miércoles, 30 de noviembre de 2016

01 de Diciembre - María Clara del Niño Jesús

María Clara del Niño Jesús, Beata
Fundadora de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción, 01 de Diciembre

Martirologio Romano: En Lisboa, Portugal, beata María Clara del Niño Jesús, (en el siglo Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque), virgen, fundadora de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción. († 1899)
Fecha de beatificación: 21 de mayo de 2011 durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

La venerable sierva de Dios nació el 15 de junio de 1843 en el palacio de la Quinta del Bosque en Amadora, cerca de Lisboa. Sus padres, Nuno Tomás de Mascareñas y Galvao Mexía de Moura Telles y Albuquerque y María de la Purificación de Sá Carneiro Duarte Ferreira, profundamente cristianos, procedían de noble linaje. Libania era la tercera de siete hermanos; a los 14 años quedó huérfana y fue acogida en el Asilo Real de Ajuda, institución que atendían las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Cuando en 1862 estas hermanas francesas fueron expulsadas de Portugal, ella pasó a vivir con los marqueses de Valada, sus parientes.
En 1867 sintió la vocación a la vida religiosa y entró en el pensionado de San Patricio (Lisboa), casa de las Capuchinas de Nuestra Señora de la Concepción; pasados dos años, tomó el hábito y adoptó el nombre de María Clara del Niño Jesús. Como las leyes portuguesas impedían el ingreso en la vida religiosa, la sierva de Dios fue orientada por el director espiritual de la Fraternidad de las Capuchinas, padre Raimundo dos Anjos Beirao, al monasterio francés de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias y Maestras de Calais, donde hizo el noviciado y emitió los votos en 1871.
Ese mismo año, regresó al convento de San Patricio en Lisboa y, bajo la orientación del padre Beirao, comenzó allí la reforma espiritual de las Terciarias Capuchinas. De ese modo nace, el 3 de mayo de 1871, la Congregación de las Hermanas Hospitalarias de los Pobres por Amor de Dios, aprobada por Pío IX el 27 de marzo de 1876. En 1964 tomó el nombre actual de Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.
La Madre María Clara falleció santamente el 1 de diciembre de 1899, a los 56 años, en Lisboa. Sus restos mortales se custodian en la cripta de la capilla de la Curia General, en Linda-a-Pastora, Queijas (Lisboa).
A lo largo de su vida, abrió numerosas casas para acoger a los más pobres y necesitados, a los excluidos de la sociedad portuguesa en la mitad del siglo XIX. Fue la hermana de todos, abierta a las necesidades humanas más elementales; los ancianos, los enfermos, los niños huérfanos y abandonados, los pobres, los desterrados, los obreros, los estudiantes pobres, los mendigos de las calles, las familias necesitadas de luz y de abrigo. Para todos tenía la Madre María Clara una casa permanentemente abierta, donde eren acogidos con ternura de madre.

El Milagro
El milagro comprobado ocurrió en a diócesis Tui-Vigo (Provincia de Pontevedra, España) y fue la curación de Georgina Troncoso Monteagudo, baionesa de 84 años, que durante 34 años sufrió un pioderma gangrenoso.
La madre Clara fue proclamada “Venerable” en 2008 y el pasado diciembre el Vaticano ratificó que la sanación de Georgina en 2003 fue obra de la monja lusa. Durante esos cinco años la Congregación para las Causas de los Santos investigó los hechos y el tribunal médico diocesano que se desplazó hasta Galicia dio por probado que se trataba de un acontecimiento sobrenatural. “Yo lo tengo muy claro, fue un milagro, para mí no tiene otra explicación y para los médicos tampoco”, asegura Georgina junto a la hermana Rita, una de las tres monjas franciscanas que continúan desarrollando su labor en Baiona. La enfermedad que sufrió se remonta a finales de 1968, cuando trasladaba objetos junto a su hermana. Un golpe le provocó graves heridas y la gangrena comenzó a extenderse por todo el brazo provocándole dolores terribles. “Sufría mucho y tenía que acudir todos los días para tratarme”, señala. Médicos de Vigo y Madrid realizaron varios injertos pero constataron que no había cura.
Estampa entre los vendajes Georgina Troncoso había estudiado en el Colegio Virgen de la Roca, donde impartían enseñanzas las monjas de la orden. “Me dieron una estampa de la madre Clara y la colocaba entre los vendajes”, recuerda. La inesperada muerte del doctor vigués Ignacio de Castro en junio de 2002 supuso un golpe duro de superar y la mujer se encomendó más que nunca a la monja portuguesa. “Dejé de acudir todos los días al médico y tan sólo una vez a la semana me veía el de cabecera”, señala antes de explicar lo ocurrido año y medio después. “Me descubrí el brazo y estaba perfectamente, tenía buen color y había recuperado la movilidad”, indica. El médico tampoco encontró una explicación. El hecho no pasó desapercibido y varios medios de comunicación portugueses ya se han hecho eco del “milagro gallego” de la madre Clara.

Dieta monótona, una de las responsables de los déficits nutricionales en los argentinos


La monotonía nutricional es un gran problema para el argentino promedio, teniendo en cuenta que el ser humano necesita alrededor de 60 nutrientes diferentes, entre proteínas, hidratos, grasas, vitaminas, minerales y fitonutrientes. 
De acuerdo con índices internacionales que evalúan la variedad nutricional de los países la recomendación general es incluir entre 20 y 30 alimentos diferentes por semana; estudios demuestran que los argentinos incorporamos poca variedad de alimentos presentando monotonía alimentaria y una alta dependencia de pocos productos básicos; esto genera que nos encontremos en el límite de lo que se conoce como ‘hambre oculta’, que se da en personas sin bajo peso, sin baja talla ni sintomatología específica, pero que presentan carencias nutricionales como falta de vitaminas y minerales esenciales, con potencial impacto en su salud general. 
“El gran problema del hambre oculta es que no se ve. Es más sencillo, por la sintomatología que presentan, diagnosticar patologías como obesidad o desnutrición, que el hambre oculta. Lo curioso es que estas carencias nutricionales se dan en poblaciones con disponibilidad de alimentos, no dependiendo sólo de factores económicos”, sostuvo la Dra. Mónica Katz, médica especialista en Nutrición, Directora de Cursos de Posgrado de Nutrición de la Universidad Favaloro. 
Diferentes estudios indican que una de las razones que explicaría la poca variedad de alimentos en nuestra dieta serían los hábitos culturales: el argentino tiene una fuerte cultura de la carne y de lo rápido, es decir de alimentos “convenientes”. Es mucho más sencillo tirar un bife en la plancha, que cocinar lavando las verduras, fraccionándolas artesanalmente con paciencia como sucede en la cultura oriental. “La dieta argentina en general se caracteriza por un bajo consumo de hortalizas, frutas, legumbres, cereales integrales y un exceso de consumo de cortes grasos de carne, harinas, azúcares y sodio”, aseguró la especialista. 
Lo que empeora el perfil nutricional de los argentinos tiene que ver con que presentamos un consumo de frutas y verduras por debajo de la mitad de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Esto se vio reflejado consistentemente en las tres encuestas nacionales de factores de riesgo del Ministerio de Salud de La Nación. 

