jueves, 21 de noviembre de 2024

Día litúrgico: Viernes XXXIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 19,45-48): En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy resulta muy oportuna esta grave advertencia de Jesús. El aviso sigue vigente, ¡muy vigente! En bastantes zonas de la sociedad occidental se ha debilitado el sentido de lo sagrado. Hay algunos lugares en los que las bodas (o los funerales, o las Primeras Comuniones) parecen más un estadio (o una sala de convenciones) antes que un templo. ¡Cuánto menos rezamos, más hablamos!
—Cuando Jesús se disgustó en el Templo (hace 2.000 años), Él todavía no estaba presente a través de la Eucaristía. Ahora sí. ¡Pues imagínate qué disgusto para Él!

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Formas inusuales pero efectivas de prevenir el Cáncer de Piel…

Probablemente ya sepa que el protector solar, la ropa protectora y mantenerse alejado del sol cuando hace más calor son sus mejores defensas contra los cánceres de piel mortales. Pero considerando que entre el 40% y el 50% de los estadounidenses desarrollarán algún tipo de cáncer de piel durante su vida, es posible que desees intensificar un poco más tu juego. Aquí es donde entran en juego las siguientes cinco estrategias. Ninguno de estos debe usarse como reemplazo del protector solar o la ropa protectora, pero son pasos que puedes tomar y que te ofrecen más protección.
1. Ten cuidado con las ventanas
Se podría suponer que las ventanas de su casa y de tu automóvil bloquean eficazmente la luz ultravioleta, pero no es así. Mientras que el parabrisas de tu automóvil desvía los rayos UVA y UVB, tu ventana lateral solo repelerá la luz UVB. Los rayos UVA no quemarán la piel, pero aún pueden causar cáncer. Cuando se trata de hogares, la mayoría de las ventanas solo bloquean la luz UVB, o ninguna luz ultravioleta. Para protegerte, no es necesario esconderte en el sótano cuando sale el sol, simplemente no te relajes bajo la luz directa que entra por las ventanas o el tragaluz durante el mediodía. Además, si conduces mucho, considera instalar un filtro UV en la ventana del lado del conductor.
2. Sé moderado con el alcohol
El alcohol parece aumentar el impacto de los rayos ultravioleta en la piel. Entonces, ¿qué pasa con beber? Se necesita más investigación, pero un estudio de 2016 en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention sugiere que aún se debe tener cuidado al beber. El estudio encontró que cada bebida diaria que consume una persona aumenta el riesgo de melanoma en un 14%, y el vino blanco es particularmente problemático. Se cree que el alcohol interfiere de alguna manera con el proceso de reparación del ADN en la piel.
3. Ten en cuenta estos medicamentos
Algunos medicamentos recetados pueden hacer que tu piel sea más sensible a los rayos del sol, aumentando el riesgo de cáncer de piel. Algunos medicamentos a tener en cuenta incluyen el antibiótico doxiciclina; una clase de diuréticos conocidos como tiazidas, y el fármaco antimicótico voriconazol.
4. Bebe más café
Varios estudios han relacionado el consumo diario de café con tasas más bajas de cáncer de piel no melanoma. El autor del estudio sugiere que la cafeína puede bloquear el tipo de división celular y síntesis de ADN que conduce al cáncer de piel. Sin embargo, es imperativo que no llenes tu taza de café con azúcar u otros aditivos que comprometan los beneficios para la salud del café.
5. Come más ajo
Si tu sistema inmunológico está débil o comprometido, tiene un mayor riesgo de sufrir cáncer de piel, según un estudio de 2011 del British Journal of Dermatology. La razón de esto es que cuando el sistema inmunológico está debilitado, no tiene el poder de matar las células cancerosas en sus primeras etapas. Si te enfermas con frecuencia, es una señal de que es posible que tu sistema inmunológico no esté en plena forma. Por eso, además de hacer ejercicio y mantener un peso saludable, conviene añadir más ajo a tu dieta. JQR

Nuestro Aquiles de la Ilíada…

Navegando por los clásicos de la literatura, la Ilíada, sin duda, es una de las obras que más ha cautivado y educado a la vez. Su historia, sus valores y sus personajes van reflejando a la humanidad de ese tiempo y a la actual, enseñándonos las virtudes que debemos alcanzar y del mismo modo los errores que debemos evitar.

Y uno de esos errores se demuestra en el portentoso y orgulloso rey de los aqueos, Aquiles, «el de los pies ligeros» como lo nombra Homero. La obra comienza con la discusión entre Aquiles y Agamenón. Disgustado el rey de Micenas, roba la esclava preferida de Aquiles, y éste, en respuesta al ultraje, se niega junto con sus hombres a seguir luchando contra los troyanos incluso deseando malos augurios para los griegos.

Los dioses fueron favorables a los troyanos y, después de muchas pérdidas, envían embajadas y súplicas a Aquiles para que les ayude, pero se mantiene en su decisión. Su mejor amigo, Patroclo, pide a su rey permiso para salir a la lucha y salvar de la muerte a sus compañeros. Pero la desgracia le vino encima, muere el noble amigo en manos troyanas. Aquiles llora amargamente, se lamenta y entra en la batalla sólo para vengar la muerte de Patroclo, matando al valeroso troyano Héctor, y sucumbiendo los troyanos en manos de los griegos.

