martes, 30 de junio de 2015

Isaías 22

Isaías 22: Capítulo 22

Contra la euforia de Jerusalén
1 Oráculo sobre el valle de la Visión. ¿Qué es lo que te sucede para que subas en masa a las azoteas,
2 tú, que estás llena de bullicio, ciudad tumultuosa, ciudad alegre? Tus víctimas no son víctimas de la espada ni muertos en el combate.
3 Tus jefes desertaron todos juntos, cayeron prisioneros sin disparar el arco; todos tus valientes fueron apresados, mientras huían lejos.
4 Por eso dije: «¡Aparten sus ojos de mí, voy a llorar amargamente; no insistan en consolarme por la devastación de la hija de mi pueblo!».
5 Porque es un día de confusión, de humillación y consternación, enviado por el Señor de los ejércitos: en el valle de la Visión se socavaba el muro, el clamor llegaba a la montaña.
6 Elam tomó la aljaba, Aram montó a caballo, Quir desenfundó el escudo.
7 Tus valles más hermosos se llenaron de carros de guerra, los jinetes se apostaron a la Puerta
8 y cayó la defensa de Judá. Aquel día, ustedes volvieron los ojos hacia el arsenal de la Casa de Bosque.
9 Vieron qué numerosas eran las brechas de la Ciudad de David; juntaron agua en la cisterna inferior;
10 contaron las casas de Jerusalén y derribaron algunas para reforzar la muralla;
11 hicieron un depósito entre los dos muros para las aguas de la cisterna antigua. ¡Pero no se fijaron en el que hacía todo eso, ni miraron al que lo planeó hace mucho tiempo!
12 Aquel día, el Señor de los ejércitos convocaba al llanto y al luto, a raparse la cabeza y vestirse de saya;
13 en cambio, hay gozo y alegría, se matan bueyes y se degüellan ovejas, se come carne y se bebe vino: «¡Comamos y bebamos, porque mañana moriremos».
14 El señor de los ejércitos se ha revelado a mi oído: No, esta falta no les será expiada hasta que ustedes mueran, dice el Señor de los ejércitos.

Contra Sebná, el mayordomo de palacio
15 Así habla el Señor de los ejércitos: «Ve a encontrarte con ese intendente, Sebná, el mayordomo de palacio,
16 que talla su sepulcro en la altura y se cava una morada en la roca. ¿Qué tienes y a quién tienes aquí, para tallarte aquí un sepulcro?
17 Mira que el Señor te arroja de un solo golpe, hombre fuerte; te envuelve bien envuelto,
18 te ata fuerte como un ovillo y te arroja como una bola a un país de vastas dimensiones. Allí morirás, y allí irán a parar los carruajes que eran tu gloria, ¡tú, deshonra de la casa de tu señor!
19 Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu cargo.
20 Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías;
21 lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
22 pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.
23 Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre.
24 De él estará suspendida toda la gloria de la casa de su padre: retoños y gajos, todos los vasos pequeños, desde las tazas hasta las vasijas de todas clases.
25 Aquel día –oráculo del Señor de los ejércitos– cederá la estaca clavada en un sitio firme, se quebrará, caerá, y la carga que estaba sobre ella será destruida, porque ha hablado el Señor.

Los primeros cristianos

Los primeros cristianos (01-07-15)

