Aunque todavía no se sabe a ciencia cierta qué
animal es el vector del brote de coronavirus que surgió en la ciudad china de
Wuhan, y ya ha infectado a más de 25.000 personas en todo el mundo, todas las
miradas apuntan al murciélago. Estos animales -los únicos mamíferos capaces de
volar- ya habían sido el origen de
otras epidemias de coronavirus.
A comienzos de este siglo, fueron causantes de la
transmisión del síndrome respiratorio agudo severo, más conocido como SARS, que infectó a más de 8.000
personas, 800 de las cuales fallecieron. A mediados de la década de 2010 fueron
el origen de otra enfermedad respiratoria similar al SARS: el Síndrome
Respiratorio de Medio Oriente (MERS por sus siglas en inglés), que afectó a
menos gente (unas 2.500) pero fue más letal, matando a más de 850 personas.
En cuanto a este nuevo coronavirus -formalmente
llamado 2019-nCoV-, las
autoridades chinas creen que se originó
en un mercado de Wuhan que vendía mariscos y carne de animales salvajes,
incluyendo a murciélagos y víboras. Originalmente se pensó que estas últimas
podían ser los vectores, pero estudios genéticos lo descartaron.
En tanto, un grupo de científicos chinos reveló que
el 2019-nCoV es casi idéntico a los
otros coronavirus transmitidos por murciélagos. Y, a finales de enero,
el diario estadounidense The New York Times publicó un informe sugiriendo que el murciélago grande de herradura chino
(Rhinolophus ferrumequinum) podría ser el principal culpable.
El artículo, escrito por el periodista científico
James Gorman, resalta que los murciélagos son capaces de vivir con varios virus, sin enfermarse.
No solo
coronavirus
Los murciélagos no solo transmiten distintas cepas
de coronavirus, un patógeno que en humanos puede causar una grave inflamación
en los pulmones y fiebre. También son un reservorio natural de otros virus,
como el de la rabia y los de Marburg, Nipah y Hendra, que han generado brotes
en África, Malasia, Bangladesh y Australia. Los científicos que estudian el
origen del Ébola también creen que
podría haber surgido en estos mamíferos.
Si bien no son los únicos animales que acarrean
enfermedades que tienen el potencial de ser transmitidos a los seres humanos
-los roedores, los primates y los pájaros también son vectores conocidos- los
murciélagos suelen causar más problemas que otros.
Esto no es realmente su culpa, advierten los
naturalistas. Las transmisiones suelen
ocurrir cuando el ser humano invade los espacios donde ellos habitan,
algo cada vez más frecuente a medida que la población aumenta y los espacios
naturales son urbanizados.
También ocurre cuando estos animales son cazados,
ya sea para comer o para comercializarlos, como parece haber ocurrido en Wuhan.
Peligro
Sin embargo, lo que hace a los murciélagos
particularmente peligrosos es su
tolerancia a los virus, que supera a la de otros mamíferos. También el
hecho de que son una especie tan numerosa: representan cerca de una cuarta
parte de los mamíferos. Solo los roedores -que son cerca del doble- los superan
en cantidad.
Y están en todos lados. El único continente que no
tiene murciélagos es la Antártida.
Por otra parte, el hecho de que vuelan contribuye a que esparzan enfermedades,
especialmente a través de los virus en sus heces.
Pero ¿por qué están invadidos de patógenos estos
animales? La respuesta parece estar en su dieta, que consiste de insectos
portadores de enfermedades.
Tolerancia
En cuanto a su capacidad para sobrevivir a pesar de
portar varios virus, los científicos lo siguen estudiando, pero creen haber
hallado una posible explicación.
“Las investigaciones recientes sugieren que la
respuesta podría residir en la forma en que las adaptaciones evolutivas de los
murciélagos, que les permiten volar, modificaron
su sistema inmunológico”, escribe Gorman.
La teoría (propuesta por científicos de China y
Singapur en 2018) es esta: para generar energía suficiente para volar, las
células de los murciélagos se rompen y liberan fragmentos de ADN. Normalmente,
el sistema inmunológico de un mamífero responde a esos fragmentos como si
fueran un organismo invasor y los destruye. Pero los murciélagos parecen haber
desarrollado una adaptación que modifica su respuesta inmunológica, haciendo
que no ataquen a estos fragmentos no identificados. Esta modificación haría que
su sistema inmunológico actué de forma
‘efectiva pero no exagerada’ ante la presencia de un virus.
En alerta
La resistencia de los murciélagos a los virus y el
gran número que portan ha puesto a
estos animales en la mira de los científicos desde hace años.
En 2017, el EcoHealth Alliance, que lleva una
década y media en China estudiando enfermedades que pasan de los animales a los
humanos (conocidas como zoonosis), publicó un informe en la revista Nature
advirtiendo sobre los riesgos.
“Los murciélagos son huéspedes de una proporción
bastante más alta de zoonosis en comparación con el resto de los mamíferos”,
escribieron expertos de la ONG.
En tanto, a comienzos de 2019, un grupo de
científicos del Instituto de Virología de Wuhan y la Universidad de la Academia
China de las Ciencias, que estudiaban los coronavirus (CoV en la jerga
científica) en murciélagos, directamente advirtieron que una nueva infección era probable.
“En general se cree que los CoV originados en
murciélagos volverán a surgir para causar el próximo brote de la enfermedad”,
vaticinaron. “En este sentido, China es un punto probable”, incluso detallaron.
A pesar de esto, muchos científicos recuerdan que los murciélagos juegan un
papel importante en la naturaleza.
Son fundamentales para la polinización de muchas
frutas, como los plátanos, los aguacates y los mangos, y también comen
toneladas de insectos que son vectores de enfermedades.
En ese sentido, Peter Daszak, presidente de EcoHealth
Alliance, destacó que una de las medidas más importantes que se pueden hacer
para evitar las zoonosis es prohibir el
comercio de animales silvestres, tal como ha hecho China de forma
temporal.
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