Quiénes son más propensos a presentar déficit de algunos Nutrientes
  • Dietantes: todo plan alimenticio de menos de 1200 calorías diarias trae aparejado inevitablemente carencias de micronutrientes.
  • Adultos mayores: viven solos, disminuyen poder adquisitivo, padecen cambios fisiológicos que compromete la digestión y absorción de nutrientes, pierden interés por la alimentación. En ocasiones, no pueden comprar alimentos por sus propios medios o dedicarle mucho tiempo a la cocina.
  • Grupos de personas con regímenes alimentarios estrictos que, por su poca variedad de alimentos, podrían encontrarse faltos de algunos micronutrientes esenciales.
  • Hospitalizados: pacientes internados que ayunan porque se les realizan estudios, a los que no les gusta la comida que les ofrecen, o quienes por su condición van perdiendo peso, entre otros.
  • Trastornos alimentarios: bulimia y anorexia, los TAN (trastornos alimentarios no especificados), y otros como la ortorexia (obsesión patológica por ingerir comida considerada saludable).
  • Deportistas: es esperable que los deportistas de elite estén bien asesorados y monitoreados en términos nutricionales, pero existe un amplio universo de deportistas amateurs de alta exigencia, pero bajo seguimiento por parte de un profesional.
  • ¿Todos?: Más allá de estos grupos, dada lo extendida de una dieta monótona en nuestro país, es esperable que gran parte de la población presente algún nivel de carencias de micronutrientes.
Superalimentos
Tal como refirió la Dra. Katz, si hubiera que destacar cinco alimentos que no deberían faltar en la dieta, por su aporte nutricional, “sobresalen los frutos rojos, verduras como el brócoli, peces grasos como el salmón, atún o caballa, los cereales enteros de la quínoa, arroz yamaní o algunos tipos de pan integral, y los frutos secos como la nuez o la almendra. Algunos son antioxidantes, otros aportan grasas saludables y tienen beneficios para la prevención de enfermedades crónicas”. 
El calcio aportado por los lácteos es fundamental para la salud de los huesos por su adecuada biodisponibilidad. 
A pesar de la relevancia de llevar una alimentación equilibrada y variada, existen varios factores del estilo de vida actual que atentan contra ese objetivo: ritmo apurado, la comodidad de los deliverys, la dificultad para comer en casa todas las comidas y no disponer del tiempo y la creatividad a la hora de cocinar. 
Sin embargo, es muy importante mejorar los patrones de alimentación, aumentando la variedad de comidas, intentando incluir al menos 3 porciones de verduras y dos de frutas por día, legumbres, elegir cortes de carne más magros, incrementar la ingesta de pescado, consumir aceites vegetales, consumir 8 vasos de agua segura, limitar la de grasas saturadas y azúcares. Cuando no se logre incorporar todos los micronutrientes y vitaminas necesarios para una vida saludable, una alternativa es complementar la dieta con suplementos multivitamínicos y multiminerales.

Hoy… en nada seré avergonzado


“Mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte”  Filipenses 1:20
Hoy por la mañana estuve meditando en este pasaje y dije dentro de mí, el anhelo de Pablo es también el mío, porque hoy no quiero ser avergonzado en nada. Sé que la vida trae para mi oportunidades que parecen buenas, agradables, prosperas y hasta fáciles pero que a la postre pueden avergonzarme y hoy no quiero tomar ese camino.
Sé que me sentiré hoy avergonzado si no cedo al Señor toda mi vida, si reservo para mí una partecita de mi vida o una parte de mi corazón entonces llegará el momento cuando me sentiré avergonzado. Hoy mi propósito final es que todo mi ser sea para su mayor exaltación y lo mejor de mí para su gloria.
¿Cómo puedo yo alcanzar en este día el nivel de entrega total al Señor? ¿Tengo que esperar que algo sobrenatural suceda? ¿Necesito hacer largas oraciones o promesas cotidianas? ¿Acaso es un asunto de ser hoy más religioso que el resto del año o quizá de mi vida?  No,  esto sólo lo alcanzaré cuando yo entienda que esto es un asunto de voluntad, no es un asunto de religiosidad, pensamiento nuevo y penitencias.
Necesito entregar mi voluntad al Señor y emprender el camino firme de entrega a Él, recordando que Él primero se entregó por mí y ahora Él espera que yo me entregue a Él. Es una entrega total, absoluta e irrevocable de mi voluntad. Cuando yo entrego mi voluntad a Él ya no queda nada para mí y todo le pertenece a Él. 
Sé que mis peores enemigos en esto de entregar mi voluntad son mi egoísmo, mi autocomplacencia y mi terquedad. Sé que muchas veces he discutido con el Señor cuando Él me pide una entrega completa y en mis discusiones con Él me visto de religiosidad, de buena voluntad y de comprensión por otros en mi necedad de entregarle mi voluntad. Este día ya no voy a luchar más, en este día voy a tomar la determinación de entregarle mi voluntad y así toda mi vida le pertenecerá y vivirá para Él y entonces podré decir como el apóstol Pablo, en Nada seré avergonzado.
Señor, Gracias por darme esta hermosa oportunidad de caminar en tu voluntad y en tu presencia. Gracias por que solo Tú eres  bueno. Gracias por darme la oportunidad en este día de entregarte mi voluntad y ser tuyo en el 100 % de vida y así en nada seré avergonzado. Amén. SCG

Evangelio del Jueves 01 de Diciembre

Día Litúrgico: Jueves I (A) de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

«No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos»

Comentario: Abbé Jean-Charles TISSOT (Freiburg, Suiza)

Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su “sermón de la montaña” en el cual da un sentido nuevo y más profundo a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin implicación personal.
«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y penoso para construir algo. “Bene curris, sed extra viam”, decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir. ¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!
El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día en medio de los pequeños problemas que Él tratará de dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.

martes, 29 de noviembre de 2016

30 de Noviembre - José Marchand

José Marchand, Santo
Mártir, 30 de Noviembre

Presbítero de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París.
Fue sentenciado a recibir latigazos hasta morir por el emperador Minh M, en Vietnam.

