Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 27 de octubre de 2024.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las
naciones! Háganse oír, alaben y digan: «El Señor ha salvado a su pueblo”
(Isaías 31,7).
•
“Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y
de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba
sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso
a gritar: «¡Jesús Hijo de David, ten piedad de mí!» Muchos lo reprendían para
que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!»
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron:
«¡Animo, levántate! Él te llama». Y el ciego, arrojando su manto, se puso de
pie de un salto y fue hacia Él. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por
ti?» Él le respondió: «Maestro, que yo pueda ver». Jesús le dijo: «Vete, tu fe
te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino” (Mc
10,46-52).
•
“Que la alegría llene el corazón de los que buscan al Señor.
Busquen al Señor y serán fuertes, busquen siempre su rostro” (Antífona de
entrada).
Reflexión
“La norma del
Señor es límpida y da luz a los ojos. Recibe a Cristo, recibe la facultad
de ver, recibe la luz, para que conozcas a fondo a Dios y al hombre. El Verbo,
por el que hemos sido iluminados, es más precioso que el oro, más que el oro
fino; más dulce que la miel de un panal que destila. Y ¿cómo no va a ser
deseable el que ha iluminado la mente envuelta en tinieblas y ha agudizado los
ojos del alma portadores de luz?
Lo mismo que sin el
sol, los demás astros dejarían al mundo sumido en la noche, así también, si no
hubiésemos conocido al Verbo y no hubiéramos sido iluminados por él, en nada
nos diferenciaríamos de los volátiles, que son engordados en la oscuridad y
destinados a la matanza. Acojamos, pues, la luz, para poder dar acogida también
a Dios. Acojamos la luz y hagámonos discípulos del Señor” (Clemente de
Alejandría, Exhortación a los paganos (Cap 11).
Nosotros le hablamos
•
“Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y
caridad, y para conseguir lo que nos prometes, ayúdanos a amar lo que nos
mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración
colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Qué buscamos cuando buscamos a Dios?
•
¿Le pedimos que nos ilumine con la luz de la fe y dirija
nuestra vida según su voluntad?
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