Tener problemas en nuestra espalda puede ser bastante
molesto, y además costoso a la hora de conseguir medicamentos
y herramientas para tratarlo. Con razón, muchos de los problemas
de espalda que se asocian con la salud de los huesos son a menudo
difíciles de ignorar ya que la columna vertebral es una parte fundamental
de nuestro cuerpo. Pero lamentablemente, condiciones tales como la artritis
pueden llevar a otras complicaciones que podrían no ser detectadas a tiempo. Un
ejemplo son los espolones óseos.
Los espolones óseos (también conocido como
osteofitos) surgen
como consecuencia de un exceso de presión sobre las articulaciones y se
desarrollan como un ‘hueso adicional’, producido por el cuerpo en respuesta a
esta presión. Aparte de aparecer en la columna vertebral, pueden aparecer
en otras partes del cuerpo, como las rodillas, las caderas, los hombros y los
dedos. A pesar de que sus síntomas no siempre son evidentes, a veces pueden
causar dolor y pérdida de movimiento en las articulaciones. Pueden ser
tratados por un médico, a menos que en algún caso concreto no
requieran tratamiento alguno.
Vamos a
echarle un vistazo a los síntomas, causas, tratamientos y prevención de
esta enfermedad.
En primer lugar, ¿Qué es un espolón óseo y cómo se
forma?
Un espolón óseo es un hueso adicional que se forma
en las áreas del cuerpo donde los huesos se encuentran, por ejemplo, en las
articulaciones y en la columna vertebral. Cuando estas áreas experimentan
cantidades inusuales de presión y tensión, el cuerpo reacciona de forma
natural mediante la formación de espolones óseos con el fin de reducir el
exceso de presión. Por desgracia, esto no siempre es útil, y en algunos casos,
las espuelas pueden empeorar la situación.
Las articulaciones
que soportan peso, como las rodillas, los talones y los hombros, son las más
sensibles a la formación de espolones óseos, aunque también pueden aparecer en
la columna vertebral, las caderas, las manos y los tobillos. El riesgo de esta
sensibilidad aumenta en las personas que tienen sobrepeso (ya que esto pone el
exceso de peso en las articulaciones), en los atletas (ya que utilizan una gran
cantidad de fuerza en sus piernas y pies al correr), y en las personas que
levantan objetos pesados de forma regular (que causa las espuelas en los
hombros).
Por encima de
todo, no son causas importantes que dependen de la presencia de otras
condiciones óseas. Dos de las más comunes son las enfermedades
degenerativas de las articulaciones (como la artritis) y la inflexibilidad de
un tendón. En ambos casos, el cuerpo trata de reforzar el área débil con más
huesos en un lugar que no debe ser, lo que da resultado a los espolones óseos.
Estos llegan a ser muy doloroso cuando no hay más espacio para que el hueso
crezca, por lo que asoma en el tejido circundante, o tira de un tendón
demasiado ajustado para acomodarlo.
¿Cuáles son los síntomas?
Como resultado del contacto de los espolones óseos
con el tejido que los rodea, el cuerpo puede sufrir irritación e
inflamación en las zonas afectadas. Puede aparecer como inflamación que
causa un dolor agudo. He aquí cómo se presentan los síntomas en
áreas específicas:
·
Rodillas: Dificultad para extender o doblar las piernas
·
Espina dorsal: Debilidad o entumecimiento en los brazos y/o piernas (debido a la médula
espinal o las raíces nerviosas se pellizquen)
·
Caderas: Reducción en la amplitud de los movimientos en las articulaciones
de la cadera - puede ser sentido como dolor en las rodillas
·
Hombros: Hinchazón y lagrimeo en el manguito de los
rotadores
·
Dedos: Aparición de
bultos duros bajo la piel
Si experimentas uno o más de los síntomas mencionados
anteriormente, o tienes dificultad para mover una o más articulaciones
alrededor de tu cuerpo, pide una cita con tu médico de cabecera
inmediatamente, para que pueda detectar el problema tan pronto como sea
posible. El tratamiento temprano ayuda a prevenir un mayor daño en las
articulaciones.
¿Cómo se pueden tratar?
Tu médico
puede recomendarte algún medicamento de venta libre y/o medicamentos
anti-inflamatorios si tus espolones óseos están causándote dolor
o inflamación, pero también hay otros remedios ampliamente conocidos para
tratar el problema. Algunas personas encuentran que la aplicación de calor
húmedo, compresas frías o masajes con hielo pueden ser calmante. Otros sugieren
el uso de hierbas, especialmente de manzanilla, tiene propiedades
anti-inflamatorias y analgésicas. Algunas terapias de fármacos,
modalidades de estiramientos, e inyecciones pueden trabajar
muy bien, siempre y cuando sean bajo supervisión médica.
Si los
síntomas persisten o empeoran, podría ser necesaria una intervención quirúrgica
para extraer el hueso extra, alargar el tendón afectado, o sustituir una
articulación.
En general, el
enfoque principal de la cura debe centrarse en solucionar los
problemas de los huesos subyacentes, tales como la enfermedad degenerativa o la
contractura del tendón y la inflexibilidad. Si esto no se hace, el espolón óseo
podría volverse a desarrollar, incluso si se ha extraído quirúrgicamente.
¿Cómo podemos prevenir los espolones óseos?
Para reducir
el riesgo a desarrollarlos, debes tratar de participar en un programa
de reducción de peso a través del estiramiento y/o, así como un programa de
ejercicios de mantenimiento de bajo impacto para fortalecer tu núcleo y
estirar los tendones sensibles, incluyendo las pantorrillas, los
isquiotibiales y los cuádriceps. Trata de caminar (zapatos con
apoyo), nadar, ciclismo o realizar cualquier tipo de ejercicio, ya que es una
gran manera de mantenerte en forma sin crear presión sobre las
articulaciones y los tendones. LH
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