La calefacción es clave
para combatir las bajas temperaturas del invierno. Sin embargo, es importante
resaltar que, así como pueden brindarnos confort, también puede resultar
perjudicial para la salud, dependiendo del sistema de calefacción y de la
temperatura a la que se la utilice. Por eso, la Asociación Argentina de
Medicina Respiratoria comparte información acerca los cuidados que hay que
tener en cuenta para calefaccionar con precaución. Lo ideal es que la
temperatura a la que se calefacciona un ambiente no supere los 21°-23° y que
la humedad se sitúe entre el 50 y el 70%. La calefacción excesiva aumenta el
contraste de temperatura entre interior y exterior, lo que puede disminuir la
capacidad de respuesta de los mecanismos defensivos del organismo. La oferta de
sistemas de calefacción es bastante amplia, sin embargo, no podemos decir que
ninguno de estos dispositivos reúna las condiciones ideales. Los artefactos que
funcionan a combustión consumen oxígeno y liberan gases nocivos, entre los que
se encuentra el monóxido de carbono.
Algunos artefactos que
emanan gases peligrosos para la salud son:
·
Estufas de parafina.
·
Estufas o calentadores a querosén.
·
Estufas a gas o leña.
·
Cocinas a leña.
·
Braseros a carbón.
La combustión inadecuada
del material empleado para la producción de calor, o un sistema de ventilación
insuficiente, pueden provocar la acumulación de niveles peligrosos de estos
gases nocivos.
Es importante saber que
el monóxido de carbono es un gas imperceptible por ser incoloro, inodoro y
porque no irrita las mucosas, pero ocupa el lugar del oxígeno en la sangre, por
lo que impide su llegada a los diferentes órganos y tejidos. La intoxicación
por este gas puede culminar en un paro cardiorespiratorios y muerte. En
intoxicaciones de menor grado puede haber dolor de cabeza, náuseas, debilidad,
mareos, etc.
Otro gas peligroso es el
dióxido de nitrógeno, que se libera cuando las cocinas, hornos de gas y estufas
de parafina no funcionan correctamente. Este gas tampoco se huele ni se ve,
pero es irritante para las mucosas y puede causar dificultad respiratoria,
sobre todo en pacientes asmáticos, con EPOC o con otras patologías respiratorias
crónicas.
Existen otros productos
derivados de una mala combustión, sobre todo de estufas o chimeneas de carbón y
leña, que son partículas de tamaño tan diminuto que pueden depositarse en
lugares profundos del árbol bronquial, pudiendo favorecer la aparición
enfermedades respiratorias crónicas (como EPOC) o tumores.
Los sistemas de
calefacción por aire caliente como el aire acondicionado frio/calor, tienden a
resecar el ambiente, lo que hace que las vías aéreas también pierdan humedad.
El resecamiento del árbol respiratorio disminuye sus mecanismos de defensa
favoreciendo las infecciones y puede generar congestión nasal o tos, sobre todo
en los alérgicos, o puede favorecer las exacerbaciones asmáticas en quienes
padecen esta patología.
Es importante tener en
cuenta que la circulación de aire caliente arrastra partículas de polvo que
contienen alergenos, sustancias que favorecen el desencadenamiento de los
síntomas alérgicos.
Los sistemas de
calefacción más recomendados, sobre todo para aquellos que padecen patologías
respiratorias crónicas, son algunos tipos de estufas, por ejemplo:
·
Estufas eléctricas.
·
Losas radiantes.
·
Radiadores.
·
Calefactores que cuentan con sistema de cámaras de
combustión cerradas con evacuación externa de los gases generados producto de
la combustión.
A pesar de las
desventajas mencionadas de los diferentes sistemas de calefacción, puede
resultar más perjudicial para la salud no calefaccionar en épocas frías del
año. Lo recomendable es que los ambientes estén templados, bien ventilados y
asoleados porque el sol disminuye los ácaros de polvo y mantiene la
temperatura.
Recomendaciones para
calefaccionar con precaución
Verificar que todas las
fuentes de calor funcionen correctamente: siguiendo atentamente
todas las instrucciones de los fabricantes para la puesta en marcha y en el
manejo de los dispositivos.
Salida de gases al
exterior: Cuando se usan determinadas fuentes de calor hay
que tener en cuenta que tengan una adecuada salida al exterior, y de no ser
así, tener la precaución de abrir una ventana cada cierto tiempo, para ventilar
el habitáculo donde se encuentra.
Apagar la calefacción por
la noche: también se recomienda ventilar la casa antes de
encenderla por la mañana.
Limpiar regularmente los
filtros del aire acondicionado: este dispositivo es uno
de los que más reseca el ambiente y las mucosas, además de reunir distintos
agentes en los filtros que es importante limpiar con regularidad.
Evitar fuentes de
combustión que generan residuos: como el humo del
cigarrillo, sahumerios, inciensos, etc. BP
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