Esta epopeya homérica, fue escrita más o menos en el siglo VII antes de Cristo, pero cuánta actualidad tiene. El orgullo de Aquiles lo hizo cegarse, no ver las necesidades ni sentir compasión de los demás. El corazón se le endureció y actuó de un modo impetuoso e irreflexivo haciéndolo perder lo más valioso que tenía, su amistad. Así, las ofensas y todo aquello que nos afecta nos hace convertirnos en ese Aquiles, cegado por su orgullo, creando divisiones y consecuencias que después nos vienen encima.

En nuestro mundo actual no nos entendemos. Constantemente chocamos con personas que piensan un poco diferente a nosotros. Discutimos y fácilmente nos ofendemos. Toda nuestra cultura nos enseña que la ley de vida es la del más fuerte, que el orgullo de la persona es más importante que el bien o el mal del otro y como consecuencia, nos permitimos despreciar a los demás.

Por eso, cuando somos ofendidos, criticados o nos hacen alguna injusticia, damos la entrada a nuestro orgullo, al rey de los aqueos, cerrándonos en nuestros motivos y negándonos en la sociedad. Es una postura patética, ya que perdemos todo lo querido y después nos estamos quejando de sus consecuencias.

Entonces, ¿qué postura tomar ante las ofensas? ¿La de Aquiles? No, porque vemos en algunos capítulos posteriores de la obra que no comía ni bebía por la pena que tenía, incluso arrastraba el cadáver de Héctor alrededor del cuerpo de Patroclo, para consolarse de algún modo, arruinándose la vida, cayendo en una locura. Así, la verdadera postura que debemos seguir no es otra que la del perdón.

Muchos consideran el perdón como un defecto, propio de los bobos o de los ilusos. Y es todo lo contrario, una virtud propia sólo de un héroe. Un héroe que deja su amor propio, olvida, y sigue adelante construyendo una sociedad unida en vez de dividirla aún más. Sí, nos hace héroes porque perdonando nos hace más humanos y nos va forjando el corazón.

Porque perdonando a los demás construimos la unidad. Pues todos somos diferentes y vivimos en convivencia, ofendiéndonos algunas veces, sin querer. Y si nuestro orgullo persistiera, no existiría la paz ni la concordia. Porque el perdón nos hace conservar la amistad o los lazos que nos unen por encima de nuestros errores o faltas involuntarias. Perdonando seremos perdonados. Jesucristo dijo que seremos medidos por la misma medida con que midamos.

Pero cuidado, podemos caer en el escollo de querer ser perdonados pero no querer perdonar. ¿Cómo podremos perdonar, si nuestro Aquiles surge naturalmente? Primero que nada viendo los modelos, hombres que a lo largo de la historia, nos han enseñado a perdonar. Como muchos, entre ellos Jesucristo, que aún lo hizo en la cruz con sus verdugos.

Otro medio para hacerlo, es vivir con sencillez, comprender que todos tenemos errores, dificultades, que nos mueven a hacer cosas que no queremos pero que ofenden a los demás. Comprender, ser sencillos de corazón. Buscar disculpar a los demás con mis propias justificaciones.

Y por último poner el amor. Como lo vemos en nuestros padres. Antes las ofensas de sus hijos ponen el amor. Y así podremos formar mejor la sociedad.

Si todos diéramos riendas sueltas a nuestro Aquiles, fácilmente terminaríamos en un mundo en violencia y en guerra. Analicemos nuestra postura: ¿cuál sigo y cuál debo seguir? Somos dueños de nosotros mismos. Sigamos adelante viviendo el amor en el perdón. LEP

Tu lo haces posible...

21 de Noviembre - Día de la Enfermería... 02

21 de Noviembre...

Buenos días... 2024-210

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Día litúrgico: Jueves XXXIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy nos quedamos sobrecogidos ante el sollozo de Cristo a la vista de Jerusalén. ¿Por qué lloró por ella? «Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra». ¡Eso ocurrió! ¿Por qué ocurrió? «Porque no has conocido el tiempo de tu visita».
—¿Cuántas veces te ha visitado Jesús? El tiempo —también el tiempo de la visita de Dios— está para ‘negociarlo’, para responder, no para hacerse el sordo…

El amor que das, regresa...

Música Instrumental de Oro...

Gigliola Cinquetti - Qué tiempo tan feliz...