El páncreas artificial, más cerca de ser una realidad


La primera fase de pruebas clínicas en el país del “páncreas artificial”, un desarrollo en experimentación a nivel mundial que se muestra efectivo para “evitar las complicaciones mortales” en pacientes con diabetes tipo 1, “finalizó con éxito” según anunciaron especialistas del Hospital Italiano junto a investigadores del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y de la Universidad de Virginia.
“En el caso de los chicos, uno de los mayores miedos de los padres es que hagan una hipoglucemia nocturna y no se despierten a la mañana: esto hemos logrado reducirlo a cero”, explicó hoy el Daniel Cherñavvsky, asesor principal de la Universidad de Virginia, que integra el conglomerado que realiza el ensayo a nivel global. 
El denominado páncreas artificial es una nueva herramienta médica capaz de suplir al órgano humano encargado de “modular la liberación de insulina”, al interconectar y coordinar el funcionamietno de dos tecnologías ya existentes -el monitor continuo y la bomba de glucosa- , de tal modo que dependan cada vez menos del ingreso manual de información por parte del paciente. 
Y todo gracias a un software especial instalado en un smartphone, que además de realizar cálculos “de valor histórico y predictivo”, almacenará la información y enviará los datos a un centro de monitoreo remoto que le permitirá al médico seguir por teléfono la evolución del paciente. 
El investigador principal del estudio y jefe de la sección Diabetes del servicio de Endocrinología del Hospital Italiano, Luis Grosembacher, aseguró en conferencia de prensa que “hoy es posible evitar las complicaciones crónicas de la diabetes tipo 1”, y el páncreas artificial “será seguramente la herramienta más eficaz para lograrlo”. 
“La finalidad de este desarrollo científico es lograr objetivos glucémicos estables entre 70 y 180 mg/dl, lo cual en una persona que no regula la secreción de insulina según la glucosa (en sangre), sin duda va a disminuir la incidencia de complicaciones crónicas a largo plazo”, dijo. 
Grosembacher explicó que la primera etapa de ensayos clínicos se realizó en cinco pacientes del hospital, que “fueron hospitalizados para ser evaluados y monitoreados” de forma constante durante 36 horas. Con la tecnología disponible en el mercado hoy, señaló, “es posible medir la glucosa en forma continua y, en forma individual o separada, infundir insulina según esta glucosa” a través de una bomba. 
“Pero la posibilidad de que la bomba en forma automática infunda la insulina según la glucosa fue una consecuencia que fue emergiendo del avance de la tecnología, y los que hicieron un gran aporte en este sentido fueron los ingenieros”, agregó. 
Los ingenieros, indicó, “diseñaron un programa que, a través de cálculos matemáticos, consigue simular la infusión de insulina según el nivel de glucosa” que un paciente diabético registra en un determinado momento. 
Cherñavvsky explicó que, por el momento, el páncreas artificial es un “híbrido” porque “el paciente interviene parcialmente”, pues “ya no tiene que hacer el cálculo mental (de la cantidad de insulina que necesita), sino que informa cuántos carbohidratos va a comer y, según el nivel de azúcar que tiene (en sangre), el sistema hace las cuentas por el paciente. Pero -adelantó- en una segunda etapa de pruebas sólo informará qué va a comer”. 
“El objetivo es que en un futuro sea 100 por ciento automático, porque la diabetes da trabajo los 365 días del año, las 24 horas, porque el paciente jamás se puede olvidar” que tiene esa enfermedad “o dejar de contar lo qué come o cuánta azúcar tiene en sangre”, agregó. 
Por eso, dijo, además de “optimizar el tratamiento”, el páncreas artificial le brindará al paciente “tiempo de paz mental”. “No es la cura -expuso- pero es el mejor tratamiento que se le pueda dar al paciente desde el punto de vista tecnológico”, eliminando, además, la posibilidad de que se muera de diabetes. 
Cherñavvsky destacó que la prueba clínica realizada en la Argentina “es la primera en Latinoamérica”, en el marco del ensayo global que está efectuando el conglomerado de organizaciones científicas que desarrolló este dispositivo. 
Y si bien esta primera etapa de pruebas se realizó con un software desarrollado en la Universidad de Virginia, “la segunda se hará con un algoritmo creando pura y netamente en Argentina”, a partir de un trabajo conjunto del ITBA y las universidades nacionales de Quilmes y La Plata. 
A cargo del diseño de este algoritmo está Ricardo Sánchez Peña, responsable técnico principal del proyecto por el ITBA. 
“Todo se inició para mí de manera casual, por el nieto de un colega que tiene diabetes tipo 1 y entonces tenía 3 años. El padre decía 'si yo tuviera un sistema que me permitiera dormir 4 horas seguidas a la noche (sin tener que controlar cada dos horas el nivel de glucosa), sería fabuloso'. Esto me quedó grabado y por eso me metí en esto”, contó. 
En la Argentina se calcula que unas 300.000 personas tienen diabetes tipo 1 y para ellas está pensado especialmente este nuevo dispositivo médico que ensayan simultáneamente en Estados Unidos, Canadá, Argentina, Francia, Italia e Israel, aunque aún se desconoce una fecha cierta de ingreso al mercado y su costo aproximado.

