miércoles, 3 de julio de 2024

Día litúrgico: Jueves XIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 9,1-8): En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy el Maestro aprecia este gesto de solidaridad entre amigos y la confianza que ponen en Él. Pero el Señor los sorprende: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». ¿Y la parálisis? ¡Ahí está el tema! La primera y peor parálisis es el pecado. Ésta es una parálisis muy peligrosa: nos destruye casi sin darnos cuenta.
—Jesús empieza por lo primero. Pero, puesto que Dios es Señor sobre el espíritu y Señor sobre la materia, puede decir: «Para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».

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