viernes, 31 de julio de 2015

Isaías 53

Isaías 53: Capítulo 53

1 ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor?
2 El creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos.
3 Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada.
4 Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado.
5 El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.
6 Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros.
7 Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca.
8 Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo.
9 Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca.
10 El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él.
11 A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
12 Por eso le daré una parte entre los grandes y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables.

El lobo flautista

El lobo flautista (01-08-15)

Un cabrito se rezagó en el rebaño y fue alcanzado por un lobo que lo perseguía. Se volvió hacia éste y le dijo: “Ya sé, señor lobo, que estoy condenado a ser tu almuerzo. Pero para no morir sin honor, toca la flauta y yo bailaré por última vez”.
Y así lo hicieron, pero los perros, que no estaban lejos, oyeron el ruido y salieron a perseguir al lobo. Viendo la mala pasada, se dijo el lobo: “Con sobrada razón me ha sucedido esto, porque siendo yo cazador, no debí meterme a flautista”.
Cuando vayas a efectuar una nueva actividad, antes ten en cuenta tus capacidades y las circunstancias, para valorar si puedes salir adelante. Fábula de Esopo
La fábula de hoy, si bien ilustra el dilema del desenfoque en la vida -queriendo ser algo que no somos y por ende dando al traste con lo que realmente somos- de ninguna manera nos limita en abrazar nuevas etapas en la vida.
Solo Dios sabe cuáles son todas nuestras capacidades potenciales ya que algunas jamás las hemos visto en acción por falta de oportunidades hasta el momento.
Es por eso que nunca debemos permitir que nuestra “hoja de vida” nos limite de manera alguna… busquemos siempre dirección de parte de Dios al momento de considerar comenzar algo nuevo en lo que nunca nos hemos movido. Su consejo y guía son las que realmente valen.Adelante y que el Señor les bendiga. RI

Evangelio del Sábado 01 de Agosto

Día Litúrgico: Sábado XVII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 14,1-12): En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas». 
Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta. 
Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.

«Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús»

Comentario: Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu 
(Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy, la liturgia nos invita a contemplar una injusticia: la muerte de Juan Bautista; y, a la vez, descubrir en la Palabra de Dios la necesidad de un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza el mundo.
Os invito a centrar nuestra reflexión en el personaje del tetrarca Herodes. Realmente, para nosotros, es un contra testigo pero nos ayudará a destacar algunos aspectos importantes para nuestro testimonio de fe en medio del mundo. «Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús» (Mt 14,1). Esta afirmación remarca una actitud aparentemente correcta, pero poco sincera. Es la realidad que hoy podemos encontrar en muchas personas y, quizás también en nosotros. Mucha gente ha oído hablar de Jesús, pero, ¿quién es Él realmente?, ¿qué implicación personal nos une a Él?
En primer lugar, es necesario dar una respuesta correcta; la del tetrarca Herodes no pasa de ser una vaga información: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos» (Mt 14,2). De cierto que echamos en falta la afirmación de Pedro ante la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo’» (Mt 16,15-16). Y esta afirmación no deja lugar para el miedo o la indiferencia, sino que abre la puerta a un testimonio fundamentado en el Evangelio de la esperanza. Así lo definía Juan Pablo II en su Exhortación apostólica La Iglesia en Europa: «Con toda la Iglesia, invito a mis hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella».
Que, hoy sábado, la Virgen María, la Madre de la esperanza, nos ayude a descubrir realmente a Jesús y a dar un buen testimonio de Él a nuestros hermanos.

¿Qué sucede con los pechos durante el embarazo?

¿Qué sucede con los pechos durante el embarazo?

