lunes, 31 de octubre de 2016

01 de Noviembre - Austremonio de Armenia

Austremonio de Armenia, Santo
Obispo, 01 de Noviembre

No sabemos con certeza mucho sobre este santo sino que fue misionero en Armenia, lo mismo que San Estremonio, y que se le venera como apóstol y primer obispo de Clermont.
Los historiadores discuten hasta la época en que vivió.
Según San Gregorio de Tours, fue uno de los siete obispos enviados de Roma a la Galia a mediados del siglo III.
Su culto se popularizó gracias a una visión que tuvo un diácono junto al sepulcro del santo, en Issoire.
Una fantasiosa leyenda de San Austremonio se fue desarrollando a partir del siglo VI. Según esta leyenda, el santo fue uno de los setenta y dos discípulos del Señor. Fue asesinado por un rabino judío, a cuyo hijo había convertido. El rabino le cortó la cabeza y la arrojó en un pozo. Los cristianos lo descubrieron gracias al rastro de sangre que había dejado desde el sitio del asesinato hasta el pozo. Por ello se veneraba como mártir a San Austremonio (el martirologio romano no lo considera mártir). 
En Clermont se le venera todavía. Su cuerpo fue sepultado en Issoire.

La omisión


La defino como “el bien que podemos hacer y no hacemos”; he ahí tal vez el más grande pecado que cometemos, quedándonos de brazos cruzados.
Justificamos nuestra indiferencia diciendo “eso no tiene que ver conmigo”, “yo no tengo la culpa” y otras frases de cajón, que adormecen la conciencia ante aquello que pudiéndolo dar, no lo dimos.
La lágrima que vimos rodar en el rostro de quien camina a nuestro lado y por no querernos involucrar, no la enjugamos... El papel que tirado en el piso, no lo recogimos; porque fue otro quien lo arrojó, nosotros no lo hicimos...
El pedazo de pan que no compartimos, porque nadie nos lo regaló, de nuestro propio esfuerzo lo obtuvimos... El no querer trabajar un minuto más, porque el contrato dice el tiempo exacto con el cual nos comprometimos...
La riña que no quisimos evitar, para no meternos en problemas que no son míos, la herida que no quisimos curar, porque no fuimos nosotros quién la hicimos... La palabra de aliento que nunca regalamos, a quien encontramos afligido; por temor o por cualquier cosa que justifique ese bien que pudiéndolo hacer, omitimos...
El tiempo que negamos para escuchar a alguien que necesitaba hablar; diciendo que no hay tiempo que perder, aún hay mucho por hacer y trabajar... La limosna que no ofrecimos, porque no queremos contribuir a la mendicidad y ociosidad; la mano que no estrechamos para que otros no piensen mal y no sentirnos juzgados...
La respuesta igual de desagravio que al que nos hirió le dimos; porque si callamos y no nos vengamos, creerán que somos idiotas y pueden siempre herirnos y pisotearnos...
La sonrisa que no regalamos a aquel que encontramos en el camino, porque no tiene nada que ver conmigo... 
La oración que no elevamos por el que nadie oró, el perdón que no ofrecimos, la carta que alguien esperó y nunca escribimos; la visita a ese enfermo que solo quedó en el olvido, tanto pero tanto bien, que pudiéndolo hacer, por mil excusas que inventamos para justificarnos, no lo hicimos... 
Esa es la rutina en la que a diario vivimos, ese es el camino que se nos presenta cada día pero que no elegimos; porque nos dejamos llevar por lo que dicen y hacen los demás; pensamos en el bien propio e ignoramos lo que siente, piensa y necesita el resto de la humanidad...
Vivimos creyendo que con hacer lo que nos toca o evitar realizar algún mal, nos hemos ganado el cielo, y ya somos buenos... No nos damos cuenta que estamos haciendo lo que no nos cuesta, somos igual que los demás; es más valioso marcar la diferencia, si nos esforzamos un poco más en regalar amor al que lo ha de necesitar; eso es lo que nos hace semejantes a Dios; quien para salvar la humanidad, hizo realidad el amor, y no se conformó con sanar y predicar; sino que inventó una nueva definición del amor, algo que le da su inigualable valor, y es ser capaz de amar tan al extremo que la vida dar por amor... y no sólo lo dijo, sino que así lo vivió, porque por amor, su vida en la cruz entregó... 
Aún estamos a tiempo, hay mucho bien que sin darnos cuenta, podemos realizar...

Evangelio del Martes 01 de Noviembre

Día Litúrgico: Martes XXXI (C) del T.O

Texto del Evangelio (Mt 5,1-12a): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

«Alegraos y regocijaos»

Comentario: Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida (Lleida, España)

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.
Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.
Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.

domingo, 30 de octubre de 2016

31 de Octubre - León Nowakowski

León Nowakowski, Beato
Sacerdote y Mártir, 31 de Octubre

El beato León Nowakowski, sacerdote diocesano polaco, nace en Byton el 28 de junio de 1913 y murió en la localidad de Piotrkow Kujawski, durante la ocupación militar de Polonia, por su fe fue fusilado a manos de un régimen contrario a Dios.
Fue beatificado por Juan Pablo II en Varsovia (Polonia) el 13 de junio de 1999 junto con otros 107 mártires polacos.

