Martirologio Romano: En Binaco, cerca de Milán, en la Lombardía (hoy Italia), beata Paula Gambara Costa, viuda, que perteneció a la Tercera Orden de San Francisco y se distinguió por la paciencia con que soportó a su violento esposo hasta lograr su conversión, así como por la caridad exquisita que demostró hacia los pobres (1515).
Fecha de beatificación: El papa Gregorio XVI confirmó su culto inmemorial el 14 de agosto de 1845.
Nace en Brescia (Italia), de la noble familia de los Gambara, en la segunda mitad del siglo XV, y es educada esmeradamente por sus padres, saliendo la joven inclinada a la piedad y las buenas obras.
Pero a los 16 años contrae matrimonio con Luis Costa, conde de Bema, persona muy mundana y aficionada a los placeres y diversiones. Paula, joven e inexperta, se deja arrastrar por su esposo a una vida similar, enfriándose en ella la vida de piedad que había llevado antes de su matrimonio. Pero la providencia divina dispone que pasara por Brescia el Beato Ángel de Clavasio que con su predicación y el ejemplo de su vida franciscana arrastraba a muchas almas a un tenor de vida más acorde con la condición cristiana. Paula quedó impactada por su palabra y se puso bajo su dirección espiritual, aconsejándola el director que se adscribiese a la Tercera Orden franciscana y realizase los ejercicios de devoción y caridad propios de ella. Así lo hace Paula y se entrega con gran fervor a la oración, la mortificación y las obras de misericordia, socorriendo a los pobres en sus casas y visitando los hospitales, consolando a los tristes y ayudando a los más necesitados.
Su marido no comprende ni participa de los nuevos sentimientos de su esposa, la cual se ve increpada, maltratada y vejada por el esposo; pero ella lo lleva en silencio y ofrece a Dios su calvario. Para colmo, la servidumbre de la casa, visto el trato que le da el conde, deja de tenerle el respeto que le era debido. También esto lo lleva Paula con entera resignación.
Pero el ejemplo de paciencia y humildad de Paula cala en el ánimo de su esposo, el cual termina pensando que la vida de su esposa es más acorde con la recta conciencia que la suya propia, y un día reconoce su error y se une al estilo de vida de Paula, a la que le permite vestir incluso en la calle el hábito franciscano. Y así, en santa armonía, pasan unos años hasta que el Señor llama para sí al conde Luis. Paula se entrega entonces por completo a la meditación y a las buenas obras, llevando una vida ejemplar que edifica a toda Binaco, la población donde vive y donde tuvo lugar su santa muerte el 24 de enero del año 1515.
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