lunes, 16 de septiembre de 2024

Día litúrgico: Martes XXIV (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 7,11-17): En aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores». Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: levántate». El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de Él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy otra persona le roba el corazón a Jesús: ¡es una viuda desconsolada! Había perdido a su marido y ahora a su único hijo.
—Ante esas situaciones de dolor a Dios se le ‘escapa’ la bondad y su omnipotencia. Pasados los siglos, Él no ha cambiado. ¿Cuándo cambiaremos nosotros? ¡Porque dolores no faltan!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario