domingo, 22 de diciembre de 2024

La Oración Dominical – 22 de Diciembre…

Ofrecemos estos breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la misa del domingo 22 de diciembre de 2024.
Se dividen en tres partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta; y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
                  “Así habla el Señor: Tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial” (Miq 5,1).
                  “Hermanos: Cristo, al entrar en el mundo, dijo: «Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Dios, aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer tu voluntad»” (Hbr 10,5ss).
                  “María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1,39).
Reflexión
“Mira que viene el Rey, salgamos al encuentro de nuestro Salvador. Bellamente se expresa Salomón: Agua fresca en garganta sedienta es la buena noticia de tierra lejana. Y ciertamente es buena la noticia que nos anuncia la venida del Salvador, la reconciliación del mundo y los bienes del siglo futuro. Este tipo de noticias son agua refrigerante y bebida saludable de sabiduría para el alma que tiene sed de Dios. Y de hecho, quien anuncia a esa alma la venida u otros misterios del Salvador, le saca y le brinda aguas con gozo de las fuentes de la salvación, de suerte que a quien se lo anuncia –sea éste Isaías u otro o cualquiera de los profetas— parece como si incluso esta alma le respondiera con las palabras de Isabel, ya que ha sido abrevada con el mismo Espíritu que ella: ¿Quién soy yo para que me visite mi Señor? En cuanto tu anuncio llegó a mis oídos, mi espíritu saltó de alegría en mi corazón, tratando de salir al encuentro de Dios su Salvador” (Beato Guerrico de Igny, Sermón 2 en el Adviento del Señor).
Nosotros le hablamos
                  “Escucha, Pastor de Israel, Tú que tienes el trono sobre los querubines, resplandece, reafirma tu poder y ven a salvarnos” (Salmo 79).
                  “Señor, Derrama tu gracia en nuestros corazones, y ya que hemos conocido por el anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo, condúcenos por su Pasión y su Cruz, a la gloria de la resurrección. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
                  ¿Cómo esperamos al Señor que viene?
                  ¿Cómo celebraremos y viviremos el misterio de la próxima Navidad?

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