Antes de comenzar su relato
evangélico, Lucas quiere presentar de manera clara el programa de Jesús, que
enseguida irá exponiendo a lo largo de su escrito. Le interesa mucho, pues ése
es precisamente el programa que han de tener ante sus ojos los que le siguen.
Según Lucas, es Jesús mismo quien
selecciona un pasaje del profeta Isaías y se lo lee a los vecinos de su pueblo,
para que puedan entender mejor el Espíritu que lo anima, las preocupaciones que
lleva dentro de su corazón y la tarea a la que se quiere dedicar en cuerpo y
alma.
El Espíritu del Señor está sobre mí.
Él me ha ungido. Jesús se siente ungido por el Espíritu de Dios, impregnado por
su fuerza. Por eso, sus seguidores le llaman ahora Cristo, es decir, Ungido, y,
por eso, se llaman ellos mismos cristianos. Para Lucas, es una contradicción
llamarse «cristiano» y vivir sin ese Espíritu de Jesús.
Me ha enviado para dar la Buena
Noticia a los pobres. A Dios le preocupa el sufrimiento de la gente. Por eso,
su Espíritu le empuja a Jesús a dejar su pueblo para dar la Buena Noticia a los
pobres. Esta es su gran tarea: poner esperanza en los que sufren. Si lo que
hacemos y decimos los cristianos no es captado como «Buena Noticia» por los que
sufren, ¿qué evangelio estamos predicando?, ¿a qué nos estamos dedicando?
Jesús se siente enviado a cuatro
grupos de personas: los pobres, los cautivos, los ciegos, y los oprimidos. Son
los que más dentro lleva en su corazón, los que más le preocupan. ¿Qué ha sido
de «la gran preocupación» de Jesús? Aquí no hay escapatoria posible. La Iglesia
es de los que sufren, o deja de ser la Iglesia de Jesús. Si no son ellos
quienes nos preocupan, ¿de qué nos estamos preocupando?
Jesús
tiene claro su programa: sembrar libertad, luz y gracia. Esto es lo que desea
introducir en aquellas aldeas de Galilea y en el mundo entero. Nosotros podemos
dedicarnos a juzgar y condenar la sociedad actual; podemos discutir de todo;
podemos lamentamos de la indiferencia religiosa. Si seguimos el programa de
Jesús, nos sentiremos llamados a poner en el mundo libertad, luz y gracia de
Dios. JAP
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