarse con tanta gracia que conquiste los corazones. Sean como un buen plato que se sirve a la mesa, ante el cual uno se alegra”. Pero su buena salud no resistió por mucho tiempo al duro trabajo. “El asno no quiere caminar” comentaba bonachonamente. En el lecho de muerte invitó por última vez a sus hijos a dar gracias con él a la Providencia. Sus últimas palabras fueron: “In domum Domini íbimus” (Vamos a la casa del Señor). Era el 30 de abril de 1842.

martes, 29 de abril de 2014

Judas 1

Capítulo 1: Judas 1

1 Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo.
2 A vosotros, misericordia, paz y amor abundantes.
3 Queridos, tenía yo mucho empeño en escribiros acerca de nuestra común salvación y me he visto en la necesidad de hacerlo para exhortaros a combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre.
4 Porque se han introducido solapadamente algunos que hace tiempo la Escritura señaló ya para esta sentencia. Son impíos, que conviertan en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro Jesucristo.
5 Quiero recordaros a vosotros, que ya habéis aprendido todo esto de una vez para siempre, que el Señor, habiendo librado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron;
6 y además que a los ángeles, que no mantuvieron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el juicio del gran Día.
7 Y lo mismo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que como ellos fornicaron y se fueron tras una carne diferente, padeciendo la pena de un fuego eterno, sirven de ejemplo.
8 Igualmente éstos, a pesar de todo, alucinados en sus delirios, manchan la carne, desprecian al Señorío e injurian a las Glorias.
9 En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él juicio injurioso, sino que dijo: "Que te castigue el Señor".
10 Pero éstos injurian lo que ignoran y se corrompen en las cosas que, como animales irracionales, conocen por instinto.
11 ¡Ay de ellos!, porque se han ido por el camino de Caín, y por un salario se han abandonado al descarrío de Balaam, y han perecido en la rebelión de Coré.
12 Estos son una mancha cuando banquetean desvergonzadamente en vuestros ágapes y se apacientan a sí mismos; son nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz;
13 son olas salvajes del mar, que echan la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre.
14 Henoc, el séptimo después de Adán, profetizó ya sobre ellos: "Mirad, el Señor ha venido con sus santas miríadas
15 para realizar el juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas las obras de impiedad que realizaron y de todas las palabras duras que hablaron contra él los pecadores impíos".
16 Estos son unos murmuradores, descontentos de su suerte, que viven según sus pasiones, cuya boca dice palabras altisonantes, que adulan por interés.
17 En cambio vosotros, queridos, acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
18 Ellos os decían: "Al fin de los tiempos aparecerán hombres sarcásticos que vivirán según sus propias pasiones impías".
19 Estos son los que crean divisiones, viven una vida sólo natural sin tener el espíritu.
20 Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo,
21 manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
22 A unos, a los que vacilan, tratad de convencerlos;
23 a otros, tratad de salvarlos arrancándolos del fuego; y a otros mostradles misericordia con cautela, odiando incluso la túnica manchada por su carne.
24 Al que es capaz de guardaros inmunes de caída y de presentaros sin tacha ante su gloria con alegría,
25 al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén.

Para leer a solas

Para leer a solas (30-04-14)

Cuando yo tenía trece años, mi familia se había mudado al sur de California del norte de la Florida un año antes. La adolescencia me había golpeado fuertemente. Me mostraba enojado y rebelde, y prestaba muy poca atención a lo que decían mis padres, en especial si se refería a mí.
Como tantos adolescentes, luchaba por evadir todo aquello que no concordara con la imagen que tenía del mundo. Al creerme un joven "brillante que no necesitaba consejos", rechazaba toda manifestación abierta de cariño. De hecho, me enojaba al escuchar la palabra amor.
Una noche, después de un día especialmente difícil, me encerré enojado en mi habitación y me fui a la cama. Mientras yacía allí en la intimidad de mi dormitorio, mis manos se deslizaron debajo de la almohada. Encontré un sobre que decía, "Para leer a solas".
Puesto que estaba a solas, nadie sabría si lo leería o no, así que lo abrí. Decía: "Mike, sé que tu vida es difícil ahora, sé que te sientes frustrado y que no siempre hacemos las cosas bien. También sé que te amo con toda el alma y que nada de lo que digas o hagas podrá cambiar eso. Estaré siempre a tu lado por si necesitas hablar, y si no, no te preocupes. Sólo quiero que debas saber que no importa a dónde vayas o lo que hagas en tu vida, siempre te amaré y me sentiré muy orgullosa de que seas mi hijo. Estaré siempre contigo y te quiero-eso nunca cambiará. Con amor Mamá"
Esa fue la primera de varias cartas "para leer a solas". Nunca se mencionaron hasta que fui adulto.
Hoy en día viajo por todo el mundo ayudando a la gente. Al final de un día que me encontraba en Sarasota, Florida, dando un seminario, una dama se me acercó para confiarme los problemas que tenía con su hijo. Caminamos por la playa y le conté acerca del eterno amor de mi madre y de las cartas "para leer a solas". Varias semanas después recibí una tarjeta en la que me decía que le había escrito su primera carta a su hijo.
Aquella noche, cuando me fui a la cama, puse mis manos debajo de la almohada y recordé el alivio que sentía cada vez que recibía una carta. Justo antes de quedarme dormido, agradecí a Dios que mi madre supiera lo que yo, un adolescente rebelde, necesitaba.Hoy, cuando hay tempestades en los mares de la vida, tengo la certeza de que bajo mi almohada existirá siempre aquel testimonio de que el amor-constante, perdurable e incondicional transforma la vida. Mike S.

