La pérdida repentina del sentido del gusto y de olfato es uno de los
principales síntomas del Covid -19. Tanto es así, que se presenta entre el 5 y
el 85% de los pacientes afectados por el virus y su recuperación puede demorar
varios meses. ¿Perdemos primero el olfato y luego el gusto? ¿Cómo podemos hacer
para recuperarlos?
El olfato contribuye a la percepción del gusto y al perderlo también se
altera la percepción del sabor de los alimentos. Las partículas de las comidas
estimulan el sentido del olfato por la vía retronasal y aportan la información
sensitiva. Entonces, si recuperamos el olfato, también recuperamos el gusto.
Según explica la Dra. Carla Macarena López Naverrete, especialista en ORL,
coordinadora del equipo de otorrinolaringología del Centro Médico Integral Fitz
Roy, las acciones que podemos implementar, en ese sentido, están vinculadas
estrechamente con la alimentación, en primer caso y con varias prácticas
terapéuticas. En primer lugar, las pautas indican ingerir alimentos o
suplementos ricos en Omega 3 porque actúan a nivel central y favorecen la
neurogénesis, es decir el nacimiento de nuevas neuronas.
El ácido tióctico también se recomienda, porque tiene un efecto
antioxidante y se lo encuentra en alimentos y suplementos. A su vez, la
aplicación de la pomada de vitamina intranasal en las fosas nasales una vez por
día, ayuda también a la recuperación de estas neuronas que se atrofiaron o
murieron durante la infección por la COVID-19.
«Otro paso importante para ayudar a la recuperación es hacer un
entrenamiento olfativo», señala la Dra. López Navarrete. Consiste en oler
cuatro aromas fundamentales: limón, rosa, clavo de olor y eucalipto. «Se
empieza con estos aromas básicos y se recomienda que el paciente los huela
entre 15 y 20 segundos, por lo menos 2 veces por día». Este ejercicio se puede
realizar durante 6 meses. Luego, se van incorporando otros olores al proceso de
rehabilitación: el cedro sándalo, olores químicos, mentolados, cítricos,
dulces, podridos y quemados. Por ejemplo, los pacientes huelen un fósforo
quemado durante entre 15 y 20 segundos, dos veces al día. De esta forma, a
través del entrenamiento, se puede recuperar ese olfato. Mientras perdura la
anosmia, también debemos fortalecer las medidas de prevención e higiene para
evitar accidentes. «Controlar la fecha de vencimiento de los alimentos,
asegurarse que las hornallas y el horno queden cerradas, apagar correctamente
un fuego, son medidas que debemos tomar ya que nuestro sistema de alerta
habitual -el olfato- no está funcionando», añade la especialista en
Otorrinolaringología.
La pérdida del gusto y del olfato no solo trae aparejados efectos
físicos, sino también emocionales y sociales. Es que el olfato y el gusto están
vinculados al disfrute y al placer, ya sea de una rica comida, el perfume de un
ser querido, o un café recién hecho. No poder percibir aromas y sabores puede
causar emociones tales como ira, estrés, e incertidumbre por verse afectados
rituales personales y sociales cotidianos. Asimismo, la posibilidad de tener
mal olor y no percibirlo puede aumentar el aislamiento social de los pacientes
afectados por anosmia. Por eso el proceso del entrenamiento olfativo, el
ingerir alimentos y suplementos ricos en Omega3, y la aplicación de pomadas de
Vitamina A vía intranasal son algunas de las medidas prácticas que podemos
tomar para poder recuperar los sentidos del olfato y el gusto. Será un paso
importante para, también, recuperar calidad de vida y bienestar. BP
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