Aceptar un “NO” como respuesta
Aceptar un “NO” como respuesta (30-07-15)
Es una palabra con dos letras, pero que tiene la capacidad de traer el mundo al piso de quien lo escuche, en algunas ocasiones ese tipo de respuesta es injusta pero cuando le sabemos dar el enfoque correcto todo se puede tornar para bien.
Nuestra fe nos anima a creer que pase lo que pase, hay un creador que tiene el control de todas las cosas y que confiar en Él es lo mejor que podemos hacer, pero ¿Qué pasa cuando la respuesta a algo que queremos es distinta a la que esperábamos? ¿Cómo podemos seguir confiando en un Dios que, a nuestro parecer, permanece indiferente a nuestros deseos?
“Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza”. Jeremías 29:11
Nada de lo que Dios nos niegue será para provocarnos un mal, la diferencia entre lo que nosotros podemos ver ahora y lo que Él ya vio desde la eternidad es abismal y quizá no siempre recordamos eso.
Aceptar es desigual que resignarse, cuando aceptamos algo estamos reconociendo que, en este caso, la soberanía de Dios está sobre todas las cosas y él sabe lo que es mejor para nosotros. Resignarse es anclarse en lo que “hubiera podido ser si…” y eso echa raíces en nuestro corazón desenfocándonos del propósito.
A veces ese “NO” llega cuando las expectativas por obtener – ese algo – eran tan altas que queremos tener el control de todo lo que pase en torno a eso, allí es donde nos toca entender que el único que tiene el mando es quien sabe el principio y final de nuestros días.
Cuando el “NO” toca, en más de una ocasión creemos que es algo en contra nuestra y aunque todas las situaciones a nuestro alrededor hablen a gritos las razones es más fácil tomar el papel de víctima que asumir la situación en paz, sabiendo que aunque no se entienda en ese momento, todo se torna para nuestro bien.
La respuesta “NO” hiere porque, a veces, queremos las cosas para ayer y los tiempos de Dios, mal que nos pese, son distintos a los nuestros. Tener lo que se quiere siempre es insensato (buena pregunta a nuestros padres) porque no siempre se está listo para recibir lo que se desea. Esperar es una gran herramienta para madurar.
Los “NO” son necesarios para potenciar lo mejor de nosotros, cuando algo se torna difícil de lograr tenemos que buscar caminos alternativos para seguir creciendo. Uno no aprende tanto de los errores ajenos como de los propios.
Por mucho que cueste, a veces, un NO es lo mejor que nos puede pasar. PB
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