viernes, 31 de octubre de 2014

Levítico 26

Capítulo 26: Levítico 26

Exhortación final
26 1 No se fabriquen ídolos ni se erijan imágenes o piedras conmemorativas; no pongan en su tierra piedras grabadas para postrarse delante de ellas, porque yo soy el Señor, su Dios.
2 Observen mis sábados y respeten mi Santuario. Yo soy el Señor.

Promesas de bendición
3 Si ustedes viven conforme a mis preceptos y observan fielmente mis mandamientos,
4 yo enviaré las lluvias a su debido tiempo, y así la tierra dará sus productos y las plantas del campo, sus frutos.
5 Entonces el tiempo de la trilla se prolongará hasta la vendimia y la vendimia, hasta la siembra. Comerán pan hasta saciarse y habitarán seguros en su tierra.
6 Yo aseguraré la paz en el país y ustedes descansarán sin que nadie los perturbe, alejaré del país los animales dañinos y ninguna espada asolará la tierra.
7 Perseguirán a sus enemigos, y ellos caerán bajo la espada delante de ustedes.
8 Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien a diez mil; y sus enemigos caerán bajo la espada delante de ustedes.
9 Yo los miraré con bondad, los haré fecundos y numerosos, y mantendré mi alianza con ustedes.
10 Comerán grano viejo largamente almacenado, y tendrán que tirar el grano viejo para dar lugar al nuevo.
11 Yo pondré mi Morada en medio de ustedes y no les tendré aversión;
12 siempre estaré presente entre ustedes, ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
13 Yo soy el Señor, su Dios, el que los hice salir de Egipto para que no fueran más sus esclavos. Yo rompí las barras de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida.

Promesas de maldición
14 Pero si no me obedecen y no cumplen todos estos mandamientos;
15 si desprecian mis preceptos y muestran aversión por mis leyes; si dejan de practicar mis mandamientos y quebrantan mi alianza,
16 yo, a mi vez, los trataré de la misma manera, haré que el terror los domine –la debilidad y la fiebre que consumen los ojos y desgastan la vida–. En vano plantarán sus semillas, porque las comerán sus enemigos.
17 Yo volveré mi rostro contra ustedes y serán derrotados por sus enemigos; quedarán sometidos a sus adversarios y huirán aunque nadie los persiga.
18 Y si pesar de esto no me obedecen, seguiré corrigiéndolos siete veces más a causa de sus pecados.
19 Humillaré esa enorme soberbia, haciendo que el cielo sea para ustedes como hierro y la tierra como bronce.
20 Entonces agotarán sus fuerzas en vano, porque la tierra no dará sus productos ni las plantas del campo, sus frutos.
21 Y si me siguen contrariando y rehúsan obedecerme, volveré a castigarlos siete veces más a causa de sus pecados.
22 Enviaré contra ustedes las fieras del campo, para que les arrebaten a sus hijos y exterminen su ganado. Ellas los diezmarán, y los caminos de ustedes quedarán desiertos.
23 Y si a pesar de eso no se corrigen y me siguen contrariando,
24 yo también me pondré contra ustedes y los castigaré siete veces más a causa de sus pecados.
25 Atraeré contra ustedes una espada que vengará la trasgresión de la alianza.Entonces buscarán refugio en sus ciudades, pero yo les enviaré la peste y caerán en poder del enemigo.
26 Cuando los prive del sustento diario, diez mujeres cocerán su pan en un solo horno, y lo distribuirán tan bien medido, que ustedes comerán pero no se saciarán.
27 Y si a pesar de eso no me obedecen y continúan contrariándome,
28 yo los trataré con indignación y los reprenderé severamente siete veces más, a causa de sus pecados.
29 Comerán la carne de sus hijos y de sus hijas,
30 y yo destruiré sus lugares altos, derribaré los altares donde ofrecen incienso, y arrojaré los cadáveres de ustedes sobre sus ídolos inertes. Les tendré aversión,
31 convertiré sus ciudades en ruinas, asolaré sus santuarios, y ya no aspiraré el aroma de sus sacrificios.
32 Devastaré la tierra, hasta tal punto que sus mismos enemigos quedarán espantados cuando vengan a ocuparla.
33 Los dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada detrás de ustedes.Así el país se convertirá en un desierto y sus ciudades, en ruinas.
34 Y durante todo el tiempo en que estará desolada, mientras ustedes vivan en el país de sus enemigos, la tierra pagará los años sabáticos que adeuda.
35 En todo el tiempo de la desolación, ella observará por fin el descanso que no observó en sus años sabáticos, cuando ustedes la habitaban.
36 A los sobrevivientes los llenaré de pánico en la tierra de sus enemigos: el ruido que produce una hoja al caer, los ahuyentará; huirán como quien huye de la espada, y caerán aunque nadie los persiga.
37 Sin ser perseguidos, se atropellarán unos a otros como si tuvieran delante una espada. Ustedes no podrán sostenerse en pie delante de sus adversarios,
38 sino que perecerán entre las naciones y se los tragará la tierra de sus enemigos.
39 Y aquellos que sobrevivan aún, se consumirán en la tierra de sus enemigos, a causa de sus propias culpas, y también a causa de las culpas de sus padres.
40 Entonces confesarán las culpas, que ellos y sus padres cometieron por haberme sido infieles, y sobre todo, por haberse puesto contra mí.
41 Pero yo también me pondré contra ellos y los llevaré al país de sus enemigos. Así se humillará su corazón incircunciso y pagarán sus culpas.
42 Yo me acordaré de mi alianza con Jacob, con Isaac y con Abraham, y me acordaré de la tierra.
43 Pero antes, la tierra quedará abandonada y pagará los años sabáticos que adeuda, mientras esté desolada por la ausencia de ellos; y también ellos pagarán sus culpas, ya que despreciaron mis leyes y sintieron aversión por mis preceptos.
44 Pero aún entonces, cuando estén en la tierra de sus enemigos, yo no los rechazaré ni sentiré aversión por ellos hasta el punto de aniquilarlos y de anular mi alianza con ellos: porque yo soy el Señor, su Dios.
45 Me acordaré en favor de ellos de la alianza que establecí con sus antepasados, con los que hice salir de Egipto a la vista de las naciones para ser su Dios. Yo, el Señor.
46 Estos son los preceptos, las leyes y las instrucciones que el Señor estableció entre él y los israelitas sobre la montaña del Sinaí, por intermedio de Moisés.

