Sacerdote y
Mártir, 15 de Septiembre
Martirologio Romano: En
diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano
Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las
Mercedes, asesinados por odio a la fe. († 1936-37)
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el
pontificado de S.S. Francisco.
Mariano Alcalá Pérez nació en Andorra, población de la provincia de Teruel,
el 11 de mayo de 1867, y, al día siguiente, recibió el bautismo en el templo
parroquial, dedicado a la Natividad de Nuestra Señora.
Fue hijo de los honrados y piadosos consortes Tomás y Vicenta. A los
catorce años de edad vistió el hábito mercedario, el día 24 de septiembre de
1881, en el convento de Santa María de El Olivar (Teruel); en el que hizo la
profesión simple el 23 de mayo de 1883 y la de votos solemnes el 3 de junio de
1886. Trasladado a Roma, terminó los estudios eclesiásticos y fue ordenado de
presbítero el 21 de diciembre de 1889, en la basílica de San Juan de Letrán. En
el trienio 1890-1893 asistió a cursos de especialización en la Universidad
Gregoriana. Por su probada formación académica, el maestro general de la Orden,
fray Pedro Armengol Valenzuela, extendió a favor del joven sacerdote mercedario
Mariano Alcalá, patente de lector en Filosofía y Teología, el 19 de septiembre
de 1892.
A su regreso de Roma, el padre lector Mariano Alcalá impartió clases a los
estudiantes mercedarios profesos en el convento de Poyo (Pontevedra); y, en su
provincia de Aragón, desempeñó, con notable competencia, los cargos de maestro
de novicios, en el convento de El Olivar (1897-1899), comendador de dicho
convento de El Olivar (1899-1903) y provincial de Aragón (1903-1911).
Terminado su segundo período de provincial, la sagrada congregación de
religiosos, habiendo recabado los votos de los electores de toda la Orden,
nombró al padre Mariano Alcalá, el 3 de agosto de 1914, maestro general de la
Orden de la Merced. El cargo de supremo jerarca de la Orden resultó ser para él
una pesada carga, de la que le liberó la mencionada congregación, el 14 de
marzo de 1914, con el nombramiento del padre Inocencio López Santamaría, como
vicario general. De los dos años y siete meses del gobierno general de Mariano
Alcalá quedaron en Roma tres hechos memorables: la publicación del Boletín
Oficial de la Orden de la Merced, por él creado en 1912; el uso del antiguo
convento de San Adrián para residencia y servicios exclusivos de la curia
generalicia, y el ejemplo de una paciencia inalterable sometida constantemente
a prueba.
Interrumpido bruscamente su generalato, Mariano Alcalá regresó
inmediatamente a la provincia de Aragón y fijó su residencia habitual en el
convento-colegio de la ciudad de Lérida; en el que permaneció los últimos
veintidós años de vida. Y en Lérida le sorprendió la persecución religiosa que
sufrió buena parte de España, en el trienio 1936-1939.
Conociendo sus sobrinos, que vivían en Andorra, el peligro que corría su
tío en la ciudad del Segre, le convencieron para que se fuera con ellos a su
pueblo natal, pensando que allí, entre los suyos, estaría más segura su vida;
con ellos partió para Andorra el 8 de marzo de 1936. Fue un viaje sin retorno;
pues, en Andorra y junto a las tapias del cementerio local, el día 15 de
septiembre de 1936, el padre Mariano Alcalá Pérez fue abatido por unos
disparos de fusil, cargado por el odio a la religión, que rubricaron sus últimas
palabras: ¡Viva Cristo Rey!
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