Obispo, 12 de Febrero
Elogio: En
Constantinopla, san Antonio, llamado «Cauleas», obispo, que en tiempo del
emperador León VI trabajó denodadamente para asegurar la paz y la unidad en la
Iglesia.
San Antonio
Cauleas nació cerca de Constantinopla, en un lugar donde sus padres se habían
retirado por temor a la persecución iconoclasta. Después de que su madre murió,
Antonio, de sólo doce años, entró en un monasterio en la capital del imperio
bizantino, del que pronto se convirtió en abad bajo el nombre de «Antonio II
Cauleas» (al haber sido precedido por Antonio I Cassimatas, 821-837). El padre
de Antonio entró más tarde también él al monasterio, y recibió el hábito
religioso directamente de manos de su hijo.
En esa época
la Iglesia de Oriente vivía en un estado de gran confusión, después de que el
emperador había expulsado al legítimo Patriarca de Constantinopla, san Ignacio
y en el 867 había impuesto en el solio episcopal al célebre Focio. Incluso éste,
sin embargo, se vio obligado a dejar la silla patriarcal en 886, probablemente
impulsado por el nuevo emperador León VI, que quería establecer a su propio
hermano Esteban. Focio no ofreció resistencia y se retiró a un monasterio,
mientras que los seguidores de Ignacio no reconocieron la legitimidad de la
elección de Esteban, ordenado diácono por Focio. En este contexto, a la muerte
de Esteban en 893, Antonio fue elegido Patriarca de Constantinopla. Su trabajo
se caracterizó inmediatamente por los múltiples esfuerzos para pacificar a las
dos facciones, consiguiendo finalmente convencer al Metropolitano Stiliano
Mapas, jefe de los ignacianos, para poner fin al cisma. Un punto a favor de
Antonio fue el haber sido ordenado en tiempos no sospechosos, y por lo tanto la
indiscutible validez de su ministerio, cosa que no había ocurrido con su
inmediato predecesor, Esteban.
No queda
históricamente claro si la intervención del obispo de Roma fue necesaria para
resolver la controversia, o si Roma sancionó en un segundo momento la solución
ya alcanzada por Antonio. El hecho es que tanto la iglesia de Roma como la de
Constantinopla reconocieron a «Ignacio, Focio, Esteban y Antonio» como una
auténtica y válida sucesión de patriarcas en la sede bizantina. La paz se concluyó
oficialmente en 899 y Antonio murió poco después, quizás alrededor del 901.
Además de este
particular rol en la historia universal de la Iglesia que hemos descrito, poco
se conoce de otra información sobre la vida de Antonio, pero sus contemporáneos
nos han transmitido sobre su espíritu de mortificación, de oración y de
penitencia. Fundó un magnífico monasterio donde quiso ser enterrado, que más tarde,
en su honor, se llamó «Tou koulea, o tou kyr Antoniou». El Martirologio Romano
conmemora a san Antonio Cauleas como consolidador de la paz y la unidad de la
Iglesia.
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