Podemos estar seguros de que las vacunas van a funcionar porque lo que
hacen es mejorar nuestra respuesta inmune frente a la infección por
coronavirus. Las vacunas consiguen potenciar nuestra capacidad de responder a
la infección y nos preparan para estar protegidos durante mucho tiempo,
evitando que desarrollemos las formas severas de la enfermedad. Y esa es la
intervención clave de una vacuna: mejorar la capacidad inmune que todos tenemos
potenciándola para que sea óptima y no enfermemos.
Para que el desarrollo de una vacuna sea viable es muy importante saber
que hay personas que de forma natural son capaces de superar la infección que
se pretende combatir. Eso ya te da la idea de que nuestro sistema inmune ha
sido capaz de vencer al virus o al patógeno al que se está enfrentando, y eso
es una garantía de éxito para conseguir una vacuna eficaz.
Si hay personas que sin vacuna logran superar una infección, sabemos que
tarde o temprano conseguiremos una vacuna que funcione y que ayude a potenciar
esas defensas. Y este ha sido el caso de la COVID causada por la infección del
SARS-CoV-2, millones de personas en todo el mundo han superado la infección
gracias a la respuesta orquestada de sus propios sistemas inmunitarios.
Lo malo es cuando tenemos que hacer frente a un virus como por ejemplo
el VIH que causa el sida. No hay ni una sola persona que de manera espontánea y
gracias a su sistema inmunitario haya sido capaz de superar la infección por
VIH. Y lamentablemente todavía no hemos conseguido diseñar una vacuna que
supere las capacidades de nuestro sistema inmunitario. Yo espero que podamos
hacerlo en algún momento, pero es mucho más difícil que potenciar y mejorar
nuestras capacidades inmunes preexistentes.
¿Qué problema hay con la tasa de reinfección en el caso de las vacunas
para la COVID? Todavía no lo sabemos, eso es algo que tendremos que ir
estudiando. Y es que una de las informaciones que aún no tenemos es si estas vacunas
de las que disponemos o vamos a disponer en breve son capaces de evitar que las
personas se infecten.
Porque puede ocurrir que la vacuna consiga que las personas que se la
pongan no tengan la enfermedad, pero sí se infecten con el virus y puedan seguir
trasmitiéndoselo a otros. En los próximos meses veremos si ocurre así o si las
vacunas previenen también la infección y no solo la enfermedad, aunque de
momento no hay datos que apunten a que este vaya a ser el caso.
En cuanto a cómo afectan las mutaciones del virus a las vacunas, lo que
tendremos que hacer es adelantarnos y modificar las vacunas para que sigan
siendo eficaces. Es lo mismo que ocurre con el virus de la gripe, cada año se
cambia la vacuna para que cuando la población la reciba pueda hacer frente a la
cepa que domine esa temporada.
Las personas vacunadas que se vuelvan a exponer al virus tendrán una
reacción inmune muy rápida que conseguirá contener la progresión de la
infección y la enfermedad durante un período de tiempo todavía desconocido,
pero que esperamos sea duradero. Eso sería lo deseable. Pero en ciencia lo que
valen son los datos así que eso no lo sabremos seguro hasta que pasen varios
años.
Podemos saber ahora que las personas que han tenido una COVID más grave
tienen anticuerpos neutralizantes protectores que duran más de 6 meses porque
ya han pasado esos meses. Con las vacunas es lo mismo, hay que esperar para
tener los datos contrastados. Lo ideal sería que pudiéramos terminar desarrollando
una vacuna que evite las infecciones y las reinfecciones. Solo así podremos
conseguir que el virus acabe desapareciendo. BP
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