La batalla en contra del cáncer de mama o seno debe
librarse desde varios frentes, dicen expertos. Aunque la tecnología ha
avanzado, la detección precoz es una realidad y hay terapias para tratarlo,
sigue siendo un problema de salud pública.
Y el riesgo de cáncer de mama es particularmente
desafiante para aquellas personas que enfrentan otras afecciones de salud como
la obesidad, el síndrome metabólico, y altos niveles de azúcar en sangre.
En todos los casos, se puede decir que una buena
manera de confrontar a este cáncer está enfrente de cada persona varias veces
al día: el plato de comida.
Nuevos estudios han estado comprobando que la buena
nutrición, especialmente la que se basa en plantas, no solo ayuda a
regular la insulina sino también a mantener un balance saludable de lípidos en
sangre, lo que baja de manera significativa el riesgo de cáncer de mama.
Lo interesante es que este tipo de dietas también
ayudan a prevenir la recurrencia del cáncer en aquellas personas que ya han
recibido un diagnóstico y pasado por una terapia.
El estudio DIANA-5 analizó la respuesta a
la dieta mediterránea en 1.500 mujeres con cánceres de mama en
estadios de 1 a 3. Las mujeres consumieron alimentos típicos de esta dieta:
pescados, vegetales, granos enteros, frutas, y menos carnes rojas, lácteos y
dulces. También se las motivó a hacer ejercicio moderado por 30 minutos al día.
La adherencia a la intervención dietética y la rutina
de ejercicios se midieron al inicio y cada año.
Luego de cinco años, el estudio demostró que el efecto
de estos hábitos habían impactado de manera positiva especialmente en las
mujeres que siguieron la dieta y el ejercicio de manera más estricta: bajaron
en un 41% el riesgo de recurrencia del cáncer, comparado con aquellas que no
habían seguido las instrucciones muy bien.
Esta información también se comprobó luego de una revisión de 20 patrones
nutricionales distintos, que concluyó que las dietas abundantes en color verde
tienen un factor preventivo contra este cáncer y pueden reducir la posibilidad
de que reaparezca.
Estas investigaciones recientes se enmarcan en una
tendencia científica que analiza cómo los patrones y
hábitos de vida impactan en la enfermedad.
La búsqueda de mejorar la prevención, así como la mejora de la supervivencia después del diagnóstico de cáncer de
mama ha creado una necesidad urgente de comprender la relación entre la
nutrición, los patrones dietéticos y los resultados de salud.
Estos conocimientos, aseguran los investigadores,
permitirían desarrollar pautas nutricionales basadas en evidencia para
prevenir, o reducir el riesgo de recurrencia, del cáncer de mama. HD
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