En las últimas semanas, la pandemia ocasionada por el coronavirus COVID-19 ha acaparado
las miradas de científicos y personas de todo el mundo. Sin embargo, existen otros virus que, a pesar de que llevan
mucho tiempo entre la gente, aún
representan problemas serios de salud para la humanidad. Uno de ellos es el virus del dengue y, a continuación, te contamos todo lo que tienes que saber.
¿Qué es el Dengue?
El dengue
es una enfermedad viral, transmitida por la picadura de las hembras de
mosquito Aedes aegypti, infectadas
con uno de los cuatro serotipos
del virus del dengue (DEN 1, DEN 2, DEN 3 y DEN 4). Es decir, cuando un
mosquito se alimenta de la sangre de una persona infectada se convierte en
portador del virus e infecta a las personas que pica posteriormente; eso
significa que el virus no se propaga a
través de los objetos, ni tampoco se contagia de persona a persona.
La OMS señala
que la enfermedad, ocasionada por el
virus del dengue, es de tipo gripal y que raras veces es mortal. Sin embargo, cuando se complica, el dengue grave puede causar
extravasación de plasma, acumulación de
líquidos, dificultad respiratoria, hemorragias graves o falla orgánica, por lo que es
imprescindible estar atento en caso de
presentar síntomas. Aunque gran parte de los casos a nivel mundial se concentran en Asia Sudoriental y el Pacífico
Occidental, en los últimos años la incidencia de dengue en América Latina y el Caribe ha aumentado.
Síntomas
El Ministerio
de Salud señala que los principales
síntomas de dengue son:
- Fiebre, acompañada de dolor detrás de los ojos.
- Dolor de cabeza, muscular y de articulaciones.
- Náuseas y vómitos.
- Cansancio intenso.
- Aparición de manchas en la piel.
- Picazón y/o sangrado de nariz y encías.
En caso de tener síntomas, tienes que acudir
al médico para recibir tratamiento. Es vital no automedicarse, ingerir aspirinas, analgésicos, antiinflamatorios,
antibióticos, inyecciones intramusculares o corticoides porque el
dengue puede complicarse a un grado severo.
De acuerdo con la OMS, los síntomas de la
enfermedad aparecen entre los 4 y 7 días después de la picadura infectiva.
Transmisión
Aunque el principal transmisor del dengue son las hembras del mosquito Aedes aegypti,
identificables por la presencia de manchas blancas en sus patas negras, los mosquitos A. albopictus,
también causantes de la propagación de chikungunya,
fiebre amarilla y la infección por virus de Zika, son transmisores en
menor grado.
El mosquito
se infecta con el virus cuando succiona sangre de una persona enferma y,
de acuerdo con el Ministerio de Salud, en el interior de su intestino el virus se replica y luego se
extiende hasta las glándulas salivales en un período de entre 8 a 12 días.
Durante todo ese tiempo, los humanos a los que pique contraerán el virus. El mosquito tendrá la capacidad de infectar
por el resto de su vida.
“La persona con dengue sólo puede infectar
al mosquito durante la etapa febril o virémica (es decir, cuando los
virus circulan en la sangre), por eso es importante que mientras el paciente tenga fiebre, evite ser picado por mosquitos.
Los virus circulan en la sangre
de la persona enferma desde un día antes y hasta 5 a 6 días posteriores a la
aparición de la fiebre”, explica en su sitio web el ministerio de Salud.
Casos
Datos del ministerio muestran que entre la semana 31 de 2019 y hasta la semana 10 de
2020, se notificaron al Sistema
Nacional de Vigilancia de la Salud, 11.103 casos con sospecha de dengue u
otros arbovirus; de esos, 2.942 fueron confirmados y probables para
dengue (de los cuales 2.053 no presentaron registro de antecedentes de viaje y
889 sí tuvieron antecedentes de viaje a zonas con circulación viral). Las zonas de circulación viral autóctona
fueron las provincias de: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre
Ríos, Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones, Salta, Jujuy y La Rioja
De acuerdo con el Boletín Epidemiológico, emitido el 27 de marzo de 2020, en las
tres semanas previas al informe elaborado por el Sistema Nacional de Vigilancia (el 9 de marzo de 2020), el promedio semanal de casos sospechosos de
dengue fue de aproximadamente 1.893.
Prevención
Dado que aún no existe una vacuna o un tratamiento específico para curar el dengue,
la prevención es la principal
arma en contra de la enfermedad. Las
medidas principales se enfocan en
luchar contra los mosquitos transmisores del virus.
Eliminar todos los posibles criaderos de mosquitos, es decir, todos los recipientes que puedan contener y almacenar
agua tanto en el interior como en el exterior de las casas. Algunos de
los más comunes son botellas, latas o neumáticos.
También es necesario dar vuelta a los objetos de exterior que pueden acumular agua
cuando llueve, como baldes, palanganas o tambores. El agua de los bebederos de animales y colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia debe
cambiarse por completo cada tres días. Además, es necesario que se froten las
paredes de los contenedores con una esponja para desprender los huevos de mosquito que puedan estar adheridos a
la superficie.
Otra medida que evita la presencia del mosquito es mantener limpios, ordenados y desmalezados los patios
y jardines. Rellenar los floreros y portamacetas con arena húmeda y limpiar las canaletas de los techos. En caso de tener tanques y recipientes para guardar agua,
éstos deben permanecer cerrados.
Las medidas de protección en el hogar también incluyen la instalación de mosquiteros en las
ventanas y el uso de insecticidas
espirales o vaporizadores, según la OMS.
Repelentes
Además de las medidas para evitar la reproducción del mosquito, es importante saber qué tipo de repelentes funcionan contra el mosquito transmisor del dengue.
Hay evidencia científica de que los repelentes
más apropiados contra el dengue son aquellos que contienen Deet e Icaridina. No es seguro que tu repelente te
prevenga de la picadura si no cuenta con alguno de estos elementos.
Se piensa que el porcentaje de concentración de
estos compuestos determina la potencia
del repelente, pero en realidad establece cada cuánto tienes que aplicarlo nuevamente. Los de Deet que contienen entre el 7 y el 7,5% deben renovarse cada dos horas,
los que cuentan con una concentración del entre el 15 y 20% deben renovarse cada cuatro o seis horas y los que tienen
25%, se pueden renovar cada 8 horas.
Por otra parte, los repelentes de
Icaridina se tienen que renovar cada 8 o 12 horas.
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