La Eucaristía, signo de unidad de la Iglesia


La Eucaristía signo de la unidad de la Iglesia. Es signo por varias cosas:
* Participamos de una mesa. Si participamos, si comemos de una mesa se da por razón de la mesa, una unidad simbólica entre todos los comensales.
* Además, la comida es el pan formado por muchos granos y sin embargo es uno, simboliza la unidad de la Iglesia; muchos miembros, pero una sola Iglesia. El vino formado por muchos racimos, sin embargo, es un solo vino; simboliza la unidad de la Iglesia formada por muchos y sin embargo, es una sola.
* Y aún la misma asamblea -sobre todo cuando esa asamblea toma el signo en plenitud, que es cuando está presidida por el Obispo-, esa asamblea es signo de la unidad de la Iglesia porque está el Obispo, están los sacerdotes, están los diáconos, están los distintos ministros, cada uno desempeñando distintas funciones, con distintos poderes y sin embargo no son distintas cosas, sino son “una sola cosa” en el Señor. Entonces la Eucaristía es signo de la Unidad de la Iglesia.
A lo que quiero referirme brevemente ahora, es a la Eucaristía no solamente como signo, sino a la Eucaristía como “causa” de la unidad de la Iglesia, es decir, que es la Eucaristía la que crea la unidad, la produce, la realiza.
¿Por qué “causa”? Porque si el sacramento de la Eucaristía, como hemos visto, significa la unidad, siendo sacramento, que es signo eficaz, produce lo que significa.
No hay ninguna duda de que la Eucaristía significa la unidad. ¿Es sacramento? Entonces produce la unidad, porque el sacramento es signo sensible y eficaz de la gracia invisible. Significa unidad, causa unidad.
Por eso el texto de San Pablo en la Primera a los Corintios: “un cuerpo somos los que somos muchos, puesto que de un pan participamos”.
¿En qué radica la eficacia unitiva del Pan Eucarístico? Lo expresa el Apóstol versículos antes: “el pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el Cuerpo de Cristo?”.
La Comunión con Cristo crea la comunión de todos entre sí. Pongamos como ejemplo alguna breve aplicación: en estos momentos Juan Esteban mientras realiza su tratamiento en Mendoza está más unido a nosotros y nosotros a Juan Esteban por unirnos más a Cristo, la Cabeza. Nosotros al recibir a Jesús, la Cabeza, al unirnos más con la cabeza, nos unimos más con los miembros del cuerpo. Y lo mismo podemos decir de los Padres que están en China, que están en Rusia, o que están en Egipto o en donde sea. No solamente los padres que nosotros conocemos, sino otros misioneros, otros sacerdotes, que están pasando por momentos de dificultad, algunos a lo mejor al punto de tener que sufrir el martirio. CMB

Evangelio del Lunes 31 de Octubre

Día Litúrgico: Lunes XXXI (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 14,12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo también a aquel hombre principal de los fariseos que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».

«Cuando des un banquete, llama a los pobres, (...) porque no te pueden corresponder, 
pues se te recompensará en la resurrección de los justos»

Comentario: Fr. Austin Chukwuemeka IHEKWEME (Ikenanzizi, Nigeria)

Hoy, el Señor nos enseña el verdadero sentido de la generosidad cristiana: el darse a los demás. «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa» (Lc 14,12).
El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. «Al contrario, cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos» (Lc 14,13-14).
El Señor nos invita a darnos incondicionalmente a todos los hombres, movidos solamente por amor a Dios y al prójimo por el Señor. «Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente» (Lc 6,34).
Esto es así porque el Señor nos ayuda a entender que si nos damos generosamente, sin esperar nada a cambio, Dios nos pagará con una gran recompensa y nos hará sus hijos predilectos. Por esto, Jesús nos dice: «Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo» (Lc 6,35).
Pidamos a la Virgen la generosidad de saber huir de cualquier tendencia al egoísmo, como su Hijo. «Egoísta. —Tú, siempre a “lo tuyo”. —Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños (...)» (San Josemaría).

sábado, 29 de octubre de 2016

30 de Octubre - Gerardo de Potenza

Gerardo de Potenza, Santo
Obispo, 30 de Octubre

En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo (1122). 
Gerardo, Obispo del siglo XII, es el patrono de la ciudad y de la Arquidiócesis de Potenza.
Nació en Piacenza en una familia de noble origen, después pasó a Potenza y fue elegido obispo de esa ciudad por sus virtudes y su actividad taumatúrgica.
Muerto después de sólo ocho años de episcopado, su sucesor Manfredo escribió una vida tal vez demasiado declaradamente panegirística, y sobre todo obtuvo una canonización «a viva voz» (es decir, sin documentación escrita) por parte del Papa Calixto II (1119-24).

¡No dejes de ir a misa!


A la hora de tu muerte, tu mayor consuelo serán las Misas que durante tu vida oíste.
Cada Misa que oíste te acompañará en el tribunal divino y abogará para que alcances perdón.
Con cada Misa puedes disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción con el fervor con que la oigas.
Con la asistencia devota a la Santa Misa, rindes el mayor homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor.
La Santa Misa bien oída suple tus muchas negligencias y omisiones.
Por la Santa Misa bien oída se te perdonan todos los pecados veniales que estás resuelto a evitar, y muchos otros de que ni siquiera te acuerdas.
Por ella pierde también el demonio dominio sobre ti.
Ofreces el mayor consuelo a las benditas ánimas del Purgatorio.
Consigues bendiciones en tus negocios y asuntos temporales.
Una Misa oída mientras vivas te aprovechará mucho más que muchas que ofrezcan por ti después de la muerte.
Te libras de muchos peligros y desgracias en los cuales quizás caerías si no fuera por la Santa Misa.
Acuérdate también de que con ella acortas tu Purgatorio.
Con cada Misa aumentarás tus grados de gloria en el Cielo. En ella recibes la bendición del sacerdote, que Dios ratifica en el cielo.
Al que oye Misa todos los días, Dios lo librará de una muerte trágica y el Ángel de la guarda tendrá presentes los pasos que dé para ir a la Misa, y Dios se los premiará en su muerte.
Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de ángeles que asisten invisiblemente al Santo Sacrificio con suma reverencia.
Cuando oímos misa en honor de algún Santo en particular, dando a Dios gracias por los favores concedidos a ese Santo, no podemos menos de granjearnos su protección y especial amor, por el honor, gozo y felicidad que de nuestra buena obra se le sigue.
Todos los días que oigamos Misa, estaría bien que además de las otras intenciones, tuviéramos la de honrar al Santo del día.
La Misa es el don más grande que se puede ofrecer al Señor por las almas, para sacarlas del purgatorio, librarlas de sus penas y llevarlas a gozar de la gloria. San Bernardo de Sena.
El que oye Misa, hace oración, da limosna o reza por las almas del Purgatorio, trabaja en su propio provecho.  San Agustín.
Por cada Misa celebrada u oídas con devoción, muchas almas salen del Purgatorio, y a las que allí quedan se les disminuyen las penas que padecen.  San Gregorio el Grande, Papa.
Durante la celebración de la Misa, se suspenden las penas de las almas por quienes ruega y obra el sacerdote, y especialmente de aquellas por las que ofrece la Misa. San Gregorio el Grande.
Puedes ganar también Indulgencia Plenaria todos los lunes del año ofreciendo la santa Misa y Comunión en sufragio de las benditas almas del Purgatorio. Para los fieles que no pueden oír Misa el lunes vale que la oigan el domingo con esa intención.
Se suplica que apliquen todas las indulgencias en sufragio de las Almas del Purgatorio, pues Dios nuestro Señor, y ellas le recompensarán esta caridad.
La Santa Misa es la renovación del Sacrificio del Calvario, el Mayor acto de adoración a la Santísima Trinidad. Por eso es obligación oírla todos los domingos y fiestas de guardar. CN

