“Para derrotar al nuevo coronavirus, se necesita un
abordaje integral que combine una estrategia defensiva con otra ofensiva que
identifique dónde está circulando el virus para apagarlo”. Así lo sostuvo
Maureen Birmingham, representante de la Organización Panamericana de la
Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Argentina, en diálogo con
la Agencia CyTA-Leloir.
Graduada en medicina veterinaria de la Universidad
de Illinois, Estados Unidos, y con una maestría en salud pública en la
Universidad de Harvard, Birmingham describió los interrogantes que giran en
torno al nuevo coronavirus y las iniciativas de la OMS para enfrentarlo.
¿Qué se sabe
hasta ahora del nuevo coronavirus?
Como todo virus nuevo en los seres humanos, hay
cosas que sabemos y hay cosas que aún están en investigación. Por un lado,
gracias a que la secuencia genómica se dio a conocer muy rápido, los países han
podido diagnosticar y tratar a sus pacientes con prontitud. También sabemos que
el virus se transmite de persona a persona en contacto cercano de menos de 1 a
2 metros por medio de gotículas respiratorias que se propagan cuando una
persona con COVID-19 tose o estornuda.
Los síntomas más frecuentes de la COVID-19 son
fiebre, cansancio, tos seca y dificultad para respirar. Las personas mayores y
las que tienen problemas médicos subyacentes están en mayor riesgo de un cuadro
más severo.
Y, ¿cuáles
son algunos de los principales interrogantes?
Lo que todavía no sabemos está relacionado a la
fuente. Cada vez hay más evidencia de la conexión entre el virus causante de la
COVID-19 y otros coronavirus similares conocidos que circulan en los
murciélagos, específicamente en los de la subespecie Rhinolophus. Sin embargo,
aún no se sabe con certeza cuál fue la vía de transmisión a los seres humanos
al comienzo de este evento. Puede ser que haya habido otro animal en el medio
de la transmisión entre el murciélago y el ser humano.
¿Qué
diferencias hay entre el virus del Covid-19 y el de la gripe común?
Tanto el virus de COVID-19 como el de la gripe
causan enfermedades respiratorias, pero hay importantes diferencias entre ambos
y en cómo se propagan. Estas diferencias tienen importantes repercusiones a la
hora de determinar las medidas de salud pública aplicables. La velocidad de
transmisión marca una diferencia importante entre ambos virus. El de la gripe
tiene un periodo de incubación medio y un intervalo de serie (el tiempo
transcurrido entre casos sucesivos) más cortos que el virus de la COVID-19. Si
bien la gama de síntomas de ambos virus es similar, la proporción de pacientes
con afecciones graves parece variar. En el caso de la COVID-19, los datos
reunidos hasta la fecha sugieren que el 80% de las infecciones son leves o
moderadas, el 15% son infecciones severas, que requieren oxígeno, y el 5% son
infecciones críticas, que requieren ventilación mecánica. Estas fracciones de
infección severa y crítica parecen más elevadas que las observadas en el caso
de la infección gripal.
¿Qué
factores determinan la letalidad del virus del COVID-19?
La tasa de letalidad de la COVID-19 parece mayor
que la de la gripe, especialmente la gripe estacional. Aunque se tardará un
tiempo en determinar con exactitud la verdadera tasa de letalidad de la
COVID-19, los datos reunidos hasta ahora indican que la tasa de letalidad bruta
(el número de muertes notificadas dividido por el número de casos notificados)
oscila entre el 3% y el 4%, pero puede ser aún menor si uno considera que muchos
casos leves no fueron identificados. En el caso de la gripe estacional, la tasa
de mortalidad suele ser inferior al 0,1%.
Sin embargo, la tasa de mortalidad para ambas
enfermedades depende en gran medida del acceso a la atención de la salud y a la
calidad de ésta, así como la edad de la persona y si hubo enfermedades crónicas
subyacentes, por ejemplo, hipertensión o diabetes. La gripe es más severa en
personas de mayor edad y niños, mientras que la COVID-19 es más severa en
adultos mayores, pero en general es leve en niños y jóvenes. Sin embargo, cabe
destacar que hay casos severos y muertes de COVID-19 notificadas en jóvenes y
niños.
Por ahora no
se dispone de un tratamiento específico ni vacuna para COVID-19, ¿qué se está
haciendo al respecto?
Investigadores en todo el mundo están trabajando
con ahínco para este fin. Más de 20 vacunas están en desarrollo a nivel
mundial, y se están realizando ensayos clínicos para evaluar varias opciones
terapéuticas. El director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus,
anunció la realización del ensayo Solidaridad, un estudio internacional de gran
magnitud diseñado con el fin de generar los datos sólidos que necesitamos para
saber qué tratamientos son más eficaces.
El estudio prevé procedimientos simplificados para
que puedan participar incluso los hospitales que se han visto sobresaturados.
El ensayo usa un diseño adaptativo, con cinco ramas iniciales: 1) la atención
habitual que se presta a los pacientes en el país; 2) el uso de remdesivir; 3)
el uso de lopinavir/ritonavir; 4) el uso de lopinavir/ritonavir con interferón
beta; y 5) la inclusión de cloroquina. Muchos países de todas partes del mundo
ya han confirmado su participación, entre ellos Argentina.
Mientras
tanto, ¿qué tipo de tratamientos recibe una persona con COVID-19?
No hay ningún tratamiento específico, se basa en el
cuadro clínico. La mayoría de los casos se presentan con cuadros leves y
autolimitados; reciben tratamiento según los síntomas. En algunos pacientes, la
enfermedad evoluciona a un estado severo y crítico, por lo que requieren
tratamiento de apoyo como oxígeno, hasta ventilación mecánica.
¿Qué medidas
debe adoptar el sector de la salud para atender pacientes contagiados?
La OMS está elaborando orientaciones con aportes de
expertos clínicos de todo el mundo que están atendiendo a pacientes con
COVID-19. Entre estos recursos se encuentran una orientación actualizada sobre
el manejo clínico de pacientes con COVID-19, los materiales de capacitación
sobre atención clínica y la plataforma mundial de datos clínicos de la
enfermedad con una herramienta digital que permite a la OMS recopilar datos
clínicos básicos de pacientes hospitalizados, de modo tal de comprender mejor
la patología.
Pronto estará disponible una orientación nueva
basada en estos datos y aportes de los expertos que ayudará a los profesionales
clínicos a manejar los pacientes con COVID-19 más severos en un contexto de un
aumento repentino de pacientes.
¿Podría
referirse a la importancia de la participación ciudadana para controlar la
transmisión del virus?
Es importante el compromiso comunitario en este
momento para llevar adelante las medidas de prevención para cuidarse cada uno,
pero también para cuidar a los demás. Y también es clave que los países, además
de implementar acciones de distanciamiento social, mantengan las medidas de
vigilancia proactivas para identificar y aislar los casos, y hacer el
seguimiento de los contactos con el fin de apagar la propagación del virus.
Finalmente, es importante proteger grupos de alto
riesgo como los adultos mayores o personas con enfermedades crónicas
subyacentes, así como tomar medidas extras para proteger personas en
situaciones de pobreza o de otra vulnerabilidad como personas presas, en
manicomios, viviendo en la calle, refugiados/migrantes o personas con
discapacidad. Son todos seres humanos con derechos. CyTA-FL
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