9 al 14 de septiembre - Semana Nacional de la
Epilepsia
Las crisis epilépticas son
episodios caracterizados por cambios repentinos en los movimientos,
sensibilidad, comportamiento o en la consciencia, producidos por una descarga
anormal en el cerebro. Por su parte, la epilepsia es una condición en la cual
existe un funcionamiento anormal cerebral en el que las crisis epilépticas
pueden aparecer de manera recurrente y estereotipada en el tiempo.
«Tener una única crisis epiléptica
no necesariamente significa que la persona tenga epilepsia. Mientras que una de
cada 100 personas puede desarrollar epilepsia, 1 de cada 10 tiene alguna crisis
a lo largo de su vida. Es por esto que son necesarias al menos dos crisis
epilépticas o alguna condición que haga pensar en su recurrencia», explica el
Dr. Nahuel Pereira, médico neurólogo a cargo de la Clínica Integral de Epilepsia de INEBA.
Esta condición se puede dar en a
cualquier edad, aunque existe un pico de aparición en niños y en los mayores de
65 años. Ahora bien: ¿qué la produce?
«Existen muchas causas de
epilepsia y en la mayoría de los casos no hay una causa clara determinada. En
gran cantidad de casos son causas hereditarias con presencia de crisis en la
infancia y juventud. Otras pueden ser secundarias a ACV, tumor cerebral,
infecciones, traumatismo encefálico, anomalías congénitas, trastornos
neurodegenerativos o intoxicación por sustancias o drogas», comenta el
especialista.
Respecto de las crisis
epilépticas, estas pueden durar desde segundos a varios minutos y la persona
puede no recordar lo sucedido. Existen distintos tipos:
Crisis
focales: Comienzan con alteración de la
actividad eléctrica en una parte determinada del cerebro que luego puede
propagarse a otras regiones e incluso a la totalidad del cerebro. Durante las
mismas la persona puede perder o no la conciencia. Los síntomas pueden ser muy
variados dependiendo en qué zona del cerebro se originen incluyendo movimientos
involuntarios, posturas anormales, hormigueos, luces de colores, sensaciones a
nivel abdominal o alucinaciones. Cuando existe compromiso de conciencia la
persona puede permanecer con mirada fija, sin responder a órdenes e incluso
mover la cabeza o realizar movimientos repetitivos automáticos con la boca o
las manos.
Crisis
generalizadas: Comprometen de manera rápida y
desde el inicio la actividad eléctrica de gran parte o de todo el cerebro. Las
más comunes son:
- Crisis tónico clónicas generalizadas: Se presentan con pérdida de conciencia y movimientos bruscos con
rigidez y sacudidas de los cuatro miembros. Luego del episodio, la persona
recupera lentamente la conciencia.
- Ausencias: La
persona permanece quieta con la mirada fija por pocos segundos para luego
recuperarse rápidamente.
- Mioclonías: Son
movimientos bruscos y breves del cuerpo, similares a una reacción de susto,
habitualmente sin compromiso de la conciencia.
Cómo se diagnostica
«El diagnóstico de epilepsia es
clínico. Esto quiere decir que lo realiza el médico en la consulta a través de
un exhaustivo interrogatorio y revisión de antecedentes. En la mayoría de los
casos son necesarios estudios complementarios como el EEG que evalúa la
actividad cerebral a través de electrodos colocados sobre el cuero cabelludo y
la resonancia magnética del cerebro que muestra imágenes detalladas del
cerebro», comenta el Dr. Lucas Orellana, neurólogo del equipo de Clínica Integral de Epilepsia de INEBA.
Tratamientos:
medicación, cirugía y otras opciones
El tratamiento más común incluye a
las medicaciones antiepilépticas las cuales tienen como finalidad controlar las
crisis evitando su aparición. Para diferentes tipos de epilepsia y crisis están
indicadas diferentes medicaciones.
«Respecto de los fármacos hay que
tener en cuenta que una medicación que es efectiva para una persona, no
necesariamente lo es para otra, así como también pueden variar los efectos
adversos asociados. Puede requerir un tiempo encontrar la dosis correcta y la
mejor medicación para cada caso. Es por esto que el tratamiento debe ser
controlado de manera periódica por el médico. Siempre debe consultarse antes de
cualquier cambio en el esquema a fin de evitar efectos adversos indeseables o
aumento de crisis asociado. No se debe suspender el tratamiento incluso si no
está teniendo crisis ya que suspender la medicación en forma abrupta puede
desencadenarla. Para pacientes que no respondan a tratamientos antiepilépticos
y persistan con crisis epilépticas de manera frecuente, en algunos casos puede
plantearse la posibilidad de otros tratamientos», determina la Dra. Vanesa
Roig, otra especialista de la institución.
Una alternativa para personas que
continúan teniendo crisis a pesar del tratamiento con medicación es la cirugía.
En estos casos es necesario realizar estudios complementarios como el Video
Electroencefalograma que evalúa la clínica y la actividad cerebral del cerebro
de forma simultánea para identificar la zona de inicio de las crisis
epilépticas.
Por último, en pacientes para los
que la cirugía no sea una opción existen otros tratamientos como la
estimulación del nervio vago o la dieta cetogénica. «Si el diagnóstico del
paciente es síndrome de Dravet o síndrome de Lennox Gastaut se podrá considerar
la utilización de cannabis medicinal, aunque aún se necesita más información
sobre la efectividad y la seguridad de su uso», aclara el Dr. Pereira.
Cómo asistir a una
persona en un momento de crisis epiléptica
Las crisis suelen durar entre uno
y 3 minutos, por lo que lo más importante es mantener la calma. Además, uno
puede colaborar realizando las siguientes acciones:
- Recostar a la persona en el piso
con cuidado.
- Retirar los objetos duros o
filosos que puedan lastimarla.
- Girar suavemente a
la persona hacia un lado. Esto la ayudará a respirar.
- Poner la cabeza de
la persona sobre algo suave y blando, como una campera doblada.
- Si tiene algo
apretado a nivel del cuello como un pañuelo o una corbata, aflojarlo.
- Controlar el tiempo. Si dura más
de 5 minutos, llamar al 107.
- Acompañar a la
persona hasta que recupere la conciencia.
- Una vez que se ha
recuperado, contarle todo lo que ha visto y preguntarle si está en tratamiento
por crisis de epilepsia.
«Habiendo enumerado lo que uno
puede hacer para ayudar a una persona durante una crisis, también es igual de
importante saber qué no se debe hacer: no tratar de evitar los movimientos, no
colocar nada en la boca de la persona -que puede lesionarle los dientes o la
mandíbula- no intentar darle respiración boca a boca -la respiración se
recupera luego de la crisis- y no ofrecerle agua ni alimentos hasta que esté
100% recuperada» enumera el neurólogo. BP
No hay comentarios.:
Publicar un comentario