jueves, 6 de febrero de 2020

Máximo de Nola, Santo

Obispo, 07 de Febrero
Elogio: En Nola, en la Campania, san Máximo, obispo, que rigió la Iglesia de esta ciudad en periodo de persecuciones y, después de una larga vida, descansó en paz.

Todo lo que se puede afirmar sobre la vida de san Máximo obispo (también llamado Maximiano en algunos catálogos de santos) proviene de la «Vita» de san Félix de Nola, que fue su presbítero, y por tanto todos los testimonios se remiten a san Paulino de Nola, quien siglo más tarde narró esa vida. 
Máximo fue el primer obispo de Nola, fundador de la diócesis, en la Campania italiana, en época en que arreciaba la persecución de Decio, a mediados del siglo III. En aquellos tiempos la muerte del obispo podía significar la disolución de la iglesia del lugar, que en muchos casos eran comunidades pequeñas y frágiles, por estar recién fundadas. San Máximo entonces, no por miedo a la persecución, sino por preservar a su comunidad, decidió escapar de la furia persecutoria, huyendo al bosque. Dejó a cargo de las cuestiones de la diócesis a san Félix, presbítero joven lleno de fuerza y celo por la fe.
San Félix fue encarcelado, duramente maltratado, como puede leerse en su biografía, aunque finalmente fue liberado sin que revelase el sitio donde se hallaba su obispo. Una vez libre fue a buscarlo por el bosque, pero lo halló medio muerto, desnutrido y sediento: Dios le había aceptado que se fuera de su sede, pero no le había ahorrado los dolores de la confesión de la fe. No teniendo nada para reanimarlo, san Félix oró, y al punto halló milagrosamente un racimo de uvas con el que calmó a la vez la sed y el hambre de su obispo.
Pasada la persecución, san Máximo retornó a su sede, pero la vejez y los sufrimientos llevaron a término su vida, por lo que en algunos catálogos está inscripto como confesor (lo que en la hagiografía antigua significaba que sufrió por la fe, sin llegar a morir en martirio). No es posible saber cuándo, en qué fecha y año concreto murió, aunque dentro de la segunda mitad del siglo III. Dejó encargado como sucesor a Félix, pero este prefirió declinar, en favor del presbítero más antiguo, san Quinto.
Su cuerpo estuvo enterrado en la iglesia luego dedicada a san Félix, y una parte de las reliquias fueron también a la iglesia de Benevento, donde también se extendió la devoción. El papa poeta san Dámaso, apenas un siglo más tarde, sufrió una grave enfermedad, que le fue curada por intercesión de san Máximo, ante cuyo cuerpo oró; por este motivo le dedicó uno de sus famosos epigramas, que testimonian a la vez la santidad del personaje y la antigüedad de su culto: En el cuerpo, el espíritu, el alma, tan grande como en su nombre [Máximo significa ‘el más grande’] asociadlo con sus triunfos al número de los santos de Cristo, porque a los que a ti vienen solícitamente atiendes y nadie que triste se te acerca retorna con padecimientos. A ti, Caudillo, yo, guardado de la muerte, cuyos lazos rompí, acabados los enemigos, que habían dicho falsedades, con versos este suplicante Dámaso te paga su voto.
El episcopologio oficial de la diócesis de Nola lo registra como segundo obispo, de inicios del siglo II, no de mediados del III, tras el legendario fundador, san Félix mártir (a quien se lo confunde con el san Félix mencionado en esta nota); sin embargo ese episcopologio se hace eco de noticias que adelantan un siglo la prestigiosa fundación de la diócesis, pero son hasta tal punto legendarias, que no sólo no se reflejan en el actual Martirologio Romano, sino que el propio historiador que introduce en el web de la diócesis la noticia histórica, las rechaza.
La fecha de celebración oscila en los distintos testimonios antiguos entre el 15 de enero y el 7 de febrero, sin que sea posible saber realmente cuál fue su fecha de muerte. El Martirologio actual ha preferido el 7 de febrero por considerar que está mejor apoyado en los testimonios.

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