Evangelio del Miércoles 30 de Abril

Día Litúrgico: Miércoles II (A) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 3,16-21): En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».

Comentario: Fr. Damien LIN Yuanheng (Singapore, Singapur)

«Vino la luz al mundo»

Hoy, ante la miríada de opiniones que plantea la vida moderna, puede parecer que la verdad ya no existe —la verdad acerca de Dios, la verdad sobre los temas relativos al género humano, la verdad sobre el matrimonio, las verdades morales y, en última instancia, la verdad sobre mí mismo.
El pasaje del Evangelio de hoy identifica a Jesucristo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Sin Jesús sólo encontramos desolación, falsedad y muerte. Sólo hay un camino, y sólo uno que lleve al Cielo, que se llama Jesucristo.
Cristo no es una opinión más. Jesucristo es la auténtica Verdad. Negar la verdad es como insistir en cerrar los ojos ante la luz del Sol. Tanto si le gusta como si no, el Sol siempre estará ahí; pero el infeliz ha escogido libremente cerrar sus ojos ante el Sol de la verdad. De igual forma, muchos se consumen en sus carreras con una tremenda fuerza de voluntad y exigen emplear todo su potencial, olvidando que tan solo pueden alcanzar la verdad acerca de sí mismos caminando junto a Jesucristo.
Por otra parte, según Benedicto XVI, «cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32)» (Encíclica "Caritas in Veritate"). La verdad de cada uno es una llamada a convertirse en el hijo o la hija de Dios en la Casa Celestial: «Porque ésta es la voluntad de Dios: tu santificación» (1Tes 4,3). Dios quiere hijos e hijas libres, no esclavos.
En realidad, el “yo” perfecto es un proyecto común entre Dios y yo. Cuando buscamos la santidad, empezamos a reflejar la verdad de Dios en nuestras vidas. El Papa lo dijo de una forma hermosísima: «Cada santo es como un rayo de luz que sale de la Palabra de Dios» (Exhortación apostólica "Verbum Domini").

