jueves, 31 de octubre de 2024

Día litúrgico: 1 de noviembre: Todos los Santos

Texto del Evangelio (Mt 5,1-12ª): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy la Iglesia hace honor —celebra— a todas aquellas personas que ya han traspasado la frontera del tiempo y se hallan ‘viviendo’ en la paz eterna del Cielo. ¡Ahí están antepasados nuestros, familiares y amigos queridos! ¡Y ahí nos esperan! Pero, ¿dónde es ‘ahí’?, ¿cómo es este ‘ahí’? San Pablo nos dice que ningún hombre no ha visto ni imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes le aman.
—Imagínate un mundo en el que Dios es ‘todo para todos’ (donde todos admiran la grandeza de Dios y piensan en los demás): ¡es el mundo de los pobres de espíritu! (precisamente los que no van sobrados por la vida como ‘fantasmas autosuficientes’).

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