Gertrudis Comensoli, Santa
Fundadora, 18 de Febrero
Martirologio Romano: En
Bérgamo, en Italia, santa Gertrudis (Caterina) Comensoli, virgen, que fundó una
congregación de religiosas para la adoración del Santísimo Sacramento y la
educación de la juventud (1903).
Fecha de canonización: 26 de abril de 2009 por el Papa Benedicto
XVI.
Gertrudis Comensoli
nació en Bienno, Val Camónica (Brescia) Italia, el 18 de enero de 1847. El
mismo día sus padres, Carlo y Anna María Milesi, llevaron a la fuente bautismal
a su niña, la quinta de diez hijos, a la que le dieron el nombre de Caterina.
En su infancia
Caterina conoció las alegrías de la inocencia y las despreocupaciones de la
edad. Frecuentemente el Señor le hacía sentir el deseo de unirse a El más
íntimamente y la pequeña era transportada a menudo por una fuerte necesidad de
recogerse en la oración y en la meditación. A quien le preguntaba, ¿qué haces?,
ella respondía: « Pienso ».
Hacia los
siete años, no resistiendo ya al urgente llamado de Jesús, una mañana muy
temprano, envuelta en el amplio chal negro de su madre, fue a la Iglesia de S.
María, y estando de pie en la balaustrada, recibió a escondidas su Primera
Comunión. La pequeña gustó anticipadamente momentos de cielo y juró eterno amor
a Jesús.
Al crecer
Caterina se hizo cada vez más seria y más recogida, absorbida por el solo
pensamiento de Jesús presente en la Eucaristía. Y se dio cuenta de que el
Maestro queda largos días abandonado. Con el pasar de los años se volvió un
apóstol de la Eucaristía. Quería llevar a Jesús Sacramentado sobre una alta
montaña para que todos lo vieran y lo adoraran. Instituyó entre sus mejores
compañeras la Guardia de Honor, y elaboró el programa de su vida: « Jesús,
amarte y hacerte amado ». Pues, su ideal es Jesús.
Atraída hacia
una vida más perfecta, dejó la familia y entró en el Instituto de Hijas de la
Caridad, fundado por Santa Bartolomea Capitanio, en Lovere (Brescia).
Caterina hizo
entender las mejores esperanzas sobre su persona, pero las admirables y
misteriosas vías de la Providencia eran distintas: la Postulante, enferma,
debió dejar el Instituto. Regresó a su familia y encontró cambiadas las
condiciones económicas, por esto abandonó el pueblo natal y entró en calidad de
sirvienta, no casualmente, en la casa del Párroco de Chiari, el Padre Juan
Bautista Rota, el cual, un año más tarde, fue elevado a la sede episcopal de
Lodi. Así Caterina fue a servir en la casa de la condesa Fè-Vitali. Fueron
encuentros y experiencias preciosas para la joven.
En la Navidad
del 1876 reforzó su unión con Jesús y escribió de su puño y letra un
comprometido método de vida, al que permanecerá siempre fiel.
En la fiesta
del Corpus Christi del 1878, con el permiso de su confesor, hizo perpetuo el
voto de virginidad, el mismo que había hecho el día de su Primera Comunión a
escondidas. Caterina, sin descuidar sus deberes de sirvienta, se dedicó a la
educación de los niños de S. Gervasio (Bérgamo) y los guió por la vía de la
honradez y de las virtudes religiosas y sociales.
Con la mortificación,
la oración asidua, una intensa vida interior y el ejercicio de las obras de
misericordia Caterina se preparó a acoger la voluntad del Señor. Libre de los
vínculos familiares, después de la muerte de sus padres, Caterina trató de
concretizar su ideal eucarístico. Abrió su corazón a Mons. Speranza, entonces
Obispo de Bérgamo el cual se encontraba en Bienno como huésped de los condes
Fè-Vitali, y le contó el proyecto de fundar una Congregación. El Prelado la
animó y le aseguró que ésta es la voluntad de Dios. En el 1880 encontrándose en
Roma con sus patrones logró hablar con el Papa León XIII del proyecto de fundar
un Instituto religioso dedicado a la Adoración. El Papa lo modificó
sugiriéndole de unir a la Adoración la educación a las jóvenes obreras.
Sostenida por el nuevo Obispo de Bérgamo, Mons. Güindani y por su “Padre y
Superior”, el sacerdote Francesco Spinelli, el 15 de diciembre de 1882,
Caterina con otras dos jóvenes hizo la primera hora de adoración.
Así empezó la
obra de las Hermanas Sacramentinas de Bérgamo. Más tarde, el 15 de diciembre de
1884, Caterina hizo la vestición religiosa y tomó el nombre de Sor Gertrudis
del Santísimo Sacramento. La nueva Congregación se reveló obra de Dios. Y como
todas las obras de Dios, tuvo que atravesar el vendaval de las adversidades,
que puso a dura prueba el pequeño árbol. Este sin embargo ha echado ya
profundas raíces en el terreno fecundo de la oración, de la mortificación
y de la humildad. No importa que Sor Gertrudis con las Hermanas, debieran siguiendo
el consejo del mismo Obispo de Bérgamo, abandonar el primer nido y refugiarse
en Lodi.
El Obispo de
Lodi, Mons. Rota, acogió paternamente a aquellas hijas confiadas por el Obispo
de Bérgamo. Con gesto magnánimo les donó una casa en Lavagna di Comazzo, que
llegó a ser provisionalmente la Casa Madre del Instituto.
Superadas las
pruebas, el 8 de septiembre de 1891, Mons. Rota, con decreto especial, erigió
canónicamente el Instituto. El 28 de marzo de 1892 la Madre Gertrudis regresó a
Bérgamo, cuna de la Congregación, a la cual dio un impulso decisivo y vital.
¡La obra de
Dios está cumplida! La Fundadora ha dado todas las garantías de continuidad
para la adoración pública perpetua a Jesús Sacramentado; ha transmitido a sus
hermanas su precioso patrimonio espiritual: espíritu de oración, de sacrificio,
de mortificación, de obediencia, de humildad, de caridad, sobre todo, hacia los
pobres. Ya podía ir al encuentro del Esposo. El 18 de febrero de 1903, a medio
día, inclinando la cabeza hacia la iglesia de la Adoración, Madre Gertrudis
empezó la adoración eterna. La noticia de su muerte se difundió por toda la
región. Cuántos la conocieron, especialmente los pobres y humildes, tan
queridos por ella, unánimemente la declararon santa.
El 9 de agosto
de 1926 el venerado cadáver fue transportado del cementerio a la Casa Madre,
donde descansa en una capilla apropiada, contigua a la iglesia de la Adoración.
La Iglesia,
escuchando el deseo de muchísima gente, el 18 de febrero de 1928 abrió el
proceso diocesano sobre la santidad de su vida, de sus virtudes y milagros que
concluyó positivamente en 1939.
En el mismo
año durante el pontificado de Pío XII, se abrió el Proceso Apostólico. El 26 de
abril de 1961, en presencia del Santo Padre Juan XXIII, tuvo lugar la Congregación
General, después de la cual se dio lectura del Decreto sobre la heroicidad de
las virtudes practicadas por Madre Gertrudis Comensoli. De inmediato y por
voluntad de Dios, fue declarada “Venerable”. El 1 de octubre de 1989 Juan Pablo
II la proclamó Beata. El 26 de abril de 2009, Benedicto XVI la escribió en el
libro de los Santos.
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