La paciencia de Dios


Buscar el poder es una tentación que continuamente asecha al ser humano. Tener fuerza, tener dinero, recibir aplausos. Luego, cuando todo está en nuestras manos, cuando las voluntades han sido sometidas (ilusionadas, engañadas, asustadas), llega la hora de iniciar la utopía, de construir el mundo perfecto. Y ese “mundo perfecto” inicia precisamente con lágrimas, con dolor, con la opresión del enemigo, con las críticas malévolas, con ese clima de miedo que reina en los sistemas totalitarios (del pasado y del presente).
El fracaso de las utopías humanas nos hace desconfiados. Querríamos, entonces, que Dios actuase, que impusiese entre los hombres la justicia. Desearíamos que enviase desde el cielo un rayo de fuerza, que acabase con los criminales, los terroristas, los explotadores, los pedófilos, los violadores, los que controlan el mundo mientras se mantienen indiferentes ante el hambre de millones de niños, ante el drama del aborto, ante la opresión de los justos y los pobres.
Dios, en cambio, responde con su Hijo. Sin violencia, sin truenos, sin acabar con el malvado. Jesús predica un mensaje de paz, de perdón, de esperanza. Cuando llega la hora de la lucha suprema, se muestra débil, manso, humilde, como un cordero. Ante los que no comprenden al Padre viene criticado como un blasfemo. Lo atan como a un malhechor, lo condenan a la muerte que se aplica a los criminales. Jesús calla, y el Padre detiene legiones de ángeles que contemplan horrorizados la muerte del Justo y la victoria, aparente, del maligno.
Pero la redención no viene del poder, sino del amor y de la paciencia redentora de Dios. Nos lo recordaba el Papa Benedicto XVI en la homilía de inicio de Pontificado, el 24 de abril de 2005: “No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor. ¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor. Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres.
Estamos en el tiempo de la paciencia de Dios. Como cristianos podemos imitar su bondad, vivir en la confianza, aprender el arte difícil de la espera. Espera, que significa renuncia a la venganza y perdón para con el enemigo.
No cambiaremos al mundo a base de golpes de violencia. La hora de la paciencia, la hora de la mansedumbre, es el único camino que nos acerca, de veras, a la construcción de un mundo nuevo. Un mundo en el que las lanzas se convertirán en azadas, los hombres ya no vivirán para el dinero, y el mensaje de Cristo llenará los corazones de esperanza y de mucho, mucho amor... FP

Evangelio del Miércoles 30 de Noviembre

Día Litúrgico: Miércoles I (A) de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

«Os haré pescadores de hombres»

Comentario: Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)

Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...
También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.

lunes, 28 de noviembre de 2016

29 de Noviembre - Redento de la Cruz

Redento de la Cruz, Beato
Mártir Carmelita, 29 de Noviembre

El Beato Redento, en el siglo Tomás Rodríguez, había nacido en Portugal el 1598. Su pueblo era Paredes. De muy joven se embarcó hacia las Indias Orientales y allí vistió el hábito de religioso carmelita como Hermano. Estuvo en varios conventos. En Goa, muchos años de sacristán. Allí conoció al P. Dionisio. Al vestir el hábito carmelita se puso el nombre de Redento de la Cruz. De veras que amó siempre tiernamente la Cruz de Jesucristo y sus propias cruces.
Cuando el embajador del Rey de Portugal quiso llevarse al P. Dionisio a Anchen (Sumatra), los acompañó en el viaje.
Llegaron a esta ciudad el 25 de octubre de 1638. Los recibieron con demostraciones de falsa alegría y muy pronto fueron hechos prisioneros.
El intento era que renegaran de su fe católica y que se hicieran musulmanes. Los dos carmelitas fueron mucho más duramente torturados que los otros cautivos. Los dos se privaban de lo necesario para ayudar a los otros. Les alentaban para que no decayeran en la fe. Pasaban largas horas entregados a la oración. En varias ocasiones el Señor les premio con gracias especiales que dejaban a los demás admirados. Esto era un estimulo para morir por Jesucristo. Dionisio quiso ser el último en morir para alentar a los demás.
E1 primero fue el Hermano Redento. Los mataron a golpes de cimitarra, que abrieron sus cabezas por la mitad. Era el 29 de noviembre de 1638.

Contra la violencia, sí a la vida


La cultura de la violencia provoca daños, heridas, destrucción, muerte. La cultura de la violencia discrimina y abandona sobre todo a los más débiles, los más indefensos, los más vulnerables: los hijos antes de nacer.
La cultura de la vida está en contra la violencia y a favor de los débiles. Porque considera que ningún ser humano debe ser discriminado injustamente si carece de dinero, o si es de una religión determinada (o si no tiene ninguna religión), o si pertenece a una raza concreta, o si carece de salud, o si todavía no ha nacido.
La raíz del amor a la vida, del respeto de los débiles, es muy sencilla: todos son iguales ante la justicia, todos merecen respeto y ayuda, todos deben poder desarrollarse libremente en su camino personal, único, intransferible.
Por desgracia, grupos poderosos acusan a los movimientos provida de promover la violencia, la intolerancia, incluso el crimen. En realidad, ningún auténtico miembro de la cultura de la vida puede apoyar violencias asesinas y arbitrarias.
Habría que analizar, entonces, de dónde surge ese deseo de desprestigiar a los grupos provida, quiénes están detrás de frases fáciles que llegan a calificar a los defensores de los débiles como potenciales terroristas, como enemigos de la mujer, como intolerantes fanáticos, como liberticidas.
El auténtico enemigo de la libertad no está en la cultura provida. Porque la defensa del derecho a la vida nunca es “liberticida”, sino que permite el respeto hacia un derecho fundamental sobre el que se construye cualquier sistema democrático justo: el reconocimiento de la dignidad del otro, la defensa de su integridad física, el compromiso por ofrecerle asistencia y ayuda en sus necesidades más fundamentales como miembro de la gran familia humana.
La violencia debe ser condenada en su raíz. La protesta social contra asesinatos de inocentes ha de estar acompañada por la reacción de todos los hombres y mujeres de buena voluntad ante quienes defienden falsos derechos, ante quienes creen que en él hay progreso cuando se permiten crímenes como los del aborto o la eutanasia.
El no a la violencia será entonces coherente, auténtico, incluyente: porque sabrá promover la tutela de los más débiles: los hijos antes de nacer, los enfermos, los abandonados, los ancianos y los pobres. FP

Evangelio del Martes 29 de Noviembre

Día Litúrgico: Martes I (A) de Adviento

Texto del Evangelio (Lc 10,21-24): En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

«Te bendigo, Padre»

Comentario: Abbé Jean GOTTIGNY (Bruxelles, Bélgica)

Hoy leemos un extracto del capítulo 10 del Evangelio según san Lucas. El Señor ha enviado a setenta y dos discípulos a los lugares adonde Él mismo ha de ir. Y regresan exultantes. Oyéndoles contar sus hechos y gestas, «Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra’» (Lc 10,21). 
La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido, primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez. “Gracias” es una de las primeras palabras que enseñamos a los niños. «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21). 
Benedicto XVI, al hablar de la actitud de adoración, afirma que ella presupone un «reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas las cosas».
Un alma sensible experimenta la necesidad de manifestar su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a los favores divinos. «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). Desde luego, nos hace falta «dar gracias a Dios Padre, a través de su Hijo, en el Espíritu Santo; con la gran misericordia con la que nos ha amado, ha sentido lástima por nosotros, y cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha hecho revivir con Cristo para que seamos en Él una nueva creación» (San León Magno).

domingo, 27 de noviembre de 2016

28 de Noviembre - Luis Campos Górriz

Luis Campos Górriz, Beato
Padre de familia y Mártir, 28 de Noviembre

Martirologio Romano: En Picadero de Paterna, Valencia, España, beato Luis Campos Górriz, mártir, que durante la misma persecución coronó con su glorioso martirio una vida fervorosamente entregada al apostolado y a la caridad. († 1936)
Fecha de beatificación: 11 de marzo de 2001 por S.S. Juan Pablo II.