El vínculo entre las pesadillas y los trastornos inmunes…

Según una nueva investigación, las pesadillas podrían servir como un sistema de alerta temprana para la aparición de trastornos autoinmunes en el cerebro. Melanie Sloan, investigadora de salud pública de la Universidad de Cambridge, dirigió un estudio que revela que los malos sueños son un signo temprano común de un brote de lupus.
En una encuesta en línea de 676 pacientes con lupus, técnicamente conocido como lupus eritematoso sistémico (LES), aproximadamente un tercio informó haber experimentado sueños perturbados en el año anterior a la aparición de otros síntomas de la enfermedad. Este hallazgo respalda informes anecdóticos que vinculan el sistema inmunológico del cerebro con los patrones de sueños.
El neurólogo y autor del estudio, Guy Leschziner, de los hospitales Guy's y St Thomas' de Londres, explicó: “Sabemos desde hace mucho tiempo que los cambios en los sueños pueden significar cambios en la salud física, neurológica y mental y pueden indicar una enfermedad temprana. Sin embargo, esta es la primera evidencia, lo que sugiere que las pesadillas podrían ayudar a controlar una enfermedad autoinmune grave como el lupus”.
El LES es una enfermedad autoinmune de por vida que generalmente comienza entre los 15 y los 45 años y causa brotes intermitentes cada pocos años, caracterizados por dolor en las articulaciones, fiebre, dolor en el pecho, fatiga o caída del cabello. Si bien no todos los pacientes con LES desarrollan síntomas neuropsiquiátricos durante los brotes, alrededor del 40% los desarrollan. Diagnosticar y tratar estos síntomas puede ser un desafío, ya que son subjetivos y los pacientes a menudo dudan en discutirlos.
Las personas con enfermedades autoinmunes relacionadas con el cerebro con frecuencia experimentan sueños vívidos y cargados de emociones. Sin embargo, estos síntomas cognitivos muchas veces pasan desapercibidos. Estudios recientes han demostrado que las personas que posteriormente desarrollan la enfermedad de Parkinson, que está relacionada con problemas autoinmunes, experimentan sueños angustiosos hasta una década antes del diagnóstico. Las pesadillas también pueden predecir la demencia, otra afección relacionada con el sistema inmunológico, y algunos pacientes con esclerosis múltiple informan de sueños desagradables antes de los brotes.
El estudio incluyó entrevistas personales con 69 personas con enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas, incluido el lupus. Un participante describió sus pesadillas durante un brote de lupus como tan ‘horribles’ que vio “piel desprendiéndose de las personas”. Otro teorizó: “Llegué a la conclusión de que [las pesadillas] probablemente sean yo luchando contra mi propio sistema”.
Los investigadores también introdujeron amablemente el tema de las alucinaciones preguntando sobre las ‘pesadillas’. Un participante lo entendió de inmediato y describió la experiencia como si se sintiera “realmente desorientado” y similar a ser “Alicia en el país de las maravillas”. La encuesta en línea encontró que más del 60% de los encuestados informaron tener sueños nocturnos cada vez más interrumpidos antes de experimentar pesadillas.
Estos hallazgos se alinean con las observaciones clínicas de Sloan y el reumatólogo David D'Cruz del Kings College de Londres. D'Cruz anotó: “Durante muchos años, he hablado de las pesadillas con mis pacientes con lupus y pensé que había un vínculo con la actividad de su enfermedad. Esta investigación proporciona evidencia de esto, y recomendamos encarecidamente que más médicos pregunten sobre las pesadillas y otros síntomas neuropsiquiátricos”.
El estudio también encuestó a los médicos sobre su comprensión del lupus. Sólo un reumatólogo había considerado los sueños potencialmente relacionados con los brotes de lupus, pero la mayoría de los expertos estaban abiertos a preguntar a los pacientes sobre sus pesadillas para detectar y tratar los brotes antes.
De hecho, nuestros sueños podrían decirnos algo significativo, incluso mientras los científicos continúan explorando estos vínculos. JQR

Silencio orante en la iglesia…

Las iglesias, para los católicos, son un espacio muy especial. En ellas se celebra la Santa Misa. En ellas se imparte el sacramento de la confesión. En ellas queda reservado, en el Sagrario, el Cuerpo de Cristo. En ellas podemos encontrar un refugio para intimar con quien nos salva. Cada iglesia es, sencillamente, la casa de Dios.

Por eso, al entrar en un templo, la actitud que nace de la fe es la de un silencio orante. El lugar sagrado nos invita a abrir el corazón a las luces de Dios, al mundo del espíritu, a la gracia que salva.

No podemos ir a la iglesia con un corazón disperso. Tampoco es el lugar para saludos, para palabras vanas, para conversaciones que distraen.

Desde una mirada de fe, la iglesia se convierte en un lugar apto, maravilloso, para el encuentro con Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1185) dice, al respecto, que “el templo también debe ser un espacio que invite al recogimiento y a la oración silenciosa, que prolonga e interioriza la gran plegaria de la Eucaristía”.

El alma, entonces, puede hacer suyas las palabras del salmista:

“¡Qué amables tus moradas, oh Yahveh Sebaot! Anhela mi alma y languidece tras de los atrios de Yahveh, mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo. Hasta el pajarillo ha encontrado una casa, y para sí la golondrina un nido donde poner a sus polluelos: ¡Tus altares, oh Yahveh Sebaot, rey mío y Dios mío! (...) Dichosos los que moran en tu casa, te alaban por siempre” (Sal 84,2-5). FP

Las palabras... 07

20 de Noviembre - Día de la Soberanía Nacional... 02

20 de Noviembre...