29 de Abril - Roberto de Molesmes

Roberto de Molesmes, Santo
Abad, 29 de Abril

Martirologio Romano: En el monasterio de Molesmes, en Francia, san Roberto, abad, el cual, deseoso de una vida monástica más sencilla y más estricta, ya fundador de monasterios y superior esforzado, ya director de ermitaños y restaurador eximio de la disciplina monástica, fundó el monasterio de Cister, que rigió como primer abad, y llamado de nuevo como abad a Molesmes, allí descansó en paz (1111).
Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.
Nacido alrededor del año 1029, en Champagne, Francia, de padres nobles llamados Thierry y Ermengarde; muerto en Molesmes, el 17 de Abril de 1111. A los quince años de edad comenzó su noviciado en la abadía de Montier-la-Celle, o St.Pierre-la-Celle, situada cerca de Troyes, de la cual posteriormente llegó a ser prior. En 1068 fue sucesor de Hunaut II como abad de St. Michael de Tonnerre, en la diócesis de Langres.
En esa época una banda de siete ermitaños que vivían en el bosque de Collan, en la misma diócesis, buscaron tener a Roberto como su jefe, pero los monjes, a pesar de que resistían su autoridad constantemente, insistieron en conservarlo como su abad porque gozaba de una gran reputación y era el ornamento de su casa.
Las intrigas de ellos determinaron a Roberto a renunciar a su cargo en 1071 y buscar refugio en el monasterio de Montier la Celle. El mismo año él fue colocado en el priorato de St. Ayoul de Provins, que dependía de Montier-la-Celle. Mientras tanto dos de los eremitas de Collan viajaron a Roma y rogaron a Gregorio VII les concediera como superior al prior de Provins. El Papa accedió a la solicitud y en 1074 Roberto inició a los eremitas de Collan en la vida monástica.
Como la localización de Collan fue encontrada inadecuada, Roberto fundó un monasterio en Molesme, en el valle de Langres a fines de 1075. A Molesmes llegó como huésped el distinguido canonista y doctor de Reims, Bruno, quien en 1082, se colocó él mismo bajo la dirección de Roberto, antes de fundar la celebrada orden de Chartreux (Cartuja).
En ese tiempo la primitiva disciplina estaba aun en pleno vigor, y los religiosos vivían del trabajo de sus manos. Pronto, sin embargo, el monasterio llegó a enriquecerse a través de una multitud de donaciones, y con la riqueza, a pesar de la vigilancia del abad, vino el aflojamiento de la disciplina.
Roberto se esforzó en restablecer la primitiva austeridad, pero los monjes mostraron tanta resistencia que abdicó y dejó el cuidado de su comunidad a su prior, Alberico, quién se retiró en 1093. Al año siguiente él volvió con Roberto a Molesme. El 29 de Noviembre de 1095, el Papa Urbano II confirmó el instituto de Molesme. En 1098 Roberto, aún incapaz de reformar a sus rebeldes monjes, obtuvo de Hugo, arzobispo de Lyon y Legado de la Santa Sede, autoridad para fundar una nueva orden conforme a nuevas reglas.
Veintiún religiosos dejaron Molesmes y alegremente se pusieron en camino hacia un lugar deshabitado llamado Cister en la diócesis de Chalons, y la abadía de Cîteaux fue fundada el 21 de Marzo de 1098. Dejados a sí mismos, los monjes de Molesmes apelaron al Papa, y Roberto fue restablecido en Molesme, que desde entonces llegó a ser un ardiente centro de vida monástico.
Roberto murió el 17 de Abril de 1111 y fue sepultado con gran pompa en la iglesia de la abadía. El Papa Honorio III en 1222, mediante Cartas Apostólicas, autorizó su veneración en la iglesia de Molesmes y poco después esa veneración se extendió a la Iglesia entera mediante un Decreto pontificio. La fiesta fue fijada inicialmente el 17 de Abril, pero luego fue transferida al 29 de Abril. La abadía de Molesmes existió hasta la Revolución Francesa. Los restos del santo fundador se conservan en la iglesia parroquial.

lunes, 28 de abril de 2014

Epístola de Judas

Epístola de Judas

La CARTA DE SAN JUDAS es uno de los escritos más extraños del Nuevo Testamento, porque se opone a ciertos errores que actualmente no resultan del todo claro. En ella se previene a los fieles contra los falsos doctores que corrompían la fe en Jesucristo y pervertían las costumbres cristianas, y se los exhorta a mantener intacta la enseñanza recibida de los Apóstoles.
Esa exhortación se apoya principalmente en ejemplos tomados del Antiguo Testamento (vs. 5-16). Este hecho, y la mención de algunas tradiciones contenidas en los escritos apócrifos del Judaísmo, que el autor supone conocidas de sus lectores, hacen pensar que los destinatarios de la Carta eran en buena parte judíos convertidos al Cristianismo. Sin embargo, había también entre ellos algunos convertidos del paganismo que, por su mismo origen, estaban más expuestos al libertinaje moral propiciado por los falsos doctores. La dureza de las amenazas se explica por la gravedad del peligro y por el estilo literario de este escrito, en el que sin duda se inspira la segunda Carta de Pedro.
En cuanto al lugar y fecha de composición de esta Carta, es verosímil que la misma haya sido escrita en Palestina o en Siria, entre los años 70 y 80, cuando ya habían desaparecido los representantes de la primera generación cristiana (v. 17). Sin embargo, su autor la atribuye a "Judas", identificado como "hermano de Santiago" (v. 1), el pariente de Jesús, que presidía la comunidad de Jerusalén (Gál. 1:19).

La muerte de sentido común

La muerte de sentido común (29-04-14)

