Lewis Morgenstern ha tomado una decisión. Cuando
cumpla 65, dentro de cuatro años, va a firmar una directiva anticipada sobre
conducir. El documento indicará que se
alejará del volante cuando sus hijos se lo pidan. “Es posible que,
llegado el momento, no sea capaz de tomar la mejor decisión sobre conducir, y
quiero dejar claro que confío en mis hijos para asumir esa responsabilidad”,
dijo Morgenstern, profesor de neurología, neurocirugía y medicina de emergencia
en la Universidad de Michigan. Su esposa, de 59, tiene la intención de firmar
un documento similar a los 65.
Morgenstern ha reflexionado mucho sobre el tema
controversial de cuándo dejar de conducir. Fue coautor de un artículo
reciente publicado en el Journal of
the American Geriatrics Society que reveló que el 61% de los adultos
mayores con deterioro cognitivo seguían manejando a pesar de que el 36% de sus
cuidadores estaban preocupados por su capacidad para hacerlo.
Muchos de estos adultos mayores probablemente se hayan
adaptado siendo precavidos y recurriendo a una amplia experiencia detrás del
volante, dijo Morgenstern. Pero remarcó que “indudablemente hay un grupo de
personas que están conduciendo y no deberían hacerlo porque representan un
riesgo para sí mismos y para los demás”.
Pocos estudios han examinado cuántos adultos mayores
con deterioro cognitivo leve o demencia continúan conduciendo, y no hay
estándares nacionales sobre cuándo las personas deberían “colgar las llaves”.
Pero es una preocupación creciente a medida que aumenta la población de adultos
mayores de 70, 80 y 90 años, el grupo de edad más propenso a tener deterioro
cognitivo.
Casi 50 millones de personas de 65 años o más tenían
licencias de conducir en 2021, un aumento del 38% desde 2012, según datos de la
American Automobile Association
(AAA). Casi 19 millones tenían 75 años o más, un aumento del 31%. Durante este
período, las muertes por accidentes de vehículos entre personas de 65 años o
más aumentaron un 34%: fueron 7.489 en 2021. El número de personas mayores
lesionadas en accidentes de tráfico ese año superó las 266.000.
En su mayoría, los seniors conducen
de manera segura. Usan el cinturón de seguridad con más frecuencia, beben
menos, y son menos propensos a conducir a alta velocidad que los más jóvenes. En
comparación con los adultos más jóvenes y de mediana edad, están involucrados
en menos accidentes automovilísticos fatales cada año. Y son más propensos a
restringir dónde y cuándo conducen, siguiendo rutas familiares, evitando calles
con mucho tráfico y no manejando de noche.
Sin embargo, los riesgos para los conductores mayores
aumentan con la edad y el desarrollo de afecciones como la artritis, el
glaucoma y el Parkinson. Y cuando ocurren accidentes, los adultos mayores son
más propensos a sufrir heridas graves o morir porque son físicamente más
vulnerables.
El deterioro cognitivo y la demencia, plantean
desafíos especialmente preocupantes porque la toma de decisiones, la atención,
el juicio y la evaluación del riesgo se ven comprometidos en las personas con
estas afecciones.
En este contexto, “conducir es un gran desafío, porque
las personas no reaccionan adecuadamente y no pueden controlarse a sí mismas”,
dijo Emmy Betz, profesora de medicina de emergencia en la Escuela de Medicina
de la Universidad de Colorado, que ha estudiado las directivas anticipadas
sobre el manejo.
Este fue el caso del suegro de Morgenstern, quien
desarrolló Alzheimer moderado en sus 70s pero seguía convencido de que podía
conducir. Después de perderse un día, su esposa le sacó las llaves del auto, y él
no entendía por qué. Estaba muy infeliz, contó Morgenstern. El interés de
Morgenstern en las directivas anticipadas de manejo, una opción que recomienda
en su artículo, surgió de esta experiencia.
Existen varios tipos de directivas. Una pide a una
persona que nombre a un familiar o amigo que, en el futuro, hablará con ellos
sobre si es seguro seguir conduciendo. La AAA y la American Occupational Therapy Association han respaldado una
directiva de este tipo, que no es legalmente vinculante (básicamente es poner
por escrito un acuerdo de palabra).
También los familiares deben comprometerse a ayudar a
la persona a explorar si es posible seguir conduciendo, o a intentar el transporte
público o programas de conductores voluntarios. Uber y Lyft, que han creado
programas para personas mayores, son nuevas opciones que se utilizan con
frecuencia.
Otra directiva no vinculante, respaldada por la
Asociación de Alzheimer, reconoce que las personas con demencia no podrán
conducir a medida que avanza su enfermedad. También nombra a personas que
deberían expresar preocupación sobre el manejo cuando sea relevante. Pero va
más allá declarando: “Comprendo que puedo olvidar que ya no puedo conducir y
puedo intentar seguir conduciendo. Si esto sucede, apoyo todas las acciones
tomadas, incluido el retiro o desactivación de mi automóvil, para ayudar a
garantizar mi seguridad y la de los demás”.
En la Universidad de South Florida Health, Lori Dee Grismore, terapeuta ocupacional y
especialista certificada en rehabilitación del manejo, dijo que hasta el 75% de
los adultos mayores que evalúa tienen algún tipo de deterioro cognitivo.
Esto es evidente durante la primera parte de su
evaluación integral: una entrevista sobre los hábitos de manejo de la persona y
problemas recientes; una revisión de su historial médico; un examen de la
vista; una evaluación física; y una batería de seis pruebas cognitivas. “Si
alguien no tiene perspicacia, que es común, no entienden por qué estas pruebas
tienen algo que ver con conducir”, dijo.
Si lo considera seguro, Grismore lleva a los adultos
mayores a la calle, verificando su capacidad para seguir direcciones, girar,
mantenerse en sus carriles y conducir a velocidades apropiadas e interpretar
señales, entre otras medidas de desempeño.
Si bien la mayoría con deterioro cognitivo leve
aprueban estos tests, Grismore generalmente recomienda volver a evaluar a
intervalos regulares e imponer restricciones como conducir solo cerca de casa y
evitar autopistas. Pero reconoció que no hay garantía de que los adultos
mayores recuerden estas restricciones.
Elin Schold Davis, quien coordina la Older Driver Initiative en la asociación
de terapia ocupacional, recomienda tener una evaluación de este tipo cuando hay
un diagnóstico de deterioro cognitivo o cuando los familiares comienzan a notar
problemas.
“Todos deberíamos estar planificando nuestras
cambiantes necesidades de transporte en nuestros 70, 80 y 90 años”, dijo. “La
parte difícil es que conducir está asociado con la independencia, y este es un
problema muy emocional. Por eso, cuanto más se planee, más opciones y control
se podrá tener”. JG
No hay comentarios.:
Publicar un comentario