domingo, 16 de febrero de 2025

La Oración Dominical – 16 de Febrero…

Ofrecemos estos breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la misa del domingo 16 de febrero de 2025.
Se dividen en tres partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta; y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
                  “Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»” (Lc 6, 12-13. 17. 20-26).
                  “¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor!” (Jer 17,5).
                  “Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos” (1 Cor 15,19-20).
Reflexión
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán «los hijos de Dios». Fíjate en el inmenso mérito de los que trabajan por la paz, pues ya no son llamados siervos, sino «los hijos de Dios». Y no sin razón, pues quien ama la paz, ama a Cristo, el autor de la paz, a quien el apóstol Pablo llamó «paz», cuando dijo: El es nuestra paz. En cambio, quien no ama la paz, propugna la discordia, pues ama al diablo que es el autor de la discordia. En efecto, él fue el primero en sembrar la discordia entre Dios y el hombre, pues arrastró al hombre a la transgresión del precepto de Dios. Y si el Hijo de Dios bajó del cielo, fue justamente para condenar al diablo, autor de la discordia, y hacer las paces entre Dios y el hombre, reconciliando al hombre con Dios y devolviendo al hombre el favor divino” (San Cromacio de Aquileya, Sermón 39).
Nosotros le hablamos
                  “Señor, sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque tú eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre, guíame y condúceme” (Antífona de entrada).
                  “Dios nuestro, que te complaces en habitar en los corazones rectos y sencillos, concédenos la gracia de vivir de tal manera que encuentres en nosotros una morada digna de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
                  ¿Confío en Dios de tal modo que me dejo guiar por sus palabras?
                  ¿Trato de vivir según las bienaventuranzas de Jesús?

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