Buenos días... 2024-209

martes, 19 de noviembre de 2024

Día litúrgico: Miércoles XXXIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 19,11-28): En aquel tiempo, Jesús estaba cerca de Jerusalén y añadió una parábola, pues los que le acompañaban creían que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad hasta que vuelva’. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: ‘No queremos que ése reine sobre nosotros’.
»Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez minas’. Le respondió: ‘¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades’. Vino el segundo y dijo: ‘Tu mina, Señor, ha producido cinco minas’. Dijo a éste: ‘Ponte tú también al mando de cinco ciudades’. Vino el otro y dijo: ‘Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste’. Dícele: ‘Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues, ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses’.
»Y dijo a los presentes: ‘Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas’. Dijéronle: ‘Señor, tiene ya diez minas’. ‘Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí’».
Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy, con la ‘Parábola de los talentos’, el Maestro nos mueve a aprovechar el tiempo y los dones que hemos recibido en vida. Por lo pronto, conviene que reconozcamos nuestra deuda con Dios (y con tantas personas). En concreto, el tiempo —un gran don— nos lo regala Dios: no lo fabricamos nosotros. Es tiempo para nuestra libertad (¡otro gran don!). Malgastar el tiempo es dejar maltrecha la libertad personal. Y lo más grave: quien se dedica a matar el tiempo corre el riesgo de matar su eternidad.
—«Negociad hasta que vuelva». No lo dudes: ¡volverá!

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Luis Bordón - Llegada...

¿Cuántos problemas de espalda necesitan realmente de cirugía?...

Al parecer, la mayoría de los problemas de espalda baja pueden resolverse sin cirugía. Al menos en el 80% de los casos no hay que llegar al quirófano, revelan estudios. Sin embargo, análisis muestran que es un procedimiento altamente recomendado. En un estudio observacional de 544 pacientes, al 60% se les recomendó una cirugía de columna innecesaria.
La cirugía innecesaria se define como cualquier intervención quirúrgica que obviamente no se necesita, no está indicada o no es lo mejor para el paciente cuando se compara con otras opciones disponibles, incluidas las medidas conservadoras.
En el caso de la columna, es cuando los pacientes no tienen déficit neurológico ni hallazgos radiológicos anormales significativos en radiografías dinámicas, resonancia magnética y/o tomografía computarizada.
El problema del abuso de cirugías se presenta a nivel mundial desde hace décadas, y es particularmente crítico en Estados Unidos, en donde la tecnología de avanzada ha hecho explotar el negocio de estas intervenciones.
En el país, investigaciones comprobaron que hay opciones para contrarrestar las cirugías innecesarias. Por ejemplo, el abordaje interdisciplinario. Un trabajo observó que las derivaciones a cirugía de columna a través de una vía de atención multidisciplinaria no solo reducían la derivación de casos no quirúrgicos de columna, sino que también aumentaban las derivaciones de pacientes que sí tenían indicaciones quirúrgicas claras, y reducían su tiempo de espera.
Desde 2012, la Junta Estadounidense de Medicina Interna de Estados Unidos estableció la campaña Choosing Wisely, que es una iniciativa global que tiene como objetivo reducir las pruebas, tratamientos y procedimientos innecesarios en la atención médica. Desde entonces, esta iniciativa se desarrolla con campañas activas alrededor del mundo: entre las naciones que participan están Brasil, Canadá, Países Bajos, Suiza, Japón, Australia, Arabia Saudita y el Reino Unido.
En América Latina, las cirugías de espalda baja han aumentado, pero no al nivel de otros países, ya que el costo es una de las barreras: no todos los sistemas nacionales de salud las cubren.
Las cirugías innecesarias siguen siendo una realidad desalentadora que para muchos expertos continúa exponiendo a nuestros pacientes a un riesgo quirúrgico injustificado.
Por ejemplo, múltiples ensayos clínicos han demostrado que las fusiones espinales para el dolor de espalda no mejoran los resultados a largo plazo de los pacientes en comparación con las modalidades de tratamiento no quirúrgico, incluida la fisioterapia y los ejercicios de fortalecimiento.
Otras alternativas no quirúrgicas para tratar el problema de espalda son:
Manipulación espinal. Debe realizarla un quiropráctico especializado, ya que tiene limitaciones en pacientes que tienen ciertas afecciones como osteoporosis o artritis.
Acupuntura. En esta técnica tradicional de la medicina china, se utilizan agujas que se insertan en zonas lumbares específicas.
Terapia física. Se realiza con un especialista en estiramientos y técnicas para fortalecer los músculos que ‘ayudan’ a sostener la columna vertebral.
Hábitos de vida. Mantener un peso saludable, tener una dieta anti-inflamatoria, mantener una postura correcta al estar sentado y controlar el estrés se encuentran entre hábitos de vida que resultan terapéuticos a la hora de cuidar la salud lumbar. HD

Ocho errores que los católicos debemos evitar como a la peste…

Teniendo en cuenta la complejidad de la teología católica acerca de la naturaleza de Dios, la siguiente lista, apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, contiene respuestas a 8 mentiras recurrentes que están al acecho de los católicos en el mundo actual.
1. Cristo es insuficiente

No existen nuevas revelaciones y el canon bíblico está cerrado. Hay demasiadas personas que quieren ‘aumentar’ las enseñanzas de Cristo sosteniendo que, como las Sagradas Escrituras fueron ‘escritas hace mucho tiempo’, estas deberían ser ‘actualizadas’.

Psíquicos y charlatanes de todo tipo difunden sus supuestas ‘habilidades proféticas’ que al parecer, van en contra de lo que sabemos de Dios. Nada más lejos de la verdad.

Si estas personas están en lo correcto, ¿por qué el Espíritu Santo le da a cada uno diferentes mensajes? Cristo y su Iglesia no necesitan nada de simples humanos. El mensaje de Cristo es válido y auténtico ayer, hoy y siempre como afirma la cita de Hebreos 13,8.

