Afecta a un 20% de los adultos
mayores y es común en pacientes que hayan sufrido un ACV. La misma se asocia a
factores de riesgo no modificables como la edad, la educación o la genética,
pero también a otros modificables como la hipertensión, la diabetes, el
tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo.
La demencia se caracteriza por una
disminución de las funciones cognitivas que impactan en la funcionalidad de un
individuo. Las mismas se han convertido en un serio problema de salud pública
impactando no solo en las personas que la padecen, sino en su familia y en toda
la sociedad. Este problema va en aumento de la mano del incremento de la
expectativa de vida y la alta prevalencia de factores de riesgo
cardiovasculares.
«La demencia vascular es la
segunda causa de demencia y afecta aproximadamente al 20% de los adultos
mayores, siguiendo a la Enfermedad de Alzheimer que representa entre el 60 y el
70% del total de las demencias. En muchos pacientes se presentan ambas
patologías por lo cual la causa de su déficit cognitivo es 'mixto'. Se sabe que
la presencia de enfermedad cerebrovascular empeora el curso evolutivo de la
Enfermedad de Alzheimer», explicó la Dra.
Verónica Somale, médica neuróloga y Jefa del área de Neurología Conductual de INEBA.
Alois Alzheimer
describió la enfermedad que lleva su nombre en 1906 en una paciente de 51 años.
Pocos años después, en 1910, el psiquiatra alemán Emil Kraepelin clasificó en su Manual
de Psiquiatría a las demencias separándolas en preseniles (enfermedad de
Alzheimer de causa neurodegenerativa) y post seniles, cuya causa más común era
la 'demencia ateroesclerótica' (causa vascular). Con el avance del conocimiento
esta división se dejó de lado reconociéndose en la actualidad que ambas
demencias pueden darse en cualquier edad siendo más frecuentes a partir de los
65 años.
En 1974 un prestigioso neurólogo
canadiense llamado Vladimir Hachinsky
y su equipo publicaron en la revista científica 'Lancet' sobre las causas vasculares que llevan a la demencia.
Ellos describieron que cuando la demencia se debía a enfermedad vascular la causa
eran infartos cerebrales -ya sea de pequeñas o grandes arterias cerebrales- y
la denominaron 'demencia multiinfartos' (DMI). El término DMI se convirtió en sinónimo de demencia debido a enfermedad
cerebrovascular, implicando que los infartos múltiples eran la única causa de
demencia vascular.
En los años siguientes se
reconocieron otros mecanismos que pueden llevar a la demencia vascular tales
como la presencia de un infarto único que afecta una zona estratégica del
cerebro (tálamo, ganglios de la base, etc.), hemorragias cerebrales grandes o
pequeñas, hipoflujo cerebral, enfermedad de pequeños vasos que afectan a la sustancia
blanca del cerebro, etc.
Se sumaron además algunas causas
genéticas. Es por este motivo que el viejo concepto de DMI le dio lugar al de
demencia vascular. Este tipo de demencia puede darse como consecuencia de un ACV
isquémico o hemorrágico.
«Se sabe que un tercio de los
pacientes que sufren un ACV pueden desarrollar demencia. El haber sufrido uno
de estos ACV doblega el riesgo de padecerla si se lo compara con sujetos de la
misma edad que no sufrieron uno. Durante el primer año los riesgos de deterioro
cognitivo son nueve veces más altos y solo baja a cuatro veces en los años
subsiguientes. Por esto la principal consecuencia del ACV a largo plazo es el
deterioro cognitivo o demencia. Si bien los ACV son una de las causas de
demencia vascular, los micro infartos producto de la enfermedad de los pequeños
vasos cerebrales son por lejos la causa más frecuente de demencia vascular, sin
haber tenido un ACV clínico», explica la especialista.
La demencia vascular se asocia a
factores de riesgo, no modificables y modificables. Entre los primeros están la
edad, los años de educación y los factores genéticos (ej. CADASIL que es una
arteriopatía cerebral autosómica dominante con infartos subcorticales y leuco
encefalopatía, que se da por una alteración de un gen ubicado en el cromosoma
19). Entre los factores modificables los más fuertemente asociados a la
demencia son la HTA, la hipercolesterolemia y la diabetes como así también el
tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo.
Teniendo en cuenta que la demencia
de cualquier etiología implica un deterioro cognitivo que impacta en las
capacidades de que una persona pueda valerse por sí misma y marca el final de
un proceso cognitivo, en los últimos años surgió el concepto de “deterioro
cognitivo vascular” para definir a sujetos que ya tienen una dificultad
cognitiva de causa vascular pero que aún son auto-válidos.
«Este concepto es de suma
importancia ya que permite a los médicos -a través de un examen clínico
vascular (toma de la presión arterial, análisis de sangre para controlar el
colesterol la glucemia, etc.)- pesquisar estos factores precozmente. Frente al
hallazgo de uno de estos factores de riesgo mencionados se pueden realizar
controles neurológicos (neuroimágenes, evaluaciones cognitivas) que permitan
identificar sujetos con posible deterioro cognitivo y realizar tratamientos
preventivos tempranos», comentó la Dra.
Somale.
Así como en la enfermedad de
Alzheimer la pérdida de memoria inmediata es su principal manifestación
cognitiva, en el deterioro cognitivo vascular o en la demencia vascular las
funciones ejecutivas (capacidad de planificar, organizar, tomar decisiones,
etc.) las funciones atencionales y el enlentecimiento en los procesos de
información son los procesos cognitivos más afectados en su inicio. Además de
estos síntomas, son frecuentes manifestaciones conductuales como la depresión y
la apatía.
«Algo importante a resaltar es que
la demencia vascular se asocia claramente a factores de riesgo vasculares que
son plausibles de ser modificados a través de cambios en el estilo de vida como
mantener una dieta saludable o realizando actividad física; además de que
pueden ser tratados farmacológicamente. Esto hace que la demencia vascular sea
una de las pocas causas de demencias que puede prevenirse», concluyó la
neuróloga. BP
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