sábado, 8 de febrero de 2014

Efesios 6

Capítulo 6: Efesios 6

1 Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa:
3 Para que seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra.
4 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor.
5 Esclavos, obedeced a vuestros amos de este mundo con respeto y temor, con sencillez de corazón, como a Cristo,
6 no por ser vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino como esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios; 
7 de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres; 
8 conscientes de que cada cual será recompensado por el Señor según el bien que hiciere: sea esclavo, sea libre.
9 Amos, obrad de la misma manera con ellos, dejando las amenazas; teniendo presente que está en los cielos el Amo vuestro y de ellos, y que en él no hay acepción de personas.
10 Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder.
11 Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo.
12 Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas.
13 Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes.
14 ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza,
15 calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz,
16 embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno.
17 Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios;
18 siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos,
19 y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio,
20 del cual soy embajador entre cadenas, y pueda hablar de él valientemente como conviene.
21 Para que también vosotros sepáis cómo me va y qué hago, os informará de todo Tíquico, el hermano querido y fiel ministro en el Señor,
22 a quien envío donde vosotros expresamente para que sepáis de nosotros y consuele vuestros corazones.
23 Paz a los hermanos, y caridad con fe de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo en la vida incorruptible.

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