viernes, 13 de septiembre de 2019

Una de cada 100 personas puede desarrollar epilepsia

9 al 14 de septiembre - Semana Nacional de la Epilepsia
Las crisis epilépticas son episodios caracterizados por cambios repentinos en los movimientos, sensibilidad, comportamiento o en la consciencia, producidos por una descarga anormal en el cerebro. Por su parte, la epilepsia es una condición en la cual existe un funcionamiento anormal cerebral en el que las crisis epilépticas pueden aparecer de manera recurrente y estereotipada en el tiempo.
«Tener una única crisis epiléptica no necesariamente significa que la persona tenga epilepsia. Mientras que una de cada 100 personas puede desarrollar epilepsia, 1 de cada 10 tiene alguna crisis a lo largo de su vida. Es por esto que son necesarias al menos dos crisis epilépticas o alguna condición que haga pensar en su recurrencia», explica el Dr. Nahuel Pereira, médico neurólogo a cargo de la Clínica Integral de Epilepsia de INEBA.
Esta condición se puede dar en a cualquier edad, aunque existe un pico de aparición en niños y en los mayores de 65 años. Ahora bien: ¿qué la produce?
«Existen muchas causas de epilepsia y en la mayoría de los casos no hay una causa clara determinada. En gran cantidad de casos son causas hereditarias con presencia de crisis en la infancia y juventud. Otras pueden ser secundarias a ACV, tumor cerebral, infecciones, traumatismo encefálico, anomalías congénitas, trastornos neurodegenerativos o intoxicación por sustancias o drogas», comenta el especialista.
Respecto de las crisis epilépticas, estas pueden durar desde segundos a varios minutos y la persona puede no recordar lo sucedido. Existen distintos tipos:
Crisis focales: Comienzan con alteración de la actividad eléctrica en una parte determinada del cerebro que luego puede propagarse a otras regiones e incluso a la totalidad del cerebro. Durante las mismas la persona puede perder o no la conciencia. Los síntomas pueden ser muy variados dependiendo en qué zona del cerebro se originen incluyendo movimientos involuntarios, posturas anormales, hormigueos, luces de colores, sensaciones a nivel abdominal o alucinaciones. Cuando existe compromiso de conciencia la persona puede permanecer con mirada fija, sin responder a órdenes e incluso mover la cabeza o realizar movimientos repetitivos automáticos con la boca o las manos.
Crisis generalizadas: Comprometen de manera rápida y desde el inicio la actividad eléctrica de gran parte o de todo el cerebro. Las más comunes son:
- Crisis tónico clónicas generalizadas: Se presentan con pérdida de conciencia y movimientos bruscos con rigidez y sacudidas de los cuatro miembros. Luego del episodio, la persona recupera lentamente la conciencia.
- Ausencias: La persona permanece quieta con la mirada fija por pocos segundos para luego recuperarse rápidamente.
- Mioclonías: Son movimientos bruscos y breves del cuerpo, similares a una reacción de susto, habitualmente sin compromiso de la conciencia.
Cómo se diagnostica
«El diagnóstico de epilepsia es clínico. Esto quiere decir que lo realiza el médico en la consulta a través de un exhaustivo interrogatorio y revisión de antecedentes. En la mayoría de los casos son necesarios estudios complementarios como el EEG que evalúa la actividad cerebral a través de electrodos colocados sobre el cuero cabelludo y la resonancia magnética del cerebro que muestra imágenes detalladas del cerebro», comenta el Dr. Lucas Orellana, neurólogo del equipo de Clínica Integral de Epilepsia de INEBA.
Tratamientos: medicación, cirugía y otras opciones
El tratamiento más común incluye a las medicaciones antiepilépticas las cuales tienen como finalidad controlar las crisis evitando su aparición. Para diferentes tipos de epilepsia y crisis están indicadas diferentes medicaciones.
«Respecto de los fármacos hay que tener en cuenta que una medicación que es efectiva para una persona, no necesariamente lo es para otra, así como también pueden variar los efectos adversos asociados. Puede requerir un tiempo encontrar la dosis correcta y la mejor medicación para cada caso. Es por esto que el tratamiento debe ser controlado de manera periódica por el médico. Siempre debe consultarse antes de cualquier cambio en el esquema a fin de evitar efectos adversos indeseables o aumento de crisis asociado. No se debe suspender el tratamiento incluso si no está teniendo crisis ya que suspender la medicación en forma abrupta puede desencadenarla. Para pacientes que no respondan a tratamientos antiepilépticos y persistan con crisis epilépticas de manera frecuente, en algunos casos puede plantearse la posibilidad de otros tratamientos», determina la Dra. Vanesa Roig, otra especialista de la institución.
Una alternativa para personas que continúan teniendo crisis a pesar del tratamiento con medicación es la cirugía. En estos casos es necesario realizar estudios complementarios como el Video Electroencefalograma que evalúa la clínica y la actividad cerebral del cerebro de forma simultánea para identificar la zona de inicio de las crisis epilépticas.
Por último, en pacientes para los que la cirugía no sea una opción existen otros tratamientos como la estimulación del nervio vago o la dieta cetogénica. «Si el diagnóstico del paciente es síndrome de Dravet o síndrome de Lennox Gastaut se podrá considerar la utilización de cannabis medicinal, aunque aún se necesita más información sobre la efectividad y la seguridad de su uso», aclara el Dr. Pereira.
Cómo asistir a una persona en un momento de crisis epiléptica
Las crisis suelen durar entre uno y 3 minutos, por lo que lo más importante es mantener la calma. Además, uno puede colaborar realizando las siguientes acciones:
- Recostar a la persona en el piso con cuidado.
- Retirar los objetos duros o filosos que puedan lastimarla.
- Girar suavemente a la persona hacia un lado. Esto la ayudará a respirar.
- Poner la cabeza de la persona sobre algo suave y blando, como una campera doblada.
- Si tiene algo apretado a nivel del cuello como un pañuelo o una corbata, aflojarlo.
- Controlar el tiempo. Si dura más de 5 minutos, llamar al 107.
- Acompañar a la persona hasta que recupere la conciencia.
- Una vez que se ha recuperado, contarle todo lo que ha visto y preguntarle si está en tratamiento por crisis de epilepsia.
«Habiendo enumerado lo que uno puede hacer para ayudar a una persona durante una crisis, también es igual de importante saber qué no se debe hacer: no tratar de evitar los movimientos, no colocar nada en la boca de la persona -que puede lesionarle los dientes o la mandíbula- no intentar darle respiración boca a boca -la respiración se recupera luego de la crisis- y no ofrecerle agua ni alimentos hasta que esté 100% recuperada» enumera el neurólogo. BP

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