Evangelio del Domingo 30 de Octubre

Día Litúrgico: Domingo XXXI (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 19,1-10): En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». 
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más». Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

«Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa»

Comentario: Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, la narración evangélica parece como el cumplimiento de la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14). Humilde y sincero de corazón, el publicano oraba en su interior: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador» (Lc 18,13); y hoy contemplamos cómo Jesucristo perdona y rehabilita a Zaqueo, el jefe de publicanos de Jericó, un hombre rico e influyente, pero odiado y despreciado por sus vecinos, que se sentían extorsionados por él: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa» (Lc 19,5). El perdón divino lleva a Zaqueo a convertirse; he aquí una de las originalidades del Evangelio: el perdón de Dios es gratuito; no es tanto por causa de nuestra conversión que Dios nos perdona, sino que sucede al revés: la misericordia de Dios nos mueve al agradecimiento y a dar una respuesta.
Como en aquella ocasión Jesús, en su camino a Jerusalén, pasaba por Jericó. Hoy y cada día, Jesús pasa por nuestra vida y nos llama por nuestro nombre. Zaqueo no había visto nunca a Jesús, había oído hablar de Él y sentía curiosidad por saber quién era aquel maestro tan célebre. Jesús, en cambio, sí conocía a Zaqueo y las miserias de su vida. Jesús sabía cómo se había enriquecido y cómo era odiado y marginado por sus convecinos; por eso, pasó por Jericó para sacarle de ese pozo: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10). 
El encuentro del Maestro con el publicano cambió radicalmente la vida de este último. Después de haber oído el Evangelio, piensa en la oportunidad que Dios te brinda hoy y que tú no debes desaprovechar: Jesucristo pasa por tu vida y te llama por tu nombre, porque te ama y quiere salvarte, ¿en qué pozo estás atrapado? Así como Zaqueo subió a un árbol para ver a Jesús, sube tú ahora con Jesús al árbol de la cruz y sabrás quien es Él, conocerás la inmensidad de su amor, ya que «elige a un jefe de publicanos: ¿quién desesperará de sí mismo cuando éste alcanza la gracia?» (San Ambrosio).

viernes, 28 de octubre de 2016

29 de Octubre - Joaquina Rey Aguirre

Joaquina Rey Aguirre, Beata
Religiosa y Mártir, 29 de Octubre

Martirologio Romano: En la Comunidad Valenciana, España, Beatas Josefa Martínez Pérez y 11 religiosas profesas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes junto a Dolores Broseta Bonet, laica, fueron asesinadas por odio a la fe. (1936) 
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nació en Begoña, Bilbao, el 23 de diciembre de 1895. Sus padres fueron Francisco (empleado de comercio) y Jerónima (sus labores). La bautizaron a los pocos días y fue educada cristianamente en el seno de una familia numerosa. Educada con las Hijas de la Caridad de Begoña, fue miembro de la Asociación de Hijas de María de la Medalla Milagrosa, a quien profesó verdadera devoción toda su vida. Al ver el trabajo que las Hermanas realizaban con los pobres se sintió llamada por Dios. Tuvo que vencer dificultades por parte de la familia, pero a los 30 años logró ingresar en la Compañía de las Hijas de la Caridad. Realizó la prueba en el hospital de la Princesa de Madrid e ingresó en el Seminario el 17 de enero de 1926.

Recibe su envío a Valencia
Terminado el tiempo de formación inicial, fue destinada a la Casa Beneficencia de Valencia. Allí ejerció su misión durante diez años como maestra y educadora de las Escuelas y talleres, además de asumir el oficio de inspección a fin de controlar el buen funcionamiento y desarrollo de las actividades pedagógicas y profesionales de la casa.
Desempeñó todos sus ministerios con responsabilidad, seriedad y dedicación, ayudando en todo lo que podía a su superiora y a la comunidad. Cuando hacía la guardia con los niños impulsaba mucho la práctica del deporte. Era aficionada al fútbol, pues tenía un hermano futbolista, y disfrutaba mucho enseñando a jugar a los niños en el patio. Cuando los niños le preguntaban algo sobre este deporte ella respondía con destreza y hasta jugaba con ellos a la pelota.

De carácter valiente
Era de constitución fuerte y temple varonil, pero bajo todo esto, escondía un gran corazón, lleno de ternura y caridad. En su porte se manifestaba sencilla y amable, con una simpatía desbordante y a la vez contagiosa. Esto le servía para limar cualquier aspereza.
Entre otros, un rasgo de valentía de Sor Joaquina tuvo lugar en la casa de campo de Benicalap, donde habían mandado ropa las Hermanas y, por orden del Comité comunista, se habían incautado de todo. Cuenta Sor Josefa que la acompañó: Los comunistas habían arrancado la imagen de la cruz y la tiraron al suelo. Sor Joaquina se arrodilló, cogió la imagen del suelo, la beso y la puso encima de la mesa. Los milicianos la dijeron: Deje eso donde estaba. Ella respondió: Hay que ver el destrozo que han hecho con todo. Y con esto ¿qué adelantáis?
En julio de 1936, durante unos 15 días estuvieron los milicianos preparándose para quedarse con la casa. Las Hermanas se sintieron presas en su Comunidad. No les permitían bajar a rezar a la capilla ni salir ni entrar. Sor Joaquina les acompañaba a los diversos departamentos y hasta les bajaba todos los días la comida. Los comunistas les pedían que se quedaran con ellos a trabajar. Pero ellas, por encima de todo, prefirieron seguir siendo Hijas de la Caridad al servicio de los pobres. Como no tenían personal, el director les dijo a los milicianos: Mientras estas señoras estén aquí, cuidadito que ninguno les falte al respeto. Mas en aquellos momentos de anarquía y persecución, no se tenían en cuanta estas consignas.