Recibir

Recibir (01-11-14)

En vísperas del Día del Amigo se presentan diversas alternativas.
Reservar una mesa especial en nuestro restaurante favorito, preparar tarjetas de felicitación, reenviar mensajes de correo electrónico con anécdotas emotivas, o comprar alguno que otro obsequio para nuestros amigos. Pero a mí siempre me gusta ir un poco más allá y aprovechar la ocasión para pensar...
Pensar en las promesas que hacemos, pero que muchas veces no cumplimos. Reflexionar sobre la calidad del tiempo que asignamos para compartir con nuestros seres queridos.
Reinterpretar los conceptos y las definiciones que utilizamos para expresar nuestros sentimientos. En fin, meditar acerca del milagro de la amistad.
Milagro. ¿Por qué tanta gente muestra señales de temor cuando se pronuncia esta palabra? Amistad. ¿Cuántos de nosotros conocemos lo que involucran estas siete letras? Letras que al fin y al cabo encierran un significado: la profunda necesidad humana de amar... ¡y ser amados!
Cierta persona que conozco está siempre dispuesta a dar a los demás.
Corre de aquí para allá con tal de ayudar a sus seres queridos. ¡Y en ocasiones realiza enormes sacrificios económicos con tal de socorrer al amigo en su necesidad! Pero... ¿me permite contarle un secreto?
A la hora de disfrutar del cariño y del agradecimiento de aquellos que se benefician con sus actos de generosidad, este individuo se aísla y evita recibir cualquier tipo de retribución.
¿Bajo perfil? ¿Timidez? ¿Humildad? Al pasar el tiempo me di cuenta que esta persona comprendió muy bien la lección de dar y darse a sus semejantes... ¡pero nunca aprendió a recibir!
¡Recibir! ¿Por qué se vapulea tanto este verbo? Algunos hablan de esta acción como de algo negativo, como si fuese patrimonio del egoísmo y de la mera satisfacción individual.
¡Nada más lejos!
El gran rey Salomón escribió: “con un buen perfume se alegra el corazón; con la dulzura de la amistad se vuelve a la vida. Para afilar el hierro, la lima; para ser mejor persona, el amigo” (Proverbios 27:9, 17).
¡Se trata de dar y de recibir! ¡Sembrar y cosechar! ¡Depositar y extraer! ¡Invertir y ganar!
Aprendamos a perdonar, ¡y a ser perdonados! Alentemos a los demás, ¡y permitamos que otros nos animen! Extendamos nuestra ayuda a quien nos necesite, ¡y tomémonos de la mano amiga cuando precisemos socorro! Pero por sobre todo, brindémonos desinteresadamente a los demás, ¡y recibamos con un corazón agradecido los incalculables beneficios de la amistad! ¡Feliz Día del Amigo!
“El creador de este día fue el argentino Enrique Febbraro, después que los astronautas Neil Armstrong, Edwin Buzz Aldrin y Michael Collins llegaran a la luna un 20 de julio de 1969. Ese día, explicó Febbraro, 'todos estuvimos pendientes de la suerte de los tres astronautas. Fuimos sus amigos y ellos, amigos del universo' Se calcula que en la actualidad cerca de 100 países del mundo festejan el Día del Amigo”. Recuerda que primeramente Dios es nuestro amigo y quiere que seamos amigos de muchos, pero también de Él.
El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo. Proverbios 17:9
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17