Los primeros años del cristianismo no pudieron comenzar con más dificultades exteriores. Desde el primer momento sufrió una fuerte persecución por parte del judaísmo. Sin embargo, en poco menos de veinte años desde la muerte de Jesucristo, el cristianismo se había arraigado y contaba con comunidades en ciudades tan importantes como Atenas, Corinto, Éfeso, Colosas, Tesalónica, Filipos, y en la misma capital del imperio, Roma.
Desde luego, no podía atribuirse ese avance a la simpatía del Imperio Romano. En realidad, el cristianismo era para ellos incluso más molesto en sus pretensiones, sus valores y su conducta que para los judíos. No solo eliminaba las barreras étnicas entonces tan marcadas, sino que, además, daba una acogida extraordinaria a la mujer, se preocupaba por los débiles, los marginados, los abandonados, es decir, por aquellos por los que el imperio no sentía la menor preocupación.
— ¿No es exagerar un poco?
El Imperio Romano tuvo aportaciones extraordinarias, indudablemente, pero también es cierto -te contesto glosando ideas de César Vidal- que no puede idealizarse el hecho de que el imperio era una firme encarnación del poder de los hombres sobre las mujeres, de los libres sobre los esclavos, de los romanos sobre los otros pueblos, de los fuertes sobre los débiles. No debe extrañarnos que Nietzsche lo considerara un paradigma de su filosofía del "superhombre".
Frente a ese imperio, el cristianismo predicaba a un Dios ante el cual resultaba imposible mantener la discriminación que oprimía a las mujeres, el culto a la violencia que se manifestaba en los combates de gladiadores, la práctica del aborto o el infanticidio, la justificación de la infidelidad masculina y la deslealtad conyugal, el abandono de los desamparados, etc.
A lo largo de tres siglos, el imperio desencadenó sobre los cristianos una serie de persecuciones que cada vez fueron más violentas. Sin embargo, no solo no lograron su objetivo de exterminar a la nueva fe, sino que al final se impuso el cristianismo, que predicaba un amor que jamás habría nacido en el seno del paganismo (el mismo Juliano el Apóstata lo reconoció), y que proporcionaba dignidad y sentido de la vida incluso a aquellos a los que nadie estaba dispuesto a otorgar un mínimo de respeto. AA

Evangelio del Miércoles 01 de Julio

Día Litúrgico: Miércoles XIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 8,28-34): En aquel tiempo, al llegar Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?». Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos». Él les dijo: «Id». Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término.

«Le rogaron que se retirase de su término»

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy contemplamos un triste contraste. “Contraste” porque admiramos el poder y majestad divinos de Jesucristo, a quien voluntariamente se le someten los demonios (señal cierta de la llegada del Reino de los cielos). Pero, a la vez, deploramos la estrechez y mezquindad de las que es capaz el corazón humano al rechazar al portador de la Buena Nueva: «Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término» (Mt 8,34). Y “triste” porque «la luz verdadera (...) vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron» (Jn 1,9.11).
Más contraste y más sorpresa si ponemos atención en el hecho de que el hombre es libre y esta libertad tiene el “poder de detener” el poder infinito de Dios. Digámoslo de otra manera: la infinita potestad divina llega hasta donde se lo permite nuestra “poderosa” libertad. Y esto es así porque Dios nos ama principalmente con un amor de Padre y, por tanto, no nos ha de extrañar que Él sea muy respetuoso de nuestra libertad: Él no impone su amor, sino que nos lo propone.
Dios, con sabiduría y bondad infinitas, gobierna providencialmente el universo, respetando nuestra libertad; también cuando esta libertad humana le gira las espaldas y no quiere aceptar su voluntad. Al contrario de lo que pudiera parecer, no se le escapa el mundo de las manos: Dios lo lleva todo a buen término, a pesar de los impedimentos que le podamos poner. De hecho, nuestros impedimentos son, antes que nada, impedimentos para nosotros mismos.
Con todo, uno puede afirmar que «frente a la libertad humana Dios ha querido hacerse “impotente”. Y puede decirse asimismo que Dios está pagando por este gran don [la libertad] que ha concedido a un ser creado por Él a su imagen y semejanza [el hombre]» (Juan Pablo II). ¡Dios paga!: si le echamos, Él obedece y se marcha. Él paga, pero nosotros perdemos. Salimos ganando, en cambio, cuando respondemos como Santa María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).