A lo largo de los 9 meses, las mamás observarán cambios en la apariencia de sus pechos. ¿Qué es lo que va cambiando? ¿Cuándo se debe consultar al médico? El aumento de tamaño y cambios en los pechos es absolutamente normal durante el embarazo, pues tiene como objetivo la preparación para la lactancia. Estos cambios están mediados por un aumento de hormonas femeninas (estrógeno y progesterona) a lo largo de la gestación. Los primeros meses se acumula grasa en los senos y las glándulas mamarias aumentan de tamaño. A medida que crecen los pechos y se estira la piel, es posible que sienta tensión mamaria, picazón o aparezcan estrías. Durante el embarazo hay un aumento en el suministro de sangre a las mamas, y esto puede causar venas azuladas debajo de la piel. Los pezones se tornan más oscuros y la aréolas también, además crecen y las pequeñas glándulas de las aréolas aumentan y se vuelven irregulares. 
En el segundo trimestre, las glándulas de las areolas aumentan y se vuelven irregulares, debido a un mayor suministro de sangre, segregando una secreción oleaginosa (calostro), que evita que se resequen y agrieten. Para esto, se recomienda el uso de almohadillas desechables o lavables. También es importante dejar secar los pezones al aire un par de veces al día y después de bañarse. 
A partir de la semana 12 ó la semana 14 de embarazo es posible que la mujer experimente secreciones mamarias. Este líquido (más espeso y amarillo al principio del embarazo) es el calostro, la sustancia que alimentará al bebé los primeros días después del parto y que precede a la subida de la leche. El calostro se tornará más ligero y casi transparente en el momento del alumbramiento. 

Cómo aliviar molestias 
En el embarazo, las mamas están congestionadas y esto provoca temperatura y tensión en las mismas. Pueden estar hipersensibles, incluso puede doler al tacto, para algunas mujeres es difícil llevar corpiño. Los cambios en los senos se notan desde los primeros días de embarazo. El organismo se empieza a preparar poco a poco para alimentar al bebé. Para aliviar las molestias, se recomienda el uso de corpiño acorde al tamaño de los pechos, en lo posible de algodón facilitando la respiración de los mismos. No utilizar sostén con alambre, ya que restringe el flujo de sangre que se dirige a dicha área. Si duelen, por la noche, usar sostén cómodo de tamaño. 
• Tome baños calientes para aliviar la inflamación. 
• Si sintiera calor o dolor punzante, aplíquese un paño fresco en dicha área. 
• El masaje manual con alguna crema hidratante, también es recomendable. 

Preparar los pezones 
A partir del octavo mes del embarazo, se deben masajear los pezones preparándolos para la lactancia materna. 
Habla con tu doctor para que te revise y te diga si tus pezones son chatos o invertidos. Para que puedas darle el pecho a tu bebé efectivamente, deberá ser capaz de agarrar tu pezón y tirarlo hacia el techo de su boca. Los pezones chatos o invertidos pueden hacer que tu bebé no se agarre correctamente y que sea dificultosa la tarea de amamantar. Si tus pezones son chatos o invertidos, tienes la opción de usar unas pezoneras durante la etapa final del embarazo para estimular a tus pezones que se hagan más prominentes. Las pezoneras son tazas de plástico que ejercen una leve presión en la areola para ayudar a romper las adhesiones que impiden que los pezones tomen la forma necesaria para amamantar. Debes usarlas durante el mayor tiempo posible durante el tercer trimestre de embarazo, pero debes quitártelas antes de ir a dormir. 
• El masaje debe ser suave utilizando un aceite o crema adecuada. 
• Los pezones de silicona son una buena opción para las madres que lo necesitan durante la lactancia. 
• Expone tus pechos al aire libre o pasando tiempo sin corpiño. 
• No frotes tus pezones, déjalos que se acostumbren a la fricción y a la estimulación. 
• Masajea tus pechos diariamente para aumentar la familiaridad con ellos. 
• Sostén con suavidad tus pechos desde abajo y masajéalos desde la pared del pecho hacia los pezones. 
• Sacarte leche manualmente es una buena práctica para el amamantamiento también. 

¿Cuándo consultar al médico? 
Algunos de los problemas más comunes que podrías tener en las primeras seis semanas incluyen: 
• Senos demasiado llenos e hinchados. 
• Pezones doloridos. 
• Mastitis: una infección en los pechos. 
Estos síntomas que se presentan pueden ser solucionados en cuanto la mamá acuda a buscar ayuda de una forma más rápida para así aliviar dichos síntomas, seguido de un tratamiento especializado por el médico.

