Una
revisión de estudios concluye que el uso de las apps podría ayudar a reducir
los síntomas de la depresión, una enfermedad que cada vez es más frecuente y
sobre la que existe un elevado consumo de medicamentos.
La
depresión es un problema de salud frecuente. Muchos pacientes toman fármacos
para tratar, aliviar o mitigar los síntomas asociados a este problema. El grupo
de psicofármacos más dispensado es el de los antidepresivos, seguido por
ansiolíticos y por hipnóticos y sedantes.
El
consumo de estos tres grupos de psicofármacos sigue un patrón similar: el uso
es mayor en mujeres que en hombres, se va incrementando con la edad hasta los
80 años, se observa gradiente social, con mayores DHD en los niveles más bajos
de renta, y la dispensación es mayor conforme menor es el tamaño del municipio,
con independencia de la edad.
Es
cierto que el tratamiento farmacológico, en general, es necesario, pero en la
gran mayoría de los casos debe combinarse con psicoterapia para conseguir
mejores efectos. Sin embargo, muchos pacientes no reciben esta ayuda, bien por
falta de medios o por falta de recursos. En este sentido, desde hace unos años,
se estudia la efectividad del uso de nuevas tecnologías, o apps, para ayudar a
estos pacientes en su tratamiento. Ahora, una revisión de estudios apunta que
las aplicaciones desarrolladas para tratar la depresión pueden ser beneficiosas
en el abordaje de los casos graves y moderados. Es la conclusión de una
revisión y metaanálisis que ha incluido 13 estudios con hasta 16 apps
diferentes y cuyos resultados se han publicado en la revista Jama Network
Open.
Tras
el análisis de los ensayos clínicos realizados, los investigadores vieron que
las intervenciones basadas en aplicaciones móviles se asociaron con una
reducción significativa de los síntomas de la depresión. Además, vieron que, a
diferencia de lo que se pueda pensar, las intervenciones más cortas, de menos
de 8 semanas, tendrían un efecto mayor en comparación con intervenciones más
prolongadas.
El
estudio también concluye que las aplicaciones móviles sin notificaciones
internas resultaron ser más efectivas, lo que sugiere que la interacción humana
y el apoyo personalizado podrían jugar un papel fundamental en el tratamiento
de la depresión.
Según
señalan Joaquim Raduà, psiquiatra y responsable del grupo de investigación
Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad de
IDIBAPS y Miquel Àngel Fullana, miembro del mismo grupo de investigación y
psicólogo clínico en el servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic
de Barcelona, a SMC España, “la salud mental de la población está probablemente
empeorando y sabemos que los tratamientos psicológicos, especialmente la
terapia cognitivo-conductual, pueden ser una estrategia eficaz para abordar
este problema. Sin embargo, encontrar profesionales especializados y cubrir los
costes asociados con este tipo de intervención es complicado”. En este
contexto, “el uso de nuevas tecnologías para ofrecer tratamientos psicológicos
eficaces a gran escala es absolutamente bien recibido”.
Este
metaanálisis examina los estudios controlados aleatorizados sobre la eficacia
de apps para tratar la depresión moderada y grave, y concluye que las apps
tienen efectos beneficiosos en comparación con diversos grupos control. Como
apuntan, “el metaanálisis utiliza una metodología en general adecuada, aunque
algunas opciones estadísticas utilizadas están poco recomendadas, como el hecho
de usar modelos de efectos fijos (fixed-effects) cuando los estudios analizados
son muy heterogéneos, o analizar conjuntamente diversos tipos de grupo control
(por ejemplo, tratamiento usual y lista de espera) que en investigaciones
previas se ha visto que pueden tener efectos diferentes”.
Los
resultados de este metaanálisis refuerzan la evidencia sobre el impacto
positivo de las nuevas tecnologías en la mejora de la salud mental de la
población. De hecho, tal y como indican, “estudios previos también respaldan
los beneficios de la terapia cognitivo-conductual por internet (ICBT) para
otros trastornos, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)”.