Despedidas del establecimiento
El 25 de julio, fiesta del Apóstol Santiago, el capellán D. Ramón Sancho Amat les celebró la última Eucaristía, animándolas a que fueran valientes como el apóstol. Al día siguiente, sin contemplaciones, los comunistas echaron a toda la Comunidad. Se fueron refugiando de dos en dos en casas amigas de la Comunidad. Sor Joaquina fue la última en salir y, una vez que había entregado todo, dejó con gran dolor a sus niños pobres. Ella se refugió con otras hermanas de la comunidad en el pueblo cercano de Foyos, en casa del familiar de una hermana. Allí fueron localizadas y les mandaron presentarse a ella y su compañera, Sor Victoria Arregui, en la sede del Comité comunista; fueron sentenciadas a muerte por su condición de religiosas, juntamente con dos sacerdotes que habían celebrado la Eucaristía clandestinamente en su refugio, D. José Ruiz y D. Antonio Bueno. Este fue su delito y la causa de su muerte
Sor Joaquina se defendió con argumentos sólidos, antes de aceptar la condena a muerte sin cargos ni juicio previo. Y antes de ser fusilada en la tapia del cementerio de Gilet, arrebató con viveza el arma al verdugo que intentó violarla antes de disparar. Entonces uno de los sacerdotes compañero del martirio, D. José Ruiz, le dijo que no perdiera la ocasión de entrar triunfante en el cielo. Reflexionó inmediatamente, entregó el arma y pidió perdón públicamente por su cobardía. Seguidamente pidió la absolución a D. José, ofreció el perdón a sus perseguidores y aceptó los tiros de muerte mientras gritaba: Viva Cristo Rey. Era el 29 de octubre de 1936 al amanecer.

Traslado de sus restos
La exhumación, reconocimiento y traslado de los cadáveres se realizó muy pronto. Los mismos del Comité las enterraron en el cementerio de Gilet en una fosa común, con las otras personas que acababan de fusilar. Al terminar la guerra, los cadáveres de las Hermanas fueron reconocidos fácilmente ya que los cuerpos y sus ropas estaban bien conservados. Se trasladaron a Foyos y se colocaron en unos nichos hasta pasarlas al Panteón de los Mártires de la Parroquia, junto con tres sacerdotes y 11 seglares, fusilados por su condición de católicos. El 13 de marzo de 1996, el Tribunal eclesiástico que dirigió la exhumación y conservación de los restos de las mártires, con el Juez Delegado del Sr. Arzobispo, D. Francisco Vinaixa Monsonis, el Párroco y parientes de los Mártires, el enterrador, forense, miembros de la funeraria y público se procedió a la exhumación de los restos. La funeraria los trasladó al Colegio de San Juan Bautista de Valencia donde se procedió a su limpieza, siendo depositados en unas urnas nuevas, lacradas, y al final se trasladaron a la Casa de San Eugenio, donde en un pequeño panteón reposan, junto con los restos de otras Hermanas, esperando la resolución de la Iglesia sobre la autenticidad de su martirio. Desde el primer momento de su fusilamiento gozan de la fama de verdaderas santas mártires.

La falta de Vitamina D en adultos mayores aumenta el riesgo de osteoporosis


La carencia de esta vitamina es una epidemia mundial con gran incidencia después de los 60 años. Aumenta la debilidad muscular y el riesgo por fracturas. Hoy existen suplementos de Vitamina D, de cómoda administración, que permiten mejorar la salud músculo-esquelética para evitar este deterioro.
La vitamina D es indispensable para la salud músculo-esquelética y para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis. También es fundamental para la salud general, ya que participa en muchas funciones del organismo. Su deficiencia se ha asociado al aumento de enfermedades infecciosas, autoinmunes, cardiovasculares, algunos cánceres, a la diabetes, e incluso al aumento de la mortalidad. 
“La fuente principal de vitamina D en el ser humano es la síntesis que realiza la piel por la exposición a la radiación ultravioleta del sol, ya que muy pocos alimentos la contienen. Sólo está presente en escasas cantidades, en los pescados grasos como el salmón, el arenque y el atún; en huevos, hongos y en alimentos fortificados como los lácteos enriquecidos con vitamina D. Por eso las personas tienen mayor riesgo de deficiencia de esta vitamina cuando hay poca o nula exposición a la radiación ultravioleta”, explica la Dra. Beatriz Oliveriv, Investigadora Independiente del CONICET y Jefa del Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Óseas del Hospital de Clínicas. 
Entre las causas de esta deficiencia, la especialista explica que “puede ser causada por razones geográficas (altas latitudes, como en la Patagonia), en ciudades (por la edificación, hacinamiento, escasez de espacios abiertos y contaminación ambiental), por la utilización de pantallas y filtros solares; y por evitar el sol por el riesgo de cáncer de piel”. Y agrega que “con la edad, además, disminuye la capacidad de síntesis en piel de Vitamina D a 1/3 de lo que sintetiza un joven”. 
En diferentes estudios realizados en Argentina en adultos mayores de 65 años se ha detectado una alta incidencia de deficiencia de esta vitamina. Esta aumenta significativamente en el invierno, llegando a valores de entre 52 y 94%, mientras que en el verano los números oscilan entre el 35 y el 40%. 
“La deficiencia de vitamina D - con sus consecuencias nocivas para la salud - ha llevado a reconocer la importancia de poseer niveles adecuados que se valoran por su medición en sangre y que pueden ser alcanzados con suplementación disminuyendo así el riesgo de osteoporosis, fracturas y caídas, mejorando la función y fuerza muscular y también la respuesta a otros tratamientos para osteoporosis”, explica. 
En Argentina existen varias formas de presentación oral de vitamina D3, lo que permite a los médicos indicar la más adecuada para cada paciente. La administración puede ser diaria o semanal en gotas (1000 UI/gota) o a través de dosis intermitentes mayores (100,000UI) que logran aumentar más rápidamente los niveles cuando estos son muy bajos y que en algunos pacientes favorecen el cumplimiento. 
“Los complementos son indicados por el médico con una frecuencia de entre uno a tres meses. Hasta el momento estas dosis de 100.000 UI se comercializaban sólo en solución bebible de 2 ml y recientemente ha salido la presentación en cápsulas blandas, más fáciles de ingerir y con mayor aceptación porque no tienen sabor y no dejan el gusto oleoso que muchas veces producen las ampollas”, explica Oliveri. 
Particularmente en una evaluación realizada durante la “Semana de la Osteoporosis, el Calcio y la Vitamina D” efectuada en el Hospital de Clínicas José de San Martín, se observó que a fines del invierno y durante la primavera, los mayores de 50 años que no recibían suplementación con Vitamina D alcanzaban un 48% de niveles de deficiencia. 
“Los estudios en pacientes con fractura de cadera han documentado incidencias de entre 80 y 90% de deficiencia de esta vitamina. Es importante recordar que la fractura de cadera es la más severa por su alta mortalidad y por causar discapacidad, pérdida de calidad de vida e independencia y aumentar el riesgo de nuevas fracturas”, advierte la Dra. Oliveri.