31 de Julio - Germán de Auxerre

Germán de Auxerre, Santo
Obispo, 31 de Julio

Martirologio Romano: En Ravena, en la vía Flaminia, tránsito de san Germán, obispo de Auxerre, defensor de la fe de los británicos contra la herejía pelagiana, que habiendo acudido a Ravena para obtener la paz de la región de la Armórica, fue recibido triunfalmente por los emperadores Valentiniano y Gala Placidia, y, estando allí, subió al reino celestial (†448).

San Germán, Obispo de Auxerre. Natural de Auxerre (Francia), y adscrito desde muy joven entre los clérigos por San Amador, Obispo de Auxerre. Le gustaba frecuentar el trato con los monjes de San Cosme de Yonne, en los cuales aprendió las buenas letras con la virtud más acrisolada.
Ordenado de Sacerdote, empezó a luchar con su palabra fogosa contra la herejía pelagiana, que esparció un cierto Timoteo en las Galias. En 420 el Papa San Celestino le ordenó Obispo regionario con encargo de pasar a predicar la fe a Inglaterra y combatir la herejía de Pelagio. Le acompañó el diácono Paladio y San Lupo, Obispo de Troyes.
Los jefes de la secta aceptaron una conferencia con los dos enviados del Papa en Verulamio; en ella quedaron confundidos los corifeos de la secta ante un gentío inmenso que presenció las disputas. Vuelto a Auxerre, se le eligió por Prelado de aquella ciudad. En 448 volvió a Inglaterra en compañía de Severo, Obispo de Tréveris. Esta vez permaneció poco tiempo en la isla, pero fueron también ruidosas las conversiones de herejes que obró con su predicación y sus milagros.
Negoció las paces entre los invasores germanos y el Emperador Valentiniano en 448, yéndose a entrevistar con él a Ravena, donde murió el 31 de Julio de ese año.

jueves, 30 de julio de 2015

Isaías 52

Isaías 52: Capítulo 52

1 ¡Despierta, despierta, revístete de tu fuerza, Sión! ¡Vístete con tus vestidos más bellos, Jerusalén, Ciudad santa! Porque ya no entrarán más en ti el incircunciso ni el impuro.
2 ¡Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva! ¡Desata las ataduras de tu cuello, hija de Sión cautiva!
3 Porque así habla el Señor: Ustedes fueron vendidos por nada, y también sin dinero serán redimidos.
4 Porque así habla el Señor: Mi Pueblo bajó primero a Egipto, para residir allí como extranjero, y luego Asiria lo oprimió sin razón.
5 Y ahora, ¿qué tengo que hacer yo aquí –oráculo del Señor–, ya que mi Pueblo ha sido deportado por nada? Sus dominadores lanzan alaridos –oráculo del Señor– y todo el día, sin cesar, es despreciado mi Nombre.
6 Por eso mi Pueblo conocerá mi Nombre en ese día, porque yo soy aquel que dice: «¡Aquí estoy!».
7 ¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
8 ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión,
9 ¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén!
10 El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, verán la salvación de nuestro Dios.
11 ¡Retírense, retírense, salgan de aquí, no toquen nada impuro! ¡Salgan de en medio de ella, purifíquense, los que llevan los vasos del Señor!
12 Porque no saldrán apresuradamente ni partirán como fugitivos, ya que al frente de ustedes irá el Señor, y en la retaguardia, el Dios de Israel.
13 Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande.
14 así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano,
15 así también él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído.

Con la tormenta a tu favor

Con la tormenta a tu favor (31-07-15)

