viernes, 18 de abril de 2014

Horno que no cocina

Horno que no cocina (19-04-14)

Voltaire cierta vez describió al hombre como un horno que se está calentando, siempre calentando, pero nunca cocina nada.
Al comentar este punto de vista, Harold Blake Walter señala que muchas personas viven sin gusto, arrastrándose a través de sus trabajos sin vitalidad; en una palabra, logran una temperatura como para continuar, pero realmente sin cocinar nada jamás.
Las cosas asombrosas suceden cuando una persona realmente se enciende y comienza el proceso de cocinar. Walt Whitman dijo de sí mismo: “Yo me estaba cociendo, realmente cociendo, pero Emerson me puso a hervir”.
Qué descripción tan acertada de una personalidad, dotada pero con falta de poder, hasta que el fuego del entusiasmo lo llevó al punto del hervor. Como resultado, Whitman creó poesía inmortal.
¿No habrá llegado el momento de dejar de “cocernos, realmente cocernos” y comenzar a encendernos con un entusiasmo renovado vital? El calor mental y espiritual creado por el entusiasmo puede quemar los elementos de fracaso y apatía de cualquier personalidad y desatar allí mismo una central de cualidades inusuales, aun insospechadas. “Vaya más allá de la cocción, aún del hervor, y descubrirá talentos y poderes que jamás soñó que tenía”.
Dios puso todo eso dentro de ti. Míralo a él, buscadlo a él y notarás la diferencia en ti.
El rey respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-Negó, siervos del Dios Altísimo, salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-Negó salieron de en medio del fuego. Daniel 3:25,26

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