¡Ayúdame!


Casi todos enfrentamos nuestro día con una “lista de quehaceres”. Las Escrituras nos apremian, sin embargo, a tener una “lista de ser”.
Mientras que quizá sea importante terminar ciertas tareas, participar en proyectos o tener ciertos encuentros durante el día, lo más importante para la eternidad es quiénes somos durante el día.
Señor:
•Ayúdame a reflejar tu amor hoy.
•Ayúdame a mostrar tu alegría.
•Ayúdame a manifestar tu paz.
•Ayúdame a practicar tu paciencia.
•Ayúdame a expresar tu amabilidad.
•Ayúdame a hacer conocer tu bondad.
•Ayúdame a revelar tu fidelidad.
•Ayúdame a demostrar tu humildad.
•Ayúdame a desplegar tu dominio propio.
El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Gálatas 5:22-23

Evangelio del Sábado 29 de Octubre

Día Litúrgico: Sábado XXX (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 14,1.7-11): Un sábado, sucedió que, habiendo ido Jesús a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

«Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos...»

Comentario: Rev. D. Josep FONT i Gallart (Tremp, Lleida, España)

Hoy, ¿os habéis fijado en el inicio de este Evangelio? Ellos, los fariseos, le estaban observando. Y Jesús también observa: «Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos» (Lc 14,7). ¡Qué manera tan diferente de observar!
La observación, como todas las acciones internas y externas, es muy diferente según la motivación que la provoca, según los móviles internos, según lo que hay en el corazón del observador. Los fariseos —como nos dice el Evangelio en diversos pasajes— observan a Jesús para acusarlo. Y Jesús observa para ayudar, para servir, para hacer el bien. Y, como una madre solícita, aconseja: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8).
Jesús dice con palabras lo que Él es y lo que lleva en su corazón: no busca ser honrado, sino honrar; no piensa en su honor, sino en el honor del Padre. No piensa en Él sino en los demás. Toda la vida de Jesús es una revelación de quién es Dios: “Dios es amor”.
Por eso, en Jesús se hace realidad —más que en nadie— su enseñanza: «Se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres (…). Por eso Dios lo exaltó y le dio el nombre que está por encima de todo nombre» (Flp 2,7.9).
Jesús es el Maestro en obras y palabras. Los cristianos queremos ser sus discípulos. Solamente podemos tener la conducta del Maestro si dentro de nuestro corazón tenemos lo que Él tenía, si tenemos su Espíritu, el Espíritu de amor. Trabajemos para abrirnos totalmente a su Espíritu y para dejarnos tomar y poseer completamente por Él.
Y eso sin pensar en ser “ensalzados”, sin pensar en nosotros, sino sólo en Él. «Aunque no hubiera cielo, yo te amara; aunque no hubiera infierno te temiera; lo mismo que te quiero te quisiera» (Autor anónimo). Llevados solamente por el amor.

jueves, 27 de octubre de 2016

28 de Octubre - Francisco Serrano

Francisco Serrano, Santo
Obispo y mártir, 28 de Octubre

Nació en Hueneja (Granada) el 4 de diciembre 1695. A los 18 años tomó el hábito de la Orden de los Predicadores en el Convento de Santa Cruz la Real de Granada.
En 1725 llega a Filipinas y en 1738 a China, donde fue misionero durante más de 20 años.
Ya en la prisión, le llega el nombramiento de obispo titular de Tipasa y coadjutor del Vicario Apostólico de Fukien, Pedro Sans, pero no pudo recibir la consagración episcopal.
Muere por asfixia, y luego su cadáver fue quemado, el 25 de octubre de 1748. Se conservaron algunas reliquias suyas. Tuvo gran austeridad, devoción al rosario y fervor misionero. Fue beatificado por León XIII el 14 de mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.