Nació en Valencia el 30 de junio de 1905. Tras estudiar la primera enseñanza y la media en el colegio de San José que dirigían los padres jesuitas, simultaneó las licenciaturas en Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia y se doctoró en Leyes en la Universidad Central de Madrid. Durante estos años de estudiante, realizó distintos viajes por Europa acompañando al siervo de Dios Ángel Herrera Oria. 
Entre los cargos que desempeñó dentro del Apostolado seglar en sus 31 años de vida, destaca el de Secretario y Presidente de la Federación de Estudiantes Católicos de Valencia; miembro de la Junta Suprema de Confederación Nacional de Estudiantes Católicos; Presidente de la Congregación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga de Valencia, Secretario del Centro de Valencia de la Asociación Católica de Propagandistas y finalmente, Secretario General de la misma. 
En 1933 contrajo matrimonio con Carmen de Arteche, con la que se trasladó a vivir a Madrid. Fallecida su esposa, la Guerra Civil le sorprendió en la localidad valenciana de Torrente, donde vivía su padre, registrador de la Propiedad. Aunque los primeros meses de la contienda transcurrieron con cierta tranquilidad, el 28 de noviembre fue detenido por un grupo de personas armadas y tras ser interrogado, fue conducido al picadero de Paterna, donde lo fusilaron. 
El día 11 de marzo de 2001 el Papa Juan Pablo II lo elevó a los altares, en la que ha sido la mayor ceremonia de beatificación de la historia: 233 mártires de la Guerra Civil española fueron declarados beatos. Entre ellos, sacerdotes, religiosos y seglares pertenecientes a distintos movimientos y asociaciones laicales.

Una ansiosa búsqueda


Buscaba el placer, y al final lo encontraba -cuenta C. S. Lewis en su autobiografía.
Pero enseguida descubrí que el placer (ese u otro cualquiera) no era lo que yo buscaba. Y pensé que me estaba equivocando, aunque no fue, desde luego, por cuestiones morales; en aquel momento, yo era lo más inmoral que puede ser un hombre en estos temas.
La frustración tampoco consistía en haber encontrado un placer rastrero en vez de uno elevado.
Era el poco valor de la conclusión lo que aguaba la fiesta. Los perros habían perdido el rastro. Había capturado una presa equivocada. Ofrecer una chuleta de cordero a un hombre que se está muriendo de sed es lo mismo que ofrecer placer sexual al que desea lo que estoy describiendo.
No es que me apartara de la experiencia erótica diciendo: ¡eso no! Mis sentimientos eran: bueno, ya veo, pero ¿no nos hemos desviado de nuestro objetivo?
El verdadero deseo se marchaba como diciendo: ¿qué tiene que ver esto conmigo?
Así describe C. S. Lewis sus errores y vacilaciones en el camino de la búsqueda de la felicidad. La ruta del placer había resultado infructuosa. Llevaba años rastreando tras una pista equivocada: “Al terminar de construir un templo para él, descubrí que el dios del placer se había ido”.
La seducción del placer, mientras dura, tiende a ocupar toda la pantalla en nuestra mente. En esos momentos, lo promete todo, parece que fuera lo único que importa. Sin embargo, muy poco después de ceder a esa seducción, se comprueba el engaño. Se comprueba que no saciaba como prometía, que nos ha vuelto a embaucar, que ofrecía mucho más de lo que luego nos ha dado. Seguíamos de cerca el rastro, pero lo hemos vuelto a perder.
Basta un pequeño repaso por la literatura clásica para constatar que esa ansiosa búsqueda del placer sexual no tiene demasiado de original ni de novedoso. En la vida de pueblos muy antiguos se ve que habían agotado ya bastante sus posibilidades, que por otra parte tampoco dan mucho más de sí. La atracción del sexo es indiscutible, ciertamente, pero el repertorio se agota pronto, por mucho que cambie el decorado. AA

Evangelio del Lunes 28 de Noviembre

Día Litúrgico: Lunes I (A) de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 8,5-11): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace». 
Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».

«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande»

Comentario: Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, Cafarnaúm es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».
El centurión de Cafarnaúm no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.
Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.

sábado, 26 de noviembre de 2016

27 de Noviembre - Delfina

Delfina, Beata
Viuda, Patrona de las Novias, 27 de Noviembre

Martirologio Romano: En Apt, de la Provenza, beata Delfina, esposa de san Elzeario de Sabran, con el cual prometió guardar la castidad, y después de su muerte permaneció en la pobreza y en la oración. (†1358/1360)
Etimológicamente: Delfina = Aquella que mata serpientes. Viene de la lengua griega
Fecha de beatificación: 24 de julio de 1694 por el Papa Inocencio XII

