lunes, 13 de abril de 2015

Yo quiero lo tuyo

Yo quiero lo tuyo (14-04-15)

¿Es natural que nos vayamos comparando? ¿Es bueno o malo? Si es para motivarnos a ser mejores no es malo, pero si ingresa la envidia en nuestro corazón ya es algo peligroso, pues es un sentimiento de dolor, tristeza o desdicha por no poseer uno mismo lo que otro tiene.
Prácticamente daña la capacidad de gozar e impide disfrutar lo que uno posee, incluso es un síntoma de inferioridad y nunca produce nada positivo sino que es un sentimiento negativo que da origen a otros, como la amargura.
Proverbios 14:30 dice: “La mente tranquila es vida para el cuerpo, pero la envidia corroe hasta los huesos”.
Desear lo que otro tiene y compararte para determinar si vas por buen camino no es nada provechoso, pues cada uno de nosotros tiene propósitos y tareas diferentes en esta vida y nuestra vida debe basarse en el gran manual: la Biblia.
Si ves que alguien está prosperando indebidamente y tú que trabajas honestamente no lo estás haciendo pues tranquilo, el hecho que tenga dinero no es garantía de la paz y felicidad ni de bendición, pues dice que es mejor ser pobre y honesto que ser rico y deshonesto. Proverbios 28:6 continúa con tus valores firmes y las bendiciones vendrán por añadidura.
O si tú te estás guardando y te esfuerzas en obedecer la palabra de Dios para que un buen hombre/mujer de Dios sea tu esposo/a y aún no ves resultados, en cambio si ves personas que no lo hacen y ya tienen familia no tengas envidia, pues tu historia será diferente, será particular ¿acaso Dios no recompensará tu obediencia? ¡Si lo hará! Sólo ten paciencia y disfruta de tu presente estado civil.
La envidia es un mal parámetro para determinar nuestra felicidad; Dios, quien conoce nuestra necesidad y capacidad nos dará conforme a su voluntad y siempre será para nuestro bien.
Mientras tanto disfrutemos de lo que tenemos y si alguna vez nos comparamos con otros que sea para ser agradecidos y para motivarnos a superarnos sanamente.
No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos. Proverbios 3:31 – SFA

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