Dormir menos de 7 horas diarias aumenta el riesgo de ACV


Dormir menos de siete horas diarias aumenta el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular (ACV), alertaron especialistas y con cada 60 minutos que se restan el riesgo es mayor. 
“Sabemos que dormir una cantidad de horas diferente a las recomendadas se relaciona con un mayor riesgo de padecer patologías vasculares y puntualmente ACV. El promedio general de horas de sueño es de entre seis y ocho, razón por la cual se estableció que un descanso de siete horas es lo indicado”, señaló neuróloga Dra. Julieta Camji. 
Si bien los factores que influyen en la relación entre la cantidad de horas de sueño y los eventos vasculares son múltiples -por ejemplo la disminución de las defensas, tabaquismo o diabetes-, lo cierto es que para los especialistas hay una causa que es determinante: la apnea del sueño. 
“Lo que ocurre en la apnea es que la falta de oxígeno produce pequeños despertares. La persona tiene un sueño fragmentado en el que se liberan sustancias como adrenalina y noradrenalina, porque se activa el sistema de alerta que tiene el organismo, y eso incrementa la frecuencia cardíaca y la presión arterial”, explicó la Dra. Camji. 
Según indicó la experta, este problema de sueño “también produce trastornos a nivel del endotelio (tejido que tapiza interiormente el corazón), lo que favorece la formación de trombos y lo que llamamos 'cambios microvasculares', es decir en las arterias más chiquitas”. 
La apnea se presenta con más frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad, así como también en quienes tienen el maxilar inferior corto en relación al superior, algunas particularidades en el paladar o la vía respiratoria y en quienes poseen amígdalas grandes. 
Por otro lado, la apnea es usual en quienes roncan, ya que el ronquido no es otra cosa que el sonido de la obstrucción: la vibración que genera el paso del aire a una vía estrecha. 
“Si pensamos en la prevención del ACV, es importante buscar a estos pacientes, ya que es posible que no tengan otros factores de riesgo como el tabaquismo o la hipertensión pero sí lesiones microvasculares asintomáticas que van produciendo pequeñas isquemias y lesiones cerebrales que a la larga se convierten en un daño mayor”, completó el neurocirujano Dr. Pedro Lylyk, director del instituto médico Eneri y de La Sagrada Familia. 
Consultados sobre las estrategias para dormir más y mejor, los especialistas señalaron que existen una serie de medidas llamadas “higiénicas” que lo favorecen. Por un lado, se debe disminuir el contacto con la luz artificial a medida que se va haciendo de noche, así como también evitar el contacto hasta tarde con dispositivos eléctricos como la televisión, la computadora o el smartphone. 
“También es importante comer liviano lo más temprano posible y no irse a la cama inmediatamente, así como reducir la ingesta de estimulantes como el café o el mate desde las 18 y evitar las siestas. Una buena alternativa es establecer una rutina: ponerse el pijama, lavarse los dientes y utilizar la cama sólo para dormir”, refirió la especialista de La Sagrada Familia. 
Un ACV se produce cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro, y puede ser de dos tipos: isquémico, que es el más frecuente y consiste en el bloqueo del vaso sanguíneo debido a un coágulo de sangre, o hemorrágico, que se presenta a partir de la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro. 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al ACV la segunda causa de muerte a nivel mundial, mientras que si se piensa en la discapacidad encabeza la lista: una vez que se desencadena hay menores posibilidades de recuperación por cada minuto que pasa, ya que las neuronas van muriendo progresivamente. 
“En Argentina se producen entre 100.000 y 120.000 eventos por año, por lo que es imprescindible la concientización. Para eso se estableció la regla de las '5C', que permite reconocer los signos de alarma: cuerpo (parálisis o cosquilleo de un solo lado, especialmente en pierna y brazo), confusión para hablar o entender, ceguera (visión borrosa o pérdida repentina), caminata (no poder avanzar o perder el equilibrio) y cabeza (dolor severo, repentino y persistente)”, recordó el Dr. Lylyk.

Reflexión para aumentar mi fe en Dios


Algunas personas llegan a pensar que la fe es como la esperanza. Cierto es que la persona que tiene fe tiene esperanza, pero no necesariamente es la esperanza. El catecismo de la Iglesia católica dice: CIC 166: “La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros”. Es decir, todos en la medida de alimentar nuestra fe y compartirla nos enriquecemos. Dice la carta a los romanos 10, 17: Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo.
La fe es un don de Dios, es decir, se debe pedir a Dios. La fe se debe separar de la superstición, que es en lo que algunos pueden caer por falta de conocimiento en la religión. La carta a los Hebreos 11, 1, dice: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos”.
La fe se debe trabajar y en la medida que hay esfuerzo hay esperanza de alcanzar lo que se busca. Dentro del ámbito cristiano esperar algo ya no se reduce a cuestiones meramente egoístas, sino a beneficios para todos.
La madre Teresa de Calcuta dice: “del silencio nace la oración, de la oración nace la fe, de la fe nace el amor, del amor nace la entrega y de la entrega la paz”. Todo lleva un proceso, y para progresar en la fe hay que progresar en el silencio y en la oración y esto conllevará a más dones y virtudes que enriquecerán a la persona y por ende a los que le rodean.
La palabra fe viene del latín FIDES, y significa lealtad. De la misma palabra FIDES se desprende fiel y otras más. La lealtad se la debemos a Dios, en la medida que seamos fieles, es decir leales, podemos esperar como dice en la carta a los hebreos, aquellas cosas que ya hemos pedido, es decir tenemos esperanza en que Dios nos ayudará en lo que necesitamos y todo esto será para cumplir con la voluntad de Dios. Así como la Virgen María que fue leal a lo que el Señor pedía pudo alcanzar la gloria que Dios Padre concede a todo obediente a su palabra. Los santos son santos por ser leales, por tener fe en que las promesas de Jesucristo se cumplirán en su momento, quizá no en el que pedimos nosotros pues Dios nos concede las cosas no cuando queremos, sino cuando ya estamos preparados. MLZ

Evangelio del Viernes 28 de Octubre

Día Litúrgico: Viernes XXX (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. 
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

«Jesús se fue al monte a orar»

Comentario: + Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas (Barcelona, España)

Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio».
¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros.
Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).

miércoles, 26 de octubre de 2016

27 de Octubre - Salvador Mollar Ventura

Salvador Mollar Ventura, Beato
Religioso y mártir, 27 de Octubre

Nacido en Manises, Valencia, el 27 de marzo de 1896, hijo de Bautista Mollar y María Muñoz, muy pobres pero piadosos.
De niño y joven se distinguió por su piedad, organizó la Asociación del Rosario en su barrio, formó parte de la Adoración Nocturna y la Conferencia de San Vicente de Paúl y enseñaba el catecismo a los niños.
Hizo el noviciado de los Hermanos Menores Franciscanos en 1921 y la Profesión solemne el 25 de enero de 1925. Alegre, jovial y optimista. Limpio y ordenado, devoto de la Santísima Virgen.
Al iniciarse la guerra civil, en 1936, era sacristán en el convento de Benisa. Al dispersarse los religiosos, se refugió primero donde unos bienhechores, y luego, para no comprometerlos, se fue a su familia, donde fue detenido y encarcelado a finales de octubre, y fusilado el 27 del mismo mes y año, en el Picadero de Paterna, y enterrado en Valencia. Su cadáver mostraba signos de tortura.