Delfina de Signe, nació hacia 1284 en Puy Michel en los montes del Luberón, Francia, de la noble familia Glandèves. Una encantadora figura de mujer, que pasa por el mundo llevando a todas partes la luz de su gracia, el perfume de la virtud, el calor de su afecto. No era una santidad ruidosa, que haya marcado la historia de su tiempo, sino una santidad delicadamente femenina que se difundió a su alrededor como linfa silenciosa y generosa para alimentar en el bien a cuantos estuvieron a su alrededor a lo largo de su vida.
Desde niña su presencia fue luz y consuelo para su familia. A los 12 años ya estaba prometida a un joven no inferior a ella por su gentileza, nobleza de sangre y belleza de alma. Elzeario, el novio, era hijo del Señor de Sabran y conde de Ariano en el reino de Nápoles. Desde el nacimiento su madre lo había ofrecido en espíritu a Dios y más tarde un austero tío lo había educado en un monasterio. Las bodas tuvieron lugar cuatro años más tarde. Fue un matrimonio “blanco”, porque los dos jóvenes esposos escogieron la castidad, un medio de perfección espiritual más alto y arduo. En el castillo de Ansouis, los dos nobles cónyuges vivieron no como castellanos sino como penitentes; no como señores feudales sino como ascetas dignos de los tiempos heroicos de la primitiva Iglesia.
Pasados al castillo de Puy Michel, entraron a la Tercera Orden Franciscana. Su vida interior se enriqueció con una nueva dimensión, la de la caridad, mediante la cual ellos, ricos por su condición, se hicieron humildes y pobres para socorrer a los pobres. Delfina y su esposo a más de las penitencias, oraciones y mortificaciones, se dedicaron a todas las obras de misericordia, destacándose en todas.
Cuando Elzeario fue enviado a su ducado de Ariano como embajador en el reino de Nápoles, la actividad benéfica de los dos esposos continuó en un ambiente todavía más difícil. En medio de tumultos y rebeliones, los dos Santos fueron embajadores de concordia, de caridad, de oración. Continuaron sus buenas obras multiplicando sus propios esfuerzos y sacrificios hasta conquistarse la admiración del pueblo.
Elzeario murió poco después en París. Delfina en cambio le sobrevivió largo tiempo y honró la memoria de su esposo del mejor modo posible continuando las buenas obras e imitando sus virtudes. Tuvo la alegría de ver a su esposo colocado por la Iglesia en el número de los Santos. Ella, a los 74 años pudo reclinar su cabeza serena y feliz para el eterno descanso. Murió en Calfières, el 26 de noviembre de 1358.

El domingo ya empieza el Adviento


Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad... El próximo domingo será el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra. Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.
La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.
Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.
Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que Él nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de “ellos es el Reino de los Cielos”... y a los “pequeños” es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.
Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo.
A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.
Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación, por “nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados” (1Co 15,3) y en su Resurrección para nuestra justificación (Rm 4,1) “estando siempre vivo para interceder en nuestro favor” (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre “ante el acatamiento de Dios en favor nuestro” (Hb 9,24).
Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre. PREPARÉMONOS CON ILUSIÓN Y CON FE. MEdeA

Evangelio del Domingo 27 de Noviembre

Día Litúrgico: Domingo I (A) de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 24, 37-44): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. 
»Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».

«Velad (...) porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor»

Comentario: Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas, Perú

Hoy, «como en los días de Noé», la gente come, bebe, toma marido o mujer con el agravante de que el hombre toma hombre, y la mujer, mujer (cf. Mt 24,37-38). Pero hay también, como entonces el patriarca Noé, santos en la misma oficina y en el mismo escritorio que los otros. Uno de ellos será tomado y el otro dejado porque vendrá el Justo Juez.
Se impone vigilar porque «sólo quien está despierto no será tomado por sorpresa» (Benedicto XVI). Debemos estar preparados con el amor encendido en el corazón, como la antorcha de las vírgenes prudentes. Se trata precisamente de eso: llegará el momento en que se oirá: «¡Ya está aquí el esposo!» (Mt 25,6), ¡Jesucristo! 
Su llegada es siempre motivo de gozo para quien lleva la antorcha prendida en el corazón. Su venida es algo así como la del padre de familia que vive en un país lejano y escribe a los suyos: —Cuando menos lo esperen, les caigo. Desde aquel día todo es alegría en el hogar: ¡Papá viene! Nuestro modelo, los Santos, vivieron así, “en la espera del Señor”.
El Adviento es para aprender a esperar con paz y con amor, al Señor que viene. Nada de la desesperación o impaciencia que caracteriza al hombre de este tiempo. San Agustín da una buena receta para esperar: «Como sea tu vida, así será tu muerte». Si esperamos con amor, Dios colmará nuestro corazón y nuestra esperanza.
Vigilen porque no saben qué día vendrá el Señor (cf. Mt 24,42). Casa limpia, corazón puro, pensamientos y afectos al estilo de Jesús. Benedicto XVI explica: «Vigilar significa seguir al Señor, elegir lo que Cristo eligió, amar lo que Él amó, conformar la propia vida a la suya». Entonces vendrá el Hijo del hombre… y el Padre nos acogerá entre sus brazos por parecernos a su Hijo.

viernes, 25 de noviembre de 2016

26 de Noviembre - Margarita Occhiena

Margarita Occhiena, Venerable
Mamá de San Juan Bosco, 26 de Noviembre

Margarita Occhiena nació el 1 de abril de 1788 en Capriglio (Asti, norte de Italia). Casada con Francisco Bosco, se trasladó a vivir a I Becchi. Después de la muerte prematura de su marido, Margarita, a sus 29 años, tuvo que sacar adelante a su familia, ella sola, en un tiempo de hambruna cruel. Cuidó de la madre de Francisco y de su hijo Antonio, a la vez que educaba a sus propios hijos, José y Juan. Éste último sería sacerdote y el fundador de la Congregación Salesiana. 
Mujer fuerte, de ideas claras, de fe recia, decidida en sus opciones, observaba un estilo de vida sencillo y se preocupó de la educación cristiana de sus hijos. Educó a tres chicos de temperamento muy diferente y más de una vez se vio obligada a tomar decisiones extremas (tal como tener que mandar fuera de casa al más pequeño, Juan, a fin de preservar la paz en casa y ofrecerle la posibilidad de estudiar). 
Corría el año 1848 cuando, con un cariño especial, acompañó a su hijo Juan en su camino hacia el sacerdocio y fue entonces, a sus 58 años, cuando abandonó su casita y tranquilidad en su pueblo y le siguió en su misión entre los muchachos pobres y abandonados de Turín. Aquí, durante diez años, madre e hijo unieron sus vidas con los inicios de la Congregación Salesiana. Ella fue la primera y principal cooperadora de don Bosco y, con su amabilidad hecha vida, aportó su presencia maternal al Sistema Preventivo. 
Fue así como, aún sin saberlo, llegó a ser la “cofundadora” de la Familia Salesiana, capaz de formar a tantos santos, como Domingo Savio y Miguel Rua. Era analfabeta pero estaba llena de aquella sabiduría que viene de lo alto, ayudando, de este modo, a tantos niños de la calle, hijos de nadie. Para ella Dios era lo primero, así consumió su vida en el servicio de Dios, en la pobreza, la oración y el sacrificio. 
Murió a los 68 años de edad, en Turín, un 26 de noviembre de 1856. Una multitud de muchachos que lloraban por ella como por una madre, acompañó sus restos al cementerio.
Fue declarada Venerable, el 15 de Noviembre de 2006, por Benedicto XVI a través de un decreto publicado hoy por la Congregación para la Causa de los Santos.