Puede ocurrir que cuando estamos en medio de la prueba o problema, la desesperación nos haga caer o doblegar, y esto es porque no dejamos que suceda lo contrario; es decir, que la prueba nos haga más fuertes y más grandes.
En esos momentos deberíamos optar por hacer lo que hacen las águilas, algo muy interesante es que ellas sienten cuando se aproxima la tormenta y lo que hacen es subir a lo más alto de una montaña y dejan que los vientos las impulsen y la lleven por encima de la misma sin tener que sufrir las fuerzas y desastres que trae la tormenta.
Al igual que estas criaturas, nosotros tenemos que comenzar a usar las pruebas y problemas que se presentan a nuestro favor; Dios nos dio todo lo necesario para poder lograr salir airosos y por encima del problema.
“pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán” Isaías 40:31
Dios es quien te prepara y te pone al tanto de lo que va a suceder, nos advierte en su palabra que tendremos tribulaciones y pruebas, ese ya es un aviso; entonces es el momento en que nosotros debemos ir a lo más alto, a lo más lejano teniendo un tiempo íntimo con Dios, un momento apartado para recabar fuerzas, sabiduría y así levantar vuelo sobre lo que se venga.
Una vez que la tormenta se haga presente nosotros no estaremos siendo abatidos por la situación sino que eso nos levantará mucho más, pues aprenderemos, reforzaremos nuestra fe y veremos la gloria de Dios sobre ese problema.
Hoy te animo a que tengas ese tiempo privado con Dios y te prepares para alzar vuelo, escoge el volar con Dios y ver tus problemas desde arriba, te aseguro que el resultado será muy bueno para ti. TC

Evangelio del Viernes 31 de Julio

Día Litúrgico: Viernes XVII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 13,54-58): En aquel tiempo, Jesús viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?». Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

«Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio»

Comentario: Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Hoy, como ayer, hablar de Dios a quienes nos conocen desde siempre resulta difícil. En el caso de Jesús, san Juan Crisóstomo comenta: «Los de Nazaret se admiran de Él, pero esta admiración no les lleva a creer, sino a sentir envidia, es como si dijeran: ‘¿Por qué Él y no yo?’». Jesús conocía bien a aquellos que en vez de escucharle se escandalizaban de Él. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación.
Nosotros —que no podemos hacer milagros ni tenemos la santidad de Cristo— no provocaremos envidias (aun cuando en ocasiones pueda suceder si realmente nos esforzamos por vivir cristianamente). Sea como sea, nos encontraremos a menudo, como Jesús, con que aquellos a quienes más amamos o apreciamos son quienes menos nos escuchan. En este sentido, debemos tener presente, también, que se ven más los defectos que las virtudes y que aquellos a quienes hemos tenido a nuestro lado durante años pueden decir interiormente: —Tú que hacías (o haces) esto o aquello, ¿qué me vas a enseñar a mí?
Predicar o hablar de Dios entre la gente de nuestro pueblo o familia es difícil pero necesario. Hace falta decir que Jesús cuando va a su casa está precedido por la fama de sus milagros y de su palabra. Quizás nosotros también necesitaremos, un poco, establecer una cierta fama de santidad fuera (y dentro) de casa antes de “predicar” a los de casa.
San Juan Crisóstomo añade en su comentario: «Fíjate, te lo ruego, en la amabilidad del Maestro: no les castiga por no escucharle, sino que dice con dulzura: ‘Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio’ (Mt 13,57)». Es evidente que Jesús se iría triste de allí, pero continuaría rogando para que su palabra salvadora fuera bien recibida en su pueblo. Y nosotros (que nada habremos de perdonar o pasar por alto), lo mismo tendremos que orar para que la palabra de Jesús llegue a aquellos a quienes amamos, pero que no quieren escucharnos.

30 de Julio - María Vicenta de Santa Dorotea

María Vicenta de Santa Dorotea, Beata
Fundadora del Instituto de las Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres, 30 de Julio

Martirologio Romano: En la ciudad de Guadalajara, en México, beata María Vicenta de Santa Dorotea Chávez Orozco, virgen, fundadora del Instituto de las Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres, que confiando sólo en Dios y en la ayuda de la Providencia, dio pruebas elocuentes de delicadeza y diligencia para con los desamparados y los pobres (1949).