30 de Junio - Genaro María Sarnelli

Genaro María Sarnelli, Beato
Redentorista, 30 de Junio

Genaro María Sarnelli, hijo del Barón de Ciorani, nace en Nápoles el 12 de septiembre de 1702. A los 14 años, tras la beatificación de Francisco Regis, decide hacerse jesuita. Su padre lo disuade creyéndolo demasiado joven. Genaro emprende entonces los estudios de derecho que acaba con el título de doctor en ambos derechos en 1722. 
Habiéndose distinguido en el ejercicio de su profesión se enrola, no obstante, en la Congregación de los Caballeros Profesionales del Derecho y de la Medicina, dirigida por los Píos Operarios de san Nicolás de Tolentino. Entre las reglas de esta Asociación existe la obligación de asistir a los enfermos del hospital de los Incurables. Es aquí donde Genaro se siente llamado por Dios al sacerdocio.
En septiembre de 1728 ingresa al seminario y es destinado por el Cardenal Pignatelli a la parroquia de santa Ana di Palazzo. Para poder estudiar tranquilamente se hospeda en el colegio de la Santa Familia, más conocido como el Colegio de los Chinos, fundado por Matteo Ripa. EL 8 abril del año siguiente deja el Colegio de los Chinos para comenzar el 5 de junio del mismo año su noviciado en la Congregación de las Misiones Apostólicas.
El 28 de mayo de 1731 concluye el noviciado y el 8 julio del año siguiente se ordena sacerdote. Durante todos estos años, además de las visitas al hospital, se dedica a ayudar a los niños que son obligados a trabajar, enseñándoles el catecismo. Visita a los ancianos del geriátrico de san Genaro y a los marinos enfermos que yacen postrados en el hospital del puerto. 
Es éste también el tiempo en el que entabla amistad con san Alfonso de Ligorio y conoce su apostolado. Juntos se dedican a enseñar el catecismo a los laicos y organizan las capillas del atardecer.
Tras su ordenación, el Cardenal Pignatelli le encomienda que dirija la enseñanza religiosa en la parroquia de los Santos Francisco y Mateo, en el barrio español. Cuando se da cuenta de la corrupción que impera entre las jóvenes, decide emplear todas sus energías en la lucha contra la prostitución. En este mismo tiempo (1733), san Alfonso debe defenderse de las injustas críticas que padece a causa de la fundación de la Congregación misionera del Santísimo Redentor en Scala (SA) el 9 de noviembre de 1732. En junio del mismo año, al llegar a Scala para ayudar al amigo durante una misión en Ravello, Sarnelli decide hacerse redentorista al tiempo que continúa siendo miembro de las Misiones Apostólicas. 
Desde el día de su entrada en la Congregación, en abril de 1736, se empeñará sin descanso en las misiones parroquiales y en escribir a favor de las “jóvenes en peligro”. Escribe también sobre la vida espiritual. Su cansancio es tal que llega a estar al borde de la muerte. Con el consentimiento de san Alfonso vuelve a Nápoles para tratarse. Allí emprende nuevamente su apostolado entre las prostitutas.
Además de dedicarse al apostolado redentorista y al de las Misiones Apostólicas, promueve la meditación comunitaria entre los laicos publicando “El mundo santificado”. Con otro libro suyo promueve una campaña contra la blasfemia. En 1741, al tiempo que planifica las grandes misiones predicadas en los suburbios de Nápoles, participa también en ellas y prepara la visita canónica del Cardinal Spinelli. A pesar de su permanente estado enfermizo sigue predicando hasta finales de abril de 1741 cuando, ya muy enfermo, vuelve a Nápoles donde muere el 30 de junio a la edad de 42 años. 
Sus restos descansan en Ciorani, primera iglesia redentorista.
Genaro Sarnelli nos ha dejado en herencia unas 30 obras dedicadas a la meditación, a la teología mística, a la dirección espiritual, al derecho, a la pedagogía, a la moral y a diversas temáticas pastorales. Su actividad social en favor de la mujer le ha merecido el ser considerado entre los autores que con mayor autoridad han afrontado esta temática en la Europa de la primera mitad del siglo dieciocho.
El 12 de mayo de 1996, el Papa Juan Pablo II lo beatificó en la Plaza de San Pedro.