2. Puede haber nuevas revelaciones del plan de salvación

No hay y nunca podrán existir nuevas revelaciones que se añadan a la economía de la salvación. Algunas revelaciones privadas están aprobadas por la piedad popular (por ejemplo, Sagrado Corazón, Lourdes, la Divina Misericordia) y otras no.

La clave es si van de acuerdo a las revelaciones originales de Cristo en las Sagradas Escrituras. La gente se coloca en una situación precaria cuando se atreven a juzgar no sólo la Biblia, sino a Dios mismo y Su Iglesia, negando así la Tradición y el magisterio.

3. Jesús nunca asegura ser Dios en la Biblia

Cristo se refiere a sí mismo como Dios aproximadamente 50 veces en las Sagradas Escrituras. Asimismo, los Evangelios muestran las reacciones de quienes se oponían a Jesús tras afirmar ser Dios o igual a Dios (por ejemplo en Marcos 14: 61-62).

Si Jesús nunca afirmó a Dios ¿por qué algunas personas se molestaron tanto con Él hace 2000 años hasta el punto de crucificarlo? Cristo fue condenado a muerte porque lo consideraban blasfemo al referirse a sí mismo como Dios.

4. Todos somos hijos de Dios y por lo tanto, Él debe amar todo lo que somos

Sí. Dios nos hizo a todos. Dios nos ama a todos. Todos somos Sus hijos. Sin embargo, Él nos llama hacia Sí mismo en un espíritu de amor y arrepentimiento, pero no todo el mundo está listo y dispuesto a hacer ese tipo de compromiso.

No se puede decir que somos Sus hijos y al mismo tiempo negarnos a reconocer nuestra relación con nuestro Padre Celestial (1 Juan 3:10, Rm 8,15, Efesios 2: 1-16).

Dios es misericordioso, pero no todos nosotros queremos ser perdonados, o incluso, pensamos que no hemos hecho nada que deba ser perdonado (1 Juan 1: 8).

5. Todos adoramos al mismo Dios

Solo existe un Dios único y verdadero porque Él mismo lo afirmó (Deu 4:39, Isaías 43:11, 45: 5), sin embargo, no todo el mundo lo reconoce. Debe también señalarse que ninguna deidad pagana ha hecho una afirmación así.

A pesar de que suena políticamente correcto que todas las personas adoran al mismo Dios, es teológica, histórica y antropológicamente incorrecto. Fuera de la tradición judeocristiana, las deidades son impotentes, celosas, caprichosas, comedidas, hedonistas, egoístas, tremendamente emocionales y tiene una débil preocupación por los asuntos humanos. El Dios judeocristiano es el amor mismo. Ninguna otra religión describe su deidad de esta manera.

6. Todas las religiones son iguales

Esta creencia está conectada el punto anterior, y por lo tanto, es incorrecta. Algunas religiones son violentamente la antítesis de todas las demás expresiones religiosas. Algunos requieren el sacrificio humano, conductas inmorales a la que se consideran virtudes o proponen ‘textos sagrados’ que son ilógicos y contradictorios. Es imposible sugerir que todas las religiones son iguales.

Cristo nos dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14: 6). El Dios judeocristiano se presentó a su pueblo y les enseña porque los ama (Hechos 4:12). Ninguna otra religión hace tales afirmaciones. La salvación solo viene de Cristo y no de Mahoma, Buda o Joseph Smith. El culto le pertenece por derecho solo a Yahvé, que es el gran YO SOY (Ap 4:11).

Existen diferencias irreductibles entre el cristianismo y el judaísmo como la encarnación, la pasión y resurrección. Podemos extender esta lista de incompatibilidades al considerar las religiones paganas. Sin embargo, muchas demandas éticas a través de las religiones pueden ser iguales o al menos compatibles. Esta no es una extraña coincidencia, por el contrario, si el único Dios está llamando a toda la humanidad, entonces Su marca será dejada sobre varias respuestas a la llamada.

7. Dios usa a los hombres como ‘ratones de laboratorio’

Dios es omnisciente y sabe lo que vamos a hacer. Ama nuestra existencia y no nos trata como si fuéramos ‘ratones de laboratorio’.

Dios es amor (1 Juan 4: 8, 16) y por lo tanto nunca podría torturarnos para ver ‘lo que haríamos’. La tentación se encuentra dentro de nosotros mismos y es decisión nuestra seguir la ley de Dios o rechazarla (Dt 30:19).

8. La Eucaristía es un mero símbolo

Esta es una perniciosa herejía y es bastante frecuente. ¿Por qué el pan y el vino son ofrecidos en el altar por un sacerdote como Cuerpo y Sangre de Cristo? Porque Jesús lo dice (Lucas 16).

De hecho, lo reveló a las personas que lo acompañaban en la sinagoga de Cafarnaúm y un buen número hizo una rabieta. Jesús preguntó a sus discípulos si también querían dejarlo por hacer tal afirmación, y Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).

Aparte de lo que Jesús dijo, debe considerarse cómo los primeros cristianos trataban a la Eucaristía. Para Pablo, es una celebración con la que se anuncia y actualiza la muerte del Señor hasta su regreso (1 Cor 11:26).