La casa bonita


Aquel era un sábado como cualquier otro: el trajín de siempre: correr, comprar rápido y escapar del tumulto y el bullicio de la ciudad en un destartalado autobús... Me sentía cansada y ofuscada por el inmenso calor y toda la gente a mi alrededor transpiraba como si estuvieran sumergidos en un mar de sudor. Abordé el autobús y me senté en el primer asiento para refrescarme un poco con la brisa del camino.
Todo transcurrió normalmente hasta que a mitad del camino una mujer abordó el autobús. Vestía harapos, estaba sucia y sostenía un bebé de meses en sus brazos y a su lado llevaba un niño de no más de cuatro años. Ella se sentó a mi lado con el bebé, el otro niño se sentó en el asiento contiguo, al otro lado del pasillo. Observé aquella mujer discretamente: era delgada y podría decirse que había aún restos de juventud en su expresión; pude ver sus facciones: un rostro en el cual aún se vislumbraba unos rasgos bonitos, ojos claros, se notaba que aún era joven, sin embargo el peso del dolor podía verse a través de sus arrugas prematuras. El niño mayor se veía saludable, vivaracho y muy simpático.
El viaje se convirtió en una “excursión de silencio” en cuanto la señora abordó el bus, todos los pasajeros la observaban con preocupación e incluso con cierto desprecio e incomodidad por la suciedad de sus ropas. De pronto en medio del silencio una chispa de luz brilló en los ojos del niño, miró sonriente por la puerta del autobús y gritó: “¡Mira, Mami, qué casa tan bonita!”.
Inconscientemente, todos los pasajeros del autobús miramos hacia donde el niño señalaba y solo había un pequeño rancho, con unas pocas tablas, con hendijas por todas partes, sin suelo y con unas latas herrumbradas y rotas por techo.
¡Mira, Mami! ¡Qué bonita y hasta tiene luz! ¡Mira tiene un cable!"
La mujer con ojos tristes le dijo “Si, hijo, si” y se volvió avergonzada hacia mí y se disculpó por su pobreza diciendo “No ve que como vivimos tan pobres y nos alumbramos con candelas, él todo lo ve bonito” e inclinó su rostro avergonzada. En aquel momento deseé que el asiento del bus se abriera y me ocultara, ¡Cómo podría quejarme yo después de esto!
Deseé quitarme las pocas cosas valiosas que llevaba encima y dárselas para que cubriera sus necesidades básicas. ¡Qué vergüenza! ¡Qué derecho tengo yo a “colgarme” adornos y alhajas de oro cuando otros no tienen con qué cubrir sus cuerpos del frío!
En la siguiente parada la mujer bajó, pero todos en el autobús quedamos con el corazón estrujado y un inmenso nudo en la garganta. Y los que nos llamamos “cristianos” con una sensación de culpa por no haber cumplido el mandato: “lo que a uno de estos hiciereis, a Mí me lo hacéis”.
Descubrí que la pobreza te hace apreciar y valorar muchas más cosas de las que a diario vemos y que la belleza está donde la encuentres.

Evangelio del Sábado 26 de Noviembre

Día Litúrgico: Sábado XXXIV (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 21,34-36): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».

«Estad en vela (...) orando en todo tiempo»

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, último día del tiempo ordinario, Jesús nos advierte con meridiana claridad sobre la suerte de nuestro paso por esta vida. Si nos empeñamos, obstinadamente, en vivir absortos por la inmediatez de los afanes de la vida, llegará el último día de nuestra existencia terrena tan de repente que la misma ceguera de nuestra glotonería nos impedirá reconocer al mismísimo Dios, que vendrá (porque aquí estamos de paso, ¿lo sabías?) para llevarnos a la intimidad de su Amor infinito. Será algo así como lo que le ocurre a un niño malcriado: tan entretenido está con “sus” juguetes, que al final olvida el cariño de sus padres y la compañía de sus amigos. Cuando se da cuenta, llora desconsolado por su inesperada soledad. 
El antídoto que nos ofrece Jesús es igualmente claro: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). Vigilar y orar... El mismo aviso que les dio a sus Apóstoles la noche en que fue traicionado. La oración tiene un componente admirable de profecía, muchas veces olvidado en la predicación, es decir, de pasar del mero “ver” al “mirar” la cotidianeidad en su más profunda realidad. Como escribió Evagrio Póntico, «la vista es el mejor de todos los sentidos; la oración es la más divina de todas las virtudes». Los clásicos de la espiritualidad lo llaman “visión sobrenatural”, mirar con los ojos de Dios. O lo que es lo mismo, conocer la Verdad: de Dios, del mundo, de mí mismo. Los profetas fueron, no sólo los que “predecían lo que iba a venir”, sino también los que sabían interpretar el presente en su justa medida, alcance y densidad. Resultado: supieron reconducir la historia, con la ayuda de Dios. 
Tantas veces nos lamentamos de la situación del mundo. —¿Adónde iremos a parar?, decimos. Hoy, que es el último día del tiempo ordinario, es día también de resoluciones definitivas. Quizás ya va siendo hora de que alguien más esté dispuesto a levantarse de su embriaguez de presente y se ponga manos a la obra de un futuro mejor. ¿Quieres ser tú? Pues, ¡ánimo!, y que Dios te bendiga.

jueves, 24 de noviembre de 2016

25 de Noviembre - Pedro de Alejandría y compañeros

Pedro de Alejandría y compañeros, Santo
Obispo y Mártir, 25 de Noviembre

Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, san Pedro, obispo y mártir, que, dotado de todas las virtudes, fue decapitado por mandato del emperador Galerio Maximiano, viniendo a ser la última víctima de la gran persecución y como el sello de los mártires. Con él se conmemoran tres obispos egipcios, que son Hesiquio, Pacomio y Teodoro, junto con otros muchos que, también en Alejandría, sufrieron en la misma persecución y subieron al cielo por medio de cruel espada (305/311).
Etimología: Pedro = roca, piedra. Viene de la lengua hebrea.

