jueves, 31 de octubre de 2013

Eclesiástico 48

Capítulo 48: Eclesiástico 48

Elías
48 1 Después surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha.
2 Él atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
3 Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
4 ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
5 Tú despertaste a un hombre de la muerte y de la morada de los muertos, por la palabra de Altísimo.
6 Tú precipitaste a reyes en la ruina y arrojaste de su lecho a hombres insignes;
7 tú escuchaste un reproche en el Sinaí y en el Horeb una sentencia de condenación;
8 tú ungiste reyes para ejercer la venganza y profetas para ser tus sucesores
9 tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego.
10 De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob.
11 ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!

Eliseo
12 Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. Durante su vida ningún jefe lo hizo temblar, y nadie pudo someterlo.
13 Nada era demasiado difícil para él y hasta en la tumba profetizó su cuerpo.
14 En su vida, hizo prodigios y en su muerte, realizó obras admirables.
15 A pesar de todo esto, el pueblo no se convirtió ni se apartó de sus pecados, hasta que fue deportado lejos de su país, y dispersado por toda la tierra.
16 No quedó nada más que un pueblo muy pequeño, con un jefe de la casa de David. Algunos de ellos hicieron lo que agrada a Dios, pero otros multiplicaron sus pecados.

Ezequías e Isaías
17 Ezequías fortificó su ciudad e hizo llegar el agua dentro de sus muros, con el hierro horadó la roca y construyó cisternas para las aguas.
18 En su tiempo, atacó Senaquerib y envió delante de él a Rabsaqués, que levantó la mano contra Sión y se jactó con arrogancia.
19 Temblaron entonces los corazones y las manos y sufrieron como mujeres en el parto,
20 pero invocaron al Señor misericordioso, tendiendo sus manos hacia él. El Santo los escuchó en seguida desde el cielo y los libró por medio de Isaías,
21 hirió el campamento de los asirios y su Ángel los exterminó.
22 Porque Ezequías hizo lo que agrada al Señor y se mantuvo firme en el camino de David, su padre, como se lo ordenó el profeta Isaías, el grande y digno de fe en sus visiones.
23 En su tiempo, el sol retrocedió, para prolongar la vida del rey.
24 Con gran espíritu, vio el fin de los tiempos, consoló a los afligidos de Sión,
25 y anunció el porvenir hasta la eternidad y las cosas ocultas antes que sucedieran.

Único

Único (01-11-13)

La gente de nuestro tiempo acostumbra hablar mediante clichés sin reparar en el hecho que son irreales y negativos. Estos lugares comunes por lo general aparentan ser frases altisonantes, llenas de sabiduría, pero en el fondo no son más que palabras cuidadosamente combinadas para aparentar intelectualidad.
Cuando era chico una señora mayor me enseñó que “las personas nunca cambian verdaderamente, sólo dan una imagen mejorada de sí mismas”. El presidente de un país limítrofe dijo tiempo atrás que mis compatriotas y yo éramos “todos corruptos, desde el primero hasta el último” (cuando esto se hizo público tuvo que viajar a mi nación para pedir disculpas por el trascendido…). Y hace unos meses cierta persona me dijo: “nadie es imprescindible”.
Debo admitir que estoy muy cansado del contenido que encierra este tipo de expresiones. Cansado de tanta generalización, harto de los moldes que establece la sociedad globalizada y disconforme con las mentiras que los medios de comunicación intentan hacernos creer. ¡Cuántos motivos para perdernos en la masa y ser un número más en las estadísticas!
Sin embargo, me alegró mucho redescubrir el inspirador Salmo 139, del famoso rey David. Allí escribió: “Dios mío, tú me conoces muy bien; ¡sabes todo acerca de mí! ¡Jamás podría yo alejarme de tu espíritu, o pretender huir de ti! Tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre, quien formó cada parte de mi cuerpo. Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias”.
La religión organizada también utiliza frases hechas que pretenden condicionar nuestra forma de pensar y entender a Dios, nuestro Creador. Sin embargo, ¡qué diferencia encontramos en este poema de David, cuando concluye: “Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos, dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva”!
¿Sabe algo? ¡Todos somos imprescindibles! Si usted no existiera, el mundo no sería el mismo, porque fue creado por Dios como una persona única. Esto le otorga un gran privilegio, pero al mismo tiempo la suprema responsabilidad de relacionarse con Él de manera única, porque “sólo hay un
Dios y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: el hombre Jesucristo” (1 Timoteo 2:5). ¡Atrévase a vivir esta realidad y su vida cambiará para siempre! CF