Evangelio del Sábado 01 de Noviembre

Día Litúrgico: Sábado XXX (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 5,1-12a): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

Comentario: Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida (Lleida, España)

«Alegraos y regocijaos»

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.
Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.
Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.

31 de Octubre - Quintín

Quintín, Santo
Mártir, 31 de Octubre

Martirologio Romano: En la región de la Galia Turonense, san Quintín, mártir († s. III)
Etimología: Quintín = aquel que ha nacido en quinto lugar, viene del latín.

Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente. Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó. El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.
Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.
Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión. Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.
Nuestro santo había recibido de Dios el don de sanación, y así al imponer las manos lograba la curación de ciegos, mudos, paralíticos y demás enfermos. Había recibido también de Nuestro Señor un poder especial para alejar los malos espíritus, y eran muchas las personas que se veían libres de los ataques del diablo al recibir la bendición de San Quintín. Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera. Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.
Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicado y haciendo prodigios. Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado. Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.
El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas. Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.
Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra.

jueves, 30 de octubre de 2014

Levítico 25

Capítulo 25: Levítico 25

El año sabático
25 1 El Señor dijo a Moisés sobre la montaña del Sinaí:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les doy, la tierra observará un sábado en honor del Señor. 
3 Durante seis años sembrarás tu campo, podarás tu viña y cosecharás sus productos.
4 Pero el séptimo año, la tierra tendrá un sábado de descanso, un sábado en honor del Señor: no sembrarás tu campo ni podarás tu viña;
5 no segarás lo que vuelva a brotar de la última cosecha ni recogerás las uvas de tu viña que haya quedado sin podar: será un año de descanso para la tierra.
6 Sin embargo, podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo;
7 y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos.

El año jubilar
8 Deberás contar siete semanas de años –siete veces siete años– de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años.
9 Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes –el día de la Expiación– ustedes harán sonar la trompeta en todo el país.
10 Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo, cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia.
11 Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo, no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar;
12 porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.
13 En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad.
14 Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros.
15 Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos.
16 cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas.
17 No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.
18 Observen mis preceptos y cumplan fielmente mis leyes; así vivirán seguros en esta tierra.
19 La tierra dará sus frutos, ustedes comerán hasta quedar saciados y vivirán seguros en ella.

La Providencia divina
20 Pero tal vez ustedes se pregunten: "¿Qué comeremos el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger nuestros productos?".
21 Yo les mandaré mi bendición en el sexto año, y este producirá una cosecha suficiente para tres años más.
22 Así, cuando ustedes siembren en el octavo año, todavía estarán comiendo el grano de aquella cosecha; y lo seguirán comiendo hasta el noveno, hasta que llegue la cosecha.

El rescate de las propiedades: las tierras
23 La tierra no podrá venderse definitivamente, porque la tierra es mía, y ustedes son para mí como extranjeros y huéspedes.
24 En cualquier terreno de su propiedad, ustedes concederán el derecho de rescate sobre la tierra.
25 Si tu hermano queda en la miseria y se ve obligado a vender una parte de su propiedad, su pariente más cercano vendrá a ejercer el derecho de rescate sobre lo que ha vendido su hermano.
26 Si no tiene a nadie que pueda ejercer ese derecho, pero adquiere por sí mismo lo necesario para el rescate,
27 calculará los años transcurridos desde la venta, devolverá la diferencia al comprador, y así podrá regresar a su propiedad.
28 Si carece de medios suficientes para recuperarla, lo vendido permanecerá en poder del comprador hasta el año del jubileo, pero en el año jubilar quedará libre, y el vendedor regresará a su propiedad.