Nació Pedro en Alejandría. Y con el tiempo llegó a ser patriarca de esta floreciente ciudad.
Mientras tanto Maximiano y Diocleciano estaban haciendo estragos con sus persecuciones.
El se entregó a ayudar a todos los creyentes hablando con ellos y con quienes no podía, lo hacía mediante cartas. Escribió más de 600. En ellas les advertía del peligro que corrían por causa de su fe. Además de hacer todo esto, luchó valerosamente contra los herejes y paganos. Sintió mucho tener que destituir al obispo Melecio porque había sacrificado a los dioses. Arrio, ya excomulgado por Pedro, le azuzaba en esta labor.
Cuando Maximiano tenía el cetro en el Oriente, mandó a la muerte a san Pedro. La gente fue a la cárcel y lo sacaron aunque sus vidas estaban en peligro. El gobernador quería que se retractara de su doctrina. No cedió. Entonces lo sacaron sigilosamente de la prisión y murió felizmente en el año 311.

No me gustan los conflictos


“Para una buena relación son necesarios los conflictos”.
La palabra conflicto es una de las menos gustadas por la gente. Cuando pensamos en conflictos lo relacionamos con situaciones negativas o no deseadas y lo que buscamos es evitarlo o eliminarlo. Te has puesto a pensar en todos los conflictos que estás presentando en tu matrimonio o en tu trabajo, en tu familia o en tu negocio, y te preguntas “¿Por qué a mí? Si lo único que quiero es ser feliz, tener paz y tranquilidad y siempre termino en problemas”.
¿Cuáles son los conflictos que estás presentando hoy?
Se dice que un hombre había naufragado y permanecido en una isla desierta durante casi cuatro años hasta que un día vio un barco pasar. Corrió hasta el borde de la isla para realizar todo tipo de señales y llamar la atención de la tripulación.
Afortunadamente, el capitán alcanzó a verlo y ordenó que varios miembros de la tripulación fueran a investigar. A medida que se acercaba a la playa, se maravillaron de lo que vieron. El hombre había hecho buenas cosas a pesar de los pocos recursos que disponía.
“Esto es increíble”, dijo el líder.
Luego dijo: “Antes de irnos, ¿te importa si mis hombres y yo damos una vista rápida a la isla?”
“En absoluto”, dijo el náufrago calmado.
En su recorrido por la isla, se dieron cuenta de tres cabañas. “¿Por qué tres cabañas?” preguntó el líder.
“Yo vivo en la primera“,  respondió el hombre. “La segunda es la iglesia a donde voy. Pensé que sería importante tener un lugar de adoración en otra cabaña”.
El líder y sus hombres estaban impresionados. “¿Y para qué sirve la tercera cabaña?”
“Oh, eso es la iglesia que solía ir”.
Probablemente esto te cause risa, pero aquí encontramos una realidad que cuando no enfrentamos los conflictos en el matrimonio o en el trabajo, nuestra tendencia es huir antes de resolver el conflicto porque pensamos que los conflictos son destructivos y hay que eliminarlos.
¿Cómo resuelves tus conflictos en el matrimonio o en tu familia?
¿Cómo resuelves los conflictos laborales?
La manera cómo evadimos o resolvemos los conflictos habla de nosotros. Es importante entender que los conflictos son parte de la vida mientras estemos vivos. No hay tal cosa como una zona libre de conflictos. Siempre que haya dos o tres personas reunidas allí encontraremos un conflicto porque tenemos creencias diferentes. Si en tu vida no hay conflictos es porque vives en otro planeta o estás en el cementerio durmiendo.
Hay diferentes maneras de resolver los conflictos:
Huyendo del Conflicto. ¿Será que desaparece el problema?
Me quedo quieto. ¿Para qué entrar en conflicto? ¿Vivirá feliz esta persona?
Luchando. “El culpable es el otro y me voy a vengar”
Mediando. Buscando un término medio para favorecer a una persona.
Armonizando. Interviniendo sobre nuestro carácter y nuestras emociones. Buscando soluciones que sean justas para ambas partes.
Los conflictos difíciles se originan por la resistencia entre creencias diferentes. Y es la falta de flexibilidad la que hace que muchas veces no nos podamos desarrollar como personas, y no podamos crecer en nuestro matrimonio o en los negocios. Lo que te detiene de alcanzar el éxito son los conflictos no resueltos, son tus creencias limitantes.
Los conflictos nos ayudan en nuestro crecimiento, es algo que siempre lo será. El conflicto no es  ni bueno ni malo, simplemente es. El conflicto es una oportunidad de cambio.
Hoy es el mejor momento para resolver los conflictos que hay en tu vida y convertirte en un pacificador. Elige ser sabio “… la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz”. Santiago 3:17,18 - PS

Evangelio del Viernes 25 de Noviembre

Día Litúrgico: Viernes XXXIV (C) del T.O

Texto del Evangelio (Lc 21,29-33): En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

«Cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca»

Comentario: Diácono D. Evaldo PINA FILHO (Brasilia, Brasil)

Hoy somos invitados por Jesús a ver las señales que se muestran en nuestro tiempo y época y, a reconocer en ellas la cercanía del Reino de Dios. La invitación es para que fijemos nuestra mirada en la higuera y en otros árboles —«Mirad la higuera y todos los árboles» (Lc 21,29)— y para fijar nuestra atención en aquello que percibimos que sucede en ellos: «Al verlos, sabéis que el verano está ya cerca» (Lc 21,30). Las higueras empezaban a brotar. Los brotes empezaban a surgir. No era apenas la expectativa de las flores o de los frutos que surgirían, era también el pronóstico del verano, en el que todos los árboles "empiezan a brotar". 
Según Benedicto XVI, «la Palabra de Dios nos impulsa a cambiar nuestro concepto de realismo». En efecto, «realista es quien reconoce en el Verbo de Dios el fundamento de todo». Esa Palabra viva que nos muestra el verano como señal de proximidad y de exuberancia de la luminosidad es la propia Luz: «Cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca» (Lc 21,31). En ese sentido, «ahora, la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro (...) que podemos ver: Jesús de Nazaret» (Benedicto XVI). 
La comunicación de Jesús con el Padre fue perfecta; y todo lo que Él recibió del Padre, Él nos lo dio, comunicándose de la misma forma con nosotros. De esta manera, la cercanía del Reino de Dios, —que manifiesta la libre iniciativa de Dios que viene a nuestro encuentro— debe movernos a reconocer la proximidad del Reino, para que también nosotros nos comuniquemos con el Padre por medio de la Palabra del Señor —Verbum Domini—, reconociendo en todo ello la realización de las promesas del Padre en Cristo Jesús.