lunes, 29 de junio de 2015

Isaías 21

Isaías 21: Capítulo 21

La caída de Babilonia
1 Oráculo sobre el desierto del mar. ¡Como torbellinos que pasan por el Négueb, él viene del desierto, de un país temible!
2 Una visión siniestra me ha sido revelada; el traidor traiciona, el devastador devasta. «¡Sube, Elam, al asedio, medos! Yo hago cesar todos los gemidos».
3 Por eso mis entrañas se sienten convulsionadas; me asaltan los dolores, dolores como los del parto. Me desconcierta lo que oigo, me espanta lo que veo.
4 Se extravía mi mente, el pánico me aterra; el crepúsculo que ansiaba se ha vuelto para mí un horror.
5 Se pone la mesa, se extiende el tapiz, se come, se bebe. ¡De pie, príncipes, engrasen el escudo!
6 Porque así me ha hablado el Señor: ¡Ve, aposta al centinela, que anuncie lo que vea!
7 Si ve gente a caballo, parejas de jinetes, hombres montados en asnos, hombres montados en camellos, que preste atención, mucha atención».
8 Entonces gritó el vigía: «Sobre la atalaya, Señor, estoy siempre de pie, todo el día; en mi puesto de guardia, estoy alerta toda la noche.
9 ¡Ha caído, ha caído Babilonia, y todas las estatuas de sus dioses se han hecho añicos contra el suelo!».
10 ¡Pueblo mío, trillado y aventado en la era, lo que oí del Señor de los ejércitos el Dios de Israel, te lo he anunciado!

Oráculo sobre Dumá
11 Oráculo sobre Dumá. Alguien me grita desde Seír: «Centinela, ¿cuánto queda de la noche? Centinela, ¿cuánto queda de la noche?».
12 El centinela responde: «Llega la mañana y de nuevo la noche. Si quieren preguntar, pregunten; vengan otra vez».

Oráculo sobre las tribus árabes
13 Oráculo en la estepa. Entre las malezas, en la estepa, ustedes pasarán la noche, caravanas de los dedanitas.
14 Lleven agua al encuentro de los sedientos, habitantes del país de Temá, saltan a recibir con pan a los fugitivos
15 Porque ellos huyen ante las espadas ante la espada desenvainada, ante el arco tendido, ante el encarnizamiento del combate.
16 Porque así me ha hablado el Señor: «Dentro de un año, computado como los años de un mercenario, se habrá terminado toda la gloria de Quedar.
17 Y el resto de los arqueros de los valientes hijos de Quedar será muy poca cosa. Porque ha hablado el Señor, el Dios de Israel».

La parábola del Lego

La parábola del Lego (30-06-15)

La vida pudiera ser menos complicada si cada uno de nosotros recibiera su juego de Lego al nacer. Sí, me doy cuenta de que habría un riesgo de asfixia para los niños menores de tres años. Pero cuando uno es lo suficientemente viejo, podemos aprender mucho de los Legos. He aprendido que:
Hay fortaleza en los números; cuando los ladrillos se juntan, se pueden lograr grandes cosas. El desastre puede ocurrir pero las piezas pueden ser juntadas de nuevo.
Cada ladrillo tiene un propósito; algunos son hechos para un lugar específico. La mayoría encaja en casi cualquier lugar, pero todos encajan en algún lugar.
El tiempo de juego es importante; a veces no importa qué construimos mientras que nos divirtamos.
No importa el color; un ladrillo azul encaja en el mismo lugar que uno rojo.
El tamaño no importa; cuando los pisamos en la oscuridad, un ladrillo de 2 x 2 causa el mismo dolor que uno de 2 x 8.
Ninguno es indispensable; si un ladrillo no está disponible, otro puede tomar su lugar.
Todos los hombres Lego son creados igual (1.5625 pulgadas de alto); lo que llegan a ser, está limitado únicamente por la imaginación.
No siempre se obtiene lo planeado; a veces se saca algo mejor. Y si no fuese así, podemos intentarlo de nuevo.
Pensé en cada una de estas afirmaciones en cuanto se relaciona a la iglesia; algunas se aplican más que otras. Por ejemplo, la unidad es un concepto bíblico; cuando los cristianos se mantienen juntos, se pueden lograr grandes cosas.
Y es una importante verdad bíblica que cada cristiano tiene un propósito. Como Pablo lo describe en 1 Corintios 12 usando la analogía del cuerpo humano, algunos somos ojos; otros, manos; aún otros, pies; pero todos tenemos un propósito y rol.
Mientras que es técnicamente cierto que “nadie es indispensable”, la enseñanza de la Escritura es que cada uno es necesario y que el cuerpo sufre grandemente si no hacemos nuestra parte 1 Corintios 12:20.
La mejor comparación entre Legos y el cristianismo, sin embargo, es que somos ciertamente un edificio forjado por la mano de Dios mismo. Y cada cristiano es una parte de ese edificio -no uno de ladrillos de plástico- sino uno de “piedras vivas”.
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” 1 Pedro 2:4-5. SK
El pensamiento de hoy -de corte estrictamente cristiano- debiera servirnos de ánimo a todos por igual ya que deja en evidencia que Dios nos ha creado con un propósito.
Al igual que la piecitas del famoso juego para niños, cada una encaja perfectamente dentro del todo.
Observemos algo más: las piecitas pueden -y de hecho son- ensambladas por nuestros niños de muchas y variadas maneras pero siempre dan como resultado algo que agrega valor a sus vidas.
Cuánto más Dios nos coloca en este mundo con el objetivo de que agreguemos valor y seamos de bendición.
No, no estamos aquí para vegetar ni tampoco sobramos… somos importantes porque somos parte del plan de Dios para nuestra generación.
Atrevámonos a discernir dicho plan y disfrutar de la vida abundante sirviendo. Adelante y que Dios les bendiga. RI