Las casas
29 Si alguien vende una vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a rescatarla durará hasta que se cumpla el año de su venta; el período del rescate durará un año entero.
30 Si no ha sido rescatada antes de transcurrido ese año, la casa pasará definitivamente al comprador y a sus descendientes, y no será rescatada en el jubileo.
31 Pero las casas de los poblados que no tienen murallas serán consideradas como el campo abierto: podrán ser rescatadas, y en el año del jubileo quedarán libres.

Las propiedades de los levitas
32 En cuanto a las ciudades de los levitas, estos tendrán siempre derecho de rescate sobre las casas que están en las ciudades de su propiedad.
33 Y si alguno de los levitas no la rescata, la casa que él vendió –y que es su propiedad– quedará libre en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son de su propiedad entre los israelitas.
34 En cambio, los campos que rodean sus ciudades no podrán ser vendidos, porque son su propiedad para siempre.

Prohibición de la usura
35 Si tu hermano se queda en la miseria y no tiene con qué pagarte, tú lo sostendrás como si fuera un extranjero o un huésped, y él vivirá junto a ti.
36 No le exijas ninguna clase de interés: teme a tu Dios y déjalo vivir junto a ti como un hermano.
37 No le prestes dinero a interés, ni le des comida para sacar provecho.
38 Yo soy el Señor, su Dios, el que los hizo salir de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser el Dios de ustedes.

Los servidores israelitas
39 Si tu hermano se queda en la miseria y se ve obligado a venderse a ti, no le impongas trabajos de esclavo.
40 Él estará a tu servicio como asalariado o como huésped, y trabajará para ti solamente hasta el año jubilar.
41 Entonces quedará en libertad junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a la propiedad de sus padres.
42 Porque ellos son mis servidores: yo los hice salir de Egipto, y por eso no deben ser vendidos como esclavos.
43 Tú no ejercerás sobre tu hermano un poder despótico, sino que temerás a tu Dios.

Los esclavos extranjeros
44 Los esclavos y esclavas que ustedes tengan, provendrán de las naciones vecinas: solamente de ellas podrán adquirirlos.
45 También podrán adquirirlos entre los hijos y familiares de los extranjeros que residan entre ustedes, entre aquellos que hayan nacido en Israel. Ellos serán propiedad de ustedes,
46 y podrán dejarlos como herencia a sus hijos, para que los posean como propiedad perpetua. A estos podrán tenerlos como esclavos; pero nadie podrá ejercer un poder despótico sobre sus hermanos israelitas.

El derecho al rescate de los esclavos israelitas
47 Si un extranjero que reside junto a ti llega a prosperar, y tu hermano, en cambio, se queda en la miseria y tiene que venderse a ese extranjero o a un descendiente de la familia de un extranjero,
48 tu hermano tendrá derecho al rescate, aun después de haberse vendido. Podrá rescatarlo uno de sus hermanos,
49 su tío, su primo, o algún otro pariente cercano; y si él llega a disponer de recursos, podrá rescatarse a sí mismo.
50 Junto con el que lo ha comprado, calculará el total de años desde el momento en que se vendió hasta el año del jubileo; y el precio de venta dependerá del número de años, computando además el tiempo en que trabajó para él, como si se tratara de un asalariado.
51 Si todavía faltan muchos años, deberá devolver por su rescate una suma proporcionada al precio de la venta;
52 y si faltan pocos años hasta el año jubilar, el cómputo para el pago del rescate se hará de acuerdo con los años que faltan.
53 De todas maneras, tu hermano estará al servicio del comprador año tras año, como si fuera un asalariado; y no permitas que él lo trate despóticamente ante tus mismos ojos.
54 Si no es rescatado en el transcurso de esos años, quedará libre en el año jubilar, junto con sus hijos.
55 Porque es a mí a quien deben servir los israelitas: ellos son mis servidores, los que yo hice salir de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.