Más estudios
En
este sentido, un estudio con participación de la Universitat Oberta de
Catalunya (UOC) también señaló que el uso de aplicaciones para la depresión
puede tener un efecto significativo en el tratamiento de los síntomas de este
trastorno mental cada vez más prevalente, especialmente cuando se trata de
intervenciones híbridas, es decir, que combinan la tecnología con la
participación de un profesional. Esta es una de las conclusiones principales de
la investigación que el equipo liderado por Carme Carrion, investigadora
principal del eHealth Lab, obtuvo a partir de la recopilación y el análisis de
las investigaciones científicas más cuidadosas en este campo de los últimos
años.
“En
los repositorios de aplicaciones hay decenas que quieren prevenirla o tratarla,
pero muy pocas tienen evidencia científica detrás o han contado con la ayuda de
profesionales o pacientes”, explica Carrion. Esta revisión de la literatura
científica permitió detectar 29 trabajos científicos rigurosos que estudian la
eficacia de las intervenciones en salud móvil aplicada a la depresión. De su
análisis, se desprende que el uso de las intervenciones con apps tiene un
efecto moderado y puede ser un método viable para ofrecer atención a la salud
mental, pero también que la oferta de recursos actual tiene un alto nivel de
diversidad, que hace difícil su caracterización.
Además
de la eficacia para reducir los síntomas depresivos, con las intervenciones
híbridas consiguiendo mejores resultados que las puramente tecnológicas, uno de
los patrones observados es que los usuarios prefieren las aplicaciones
sencillas y fáciles por encima de las que ofrecen muchas posibilidades y
opciones, pero que no son tan comprensibles. Además, también se ha visto que,
cuanto más alto es el grado de depresión, más tendencia hay a usarlas. En
cambio, no se han observado diferencias significativas en cuanto a la edad o el
género.
“Todo
ello nos indica la necesidad de enfoques personalizados que tengan en cuenta
las diferencias, las preferencias y las necesidades individuales. Y, para
garantizar su eficacia, es importante priorizar los principios basados en la
evidencia y las herramientas de evaluación estandarizadas como las que queremos
desarrollar”, apunta Andrea Duarte, investigadora de la Fundación Canaria Instituto
de Investigación Sanitaria de Canarias (FIISC), adscrita al Servicio de
Evaluación del Servicio Canario de la Salud (SESCS), y quien ha liderado este
metaanálisis.
“En
general, las aplicaciones para la depresión tienen un efecto moderado en la reducción
de los síntomas, pero hay mucha diversidad en las características y los
componentes que tienen. Ninguno de ellos por sí solo se relaciona con más o
menos eficacia, así que habría que ir más allá de intentar hacer una aplicación
para todo el mundo y saber qué aplicación y con qué características tiene que
desarrollarse para las personas con determinadas necesidades”, explica Duarte.
La
investigadora admite que la introducción de la tecnología en el tratamiento de
la salud mental “todavía está en pañales”, pero a la vez coincide con Carrion
en que es una vía que hay que explorar: “Visto el incremento de la demanda y la
limitación de recursos, para conseguir mejorar la efectividad de los
tratamientos, pero también para la eficiencia del sistema sanitario, será
imprescindible introducir herramientas tecnológicas, pero hace falta que sean
buenas, validadas y que aporten valor”.
En
opinión de Diego Hidalgo, psiquiatra e investigador en la Unidad de Trastornos
Bipolares y Depresivos del Hospital Clínic de Barcelona, “es importante tener
en cuenta las limitaciones inherentes a los estudios con apps, que radica en la
diversidad de cada una de ellas en cuanto a sus contenidos y funcionalidad, si
bien los autores tuvieron en cuenta algunos de estos aspectos en los
subanálisis por grupos según características. Es decir, siempre habría que
recordar que no toda app para depresión es igual a las otras apps, sobre todo
aquellas que no han sido evaluadas en ensayos clínicos como las incluidas en
este estudio”.
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