Evangelio del Martes 30 de Junio

Día Litúrgico: Martes XIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 8,23-27): En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero Él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».

«Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza»

Comentario: Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet 
(Santa María de Poblet, Tarragona, España)

Hoy, Martes XIII del tiempo ordinario, la liturgia nos ofrece uno de los fragmentos más impresionantes de la vida pública del Señor. La escena presenta una gran vivacidad, contrastando radicalmente la actitud de los discípulos y la de Jesús. Podemos imaginarnos la agitación que reinó sobre la barca cuando «de pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas» (Mt 8,24), pero una agitación que no fue suficiente para despertar a Jesús, que dormía. ¡Tuvieron que ser los discípulos quienes en su desesperación despertaran al Maestro!: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mt 8,25).
El evangelista se sirve de todo este dramatismo para revelarnos el auténtico ser de Jesús. La tormenta no había perdido su furia y los discípulos continuaban llenos de agitación cuando el Señor, simplemente y tranquilamente, «se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza» (Mt 8,26). De la Palabra increpatoria de Jesús siguió la calma, calma que no iba destinada sólo a realizarse en el agua agitada del cielo y del mar: la Palabra de Jesús se dirigía sobre todo a calmar los corazones temerosos de sus discípulos. «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» (Mt 8,26).
Los discípulos pasaron de la turbación y del miedo a la admiración propia de aquel que acaba de asistir a algo impensable hasta entonces. La sorpresa, la admiración, la maravilla de un cambio tan drástico en la situación que vivían despertó en ellos una pregunta central: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). ¿Quién es el que puede calmar las tormentas del cielo y de la tierra y, a la vez, las de los corazones de los hombres? Sólo quien «durmiendo como hombre en la barca, puede dar órdenes a los vientos y al mar como Dios» (Nicetas de Remesiana).
Cuando pensamos que la tierra se nos hunde, no olvidemos que nuestro Salvador es Dios mismo hecho hombre, el cual se nos acerca por la fe.

29 de Junio - Emma de Gurk

Emma de Gurk, Santa
Condesa, Viuda, 29 de Junio

Martirologio Romano: En Gurk, en Carintia, Austria, santa Emma, condesa, que vivió cuarenta años como viuda y dio muchas limosnas a los pobres y a la Iglesia. (c.1045)
Fecha de canonización: Culto confirmado el 5 de enero de 1938 por el Papa Pio XI.