Hoy lamentamos la partida de un querido y viejo amigo, el Sr. SENTIDO COMÚN.
El Sr. SENTIDO había estado con nosotros por muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta cuán viejo era ya que su registro de nacimiento se perdió hace tiempo en medio de las reglas burocráticas. Siempre será recordado por haber cultivado lecciones tan valiosas como el saber cuándo entrar y resguardarse de la lluvia, el porqué el ave tempranera se lleva la lombriz y que la vida no siempre es justa.
SENTIDO COMÚN vivió de acuerdo a políticas financieras sencillas y sólidas (no gastes más de lo que ganes) y estrategias confiables para la crianza de hijos (los adultos y no los niños tienen el control). Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se implementaron regulaciones bien intencionadas pero avasallantes.Informes de un niño de seis años acusado de acoso sexual por besar a una compañerita; adolescentes suspendidos del colegio por usar enjuague bucal después de almuerzo; y el despido de una maestra por regañar a un estudiante mal portado, tan sólo empeoraron su condición.
El Sr. SENTIDO empeoró aún más cuando se requirió de los colegios obtener el consentimiento paterno para administrarle una aspirina a un estudiante pero no para informarles cuando una estudiante quedó embarazada y quería practicarse un aborto.
Finalmente, SENTIDO COMÚN perdió su voluntad de vivir cuando los Diez Mandamientos fueron proscritos; las iglesias se convirtieron en negocios; y a los criminales se les brindó mejor trato que a sus víctimas.
SENTIDO COMÚN finalmente entregó el espíritu cuando una mujer no pudo reconocer que una taza de café humeante estaba caliente, derramó un poco en su regazo y le fue adjudicada una enorme suma de dinero por la Corte.
SENTIDO COMÚN había sido precedido en partir por sus padres, VERDAD y su esposa DISCRECIÓN; su hermana, RESPONSABILIDAD; y su hijo, RAZÓN. Le sobreviven sus dos hermanastros: MIS DERECHOS y PEPITO QUEJÓN.
Pocos asistieron a su funeral ya que muy pocos se dieron cuenta de su partida.
¿Podemos resucitar a Sentido Común? Nunca es tarde y sobre todo cuando creemos en Milagros. Dios quiere devolvernos el sentido común, cuando con sentido lo buscamos y vivimos en común con él. Decide hoy esperar la resurrección del sentido común hoy con Dios quien es La Resurrección y la vida.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11:25
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos. 1 Pedro 1:3

Evangelio del Martes 29 de Abril

Día Litúrgico: Martes II (A) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 3,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».

Comentario: Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Castelldefels, España)

«Tenéis que nacer de lo alto»

Hoy, Jesús nos expone la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.
Una transformación que tiene a Jesucristo como catalizador. Él, que antes había de ser elevado en la Cruz y que también tenía que resucitar, es quien puede hacer que el Espíritu de Dios nos sea enviado. Él que ha venido de lo alto. Él que ha mostrado con muchos milagros su poder y su bondad. Él que en todo hace la voluntad del Padre. Él que ha sufrido hasta derramar la última gota de sangre por nosotros. Gracias al Espíritu que nos enviará, nosotros «podemos subir al Reino de los Cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la confianza de nombrar a Dios con el nombre de “Padre”, la participación de la gracia de Cristo y el derecho a participar de la gloria eterna» (San Basilio el Grande).
Hagamos que la acción del Espíritu tenga acogida en nosotros, escuchémosle, y apliquemos sus inspiraciones para que cada uno sea —en su lugar habitual— un buen ejemplo elevado que irradie la luz de Cristo.

28 de Abril - Luis María Grignion de Montfort

Luis María Grignion de Montfort, Santo
El santo de la verdadera devoción Mariana, 28 de Abril

