Agradecimiento es tomar la decisión de valorar el beneficio o favor que hemos recibido y corresponder a él. El reconocer y valorar lo que otros hacen por nosotros es un hábito fundamental para tener una relación saludable con otras personas. Y más aún en el Matrimonio.
Lamentablemente la mayoría de los seres humanos no tienen este hábito. Generalmente consideramos que las personas a nuestro alrededor tienen una especie de obligación de hacer cosas por nosotros hasta al punto de que lo exigimos.
Si bien es cierto existe una responsabilidad en las relaciones humanas, también es cierto que no debe exigirse como tal.
El problema es que cuando vemos como una obligación del otro(a) atendernos en lo que consideramos “tenemos el derecho” a recibir un servicio o favor; se bloquea la posibilidad de reconocer ese servicio o beneficio como un acto para agradecer.
Tenemos que reprogramar nuestra mente y no considerar una obligación de las personas a mí alrededor el atendernos o servirnos. Si lo hacen, lo hacen porque nos aman y debemos agradecerlo siempre. Es mejor sentir que lo hacen por amor y no por obligación o conveniencia.
1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. La voluntad de Dios es que tengamos una actitud de gratitud permanente los unos con los otros, porque ÉL nos diseñó para que teniendo un corazón agradecido, siempre vamos a recibir más.
El primer nivel de agradecimiento que debe haber en nuestra vida es el agradecimiento a nuestro Padre Celestial por todas las bendiciones que tenemos; a Jesucristo por su invaluable sacrificio de amor que nos ha dado la salvación y al Espíritu Santo de Dios que nos redarguye cada día para que actuemos conforme a la voluntad de Dios.
El segundo nivel de agradecimiento es para su pareja, por todo lo que ha hecho y lo que hace por su bienestar. No lo dé por sentado. Reconozca y dele gracias a su esposa por todo lo que ella aporta a la casa. Pero hágalo de verdad. Haga una lista de todas las cosas que hace su esposa en beneficio de todos los miembros de la familia y dele las gracias con sinceridad. Igualmente la mujer, reconozca y dele gracias a su esposo por todo lo que él aporta a la casa. Padres, enseñen a sus hijos a dar gracias.
Si a ti te parece que tu pareja no aporta lo suficiente, o aporta menos que tu, no le juzgues ni le critiques; agradécele por lo que aporta, así sea poquito. Es mucho más alta la probabilidad de que al sentirse reconocido por lo poco que aporta, se estimule a dar más. Pero tú que entiendes de las matemáticas del Señor, no dejes de servir, y atender a los demás, comenzando siempre con tu pareja, tus hijos, tus padres y las personas a tu alrededor.
Y da gracias en todo, como nos lo manda nuestro Padre Celestial. Nunca te quejes. Solo da gracias, aunque no entiendas. Trabaja para formar un corazón agradecido para con todos los que te hacen bien.
Tu Matrimonio y tu Familia es el Tesoro mas valioso que Dios te ha dado ¡Cuídalo! LyHF
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