Caralampio, Porfirio, Daucto y compañeras, Santos
Mártires, 10 de
Febrero
Martirologio Romano: En
Magnesia, en la provincia de Asia, santos Caralampio, Porfirio y Daucto, que
junto con tres mujeres sufrieron el martirio en tiempo de Septimio Severo (s.
III).
En un resumen de los
martirologios griegos se dice que, bajo el reinado de Séptimo Severo, el
prefecto Luciano, que gobernaba en Magnesia, mandó detener a un sacerdote
llamado Caralampio, porque éste despreciaba los edictos imperiales que prohibían
predicar el Evangelio. Con el propósito de vencer la constancia del sacerdote,
Luciano mandó que le torturaran y él mismo se unió a los verdugos para
desgarrar las carnes del confesor con garfios de hierro. Se dice que en aquel
momento, por justo juicio de Dios, las manos del prefecto Luciano quedaron
paralizadas y adheridas al cuerpo del mártir, sin que su dueño pudiese
retirarlas.
Pero Caralampio
elevó a Dios una plegaria, pidiendo el perdón para el inhumano verdugo y las
manos de Luciano recuperaron el movimiento. Ante un prodigio tan evidente, los
dos lictores, Porfirio y Daucto, que también desempeñaban el oficio de
verdugos, abjuraron del culto de los ídolos y se declararon cristianos; tres
mujeres que presenciaban el suplicio, siguieron su ejemplo. Pero el prefecto
persistió en su incredulidad y mandó que todos fuesen decapitados al instante.
Debe hacerse notar
que este resumen no menciona al emperador ni habla de Antioquía de Pisidia. Las
“actas”, que por oirá parte son poco dignas de confianza, se detienen en
diversos detalles, pero no dicen nada sobre los compañeros del mártir. La
fiesta de San Caralampio figura el 10 de febrero en los agregados al
martirologio de Usuardo y parece que su culto se extendía hasta las regiones de
Hainaut.
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