La Divina Providencia preparó a este gran santo y lo dio al mundo al final del S. XVII hasta apenas comenzado el XVIII.
Nacido en 1673 en Francia, recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote. Morirá en 1716, habiendo realizado en tan corta carrera cantidad de misiones populares, echado los cimientos de dos congregaciones religiosas (que no llegó a ver en vida), restaurado templos de la Virgen ruinosos o abandonados y, sobre todo, arrancando las almas de las garras del jansenismo para devolverlas al amor ardiente de Dios, mediante la contemplación tierna de Jesús Crucificado y la verdadera devoción a María Santísima.
El jansenismo apartaba a las almas de la intimidad con Dios, de la relación sencilla y confiada característica del espíritu de filiación que es fruto del Espíritu Santo y la presencia de María en la vida del cristiano, acentuando en forma desmedida la Majestad y Santidad Infinita de Dios y nuestra indignidad.
De ahí la obsesión por interminables preparaciones, exámenes de conciencia más que escrupulosos, vueltas y revueltas sobre sí mismo, como si uno tuviera que lograr cierto grado de perfección previa para recibir los Sacramentos... ¡que son los que, en realidad, nos curan y nos perfeccionan…!
La gracia sería (dentro de este esquema), más bien un premio al propio esfuerzo, tal como Jesús nos lo ilustra en la parábola del fariseo y el publicano, que muchos no comprenden todavía...
Y aún nosotros mismos, cada vez que tememos acercarnos al sacramento de la Confesión ‘’porque tengo demasiadas culpas...’’. ¿Y para qué está el Sacramento? Precisamente porque tenemos demasiadas culpas, necesitamos confesarnos con frecuencia y comulgar, porque sólo Jesucristo nos lava de nuestras culpas y nos fortalece para que las recaídas se vayan extinguiendo, poco a poco.
Luis María Grignion de Montfort reacciona con santa violencia ante el estrago que semejante postura causaba dentro de la Iglesia en ese momento, y ante la difusión de una falsa sabiduría en el ambiente intelectual cristiano, que desdibuja la radicalidad del Evangelio y huye del Camino de la Cruz.
Tanto en sus misiones populares como en sus escritos, planta firmemente a Cristo Crucificado (cumbre de la verdadera sabiduría, la sabiduría Divina), y la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.
El desarrollo de estas ideas lo realiza en su primera obra: ‘’El Amor de la Sabiduría Eterna’’ (1703-1704). El capítulo XVII de este libro es ya un anticipo de lo que explicará largamente acerca del papel de María Santísima en nuestra santificación, en el célebre ‘’Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’’ (1712, aprox.). Valiosísimos consejos de orden práctico para vivir la dependencia total de María nos son dados en su otra obra: ‘’El Secreto de María’’, como resumen y complemento del ‘’Tratado...’’.
El Hijo de Dios, 2da. Persona de la Santísima Trinidad (o también ‘’Verbo’’, o ‘’Sabiduría Eterna’’), ha querido salvarnos y glorificar al Padre haciéndose hombre y muriendo en la Cruz. Y todo esto lo realizó Por María, Con María, En María y Para María, porque a Ella se entregó primero y para Ella en primer lugar derramó su Sangre Preciosa. No ha querido venir a nosotros directamente, sino a través de María.
Y así lo sigue haciendo, porque ha hecho de su Madre verdadera Madre nuestra, ‘’Mater Gratiae’’, Madre de la Gracia en nuestras almas. El Espíritu Santo realiza cada día el milagro de formar a Cristo en el bautizado en unión con María, tal como lo hizo desde el principio.

domingo, 27 de abril de 2014

3 Juan 1

Capítulo 1: 3 Juan 1

1 Yo, el Presbítero, saludo a mi querido hermano Gayo, a quien amo de verdad.
2 Querido hermano, ruego a Dios que te encuentre perfectamente bien y que goces de buena salud en tu cuerpo, como la tienes en tu alma.
3 Me alegré mucho cuando llegaron algunos hermanos y dieron testimonio de tu adhesión a la verdad, porque efectivamente tú vives de acuerdo con ella,
4 y mi mayor alegría es saber que mis hijos viven en la verdad.
5 Querido hermano, tú obras fielmente, al ponerte al servicio de tus hermanos, incluso de los que están de paso,
6 y ellos dieron testimonio de tu amor delante de la Iglesia. Harás bien en ayudarlos para que puedan proseguir su viaje de una manera digna de Dios.
7 porque ellos se pusieron en camino para servir a Cristo, sin aceptar nada de los paganos,
8 Por eso debemos acogerlos, a fin de colaborar con ellos en favor de la verdad.
9 Yo escribí una carta a la Iglesia, pero Diótrefes, que aspira a ocupar el primer puesto en ella, no reconoce nuestra autoridad.
10 Por eso, cuando vaya, le echaré en cara el mal que hace hablando en contra de nosotros. Y no contento con esto, no quiere recibir a los hermanos, y a los que quisiera recibirlos, les prohíbe que lo hagan y los expulsa de la Iglesia.
11 Querido hermano, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien pertenece a Dios, pero el que hace al mal no ha visto a Dios.
12 En cambio, todos dan testimonio en favor de Demetrio, y la verdad confirma este testimonio. Nosotros también lo hacemos, y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero.
13 Tendría muchas cosas que decirte, pero no quiero hacerlo por carta.
14 Espero verte pronto para hablarte personalmente.
15 La paz esté contigo. Los amigos te saludan. Saluda a los nuestros, a cada uno en particular.

