Proverbio 9
Capítulo 9: Proverbios 9
El banquete de la Sabiduría
9 1 La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas, 2 inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa. 3 Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad: 4 "El que sea incauto, que venga aquí". Y al falto de entendimiento, le dice: 5 "Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. 6 Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia".
La corrección de los sabios y de los necios
7 El que corrige a un insolente se atrae la ignominia, y el que reprende a un malvado, el deshonor. 8 No reprendas a un insolente, no sea que te odie; reprende a un sabio, y te amará.9 Da al sabio y se hará más sabio aún, instruye al justo y ganará en saber. 10 El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor, y la ciencia del Santo es la inteligencia. 11 Porque tus días se multiplicarán gracias a mí y se añadirán años a tu vida.12 Si eres sabio, lo eres para ti, si eres insolente, tú solo lo sufrirás.
La invitación de la Necedad
13 La señora Necedad es turbulenta, es estúpida y no sabe nada. 14 Ella se sienta a la puerta de su casa, en una silla, sobre las alturas de la ciudad, 15 para gritar a los transeúntes que van derecho por el camino: 16 "El que sea incauto, que venga aquí". Y al falto de entendimiento, le dice: 17 "¡Las aguas robadas son dulces y el pan quitado a escondidas, delicioso!". 18 Pero él no sabe que allí están las Sombras, y sus invitados, en las profundidades del Abismo.
PRIMERA COLECCIÓN DE PROVERBIOS SALOMÓNICOS
En esta segunda sección se han reunido, sin ningún orden lógico, 375 máximas breves relacionadas con los temas más diversos. Cada sentencia consta de dos miembros paralelos, que se contraponen o se complementan recíprocamente. Muchos de estos proverbios no expresan un ideal de vida, sino que ponen de manifiesto objetivamente la suerte que espera a las personas de toda condición, sexo y edad, según se comporten necia o sabiamente. Una parte de esta colección se remonta a la época de Salomón, pero fue enriquecida durante el período monárquico posterior, como lo muestran las repetidas alusiones a la figura del rey (16. 10-15; 19. 12; 20. 2; 21. 1). La extrema concisión del lenguaje proverbial –sumada no pocas veces a la mala conservación del texto hebreo– hace que algunas sentencias resulten enigmáticas y que su traducción sea sólo aproximativa.
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