Melquíades, Santo
XXXII Papa, 10 de Enero
Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Melquíades, papa, oriundo de África, que conoció la paz concedida por el emperador Constantino a la Iglesia, pero víctima de los ataques de los donatistas, se distinguió por sus esfuerzos encaminados a obtener la concordia (314).
Se desconoce la fecha de su nacimiento; fue elegido Papa en el 310 o 311; murió el 10 u 11 de enero de 314. Después del destierro del Papa San Eusebio, la Sede de Roma estuvo vacante por un tiempo, probablemente a causa de las complicaciones surgidas debido a los apóstatas, y que no fueron resueltas por el exilio de Eusebio y Heraclio. El 2 de julio del 310 o 311, Melquíades (su nombre también se escribe Milcíades), nativo de África, fue elevado al pontificado. Existe incertidumbre en cuanto al año exacto, puesto que el Catálogo Liberiano de Papas (Duchesne, “Liber Pontificalis”, I, 9) da el 2 de julio de 311 como la fecha de la consagración del nuevo Papa (ex die VI non. iul. a cons. Maximiliano VIII solo, quod fuit mense septembri Volusiano et Rufino); pero en contradicción a esto se dice que la muerte del Papa ocurrió el 2 de enero del 314, y que la duración del pontificado son tres años, seis meses y ocho días; posiblemente debido al error de un escribano, debería decir «ann. II» en lugar de «ann. III»; y, por lo tanto, el año de su elevación al papado fue muy probablemente en el 311. Cerca de este tiempo (el 311 o 310), un edicto de tolerancia firmado por los emperadores Galerio, Licinio y Constantino puso fin a la gran persecución de los cristianos, y se les permitió vivir como tales y asimismo reconstruir sus lugares de culto religioso (Eusebio de Cesárea, Hist. Eccl., VIII.17; Lactancio, Cómo murieron los perseguidores, 34). Sólo en aquellos países de Oriente que estaban bajo el dominio de Maximino Daia continuó la persecución de los cristianos. El emperador le dio ahora al Papa Melquíades en Roma el derecho a que se le restituyeran, por mediación del prefecto de la ciudad, todas las edificaciones eclesiásticas y posesiones que habían sido confiscadas durante las persecuciones. El Papa ordenó a los dos diáconos romanos, Strato y Casiano, que discutieran el asunto con el prefecto, y que tomaran posesión de las propiedades eclesiásticas (Agustín, Breviculus collationis cum Donatistis, III, 34); así fue posible una sólida reorganización de la administración eclesiástica y de la vida religiosa de los cristianos en Roma.
Melquíades hizo que los restos de su predecesor, Eusebio, fueran regresados de Sicilia a Roma y los mandó enterrar en una cripta en las catacumbas de San Calixto. El siguiente año, el Papa atestiguó el triunfo final de la Cruz con la derrota de Marco Aurelio Maxentio y la entrada a Roma del emperador Constantino (ahora converso al cristianismo), tras la victoria en el Puente Milviano (27 de octubre de 312). Después, el emperador obsequió a la Iglesia Romana con el Palacio de Letrán, el cual entonces se convirtió en la residencia del Papa y, consecuentemente, también en la sede de la administración central de la Iglesia Romana. La basílica contigua al palacio, o que fue construida allí después, se convirtió en la iglesia principal de Roma. En el 313, los donatistas vinieron a Constantino con la petición de que nombrara a obispos de Galia como jueces en la controversia del episcopado africano respecto a la consagración en Cartago de los dos obispos, Cæciliano y Mayorino. Constantino escribió sobre esto a Melquíades, y también a Marco, pidiéndole al Papa, junto con tres obispos de Galia, que diera una audiencia en Roma a Cæciliano y su oponente, y que resolviera el caso. El 2 de octubre de 313, se reunieron en el Palacio Lateranense, bajo la presidencia de Melquíades, un sínodo de dieciocho obispos de Galia e Italia, que, después de considerar meticulosamente la controversia donatista por tres días, decidieron a favor de Cæciliano, cuya elección y consagración como obispo de Cartago fue declarada legítima. En la biografía de Melquíades, en el Liber Pontificalis, se dice que en aquellos tiempos se encontraban los maniqueos en Roma; esto es muy posible, ya que el maniqueísmo comenzó a difundirse en Occidente en el siglo IV. La misma fuente atribuye a este Papa un decreto que prohibía terminantemente que los cristianos ayunaran los domingos o los jueves, «porque estos días eran guardados por los paganos como ayuno sagrado». Esta razón es sorprendente; es muy probable que salga del autor del “Liber Pontificalis”, quien con este supuesto decreto remonta una costumbre romana de su tiempo a una ordenanza de Melquíades. El “Liber Pontificalis” es, probablemente, no menos arbitrario al atribuir a este Papa el mérito de un decreto que indicaba que la Oblación consagrada por el Papa en una Misa solemne (refiriéndose al Pan Eucarístico) debía ser llevada a diferentes iglesias en Roma. Tal costumbre ciertamente existió en Roma (Duchesne, Culto cristiano, Londres, 1905, 185); pero no hay nada definitivo que muestre que haya sido introducida por Melquíades, como afirma el “Liber Pontificalis”.
Tras su muerte, el 10 u 11 de enero (el Catálogo Liberiano la registra como III id. jan.; el “Depositio Episcoporum” como IIII id. jan.), de 314, Melquíades fue sepultado en la catacumba de san Calixto y fue venerado como santo. De Rossi lo considera como altamente probable esta localización de la cripta de este Papa (Roma Sotterranea, II, 188 sq.).
Nota: En el actual Martirologio Romano se lo recuerda el 10 de enero, pero por tradición en muchos santorales y diócesis se lo recuerda el 10 de diciembre.
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