La fe de un niño

La fe de un niño (28-05-14)

Un domingo escuché a Miguel hablar acerca de su relación con sus dos padres, el que lo crío cuando era niño y su Padre en el cielo.
Primero describió su confianza infantil hacia su padre terrenal como “sencilla y sin complicaciones”. Esperaba que su papá arreglara lo que se había roto y le diera consejos. Sin embargo, le aterraba la idea de no complacerle, porque a menudo olvidaba que el amor y el perdón siempre venían a continuación.
Miguel continuó: “Hace algunos años causé todo un enredo y herí a muchas personas. Debido a mi culpa, terminé una relación feliz y sencilla con mi padre celestial. Olvidé que podía pedirle que arreglara lo que yo había roto y buscar su consejo”.
Pasaron los años. Finalmente, Miguel tuvo una necesidad desesperada de Dios, pero se preguntaba qué hacer. Su sacerdote simplemente dijo: “Dile a Dios que lo lamentas, y hazlo en serio”.
En vez de ello, Miguel hizo preguntas complicadas, como: “¿Cómo funciona esto?” y “¿Qué pasará si...?”
Finalmente, su sacerdote oró: “Dios, por favor, dale a Miguel la fe de un niño” Más tarde, Miguel dio un testimonio gozoso: “El Señor lo hizo”
Miguel encontró la intimidad con su Padre celestial. La clave para él y para nosotros es practicar la fe sencilla y sin complicaciones de un niño.
La fe brilla con mayor fulgor en un corazón de niño.
De cierto os digo, que si no volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 18:3

Evangelio del Lunes 28 de Abril

Día Litúrgico: Lunes II (A) de Pascua

Texto del Evangelio (Jn 3,1-8): Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él». Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios».
Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?». Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu».

Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

«El que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios»

Hoy, un «magistrado judío» (Jn 3,1) va al encuentro de Jesús. El Evangelio dice que lo hace de noche: ¿qué dirían los compañeros si se enterasen de ello? En la instrucción de Jesús encontramos una catequesis bautismal, que seguramente circulaba en la comunidad del Evangelista.
Hace muy pocos días celebrábamos la vigilia pascual. Una parte integrante de ella era la celebración de Bautismo, que es la Pascua, el paso de la muerte a la vida. La bendición solemne del agua y la renovación de las promesas fueron puntos clave en aquella noche santa.
En el ritual del bautismo hay una inmersión en el agua (símbolo de la muerte), y una salida del agua (imagen de la nueva vida). Se es sumergido con el pecado, y se sale de ahí renovado. Esto es lo que Jesús denomina «nacer de lo alto» o «nacer de nuevo» (cf. Jn 3,3). Esto es “nacer del agua”, “nacer del Espíritu” o “del soplo del viento...”.
Agua y Espíritu son los dos símbolos empleados por Jesús. Ambos expresan la acción del Espíritu Santo que purifica y da vida, limpia y anima, aplaca la sed y respira, suaviza y habla. Agua y Espíritu hacen una sola cosa.
En cambio, Jesús habla también de la oposición de carne y Espíritu: «Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu» (Jn 3,6). El hombre carnal nace humanamente cuando aparece aquí abajo. Pero el hombre espiritual muere a lo que es puramente carnal y nace espiritualmente en el Bautismo, que es nacer de nuevo y de lo alto. Una bella fórmula de san Pablo podría ser nuestro lema de reflexión y acción, sobre todo en este tiempo pascual: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Romanos 6,3-4).

27 de Abril - Nuestra Señora de Montserrat

Nuestra Señora de Montserrat
Advocación Mariana, Patrona de Cataluña, 27 de Abril

