El insomnio es una de las consecuencias más comunes
del estrés. Se considera un trastorno del sueño si se presenta tres veces a la
semana por al menos tres meses seguidos. El vínculo es directamente proporcional:
cuánto más estrés, más dificultad para dormir.
El insomnio se define como una dificultad persistente
con el comienzo, mantenimiento, consolidación y la calidad general del
sueño. Ocurre a pesar de acostarse a una determinada hora cada día, de
cumplir con los mismos rituales y de tener un lugar cómodo para dormir. Las personas con insomnio experimentan somnolencia diurna
excesiva, fatiga, irritabilidad y otros síntomas que afectan la calidad de
vida, las relaciones personales e incluso laborales.
Muchos problemas que afectan la salud mental, pueden
causar insomnio. Los eventos estresantes temporales pueden provocar insomnio en
un momento puntual. Sin embargo, si el estrés es persistente y se vuelve
crónico, el insomnio suele intensificarse. Entre el 10% y el 30% de la
población mundial padece de insomnio.
No todas las personas que sufren de estrés tienen
insomnio. Aunque hay muchas razones mentales y fisiológicas por las cuales una
persona puede padecer de insomnio, el estrés es una de los disparadores más
frecuentes.
Entre los disparadores más frecuentes del estrés
están:
·
Pérdida del empleo o problemas
laborales.
·
Crisis económica
·
Crisis familiares, divorcios,
muertes
·
Una enfermedad o accidente
grave
·
Cambios cruciales en la vida
El estrés y el insomnio afectan el cuerpo y la mente.
Algunas consecuencias de la pérdida de sueño son:
·
Sensación de fatiga constante
·
Sensación como ‘si se
estuviera enfermo’
·
Dificultad para prestar
atención, concentrarse o recordar.
·
Empeoramiento de actividades
sociales, familiares, profesionales o académicas.
·
Cambios de humor e
irritabilidad
·
Disminución de la energía
·
Falta de motivación
·
Aumento de riesgo de errores
en las tareas diarias, en el trabajo
·
Mayor predisposición a accidentes
Soluciones
para reducir el estrés y prevenir el insomnio
Manejar el estrés es el primer paso para mejorar la
calidad del sueño. Y para un buen manejo de esta crisis seguramente necesites
‘retocar’ algunos aspectos de tu vida. Entre ellos:
Revisa tu dieta. Una
nutrición balanceada, con una buena cantidad de vegetales y frutas te aportará
las vitaminas y nutrientes que necesitas para que los sistemas fisiológicos de
tu cuerpo funcionen bien.
Comienza a caminar. Si
no tienes una rutina de ejercicios, que siempre te ayudará a cansarte y, por
ende, a conciliar el sueño más rápido, camina. Ponte una meta posible, 10
minutos por día o media hora dos o tres veces a la semana. Puedes comenzar con
pocos minutos e ir agregando tiempo a tus caminatas.
Mantiene un
horario de sueño. Trata de acostarte y levantarte alrededor de la misma
hora cada día, los siete días de la semana. Esta rutina quizás no da frutos
inmediatamente, pero la consistencia en los horarios del sueño son muy
importantes para prevenir el insomnio.
Logra el medio
ambiente perfecto para dormir. Expertos aseguran que para dormir bien, la habitación
o el espacio en donde duermas no debe estar ni muy frío ni muy caliente.
También es importante reducir la cantidad de luz, y tratar de evitar el ruido
externo. La temperatura promedio ideal debe rondar los 16 a 20°C.
Aleja los
dispositivos electrónicos. El más grande NO, a tener un televisor en la
habitación. Pero, además, debes tratar de no usar tabletas o celulares a la
noche. Estos aparatos emiten una luz azul que interfiere con el sueño.
Trata de no comer
ni tomar mucho a la noche. Si quieres enfrentar a tu insomnio, no lo hagas con
cafeína, porque solo lograrás estar más tiempo contando ovejitas. Tampoco bebas
alcohol porque contra lo que se cree, no ayuda a dormirse. Puede que luego de
beber sientas sueño, pero no es un sueño de calidad. Además, seguramente te
despierte el dolor de cabeza. Otro hábito que no se recomienda es tener
tentempiés nocturnos. Luego de haber cenado, de ser posible temprano, no
vuelvas a abrir la heladera.
Aprende a
reconocer la situación de estrés. Si estás viviendo una tensión en tu vida, no la barras
bajo la alfombra. Enfrenta la crisis, busca soluciones, charla con familia y
amigos, busca ayuda. El silencio y la negación nunca son los mejores aliados de
las soluciones positivas.
Practica
relajación. Desde respirar profundo, inhalar y exhalar, hasta
yoga, pasando por un manejo consiente de las posturas corporales. Todo ayuda a
diluir el estrés y mejorar el sueño.
Proponte metas
posibles y positivas. Tanto el estrés como la falta de sueño, ya sea
separados o combinados, pueden generar sentimientos negativos. Recuerda que
tienes muchas cosas buenas a tu alrededor. Planea pequeños cambios, aleja lo
negativo, habla con tu doctor del estrés y el insomnio.
Tratamientos
Aunque se dice que ocho horas de sueño es la cantidad
de horas perfecta, cada persona tiene un ritmo biológico distinto. Para algunas
personas es suficiente seis horas de sueño en la noche, mientras que otras sólo
se sienten bien si duermen entre 10 y 11 horas.
Según explica la biblioteca médica ADAM, el
tratamiento con frecuencia se inicia con una revisión de los fármacos y de
cualquier afección que pueda estar causando o empeorando el insomnio, tales
como:
·
Agrandamiento de la glándula
de la próstata, lo que provoca que los hombres se despierten en la noche.
·
Dolor o molestia por
trastornos neurológicos, de los músculos o artritis.
Algunas personas pueden necesitar medicamentos para
ayudarlos con el sueño por un período corto de tiempo. Pero en el largo plazo,
hacer cambios en los hábitos de vida y del sueño es el mejor tratamiento para
mejorar la calidad del sueño.
La mayoría de las píldoras para el sueño de venta
libre contienen antihistamínicos. Estos medicamentos se usan generalmente para
tratar las alergias. El cuerpo se acostumbra rápidamente a ellos. Tu médico
puede recetarte medicamentos para el sueño llamados hipnóticos para ayudar a
reducir el tiempo que te lleva quedarte dormido. La mayoría de ellos pueden
generar hábito. Los medicamentos que se usan para tratar la ansiedad o la
depresión también pueden ayudar con el sueño.
Diferentes métodos de psicoterapia pueden ayudarte a
controlar la ansiedad, estrés o depresión. HD
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