“El que, por lo tanto, coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así el pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11: 27-29).

La Didajé o enseñanza de los doce apóstoles refleja este sentimiento: “No permitan que coman o beban de su Eucaristía, a excepción de los bautizados en el nombre del Señor, porque el Señor ha hablado de esto: -No den lo que es santo a los perros-” (Didajé 9: 5). AS

Todo es temporal... 03

19 de Noviembre - Día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil... 01

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Buenos días... 2024-208

lunes, 18 de noviembre de 2024

Día litúrgico: Martes XXXIII (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 19,1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».
 
Comentario del Evangelio
 
Hoy Zaqueo nos da un gran ejemplo. ¡Siempre andamos mirando de reojo para ver si nos miran y cómo nos miran! A Zaqueo no le importa lo que diga la gente. Para él no hay ni estatura ni ‘reojo’; sólo cuenta Jesús. Y Dios no defrauda: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».
—Resultado final: «El bajó en seguida, y lo recibió muy contento»... Tú, ¿de quién estás pendiente? Cuando no estás con Jesús, ¿con quién estás?

Las sombrillas de Arabia Saudita...

Lo mejor de Juvali - Mezcla de música Chillout Enigmática...

Arcano - Voilá...

Alimentos que estimulan el Cerebro: Secretos para una Mente más aguda…

Un creciente conjunto de investigaciones ha investigado la relación entre la elección de alimentos y la salud cognitiva en la vejez. En particular, la dieta mediterránea, que incluye mucho pescado, aceite de oliva, frutas, verduras y cereales integrales, se ha convertido en un enfoque prometedor para aumentar la esperanza de vida cognitiva.
Un nuevo estudio publicado en npj Aging intentó explorar esta posible relación analizando los patrones dietéticos en un grupo de personas de 65 a 75 años. Este estudio utilizó un método más objetivo, utilizando análisis de sangre para determinar la ingesta dietética y correlacionarla con el envejecimiento cognitivo observado.
El estudio identificó dos caminos únicos para el deterioro cognitivo. Curiosamente, la progresión más lenta se asoció con un perfil de ingesta de nutrientes similar al de la dieta mediterránea, que ha sido bien documentado en estudios anteriores por sus impactos beneficiosos en la salud humana.
“Investigamos biomarcadores de nutrientes específicos, como los perfiles de ácidos grasos, que en la ciencia nutricional se sabe que ofrecen beneficios potenciales para la salud”, dice el neurocientífico Aron Barbey, de la Universidad de Illinois.
“Esto se alinea con el extenso conjunto de investigaciones en el campo que demuestran los efectos positivos para la salud de la dieta mediterránea, que enfatiza los alimentos ricos en estos nutrientes beneficiosos”.
Fundamentalmente, los investigadores adoptaron un enfoque más objetivo para la evaluación dietética. Evaluaron muestras de sangre en busca de biomarcadores nutricionales en lugar de datos autoinformados, que pueden ser sesgados e inexactos. Estos biomarcadores ofrecieron pruebas verificadas de la ingesta dietética de los participantes, revelando los nutrientes específicos asociados con un envejecimiento más lento. Entre ellos se incluyen los ácidos grasos, que abundan en el pescado y el aceite de oliva, así como antioxidantes como la vitamina E, que se puede encontrar en las espinacas y las almendras.
Además, el estudio identificó carotenoides, que son pigmentos vegetales presentes en zanahorias y calabazas y que anteriormente se habían relacionado con una menor inflamación y protección celular. Además, en este estudio, la colina, una vitamina que se encuentra en las yemas de huevo, las vísceras y la soja cruda, surgió como otro biomarcador beneficioso relacionado con el retraso del envejecimiento.
Los investigadores utilizaron un enfoque doble para evaluar el envejecimiento cerebral. Las imágenes por resonancia magnética (MRI) revelaron información detallada sobre la configuración neuronal, mientras que las evaluaciones cognitivas ofrecieron una medida de la agilidad mental práctica. Esta metodología combinada dio como resultado un conocimiento más complejo del cerebro que envejece, incluidos componentes estructurales y funcionales.
“Esto nos permite construir una comprensión más sólida de la relación entre estos factores”, dice Barbey. “Examinamos simultáneamente la estructura, la función y el metabolismo del cerebro, demostrando un vínculo directo entre estas propiedades del cerebro y las capacidades cognitivas”.
Los hallazgos de este estudio contribuyen al creciente conjunto de evidencia que sugiere un vínculo entre las elecciones dietéticas y la salud cognitiva en la vejez. Si bien se necesita más investigación, los hallazgos indican que incluso cambios dietéticos menores pueden reducir potencialmente el riesgo de deterioro cognitivo y trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer. JQR

¿Qué es la Tolerancia?…

En materia de tolerancia, tal vez más que en cualquier otra, la confusión reina tan completamente que parece indispensable esclarecer el alcance de los términos, antes de abordar el mérito de la cuestión.

¿Qué es precisamente la tolerancia?

Imagínese la situación de un hombre que tiene dos hijos, uno de principios sanos y voluntad fuerte, y otro de principios indecisos y voluntad vacilante. Aparece, de paso por el lugar en que la familia reside, un profesor que dará un curso de vacaciones extraordinariamente útil a ambos. El padre desea que sus hijos sigan el curso, pero ve que esto implicará privarlos de varios paseos a los cuales ambos están muy apegados.