La montaña de Montserrat, en Cataluña, famosa entre las montañas por su rara configuración, ha sido desde tiempos remotos uno de los lugares escogidos por la Santísima Virgen para manifestar su maternal presencia entre los hombres. Bajo la advocación plurisecular de Santa María de Montserrat, la Madre de Dios y Madre de la Iglesia ha dispensado sus bendiciones sobre los devotos de todo el mundo que a Ella han acudido a través de los siglos. Pero su maternidad se ha dejado sentir más particularmente, desde los pequeños orígenes de la devoción y en todas las épocas de su desarrollo, sobre las tierras presididas por la montaña que levanta su extraordinaria mole en el mismo corazón geográfico de Cataluña. Con razón, pues, la Iglesia, por boca de León XIII, ratificando una realidad afirmada por la historia de numerosas generaciones, proclamó a Nuestra Señora de Montserrat como Patrona de las diócesis catalanas, señalando, asimismo una especial solemnidad litúrgica para honrar a la Santísima Virgen y darle gracias por todos sus beneficios bajo esta su peculiar advocación.
Aunque la devoción a la Virgen Santísima en Montserrat sea, con toda verosimilitud, bastante más antigua, consta, por lo menos, históricamente que en el siglo IX existía en la montaña una ermita dedicada a Santa María. El padre de la patria Wilfredo el Velloso la cede, junto con otras tres ermitas de Montserrat, al monasterio de Santa María de Ripoll. Será un gran prelado de este monasterio, figura señera de la Iglesia de su tiempo, el abad Oliva, quien siglo y medio después, estableciendo una pequeña comunidad monástica junto a la ermita de Santa María, dará a la devoción el impulso que la habrá de llevar a la gran expansión futura.
El culto a Santa María en Montserrat queda concretado bien pronto en una imagen. La misma que veneramos hoy. La leyenda dice que San Lucas la labró con los instrumentos del taller de San José, teniendo como modelo a la misma Madre de Jesús, y que San Pedro la trasladó a Barcelona. Escondida por los cristianos, ante la invasión de los moros, en una cueva de la montaña de Montserrat, fue milagrosamente hallada en los primeros tiempos de la Reconquista y también maravillosamente dio origen a la iglesia y monasterio que se erigieron para cobijarla. En realidad, Santa María de Montserrat es una hermosa talla románica del siglo XII. Dorada y policromada, se presenta sentada sobre un pequeño trono en actitud hierática de realeza, teniendo al Niño sobre sus rodillas, protegido por su mano izquierda, mientras en la derecha sostiene una esfera. El Niño levanta la diestra en acto de bendecir y en su izquierda sostiene una piña. Rostro y manos de las dos figuras ofrecen la particularidad de su color negro, debido en buena parte, según opinión de los historiadores, al humo de las velas y lámparas ofrecidas por los devotos en el transcurso de varios siglos. Así es como la Virgen de Montserrat se cuenta entre las más señaladas Vírgenes negras y recibe de los devotos el apelativo cariñoso de Moreneta.
Presidida por esta imagen, la devoción a Santa María de Montserrat se extendió rápidamente por las tierras de Cataluña y, llevada por la fama de los milagros que se obraban en la montaña, alcanzó bien pronto a otros puntos de la Península y se divulgó por el centro de Europa. Las conquistas de la corona catalano-aragonesa la difunden hacia Oriente, estableciéndola sobre todo firmemente en Italia, en donde pasan de ciento cincuenta las iglesias y capillas que se dedicaron a la Virgen negra. Más tarde el descubrimiento de América y el apogeo del imperio hispánico la extienden y consolidan en el mundo entonces conocido. No sólo se dedican a Nuestra Señora de Montserrat las primeras iglesias del Nuevo Mundo, no sólo se multiplican allí los templos, altares, monasterios e incluso poblaciones a Ella dedicados, sino que la advocación mariana de la montaña sigue también los grandes caminos de Europa y llega, por ejemplo, hasta presidir la capilla palatina de la corte vienesa del emperador. Si para España, en los momentos de su plenitud histórica, la Virgen morena de Montserrat es la Virgen imperial que preside sus empresas y centra sus fervores marianos, la misma advocación de Santa María de Montserrat, se presenta en la historia de la piedad mariana como la primera advocación de origen geográfico que alcanza, con las proporciones de la época, un renombre universal.
Es interminable la sucesión de personalidades señaladas por la devoción a Santa María de Montserrat. Los santos la visitan en su santuario: San Juan de Mata, San Pedro Nolasco, San Raimundo de Peñafort, San Vicente Ferrer, San Luis Gonzaga, San Francisco de Borja, San José de Calasanz, San Benito Labre, el Beato Diego de Cádiz, San Antonio María Claret, y sobre todo San Ignacio de Loyola, convertido en capitán del espíritu a los pies de la Virgen negra. Los monarcas y los poderosos suben también a honrarla en su montaña: después del paso de todos los reyes de la corona catalano-aragonesa, con sus dignatarios y con sus casas nobles, el emperador Carlos V visita Montserrat no menos de nueve veces y Felipe II, igualmente devoto de Santa María, se complace en la conversación con sus monjes y sus ermitaños. Es conocida la muerte de ambos monarcas sosteniendo en su mano vacilante la vela bendecida de Nuestra Señora de Montserrat. Los papas se sienten atraídos por la fama de los milagros y el fervor de las multitudes y colman de privilegios al santuario y a su Cofradía. Esa agrupación devota, instituida ya en el siglo XIII para prolongar con sus vínculos