Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 22 de diciembre de
2024.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“Así habla el Señor: Tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los
clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se
remontan al pasado, a un tiempo inmemorial” (Miq
5,1).
•
“Hermanos: Cristo, al entrar en el mundo, dijo: «Tú no has
querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado
con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Dios,
aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer
tu voluntad»” (Hbr 10,5ss).
•
“María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de
Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo
de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu
Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto
de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?”
(Lc 1,39).
Reflexión
“Mira que viene el
Rey, salgamos al encuentro de nuestro Salvador. Bellamente se expresa Salomón: Agua
fresca en garganta sedienta es la buena noticia de tierra lejana. Y
ciertamente es buena la noticia que nos anuncia la venida del Salvador, la
reconciliación del mundo y los bienes del siglo futuro. Este tipo de noticias
son agua refrigerante y bebida saludable de sabiduría para el alma que tiene
sed de Dios. Y de hecho, quien anuncia a esa alma la venida u otros misterios
del Salvador, le saca y le brinda aguas con gozo de las fuentes de la
salvación, de suerte que a quien se lo anuncia –sea éste Isaías u otro o
cualquiera de los profetas— parece como si incluso esta alma le respondiera con
las palabras de Isabel, ya que ha sido abrevada con el mismo Espíritu que ella:
¿Quién soy yo para que me visite mi Señor? En cuanto tu anuncio llegó
a mis oídos, mi espíritu saltó de alegría en mi corazón, tratando de
salir al encuentro de Dios su Salvador” (Beato
Guerrico de Igny, Sermón 2 en el
Adviento del Señor).
Nosotros le hablamos
•
“Escucha, Pastor de Israel, Tú que tienes el trono sobre los
querubines, resplandece, reafirma tu poder y ven a salvarnos” (Salmo 79).
•
“Señor, Derrama tu gracia en nuestros corazones, y ya que
hemos conocido por el anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo,
condúcenos por su Pasión y su Cruz, a la gloria de la resurrección. Él que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de
los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Cómo esperamos al Señor que viene?
•
¿Cómo celebraremos y viviremos el misterio de la próxima
Navidad?
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