Pesados los pros y contras, fija su juicio sobre el asunto: más conviene a sus hijos renunciar a algunas distracciones, por lo demás muy legítimas, que perder una ocasión rara de desarrollarse intelectualmente. Manifestada la deliberación a los interesados, la actitud de éstos es varia. El primero, después de un momento de duda, accede a la voluntad paterna. El otro se lamenta, implora, suplica a su padre que cambie su resolución; da muestras tales de irritación, que un grave movimiento de rebelión de su parte es de temer.

Ante esto, el padre mantiene su decisión con relación al hijo bueno. Pero, considerando lo que le cuesta al hijo mediocre el esfuerzo de la rutina escolar; previendo las muchas ocasiones de tensión que en la vida diaria surgen en las relaciones entre ambos, para la eventual salvaguardia de principios morales impostergables, juzga mejor no insistir. Y conveniente en que el hijo no haga el curso.

Actuando así con el hijo mediocre y tibio, el padre le dio una autorización a disgusto. Un permiso que no es de modo alguno una aprobación. Un permiso que le fue casi arrancado. Para evitar un mal (la tensión con el hijo), consintió en un bien menor (las excursiones de vacaciones), y desistió de un bien mayor (el curso). Es a este tipo de consentimiento dado sin aprobación, y aún con censura, se llama tolerancia.

Claro está que, a veces, la tolerancia es el consentimiento no sólo en un bien menor para evitar un mal, sino en un mal menor para evitar uno mayor. Sería el caso de un padre que, teniendo un hijo que contrajo varios vicios graves y puesto ante la imposibilidad  de hacerlos cesar todos, forma el propósito de combatirlos sucesivamente. Así mientras procura obstar a un vicio, cierra los ojos a todos los demás. Este cerrar de ojos, que es un consentimiento dado con profundo disgusto, busca evitar un mal mayor, es decir, que la enmienda moral del hijo se torne imposible. Se trata característicamente de una actitud de tolerancia.

Como acabamos de ver, la tolerancia sólo puede ser practicada  en situaciones anormales. Si no hubiese malos hijos, por ejemplo, no habría necesidad de tolerancia de parte de los padres.

Así, en una familia, cuanto más los miembros fueren  forzados a practicar la tolerancia entre sí, tanto más la situación será anómala.

Siéntese mucho la realidad de lo que aquí está dicho, considerando el caso de una Orden Religiosa o de un ejército en que los jefes o superiores tengan que usar habitualmente una tolerancia sin límites con sus subordinados. Tal ejército no está apto para ganar batallas. Tal Orden no está caminando hacia las altas y rudas cimas de la perfección cristiana.

En otros términos, la tolerancia puede ser una virtud. Pero es virtud característica de las situaciones anormales, inestables, difíciles. Ella es, por así decir, la cruz de cada día del católico fervoroso, en las épocas de desolación, de decadencia espiritual y de ruina de la Civilización Cristiana.

Por esto mismo se comprende que sea tan necesaria en un siglo de catástrofe, como el nuestro. En todo momento, el católico se encuentra en nuestros días en la contingencia de tolerar algo en el tranvía, en el autobús, en la calle, en los lugares en que trabaja, en las casas que visita, en los hoteles en que veranea: encuentra en todo momento abusos que le provocan un grito interior de indignación. Grito que es a veces obligado a silenciar para evitar un mal mayor. Grito que, entretanto, en ocasiones normales sería un deber de honra y coherencia el manifestarlo.

De paso es curioso observar la contradicción en que caen los adoradores de este siglo. Por un lado, elevan enfáticamente a las nubes sus cualidades, y silencian o subestiman sus defectos. Por otro, no cesan de apostrofar a los católicos intolerantes, suplicando tolerancia, bramando por tolerancia, exigiendo tolerancia, a favor del siglo. Y no se cansan de afirmar que esa tolerancia debe ser constante, omnímoda y extrema. No se comprende cómo no perciben la contradicción en que caen: sólo hay tolerancia en la anomalía y, proclamar la necesidad de mucha tolerancia, es afirmar la existencia de mucha anomalía.

De cualquier manera, griegos y troyanos concuerdan en reconocer que la tolerancia en nuestra época es muy necesaria.

Así, es fácil percibir cuánto yerra el lenguaje corriente a respecto de la tolerancia. En efecto, habitualmente se presta a este vocablo un sentido elogioso. Cuando se dice que alguien es tolerante, esta afirmación viene acompañada de una serie de alabanzas implícitas o explícitas: alma grande, gran corazón, espíritu amplio, generoso, comprensivo, naturalmente propenso a la simpatía, a la cordura, a la benevolencia. Y, como es lógico, el calificativo de intolerante también trae consigo una secuela de censuras más o menos explícitas: espíritu estrecho, temperamento bilioso, malévolo, espontáneamente inclinado a desconfiar, a odiar, a resentirse y a vengarse.

En realidad, nada es más unilateral. Pues, si hay casos en que la tolerancia es un bien, otros hay en que es un mal. Y puede llegar a ser un crimen. Así, nadie merece encomio por el hecho de ser sistemáticamente tolerante o intolerante, si no por ser una u otra cosa de acuerdo a lo que exijan las circunstancias.