Evangelio del Viernes 01 de Noviembre

Día litúrgico: 1 de Noviembre: Todos los Santos

Texto del Evangelio (Mt 5,1-12a): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

Comentario: Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida (Lleida, España)

«Alegraos y regocijaos»

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.
Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.
Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.

31 de Octubre - Lucilla de Roma

Lucilla de Roma, Santa
Virgen y mártir, 31 de Octubre

Etimológicamente significa “luminosa, resplandeciente”. Viene de la lengua latina.
Oseas dice:”Apliquémonos a conocer al Señor; su venida es cierta como la aurora. Vendrá a nosotros como la lluvia de primavera que refresca los campos”.
Dos términos embarazosos expresan el inicio y el fin del día: el alba y la puesta del sol.
Lucilla es el diminutivo de Lucía. Como virgen y mártir del siglo III se le recuerda en el calendario el día de hoy.Hay poca documentación acerca de Lucilla. Sin embargo sí que hay bastante en el aspecto simbólico, traducido como luz que proviene de la fe en Cristo, luz del mundo.El cuerpo santo de Lucilla fue extraído del cementerio de san Calixto en 1642 para llevarlo a Regio Emilia, Italia.
La narración acerca de su vida parece lejana y legendaria. Habla de la persecución de Valeriano en el 257. En este tiempo el tribuno Nemesio le pidió al Papa y se lo concedió el bautismo para sí mismo y para su hija Lucilla. Esta, ciega de nacimiento. Recobró la vista después de la ceremonia del bautismo. La nueva fe y el milagro hicieron que el tribuno “pasara” de las órdenes imperiales. El emperador le pedía que volviera a la religión oficial del Imperio. Se negó en rotundo y, como consecuencia, padre e hija murieron mártires.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Eclesiástico 47

Capítulo 47: Eclesiástico 47

Natán
47 1 Después de él surgió Natán, para profetizar en tiempos de David.

David
2 Como se aparta la grasa del sacrificio de comunión, así fue elegido David entre los israelitas.
3 Él jugó con leones como si fueran cabritos y con osos como si fueran corderos.
4 ¿Acaso, siendo joven, no mató a un gigante y extirpó el oprobio del pueblo, cuando lanzó una piedra con la honda y abatió la arrogancia de Goliat?
5 Porque él invocó al Señor, el Altísimo, que fortaleció su brazo para exterminar a un guerrero poderoso y mantener erguida la frente de su pueblo.
6 Por eso, lo glorificaron por los diez mil, y lo alabaron por las bendiciones del Señor, ofreciéndole una diadema de gloria.
7 Porque él destruyó a los enemigos de alrededor y aniquiló a sus adversarios, los filisteos, quebrando su poderío hasta el día de hoy.
8 En todas sus obras rindió homenaje al Santo Altísimo, con palabras de gloria; cantó himnos de todo corazón, mostrando su amor por su Creador.
9 Estableció cantores delante del altar, para que entonaran cantos melodiosos;
10 dio esplendor a las fiestas, y ordenó perfectamente las solemnidades, haciendo que se alabara el santo nombre del Señor y que resonara el Santuario desde el alba.
11 El Señor borró sus pecados y exaltó su poderío para siempre, le otorgó una alianza real y un trono de gloria en Israel.

