viernes, 6 de mayo de 2016

Esdras 7


1 Después de estos acontecimientos, bajo el reinado de Artajerjes, rey de Persia, llegó desde Babilonia Esdras, hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Jilquías,
2 hijo de Salúm, hijo de Sadoc, hijo de Ajitub,
3 hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meralot,
4 hijo de Serajías, hijo de Uzí, hijo de Buquí,
5 hijo de Abisúa, hijo de Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del Sumo Sacerdote Aarón.
6 Esdras era un escriba muy versado en la Ley de Moisés, que había sido dada por el Señor, el Dios de Israel. Como la mano del Señor, su Dios, estaba con él, el rey le concedió todo lo que pedía.
7 El séptimo año del reinado de Artajerjes, subieron a Jerusalén un buen número de israelitas, de sacerdotes, de levitas, de cantores, de porteros y de empleados del Templo.
8 Esdras llegó a Jerusalén en el quinto mes del séptimo año del reinado de Artajerjes.
9 El había decidido salir de Babilonia el primer día del primer mes, y llegó a Jerusalén el primer día del quinto mes, porque la mano bondadosa del Señor, su Dios, estaba sobre él.
10 Esdras se había dedicado de todo corazón a investigar la Ley del Señor, a practicarla, y a enseñar en Israel sus preceptos y sus normas.
11 Esta es la copia del documento que el rey Artajerjes envió a Esdras, el sacerdote escriba, especialmente instruido en el texto de los mandamientos del Señor y de sus preceptos concernientes a Israel.
12b «Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, escriba de la Ley del Dios del cielo, paz, etc.
13 Yo he dado esta orden: Cualquier miembro del pueblo de Israel que esté dentro de mi reino y se ofrezca voluntariamente para ir contigo a Jerusalén, incluidos sus sacerdotes y levitas, puede hacerlo.
14 Tú irás como enviado del rey y de sus siete consejeros, para inspeccionar a Judá y a Jerusalén, de acuerdo con la Ley de tu Dios, que llevas en tus manos.
15 También llevarás la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, que reside en Jerusalén,
16 lo mismo que toda la plata y el oro que recojas en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias hechas por el pueblo y los sacerdotes para la Casa de su Dios que está en Jerusalén.
17 Con este dinero, comprarás novillos, carneros, corderos, como así también lo necesario para las oblaciones y libaciones correspondientes, y ofrecerás todo esto sobre el altar de la Casa de tu Dios que está en Jerusalén.
18 La plata y el oro que sobren, úsenlos como les parezca más conveniente, a ti y a tus hermanos, conforme a la voluntad de su Dios.
19 Deposita delante de tu Dios en Jerusalén los utensilios que te fueron entregados para el servicio de la Casa de tu Dios.
20 Si tuvieras necesidad de hacer otros gastos para la Casa de tu Dios, se cubrirán con los fondos del tesoro del rey.
21 Yo mismo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros de la región que está del otro lado del Éufrates: «Entreguen exactamente todo lo que les pida el sacerdote Esdras, escriba de la Ley de Dios del cielo,
22 dándole cien talentos de plata, cien bolsas de trigo, cien barriles de vino, tres mil seiscientos litros de aceite y sal a discreción.
23 Todo lo que el Dios del cielo ordene para su Casa, deberá cumplirse escrupulosamente, a fin de que su ira no se descargue sobre el territorio del rey y de sus hijos.
24 Les comunicamos, además, que está prohibido cobrar impuestos, contribuciones o derechos de peaje, a los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y empleados de la Casa, en una palabra, a todos los servidores de esta Casa de Dios».
25 Y tú, Esdras, con esa sabiduría de tu Dios que reside en ti, designa jueces y magistrados, para hacer justicia a todo el pueblo que está del otro lado del Éufrates, es decir, a todos los que conocen la Ley de tu Dios. Y enseña esa Ley a quienes no la conocen.
26 El que no observe la Ley de tu Dios y la ley del rey será rigurosamente castigado con la muerte, la expulsión, la multa o la cárcel».
27 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestros padres, que inspiró al rey esta decisión de glorificar la Casa del Señor que está en Jerusalén,

28 y me hizo ganar el favor del rey, de sus consejeros y de los más importantes funcionarios reales! Yo cobré ánimo porque el Señor estaba conmigo, y reuní a algunos jefes de Israel para que me acompañaran.

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