10-10: Día Mundial de la Salud Mental 2018
Los jóvenes y la salud
mental en un mundo en transformación
En la adolescencia y los primeros
años de la edad adulta se producen muchos cambios: cambio de colegio o de
hogar, entrada en la universidad o en el mundo laboral. Para muchos es una
época apasionante, pero también puede ser causa de estrés o aprensión. En
algunos casos, si no se reconocen y controlan, estos sentimientos pueden causar
enfermedades mentales. El uso cada vez mayor de las tecnologías en línea,
que sin duda aporta muchos beneficios, también puede generar tensiones
adicionales, pues cada vez es mayor la conexión a las redes virtuales en
cualquier momento del día o la noche. También hay muchos adolescentes que viven
en zonas afectadas por emergencias humanitarias, como conflictos, desastres
naturales y epidemias, y los jóvenes que viven estas situaciones son
particularmente vulnerables a la angustia y las enfermedades mentales.
La
mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría de los casos ni se detectan ni se tratan. Con respecto
a la carga de morbilidad entre los adolescentes, la depresión ocupa el tercer
lugar. El suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años. El
uso nocivo del alcohol y de drogas ilícitas entre los adolescentes es un gran
problema en muchos países y puede generar comportamientos peligrosos, como las
prácticas sexuales de riesgo o la conducción temeraria. Otro problema son los
trastornos alimentarios.
El reconocimiento de la
importancia de la creación de resiliencia mental va en aumento
Afortunadamente, va en aumento el
reconocimiento de lo importante que es ayudar a crear resiliencia mental, desde
las edades más tempranas, para poder hacer frente a los retos que plantea el
mundo actual. Cada vez son más numerosas las pruebas de que la promoción y la
protección de la salud del adolescente es beneficiosa no solo para la salud a
corto y a largo plazo, sino también para la economía y la sociedad, pues
adultos jóvenes sanos podrán contribuir mejor a la fuerza laboral, a sus
familias y comunidades, y a la sociedad en su conjunto.
La prevención empieza
por un mejor conocimiento
Es mucho lo que se puede hacer
para ayudar a crear resiliencia mental desde edades tempranas con el fin de
evitar la angustia y las enfermedades mentales entre los adolescentes y los
adultos jóvenes, así como para tratar las enfermedades mentales y lograr la
recuperación. La prevención comienza por conocer y entender los signos y
síntomas precoces que alertan de una enfermedad mental. Los padres y los
profesores pueden contribuir a crear en los niños y adolescentes aptitudes que
les ayuden a hacer frente a los retos que se encontrarán cada día en casa y en
la escuela.
En las escuelas y otros entornos
comunitarios se puede prestar apoyo psicosocial, y, por supuesto, se puede
iniciar, mejorar o ampliar la capacitación de los profesionales sanitarios para
que puedan detectar y tratar los trastornos mentales.
La inversión pública y la
participación de los sectores social, de salud y de la educación en programas
integrales, integrados y basados en evidencias para la salud mental de los
jóvenes son esenciales. Esta inversión debe vincularse con programas que den a
conocer a los adolescentes y a los adultos jóvenes cómo cuidar su salud mental
y que ayuden a sus compañeros, padres y maestros a saber cómo prestar apoyo a
sus amigos, hijos y alumnos. Este es el objetivo del Día Mundial de la Salud Mental de este año. BP
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