Sabes muy bien que el colesterol es peligroso para tu corazón, pues los niveles altos son un factor de riesgo para
sufrir un ataque cardíaco, sin
embargo, no es el único “malo” en esta historia. Conoce las diferencias entre colesterol y triglicéridos,
ambos dañan tu corazón.
Durante mucho tiempo se ha considerado a las grasas un enemigo de nuestra salud, no sólo por contribuir al aumento de peso, sino porque se le ha
relacionado con daños al corazón.
En ese sentido, sabemos que existen grasas
buenas y malas y a estas últimas les atribuimos el “colesterol”. Sin embargo, hay muchas
cosas que no ubicamos, como que no todo el colesterol es malo ni viene de la alimentación y que, cuando nos sacamos un análisis de sangre, hay otro marcador importante: los triglicéridos. Ambos cumplen una
función, pero en exceso pueden causar daño, por lo tanto, conocerlas
es clave.
¿Qué es eso de colesterol
“bueno” y “malo”?
El colesterol
es una sustancia cerosa, parecida a la grasa,
que se encuentra en todas las células
de tu cuerpo, de hecho, participa en la producción de las membranas celulares, algunas hormonas y vitamina D, de acuerdo al
sitio Stanford Children’s.
Si bien lo obtenemos de algunos alimentos, como la carne, lácteos y
estas comidas cotidianas, también es producido por nuestro hígado. El colesterol junto con otras grasas y proteína, se desplaza en
forma de partículas llamadas lipoproteínas
por el torrente sanguíneo… y es
aquí donde entra lo de “bueno” y “malo”.
Las dos lipoproteínas
más conocidas son las de baja densidad
(LDL) y las de alta densidad
(HDL). El primero es el “malo”, pues puede contribuir a la formación de placa en las arterias, y
el segundo el “bueno”, porque ayuda a eliminar
el colesterol en la sangre, al transportarlo hasta el hígado, quien lo elimina. De ahí la
importancia de que tus niveles de HDL
sean altos y los de LDL bajos,
lo cual es posible evitando las grasas
saturadas y colesterol de la dieta, realizando actividad física (recuerda que la recomendación es mínimo 150 minutos semanales de
actividad moderada), manteniendo un
peso saludable y dejando de fumar, pues esto puede reducir el colesterol
“bueno”.
Los triglicéridos también
son importantes
Los triglicéridos
son otro tipo de grasa, de hecho, es la más común en el cuerpo, de
acuerdo a MedlinePlus. Si bien provienen de alimentos como la mantequilla,
aceite y similares, también de las calorías que no utilizas, pues tu cuerpo las cambia a triglicéridos y las almacena
en las células de grasa.
De ahí la principal diferencia con el colesterol: los triglicéridos se queman para crear energía, mientras el colesterol
es usado para construir células
y hormonas. Asimismo, el colesterol se relaciona principalmente con las grasas saturadas, pero un exceso de carbohidratos también puede
contribuir a un aumento de los triglicéridos.
De igual modo, otros factores que influyen en un
nivel alto, son: fumar, beber alcohol
en exceso, tener sobrepeso u
obesidad, pero también pueden ser signo de diabetes tipo 2 o prediabetes, síndrome metabólico, hipotiroidismo,
ciertas afecciones genéticas o
medicamentos, por eso es importante llevar un control.
Aunque tenemos claro que un exceso de colesterol LDL puede llevarte a acumular placa en las arterias, lo cual se conoce como arterioesclerosis, bloqueando o
disminuyendo el flujo de sangre al
corazón, lo cual puede derivar en angina, incluso un ataque
al corazón, un exceso de
triglicéridos también puede contribuir a que esto suceda, de acuerdo a Mayo
Clinic. De ahí que sus niveles altos se
relacionen con enfermedades cardíacas y
accidentes cerebrovasculares, aunque es posible que niveles
extremadamente altos deriven en inflamación
aguda del páncreas. Afortunadamente, tanto el colesterol como los
triglicéridos, se pueden controlar a través de un estilo de vida saludable, así como con algunos medicamentos, por eso es muy
importante que te realices chequeos
médicos habituales, de esta forma podrás prevenir daños a tu corazón.
Recuerda que no siempre existen síntomas evidentes que algo anda mal,
por eso es mejor realizarse análisis de
sangre de acuerdo a tu edad. Pregúntale a tu doctor cuáles necesitas y
¡cuídate!
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