Si los desastres naturales no sirven a los buenos propósitos de Dios,
entonces estamos enfrentados con un Dios que, o bien es muy débil para hacer
que el mal sirva a fines más elevados, o muy malo para hacer lo que es bueno y
justo.
Sí, hay un gran peligro al afirmar que sabemos mucho acerca del
propósito de Dios. Pero también hay peligro al permanecer en silencio; al no
compartir lo que la Biblia nos permite decir acerca de estos eventos horribles.
Los desastres naturales tienen un importante mensaje que no debemos
ignorar. Los desastres ponen en claro nuestros valores, desafían nuestra fe y
revelan quienes somos realmente. Si estamos arraigados en las promesas de
Jesús, podemos resistir. Si no, seremos arrastrados por nuestras propias
filosofías humanas e interpretaciones estrechas.
Podemos estar de acuerdo con Voltaire en un punto: Desde nuestra
perspectiva, este no es el mejor de todos los mundos posibles. Pero también
afirmamos, contundentemente, que Dios ha prometido transformar este mundo
presente removiendo la maldición del pecado y dando lugar a una eternidad de
ecuanimidad y justicia suprema. Tenemos la posibilidad de semejante esperanza
sólo si un Dios inteligente y poderoso está detrás de lo que vemos en las
pantallas de televisión cuando una ciudad yace en ruinas porque ha sufrido un
terremoto, una lluvia torrencial...
En última instancia, nos enfrentamos con una cuestión de fe. Aquellos
que conocen a Dios creerán que Él tiene una razón justificable para la tragedia
humana, mientras que otros tratarán tal fe con menosprecio.
Una cosa tengo clarísima: podemos proporcionar la convicción de que se
puede confiar en el Dios de la Biblia, que sus promesas para aquellos que creen
son dignas de nuestra fe y son la base de nuestra esperanza.
¡Ánimo para todos los que habéis sufrido las consecuencias de estas
últimas lluvias torrenciales en España y de otros desastres naturales recientes
y una oración desde el silencio y la confianza en Dios por el eterno descanso
de las personas que han fallecido, simplemente estamos a vuestro lado!
“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra
ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone
la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se
encrespen sus aguas, Y ante su furia retiemblen los montes. Quedaos quietos,
reconoced que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré
enaltecido en la tierra! El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros; nuestro
refugio es el Dios de Jacob” Salmo
46:1-3, 10-11. ACR
No hay comentarios.:
Publicar un comentario