María Vicenta de Santa Dorotea Chávez Orozco nació el 6 de febrero de 1867 en Cotija (Michoacán, México). Era la menor de los cuatro hijos de Luis Chávez y Benigna de Jesús Orozco. Recibió los sacramentos de la iniciación cristiana en la parroquia de su pueblo natal. Su familia se estableció en el barrio de Mexicaltzingo, que en esa época estaba poblado por gente necesitada y de clase media baja. Durante su infancia se destacó por su devoción al Niño Jesús; hacía altarcitos e invitaba a otros niños a rezar. 
El p. Agustín Beas ejerció su ministerio en aquella parroquia con gran celo apostólico; se preocupaba de modo especial de los enfermos pobres, para los cuales fundó un sencillo hospital en la misma casa parroquial, con seis camas, dedicándolo a la Santísima Trinidad. Atendían a los enfermos las señoras de la Conferencia de San Vicente de Paúl. 
El 20 de febrero de 1892 Vicenta tuvo que ingresar en el hospital a causa de una pleuresía, y allí recibió la inspiración de consagrar su vida a Dios en la persona de los pobres y enfermos. El 10 de julio del mismo año, recuperada su salud, regresó al hospital de la Santísima Trinidad para servir definitivamente a los enfermos y a los pobres, demostrando una extraordinaria caridad para con ellos. 
Emitió votos privados el 25 de diciembre de 1895 con otras dos jóvenes. El 12 de mayo de 1905 fundó la congregación de Siervas de los Pobres, nombre que posteriormente cambió por el de Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres. Profesó canónicamente el 3 de diciembre de 1911 y fue elegida superiora general de la congregación el 8 de septiembre de 1913, cargo que ejerció durante treinta años, siendo el alma y guía de su instituto. Por su indiscutible autoridad moral y su auténtica caridad fue un verdadero modelo de superiora y supo guiar a sus hijas a poner su vida en manos del Señor. 
Era muy devota y fervorosa. Presentaba la obediencia como el camino más corto para llegar a la perfección y estaba convencida de que era el holocausto mayor que se podía ofrecer al Señor: obedecía con prontitud, sin replicar y sin hacer juicios. Vivió constante y plenamente su castidad consagrada, practicó heroicamente las virtudes teologales y morales, sobresaliendo por su humildad, sencillez y caridad. La frase paulina: «la caridad de Cristo nos urge », constituyó el ideal de su vida, haciendo presente al Señor Jesús en donde servía. 
Sufrió mucho durante las dos persecuciones religiosas que se desencadenaron en México: en 1914 las tropas revolucionarias de Carranza ocuparon Guadalajara y se instalaron en la catedral, capturando a religiosos y sacerdotes; y en 1926 el hospital de San Vicente de Zapotlán fue transformado en cuartel general militar. Las religiosas siguieron atendiendo con dedicación a los heridos, sin amedrentarse ante el peligro. En cierta ocasión, en que las religiosas de su comunidad tuvieron que refugiarse en casas de personas amigas, que las protegían, la madre Vicenta se quedó sola con una postulante asistiendo a los heridos, soportando ultrajes y amenazas de muerte. El comandante, que llegó al puesto más tarde, reprendió a los soldados su indigna conducta, y exaltó implícitamente la grandeza de la intrépida religiosa. La mayoría de los enfermos atendidos en los hospitales de las Siervas de la Santísima Trinidad y de los Pobres recibían los sacramentos. 
El Señor bendijo al instituto con abundantes vocaciones y durante los años en que lo gobernó la madre Vicenta, se fundaron 17 casas en toda la República Mexicana: hospitales, clínicas y asilos. 
A los 75 años comenzó a padecer de la vista, con intensos dolores. Todo lo aceptó de manos del Señor, lo sufrió con admirable paciencia y le sirvió de purificación; su semblante era siempre amable, lleno de dulzura y paz, y nunca se le oyó una queja. 
El 29 de julio de 1949 su salud empeoró. El capellán don Roberto López le administró la extremaunción. Al día siguiente, Mons. José Garibi Rivera, primer cardenal de México, al ver su gravedad, la confesó y mientras celebraba la eucaristía, en el momento de la elevación, la madre Vicenta entregó su alma a Dios en el hospital de la Santísima Trinidad de Guadalajara (Jalisco, México). 
Fue beatificada por S.S. Juan Pablo II el 9 de noviembre de 1997.