Salomón
12 Después de él surgió un hijo lleno de saber que, gracias a David, vivió desahogadamente.
13 Salomón reinó en tiempos de paz y Dios le concedió tranquilidad en sus fronteras, a fin de que edificara una Casa a su Nombre y erigiera un Santuario eterno.
14 ¡Qué sabio eras en tu juventud, desbordabas de inteligencia como un río!
15 Tu reputación cubrió la tierra, la llenaste de sentencias enigmáticas;
16 tu renombre llegó hasta las costas lejanas y fuiste amado por haber afianzado la paz.
17 Por tus cantos, tus proverbios y tus sentencias, y por tus interpretaciones, fuiste la admiración del mundo.
18 En nombre del Señor Dios, de aquel que es llamado Dios de Israel, amontonaste el oro como estaño, y como plomo acumulaste la plata.
19 Pero tuviste debilidad por las mujeres y dejaste que dominaran tu cuerpo.
20 Pusiste una mancha sobre tu gloria y profanaste tu estirpe, atrayendo la ira sobre tus hijos, y haciéndoles deplorar tu locura:
21 así la realeza se dividió en dos, y de Efraím surgió un reino rebelde.
22 Pero el Señor no renuncia jamás a su misericordia ni deja que se pierda ninguna de sus palabras: él no hará desaparecer la posteridad de su elegido, ni exterminará la estirpe de aquel que lo amó. Por eso, les dio un resto a Jacob, y a David una raíz nacida de él.

Roboám
23 Salomón fue a descansar con sus padres, dejando después de él a uno de su estirpe, al más insensato del pueblo, un hombre sin inteligencia: a Roboám, que arrastró al pueblo a la rebelión.

Jeroboám
24 Jeroboám, hijo de Nebat, hizo pecar a Israel y llevó a Efraím por el camino del mal. El pueblo cometió tantos pecados que fue expulsado de su país:
25 se entregaron a toda clase de maldades hasta que el castigo cayó sobre ellos.

El mayor peligro

El mayor peligro (31-10-13)

Nosotros los seres humanos vivimos en un ambiente lleno de peligros.
Cuando uno se sube a un auto, nunca sabe si llegará a su destino sin accidentarse. Los riesgos en la circulación son numerosos y variados.
El peligro de adquirir alguna enfermedad también nos amenaza constantemente. Además nos acechan muchos otros.
Pero el peligro más grande de todos es estar perdido por la eternidad. Si no hacemos nada para ponernos a salvo, infaliblemente llegaremos a este punto.
Pero ningún ser humano puede salvarse a sí mismo, por más que se esfuerce.
Los pecados son un invencible impedimento para salvarse y evitar la perdición eterna. Entonces, ¿existe la posibilidad de ser salvos?
Sí, y sólo de una manera. Se halla única y exclusivamente en Aquel que vino para salvar a “su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21), y de quien la Escritura dice: “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). Y “al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Jesucristo, el Hijo de Dios, es el Salvador. Dios lo envió a la tierra para que muriera en la cruz, a fin de que “todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Quien lo rechaza está perdido para siempre. Él mismo dijo a los judíos de su tiempo: “Si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24).

Evangelio del Jueves 31 de Octubre

Día litúrgico: Jueves XXX (C) del tiempo Ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,31-35): En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».

Comentario: Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez (Barcelona, España)

¡Jerusalén, Jerusalén! (...) ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos (...) y no habéis querido!

Hoy podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.
En nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo. Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar a los “suyos” en momentos difíciles.
«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa» (Lc 13,34-35). Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos. Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso y sentido por la paz en Israel y Palestina.