Antes de todo, es necesario subrayar que existe una situación en la cual el católico debe ser siempre intolerante, y esta regla no admite excepciones. Es cuando se desea que, para complacer a otros, o para evitar algún mal mayor, practique algún pecado. Pues todo pecado es una ofensa a Dios. Y es absurdo pensar que en alguna situación Dios pueda ser virtuosamente ofendido.

Y esto es tan obvio, que parecería superfluo decirlo. Entre tanto, en la práctica, cuántas veces sería necesario recordar este principio. Así, por ejemplo, nadie tiene el derecho de, por tolerancia con los amigos, y con la intención de despertar su simpatía, vestirse de modo inmoral, adoptar las maneras licenciosas o livianas de las personas de vida desarreglada, ostentar ideas temerarias, sospechosas o incluso erróneas, o alardear de tener vicios que en la realidad -por la gracia de Dios- no se tienen.

Que un católico, consciente de los deberes de fidelidad que tiene en relación con la escolástica, profese otra filosofía sólo para granjearse simpatías en cierto medio, es una forma de tolerancia inadmisible. Pues peca contra la verdad quien profesa un sistema que sabe que tiene errores,  a pesar de que estos no sean contra la fe.

Pero los deberes de la intolerancia, en casos  como estos, van más lejos.

No basta que nos abstengamos de practicar el mal. Es incluso un deber que nunca lo aprobemos, por acción o por omisión.

Un católico que, ante del pecado o del error, toma una actitud de simpatía, peca contra la virtud de la intolerancia. Es lo que se da cuando se presencia, con una sonrisa, sin restricciones, una conversación o una escena inmoral; o cuando, en una discusión, se reconoce a otros el derecho a abrazar la opinión que quieran sobre religión. Esto no es respetar a los adversarios, sino ser conniventes con sus errores o pecados. Esto es aprobar el mal. Y esto, un católico no puede hacerlo jamás.

A veces, sin embargo, se llega a eso pensando que no hay pecado contra la intolerancia. Es lo que ocurre cuando ciertos silencios frente al error o al mal dan la idea de una aprobación tácita.

En todos estos casos, la tolerancia es un pecado, y sólo en la intolerancia consiste la virtud.

Leyendo estas afirmaciones es admisible que ciertos lectores se irriten. El instinto de sociabilidad es  natural al hombre. Y este instinto nos lleva a convivir con los otros de modo armonioso y agradable.

Ahora bien, en circunstancias cada vez más numerosas, el católico está obligado, dentro de la lógica de nuestra argumentación, a repetir  delante del siglo el heroico «Non Possumus» de Pío IX: No podemos imitar, no podemos concordar, no podemos callar. Enseguida se crea en torno de nosotros aquel ambiente de guerra fría o caliente con que los partidarios de los errores y modas de nuestra época persiguen con implacable intolerancia, y en nombre de la tolerancia, a todos los que osan no concordar con ellos. Una cortina de fuego, de hielo, o simplemente de celofán nos cerca y aísla. Una velada excomunión social nos mantiene al margen de los ambientes modernos. Y a esto el hombre tiene casi tanto miedo como a la muerte. O más que a la propia muerte.

No exageramos. Para tener derecho de ciudadanía en tales ambientes, hay hombres que trabajan hasta matarse con infartos y anginas cardíacas; hay señoras que ayunan como ascetas de la Tebaida, y llegan a exponer gravemente su salud. Para perder una «ciudadanía» de tal «valor», sólo por amor a los principios, ¡sería necesario realmente amar mucho a los principios!

Otra dificultad es la pereza. Estudiar un asunto, compenetrarse de él, tener enteramente a mano en cualquier oportunidad los argumentos para justificar una posición: cuánto esfuerzo... cuánta pereza. Pereza de hablar, de discutir, es claro. Sin embargo, aún más, pereza de estudiar. Y sobre todo, la suprema pereza de pensar con seriedad sobre algo, de compenetrarse de algo, de identificarse con una idea, un principio. La pereza sutil, imperceptible, omnímoda, de ser serio, de pensar seriamente, de vivir con seriedad, cuanto aparta de  esta intolerancia inflexible, heroica, imperturbable, que en ciertas ocasiones y en ciertos asuntos es hoy como siempre el deber del verdadero católico.

La pereza es hermana de la displicencia. Muchos preguntaran por qué tanto esfuerzo, tanta lucha, tanto sacrificio, si una golondrina no hace verano, y con nuestra actitud los otros no mejoran. ¡Extraña objeción! Como si debiésemos practicar los Mandamientos sólo para que los otros los practiquen también, y estuviésemos dispensados de hacerlo en la medida que los otros no nos imiten.

Testimoniamos delante de los hombres nuestro amor al bien, y nuestro odio al mal, para dar gloria a Dios. Y aunque el mundo entero nos reprobase, deberíamos continuar haciéndolo. El hecho de  que los otros no nos acompañen, no disminuye los derechos que Dios tiene a nuestra entera obediencia.

Pero estas razones no son las únicas. Existe también el oportunismo. Estar de acuerdo con las tendencias dominantes, es algo que abre todas las puertas y facilita todas las carreras. Prestigio, confort, dinero, todo. Todo se torna más fácil y más al alcance si se concuerda con la influencia dominante. PCdeO