domingo, 11 de agosto de 2024

La Oración Dominical - 11 de Agosto...

Ofrecemos estos breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la misa del domingo 11 de agosto de 2024.
Se dividen en tres partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta; y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
                  “Elías caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó bajo una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!» Se acostó y se quedó dormido bajo la retama. Pero un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!» Él miró y vio que había a su cabecera una galleta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y se acostó de nuevo. Pero el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!»” (1Reyes 19,4-8)
                  “Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo” (Jn 6,47-51).
                  “Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios” (Ef 5,2).
Reflexión
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá para siempre. Puesto que los convidados de mi Padre fueron dispersados por la muerte a causa del manjar prohibido que había comido su progenitor, bajando sus almas a los infiernos y siendo sus cuerpos depositados en el sepulcro, también yo, que soy el pan de los ángeles, seré dispersado, descendiendo a los infiernos… y, según el cuerpo, seré enterrado en el vientre de la tierra… de forma que las almas, recreadas con la visión de Dios, revivirán, y los cuerpos, muchos resucitarán ahora, y todos los demás en el futuro. Y más tarde, al resto, es decir, a todos aquellos que todavía viven corporalmente en este mundo, se les dará aquí ese mismo pan adaptado a su módulo vital, esto es, en el verdadero sacrificio del pan y del vino según el rito de Melquisedec” (Ruperto de Deutz, Comentario sobre el evangelio de san Juan (Lib 6, 51-52).
Nosotros le hablamos
                  “Acuérdate, Señor, de tu alianza, y no olvides para siempre a tus pobres. Levántate, Dios, defiende tu causa y no desoigas el clamor de los que te invocan” (Antífona de entrada de la misa).
                  “Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios… Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores” (Salmo 33).
                  “Padre, que la comunión de tus sacramentos nos alcance la salvación y nos confirme en la luz de tu verdad. Por Jesucristo nuestro Señor” (Oración poscomunión).
Nuestra vida cambia
                  ¿Qué lugar le damos en nuestra vida a Jesús presente en la Eucaristía?
                  ¿Nos alimentamos de Su Amor en el camino de nuestra vida (como Elías)?
                  ¿Tratamos de imitar a Cristo en la práctica de la caridad?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario