En el oleaje constante de la vida, se suscitan
diversas situaciones en las que debemos responder con valor, inteligencia,
honestidad y madurez. Sin embargo, en
el mundo existen diferentes tipos de personas, con diferentes tipos de actitud
y diferentes formas de enfrentar los retos, los problemas, las crisis o las
tragedias.
Todos tenemos una historia triste que contar de
nuestra vida. A todos nos suceden cosas que pueden provocarnos tanto dolor, que
es muy difícil asimilarlas, procesarlas, vivirlas y superarlas. Pero todos
tenemos la responsabilidad de hacerlo en orden de poder seguir adelante y
continuar creciendo en estatura moral.
En general, hay
dos grupos de personas: las víctimas y los guerreros. ¿En cuál de éstos
podemos clasificarnos a nosotros mismos? Las víctimas son aquellas que sufren
un daño, buscan al culpable, lo identifican, y se colocan en una posición
doliente, sometiendo su voluntad a sus emociones. Las víctimas prolongan su
sufrimiento y encuentran placer en responsabilizar a otros por éste. Buscan
constantemente la oportunidad de redundar en el mismo punto, viven cómodamente
atados a las experiencias del pasado, e intentan trasladar estas al presente.
Las víctimas anulan su
resiliencia, cancelan sus facultades, atrasan su desarrollo personal y truncan
su proceso de maduración. Necesitan que alguien sienta lástima por ellos. De
ese modo se sienten valiosos, e imaginan que en esa posición estarán seguros.
Las víctimas no renuncian a sufrir, entregan el control de su destino a otros,
se someten a toda circunstancia, se rinden permanentemente y ahogan su
voluntad. Las víctimas buscan quien las abuse, y encuentran placer en
lamentarse.
Los guerreros, en cambio,
sufren un daño, identifican al culpable, dejan aflorar sus emociones, luego
procesan lo ocurrido, sopesan las circunstancias, aprovechan la oportunidad
para salir de sí mismos, utilizan su inteligencia, se auto-protegen, toman
las tijeras, cortan el cordón que los une a la persona o situación que les
causó el daño, y como personas independientes, mediante una voluntad firme y el
fortalecimiento de su fe, deciden luchar, perdonar, aprender, liberarse, luego
caminan sin mirar atrás, dejan de lamentarse y se esfuerzan por sonreír.
Los guerreros sacan algo bueno de lo malo, toman
aliento de su penuria, se sacuden la rabia y la vergüenza, se llenan los
pulmones de aire, las manos de fuerza, la mente de ideas, y utilizan toda la
creatividad posible para encontrar la forma de sobrevivir, correr muy rápido,
dejar todo atrás e ir por su libertad.
Las víctimas aman ser víctimas de todos y de todo;
los guerreros no soportan ser víctimas de nada ni de nadie. Las víctimas se
aferran al dolor; los guerreros renuncian al dolor. Las víctimas crean
culpables y entregan su destino a éstos; los guerreros se responsabilizan por
su propio destino. Las víctimas se convierten en su propio dolor. Los guerreros
usan su dolor para crear algo hermoso. ¿Tú qué quieres ser: víctima o guerrero? MG
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