Una
investigación reciente encabezada por la Universidad de Washington ha arrojado
nueva luz sobre el papel de la microglía en la enfermedad de Alzheimer,
sugiriendo que estas células inmunitarias del cerebro podrían no sólo
reaccionar a la patología de la enfermedad sino que también podrían contribuir
activamente a su progresión. Este estudio, realizado por los neurocientíficos
Katherine Prater y Kevin Green, junto con colegas de varias instituciones
estadounidenses, ha identificado nuevos estados microgliales que podrían servir
como nuevos objetivos para el tratamiento del Alzheimer.
La
microglia son células inmunes especializadas que residen en el cerebro y la
médula espinal. Son esenciales para mantener la salud del cerebro, ya que
eliminan los desechos, las células muertas y respaldan la arquitectura de la
red neuronal del cerebro. En condiciones normales, la microglia actúa como la
primera línea de defensa inmune del cerebro. Sin embargo, su papel en
enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer ha sido menos claro y es un
punto focal para la investigación en curso.
En su
estudio, Prater, Green y su equipo utilizaron técnicas científicas avanzadas
para profundizar nuestra comprensión de la participación de la microglía en el
Alzheimer. Empleando métodos mejorados de secuenciación de ARN de un solo
núcleo, analizaron tejido cerebral de personas fallecidas: 12 diagnosticadas
con Alzheimer y 10 sin enfermedad neurológica. Este enfoque les permitió
examinar los perfiles de expresión genética de la microglía con una resolución
sin precedentes.
Los
investigadores lograron identificar diez grupos distintos de microglía en
función de su actividad genética. Sorprendentemente, tres de estos grupos no
habían sido identificados previamente. La presencia de estos nuevos estados
microgliales resalta la complejidad celular dentro del cerebro afectado por la
enfermedad de Alzheimer y abre nuevas vías para comprender cómo las funciones
microgliales podrían verse alteradas en la enfermedad.
Un
grupo, en particular, se encontró predominantemente en personas con Alzheimer.
Este grupo se caracteriza por genes asociados con la inflamación y la promoción
de la muerte celular, factores que podrían contribuir a la neurodegeneración
observada en el Alzheimer. Esto sugiere que, en el contexto del Alzheimer, la microglía
puede exacerbar la progresión de la enfermedad al volverse demasiado
inflamatoria, en lugar de protectora.
Este
descubrimiento es importante porque sugiere un cambio en nuestra comprensión de
cómo se desarrolla el Alzheimer. En lugar de ser meros espectadores que
responden al daño cerebral, la microglía en los pacientes con Alzheimer parece
estar en un estado preinflamatorio con más probabilidades de dañar que curar.
Este estado los hace menos efectivos en sus funciones habituales de limpieza de
escombros y puede convertirlos en agentes de inflamación y daño.
Las
implicaciones de estos hallazgos son profundas. Históricamente, los
tratamientos para el Alzheimer se han centrado en gran medida en atacar las
placas amiloides, un sello distintivo de la enfermedad. Sin embargo, estos
tratamientos no han demostrado ser eficaces para alterar significativamente la
trayectoria de la enfermedad. La identificación de estados microgliales dañinos
ofrece un nuevo objetivo terapéutico. Si los investigadores pueden encontrar
formas de modificar estas microglías de un estado dañino a uno protector,
podría ser posible ralentizar o detener la progresión del Alzheimer.
Además,
el estudio sugiere que el comportamiento de la microglía puede cambiar con el
tiempo, lo que añade otra capa de complejidad a su papel en el Alzheimer. El
seguimiento de estos cambios a lo largo del tiempo podría proporcionar
información fundamental sobre cómo progresa la enfermedad y cómo se podrían
adaptar las intervenciones tempranas a cada paciente.
El
equipo de la Universidad de Washington es optimista sobre las posibles aplicaciones
de su investigación. “Ahora que hemos determinado los perfiles genéticos de
estas microglías, podemos intentar descubrir exactamente qué están haciendo y,
con suerte, identificar formas de cambiar sus comportamientos que pueden estar
contribuyendo a la enfermedad de Alzheimer”, afirmó Katherine Prater. Esto
podría conducir al desarrollo de nuevos fármacos que se dirijan específicamente
a las células microgliales, ajustando su actividad para evitar que causen daño.
Los
hallazgos del estudio, publicado en Nature Aging, representan un avance
fundamental en el campo de la investigación de enfermedades neurodegenerativas.
Al centrar la atención en las células inmunitarias del cerebro, esta
investigación no sólo amplía nuestra comprensión de la patología del Alzheimer,
sino que también subraya el potencial de los enfoques inmunológicos para tratar
o prevenir la enfermedad. JQR
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