Clonación humana – más allá de las dudas


Los experimentos que activan óvulos a través de diversas técnicas suscitan una marea de dudas: ¿fue clonación? ¿Se obtuvo un embrión humano? ¿No se consiguió un embrión, sino algo parecido?
Son varios los motivos de tales dudas. Por un lado, la misma complejidad de algunos experimentos. Por otro, la difícil frontera que separa a la filosofía y a la ciencia a la hora de definir la frontera que separa al óvulo del zigoto formado tras la activación. Además, no hay que olvidarlo, existen intereses económicos y de otro tipo que buscan avanzar en este tipo de experimentos y que intentan conseguir una opinión pública serena o, al menos, confundirla.
Por eso, frente a la confusión que puede haber ante este tipo de experimentos, no basta con empezar discusiones en las que al final no se sabe exactamente qué ha ocurrido: ¿hubo o no hubo clonación humana? ¿Fueron producidos en el laboratorio embriones humanos y luego destruidos para extraer de los mismos células madre embrionarias?
Hay que ir más allá de las dudas para dejar claras algunas certezas.
La primera certeza es que nunca será correcto usar y destruir una vida humana, aunque a raíz de tal uso se obtenga la curación de otro ser humano o un progreso científico.
La segunda certeza es que todo experimento que implique activación de óvulos con dudas sobre su resultado (¿fue o no fue un embrión humano?) va contra el respeto a la ética y a la justicia. No se puede jugar con la duda cuando está en juego una realidad que podría ser un nuevo ser humano, un hijo producido en laboratorio.
La tercera certeza es que nunca deben ser producidos seres humanos en laboratorio, porque tal producción supone no respetarlos en su dignidad y porque pone en serio peligro su propia existencia.
Desde luego, cada una de esas certezas se construye sobre otra mucho más compleja y difícil de probar: la que admite que en todo ser humano existe un alma espiritual que funda su valor intrínseco. Sin esa certeza corremos el peligro no sólo de no respetar a los embriones, sino tampoco a los adultos, que tienen dignidad no por lo que hacen, sino simplemente por poseer un alma espiritual.
Es importante recordar estas certezas ante las noticias que llegan y que pasan sobre posibles clonaciones humanas. No sólo para detener una “hybris” (un exceso, un abuso) de quienes tienen medios técnicos y saberes muy poderosos, sino para enseñar a quienes trabajan en los laboratorios que con su ciencia y sus aparatos están llamados no a destruir, sino a servir y respetar la vida de cualquier ser humano desde el mismo momento de su concepción. FP

Evangelio del Jueves 27 de Octubre

Día Litúrgico: Jueves XXX (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 13,31-35): En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.
»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».

¡Jerusalén, Jerusalén! (...) 
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos (...) y no habéis querido!

Comentario: Rev. D. Ángel Eugeni PÉREZ i Sánchez (Barcelona, España)

Hoy podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.
En nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo. Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar a los “suyos” en momentos difíciles.
«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa» (Lc 13,34-35). Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos. Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso y sentido por la paz en Israel y Palestina.

martes, 25 de octubre de 2016

26 de Octubre - Celina Chludzinska Borzecka

Celina Chludzinska Borzecka, Beata
Viuda y fundadora de la Congregación de Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, 26 de Octubre

Martirologio Romano: En Cracovia, Polonia, beata Celina Chludzinska, viuda de Borzecka, fundadora de la congregación de Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, para la educación cristiana de las jóvenes y la renovación religiosa y moral de la mujer. († 1913)
Fecha de beatificación: 27 de octubre de 2007, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

La vida de esta beata es una historia de fidelidad en la espera. Nunca dudó de que la voluntad divina guiara sus pasos, aunque durante un tiempo otras personas la condujeron por una vía distinta a la añorada, que no era otra más que la consagración religiosa. Al final, se cumplió su honda impresión, y aunque había dado un gran rodeo, llegó al destino soñado. Nació el 29 de octubre de 1833 en Antowil, antigua ciudad polaca, que pertenece en la actualidad a Bielorrusia, en el seno de una acomodada familia. Era la pequeña de dos hermanos. Con una infancia feliz, que calificó como «años de oro», rodeada de afecto y sintiéndose llamada a ofrendarse por completo a Dios, a los 21 años contrajo matrimonio con Józef Borzęck en la catedral de Vilna. No le fue posible oponerse a la voluntad de sus padres y del prelado, o no lo vio conveniente. Ellos consideraban que lo mejor que podía hacer era desposarse, y sometió su criterio que siempre se movió con la certeza de que Dios estaba en medio de lo que iba aconteciéndole.
Se afincó en Obremszczyzna, pero no se olvidó de su vocación. Sus quehaceres cotidianos no la apartaban de la oración. Su ascesis estaba impregnada también con el sacrificio. Además, fue golpeada por el dolor en lo que más afecta a una madre: sus hijos. El primero de ellos, Casimiro, nacido en 1855, murió ese mismo año. Tras un periodo de gozo por la llegada al mundo de su hija Celine en 1858, nuevamente en 1861 pasó por el duro trance de tener que enterrar a otra hija, María, que no sobrevivió. Finalmente, en 1863 nació Hedwig, que iba a recorrer junto a ella el sendero religioso al que siempre aspiró. Ese año Celine se involucró en la lucha para rescatar a los prisioneros que iban a ser ejecutados en medio de los conflictos bélicos desatados en una dividida Polonia. Las autoridades rusas la detuvieron y dio con sus huesos en la cárcel, llevando con ella a la pequeña recién nacida.
En 1869 otro zarpazo recayó sobre la familia. Llevaba dieciséis años casada cuando Józef sufrió un derrame cerebral y quedó paralítico. Buscando para él los mejores especialistas, todos partieron a Viena, confiando en su recuperación. Celine le proporcionó atenciones y ternura a raudales, pero en 1874, hallándose en su domicilio de Obremszczyzna, murió. Tomó a sus hijas Celine y Hedwig, y partió a Roma al año siguiente segura de que estos dolorosos acontecimientos obedecían a un plan divino. Aún recorrió Polonia, Viena y Roma junto a ellas, atendiendo a su educación, pero siempre en un estado de búsqueda, a la espera de entender la previsión de Dios sobre su vida. En 1879 la joven Celine contrajo matrimonio con un muchacho polaco, y la beata coincidió con el cofundador y superior general de la Congregación de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el siervo de Dios P. Piotr Semenenko, que aspiraba a poner en marcha la rama femenina. En esa época, 1881, ella y Hedwig se disponían a fundar un convento de inspiración carmelita. Pero las conversaciones con Semenenko les hicieron cambiar de plan. En 1882, madre e hija, comenzaron a ser parte de su sueño, preparándose junto a otras cinco aspirantes para acometer la vida religiosa.
En 1884 se asentaron en una casa que tres años más tarde dio lugar a una escuela para niñas sin recursos. Se daba la circunstancia de que en el edificio vivía la familia della Chiesa, hallándose entonces en el domicilio, Mons. Giacomo della Chiesa, que sería pontífice Benedicto XV. Y mientras el P. Semenenko auxiliaba a Celine y a su hija alentándolas en la misión, algo que hizo hasta su muerte en 1886, ellas también contaban con la admiración del que llegaría a ser Vicario de Cristo en la tierra, que fue su capellán y catequista. A estas intrépidas mujeres les enardecía saber que había infinidad de personas a quienes la esperanza parecía darles la espalda, que nunca habían tenido la gracia de que alguien les transmitiera la fe, que les hablara del Dios vivo. La beata conocía muy bien el drama humano plagado de sufrimiento y de injusticias a mansalva. Estaba convencida de que debían «llevar la moral y el renacimiento religioso a la sociedad». La fundación que por primera vez en la historia de la Iglesia acometían una madre y una hija al unísono, surgía de la confianza en Dios; sabían que Él las acompañaría. Contaron con la ayuda del cardenal Parocchi, entonces vicario de Roma.
El 6 de enero de 1891 ambas emitieron los votos perpetuos, y otras tres religiosas tomaban el hábito; esa fecha la consideraron como el día en el que surgía la Congregación de las resurreccionistas, con el objetivo de proporcionar educación a las niñas pobres, que se hizo extensivo después al cuidado de los enfermos. Hedwig fue su primera superiora general. Fueron abriendo casas rápidamente en países del Este. En Polonia tuvieron que extremar la prudencia. Aún quedaban restos de la ocupación rusa, y trabajaron clandestinamente, estableciendo la fundación en Czestochowa, cerca de Jasna Góra, y en Varsovia. Fueron momentos de grandes recuerdos para Celine que había vivido de lleno el inicio de la invasión. Luego dieron el salto a América, donde en 1900 abrieron una casa y una escuela en Chicago. En 1905 la fundación recibió el decretum laudis.
Hedwig, que tiene abierta causa de beatificación, murió repentinamente en Kety, Polonia el 27 septiembre de 1906; contaba con 43 años. Celine no solo volvió a sufrir la pérdida de otro de sus hijos, sino la de su fiel compañera y hermana en religión. Fue un durísimo golpe. En 1911 el primer capítulo general de la Orden la eligió superiora general, misión que asumió hasta el final de sus días. Entregó su alma a Dios el 26 de octubre de 1913 en Malopolskie, Cracovia, cuando iba de camino a Varsovia en visita apostólica; estaba a punto de cumplir 80 años. Fue beatificada el 27 de octubre de 2007 por el cardenal Saraiva que actuó como Delegado de Benedicto XVI.