miércoles, 29 de julio de 2015

Isaías 51

Isaías 51: Capítulo 51

1 ¡Escúchenme, los que van tras la justicia, ustedes, los que buscan al Señor! Fíjense en la roca de la que fueron tallados, en la cantera de la que fueron extraídos;
2 fíjense en su padre Abraham y en Sara, que los dio a luz: cuando él era uno solo, yo lo llamé, lo bendije y lo multipliqué.
3 Sí, el Señor consuela a Sión, consuela todas sus ruinas: hace su desierto semejante a un Edén, y su estepa, a un jardín del Señor. Allí habrá gozo y alegría, acción de gracias y resonar de canciones.
4 ¡Préstenme atención, pueblos, y ustedes, naciones, óiganme bien, porque de mí saldrá la Ley y mi derecho será la luz de los pueblos! En un instante
5 estará cerca mi justicia, mi salvación aparecerá como la luz y mis brazos juzgarán a los pueblos; las costas lejanas esperan en mí y ponen su esperanza en mi brazo.
6 ¡Levanten sus ojos hacia el cielo y miren abajo, a la tierra! Sí, el cielo se disipará como el humo, la tierra se gastará como un vestido y sus habitantes morirán como insectos. Pero mi salvación permanecerá para siempre y mi justicia no sucumbirá.
7 ¡Escúchenme, los que conocen la justicia, el pueblo que tiene mi Ley en su corazón! No teman el desprecio de los hombres ni se atemoricen por sus ultrajes
8 Porque la polilla se los comerá como a un vestido, como a lana, los consumirá la tiña. Pero mi justicia permanece para siempre, y mi salvación, por todas las generaciones.
9 ¡Despierta, despierta, revístete de poder, brazo del Señor! ¡Despierta como en los días antiguos, como en las generaciones pasadas! ¿No eres tú el que hace pedazos a Rahab, el que traspasa al Dragón?
10 ¿No eres tú el que seco el Mar, las aguas del gran Océano, el que hizo de lo profundo del mar un camino para que pasaran los redimidos?
11 Los rescatados del Señor volverán, llegarán a Sión entre gritos de júbilo: una alegría eterna coronará sus cabezas, los acompañará el gozo y la alegría, huirán la aflicción y los gemidos.
12 ¡Soy yo, soy yo el que los consuelo! ¿Quién eres tú para temer a un mortal, a un hombre frágil como la hierba?
13 ¿Olvidas acaso al Señor, que te hizo, que extendió el cielo y fundó la tierra? ¿Temblarás sin cesar, todo el día, ante la furia del opresor, cuando se dispone a destruir? Pero ¿dónde está la furia del opresor?
14 Pronto será liberado el prisionero: no morirá en la fosa ni le faltará el pan,
15 Porque yo soy el Señor, tu Dios, que agito el mar, y rugen las olas: mi nombre es Señor de los ejércitos.
16 Yo puse mis palabras en tu boca y te oculté a la sombra de mi mano, mientras planto un cielo y fundo una tierra, y digo a Sión: «¡Tú eres mi pueblo!».
17 ¡Despiértate, despiértate, levántate, Jerusalén, tú que has bebido de la mano del Señor la copa de su furor! ¡Tú has bebido hasta las heces una copa, un cáliz embriagador!
18 No hay nadie que la guíe entre los hijos que ella dio a luz; no hay quien la tome de la mano entre todos los hijos que crió.
19 Te han sucedido dos males: ¿quién te consolará?
20 Tus hijos sucumben, yacen tendidos a la entrada de todas las calles, como un antílope atrapado en la red, colmados de la ira del Señor, de la amenaza de tu Dios.
21 Por eso, ¡escucha esto, pobre desdichada, ebria, pero no de vino!
22 Así habla el Señor, tu Dios, el que defiende la causa de su Pueblo: Yo he retirado de la mano la copa embriagadora; de la copa, del cáliz de mi furor, ya no volverás a beber.
23 Yo lo pondré en la mano de tus verdugos, de aquellos que te decían: «Doblégate para que pasemos», mientras tú ponías la espalda como un suelo, como una calle para los transeúntes.