espirituales la permanencia de los fieles en Montserrat, constituye uno de los principales medios para la difusión del culto a la Virgen negra de la montaña, hasta llegar a la recobrada pujanza de nuestros días. Las más diversas poblaciones tienen actualmente sus iglesias, capillas o altares dedicados a Nuestra Señora de Montserrat, desde Roma a Manila o Tokio, por ejemplo, pasando al azar por París, Lourdes, Buenos Aires, Jerusalén, Bombay, Nueva York, Florencia, Tánger, Praga, Montevideo o Viena. Los poetas y literatos de todos los tiempos forman también en la sucesión de devotos de Santa María de Montserrat: Alfonso el Sabio la dedica varias cantigas, el canciller de Ayala, Cervantes, Lope de Vega, Goethe, Schiller, Mistral, con los escritores catalanes en su totalidad, cantan las glorias de la Moreneta, de su santuario, de su montaña. Familias distinguidas y humildes devotos se honran en ofrecer sus donativos a la Virgen, para sostener la tradicional magnificencia de su culto, atendido desde los orígenes por los monjes benedictinos, y para cooperar al crecimiento y esplendor de la devoción. Es ésta una bella constante de la historia de Montserrat, desde las antiguas donaciones consignadas en los documentos más primitivos, pasando por el trono de catorce arrobas de plata ofrendado por la familia de los Cardona y el retablo policromado del altar mayor que costeó la munificencia de Felipe II, hasta el trono y la campana mayor de nuestros días, sufragados por fervorosa suscripción popular. También las familias devotas de todas las épocas han tenido un verdadero honor en que sus hijos consagraran los años de la niñez al servicio de Santa María, encuadrados en la famosa Escolanía o agrupación de niños cantores consagrados al culto, importante asimismo por la escuela tradicional de canto y composición que forman sus maestros, existente ya con seguridad en el siglo XIII y probablemente tan antigua como el santuario. Con sus actuaciones musicales, siempre tan admiradas, en la liturgia de Montserrat esos niños constituyen una de las notas más típicas e inseparables de la devoción a la Virgen negra, a cuya imagen aparecen íntimamente unidos en la realidad de su propia vida como en el sencillo simbolismo de las antiguas estampas y las modernas pinturas de Nuestra Señora de Montserrat.
A lo largo de más de mil años de historia, en el despliegue de un conjunto tan singular como el que forma la montaña con la ermita inicial, con el santuario y con el monasterio, la Santísima Virgen, en su advocación de Montserrat, ha recibido el culto de las generaciones y ha dispensado sus gracias, sensibles o tal vez ocultas, a quienes la han invocado con fervor. Hoy como nunca suben numerosas multitudes a Montserrat. Peregrinos en su mayoría, pero también no pocos movidos por respetuosa curiosidad. El lugar exige un viaje ex profeso, pero las estadísticas hablan de cifras que cada vez se acercan más al millón anual y que en un solo día pueden redondear fácilmente los diez o doce mil, con un porcentaje siempre acentuado de visitantes extranjeros. En Montserrat encuentran una montaña sorprendente, maravillosa por su configuración peculiar. Encuentran un santuario que les ofrece ciertos tesoros artísticos y humildes valores de espiritualidad humana y sobrenatural. Encuentran la magnificencia del culto litúrgico de la Iglesia, servido por una comunidad de más de ciento cincuenta monjes que consagran su vida a la búsqueda de Dios, a la asistencia de los mismos fieles, a la labor científica y cultural, a los trabajos artísticos. Hijos de San Benito, esos monjes oran, trabajan y se santifican santificando, esforzándose por corresponder a las justas exigencias del pueblo fiel, que confía en su intercesión y busca en ellos una orientación para la vida espiritual y también humana. Por su unión íntima con el monasterio, en fin, el santuario aparece caracterizado como el santuario del culto solemne, del canto de los monjes y especialmente de los niños; pero sobre todo como el santuario de la participación viva de los fieles en la liturgia, o, resumiendo la idea con frase expresiva, como el santuario del misal.
Todo esto encuentra el peregrino en Montserrat. Pero por encima de todas esas manifestaciones, y en el fondo de todas ellas, encuentra a la Santísima Virgen, la cual, como en tantos otros lugares de la tierra, aunque siempre con un matiz particular y distinto, ha querido hacerse presente en Montserrat.
En 1881 fue coronada canónicamente la imagen de Nuestra Señora de Montserrat. Era la primera en España que recibía esta distinción. El mismo León XIII la señalaba como Patrona de las diócesis catalanas y concedía a su culto una especial solemnidad con misa y oficio propios. Hasta entonces la fiesta principal del santuario había sido la de la Natividad de Nuestra Señora, el 8 de septiembre. En realidad, esta solemne fiesta no debía perder su tradicional significación. Todavía hoy conserva su carácter como de fiesta mayor, popular, del santuario. Pero una nueva festividad, con característica de patronal, venía a honrar expresamente a la Santísima Virgen en su advocación de Montserrat. Es la fiesta que no puede dejar de celebrar hoy todo buen devoto de la Virgen negra. Situada al principio como fiesta variable en el mes de abril, después de una breve fluctuación quedó fijada para el día 27. El misterio que la preside es el de la Visitación. En verdad, la Santísima Virgen visita en la montaña a los que acuden a venerarla y, como pide la oración de la solemnidad, les dispone para llegar a la Montaña que es Jesucristo.