La pequeña ciudad austríaca de Gurk, en la Carintia, que dio un título arzobispal, tuvo su origen en un doble monasterio y una iglesia fundados por Emma o Hemma, a mediados del siglo once. Por parte de su madre, Emma estaba emparentada con el emperador san Enrique, en cuya corte se educó bajo la tutela de santa Cunegunda. Más tarde, se casó con Guillermo, el landgrave de Friesach, y la unión fue muy feliz. La pareja tuvo dos hijos, Guillermo y Hartwig; cuando crecieron, el landgrave los puso a cargo de la administración de las minas que eran base de su fortuna. Los mineros eran hombres rudos, violentos y pendencieros, y los jóvenes hermanos se veían en dificultades para gobernarlos, a no ser que recurriesen a castigos muy severos. Cierta vez en que el conde Guillermo mandó que fuese ahorcado un minero, los compañeros del ajusticiado se rebelaron y, en un motín tumultuoso, asesinaron a los dos hermanos. 
La trágica noticia llegó al castillo y, mientras Emma se abandonaba a su profundo dolor, el landgrave enfurecido lanzó improperios a diestra y siniestra y juró que mataría a todos los rebeldes con sus mujeres y sus hijos. Sin embargo, los consejos de sus amigos le calmaron y desistió de su venganza. Emma recurrió al auxilio de Dios con sus fervientes plegarias y logró que su marido perdonase a todos los rebeldes, a excepción de los dos que habían cometido los asesinatos. Entonces, el landgrave emprendió una peregrinación a Roma, por consejo de Emma; pero en el camino de regreso contrajo una enfermedad y murió, a corta distancia de su castillo. Ya sin esposo y sin hijos, la desventurada Emma entregó sus bienes y el resto de su vida al servicio de Dios y del prójimo. A más de prodigar las limosnas entre los pobres, fundó varias casas religiosas, de las cuales, la principal fue el monasterio antes mencionado. Se hallaba en los terrenos que eran propiedad de la viuda del landgrave, y el castillo de Gurkhofen formaba parte del edificio de la comunidad. En los dos establecimientos, separados por completo, se hicieron las instalaciones necesarias para acomodar a veinte monjes y setenta monjas. Las dos comunidades se turnaban para la laus perennis (es decir, el canto del oficio día y noche, sin interrupción). Se dice que la propia santa Emma recibió el velo en Gurk. Murió alrededor del año 1045 y fue sepultada en la iglesia de Gurk.
No obstante que se sabe a ciencia cierta que fundó el monasterio de Gurk, la vida de santa Emma podría haber sido diferente a como se relata en la narración tradicional, que hemos reseñado: podría haber sido ella la que pertenecía a la familia Friesach y, al quedar viuda del conde Guillermo de Sanngau, en 1015, conservar junto a sí a su hijo. Veinte años después, éste habría sido muerto en el campo de batalla, y entonces Emma inició sus obras de caridad y sus beneficios a la religión. El antiguo culto por la condesa Emma fue confirmado por la Santa Sede en 1938.

domingo, 28 de junio de 2015

Isaías 20

Isaías 20: Capítulo 20

Anuncio simbólico de la derrota de Egipto
1 El año en que el general en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria, llegó a Asdod, la atacó y la tomó,
2 en ese mismo tiempo, el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amós, diciendo: «Ve, despójate del sayal que llevas ceñido, y quítate las sandalias de los pies». Él lo hizo así, y anduvo desnudo y descalzo.
3 El Señor dijo: «Así como mi servidor Isaías anduvo desnudo y descalzo durante tres años, como signo y presagio contra Egipto y contra Cus.
4 así el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos, y con las nalgas al aire, a los cautivos de Egipto y a los deportados de Cus, jóvenes y viejos, para vergüenza de Egipto.
5 La gente sentirá terror y vergüenza a causa de Cus, su esperanza, y a causa de Egipto, su orgullo.
6 Y los habitantes de esta costa dirán en aquel día: «¡Ahí está nuestra esperanza, a la que acudíamos en busca de auxilio, para ser librados del rey de Asiria! Y ahora nosotros ¿cómo podremos escapar?».