Aprender a amar


El hombre, para ser feliz, ha de encontrar respuesta a las grandes cuestiones de la vida. Entre esas cuestiones que afectan al hombre de todo tiempo y lugar, que apelan a su corazón, que es donde se desarrolla la más esencial trama de su historia, está, incuestionablemente, la sexualidad.
Por eso es preciso encontrar respuesta a preguntas capitales como: ¿qué debo hacer para educar mi sexualidad, para ser dueño de ella?, pues el cuerpo de la otra persona se presenta a la vez como reflejo de esa persona y también como ocasión para dar rienda suelta a un deseo de autosatisfacción egoísta.
-¿Consideras entonces la sexualidad un asunto muy importante?
El gobierno más importante es el de uno mismo. Y si una persona no adquiere el necesario dominio sobre su sexualidad, vive con un tirano dentro.
La sexualidad es un impulso genérico entre cualquier macho y cualquier hembra. El amor entre un hombre y una mujer, en cambio, busca la máxima individualización.
Y para que el cuerpo sea expresión e instrumento de ese amor individualizado, es necesario dominar el cuerpo de modo que no quede subyugado por el placer inmediato y egoísta, sino que actúe al servicio del amor.
Porque, si no se educa bien la propia afectividad, es fácil que, en el momento en que tendría que brotar un amor limpio, se imponga la fuerza del egoísmo sexual. En el momento en que la sexualidad deja de estar bajo control, comienza su tiranía. Chesterton decía que pensar en una desinhibición sexual simpática y desdramatizada, en la que el sexo se convierte en un pasatiempo hermoso e inofensivo como un árbol o una flor, sería una fantasía utópica o un triste desconocimiento de la naturaleza y la psicología humana. AA

Evangelio del Miércoles 26 de Octubre

Día Litúrgico: Miércoles XXX (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».
Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.
»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

«Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre»

Comentario: Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera (Badalona, Barcelona, España)

Hoy, con la lectura de este fragmento del Evangelio, podemos ver que cada persona es un administrador: cuando nacemos, se nos da a todos una herencia en los genes y unas capacidades para que nos realicemos en la vida. Descubrimos que estas potencialidades y la vida misma son un don de Dios, puesto que nosotros no hemos hecho nada para conseguirlas. Son un regalo personal, único e intransferible, y es lo que nos confiere nuestra personalidad. Son los “talentos” de los que nos habla el mismo Jesús (cf. Mt 25,15), las cualidades que debemos hacer crecer a lo largo de nuestra existencia.
«En el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre» (Lc 12,40), acaba diciendo Jesús en el primer párrafo. Nuestra esperanza está en la venida del Señor Jesús al final de los tiempos; pero ahora y aquí, también Jesús se hace presente en nuestra vida, en la sencillez y la complejidad de cada momento. Es hoy cuando, con la fuerza del Señor, podemos vivir su Reino. San Agustín nos lo recuerda con las palabras del Salmo 32,12: «Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor», para que podamos ser conscientes de ello, formando parte de esta nación.
«También vosotros estad preparados» (Lc 12,40), esta exhortación representa una llamada a la fidelidad, la cual nunca está subordinada al egoísmo. Tenemos la responsabilidad de saber “dar respuesta” a los bienes que hemos recibido junto con nuestra vida. «Conociendo la voluntad de su señor» (Lc 12,47), es lo que llamamos nuestra “conciencia”, y es lo que nos hace dignamente responsables de nuestros actos. La respuesta generosa por nuestra parte hacia la humanidad, hacia cada uno de los seres vivos, es algo justo y lleno de amor.