30 de Octubre - Alonso Rodríguez

Alonso Rodríguez, Santo
Viudo y Portero, 30 de Octubre

Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la comida a la cama con un mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo el plato». Cuando regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y comiéndolo pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se exigió a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a lo asno».
Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños.
Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús.
A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.
Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.
Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.
Trabaja entonces en comercio y de ayo.
Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años.
Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.
Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.
Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.
Fue canonizado por el papa León XIII junto con San Pedro Claver.

martes, 29 de octubre de 2013

Eclesiástico 46

Capítulo 46: Eclesiástico 46

Josué y Caleb
46 1 Josué, hijo de Nun, fue valiente en la guerra y sucesor de Moisés en el oficio profético.Haciendo honor a su nombre, se mostró grande para salvar a los elegidos, para castigar a los enemigos sublevados y poner a Israel en posesión de su herencia.
2 ¡Qué glorioso era cuando alzaba su brazo y blandía la espada contra las ciudades!
3 ¿Quién antes de él demostró tanta firmeza? ¡Él mismo llevó adelante los combates del Señor!
4 ¿No fue por orden suya que se detuvo el sol y un solo día duró tanto como dos?
5 Él invocó al Altísimo, el Poderoso, cuando sus enemigos lo asediaban por todas partes; y el gran Señor respondió a su plegaria, arrojando granizo de una fuerza inusitada.
6 Él se lanzó contra la nación enemiga y en la pendiente aniquiló a los adversarios, para que las naciones reconocieran la fuerza de sus armas, porque hacía la guerra de parte del Señor.
7 Él siguió los pasos del Poderoso y, en tiempos de Moisés, dio prueba de fidelidad, lo mismo que Caleb, hijo de Iefuné: ellos se opusieron a toda la asamblea, impidiendo que el pueblo pecara y acallando las murmuraciones perversas.
8 Solamente ellos dos fueron salvados, entre seiscientos mil hombres de a pie, para ser introducidos en la herencia, en la tierra que mana leche y miel.
9 Y el Señor dio a Caleb la fuerza que le duró hasta su vejez, y lo hizo subir a las alturas del país, que sus descendientes retuvieron como herencia,
10 para que vieran todos los israelitas qué bueno es seguir al Señor.

Los Jueces
11 También los Jueces, cada uno por su nombre, fueron hombres que no cayeron en la idolatría ni se apartaron del Señor: ¡que sea bendita su memoria!
12 ¡Que sus huesos reflorezcan de sus tumbas, y sus nombres se renueven en los hijos de esos hombres ilustres!

Samuel
13 Samuel fue amado por su Señor; como profeta del Señor, estableció la realeza y ungió jefes para que gobernaran a su pueblo.
14 Según la Ley del Señor, juzgó a la asamblea, y el Señor intervino en favor de Jacob.
15 Por su fidelidad se acreditó como auténtico profeta, por sus oráculos, fue reconocido como un vidente digno de fe.
16 Cuando sus enemigos lo asediaban por todas partes, él invocó al Señor, el Poderoso, y le ofreció un cordero recién nacido.
17 El Señor tronó desde el cielo y con gran estruendo hizo oír su voz;
18 él aniquiló a los jefes enemigos y a todos los príncipes de los filisteos.
19 Antes de la hora de su descanso eterno, dio testimonio ante el Señor y su Ungido: "Yo no he despojado a nadie de sus bienes, ni siquiera de sus sandalias"; y nadie lo acusó.
20 Después de su muerte, todavía profetizó y anunció su fin al rey; alzó su voz desde el seno de la tierra, y profetizó para borrar la iniquidad del pueblo.

Ambición fiel

Ambición fiel (30-10-31)

A finales del siglo XIX, un antiguo estudiante de la Universidad de Oxford se convirtió en el Jefe de la Administración de la Justicia de Inglaterra.
Uno de sus compañeros de clase se convirtió en el Secretario del Exterior de Gran Bretaña.
Un tercero se hizo de una reputación internacional como escritor.
Un cuarto, Temple Gairdner, era tal vez el más dotado entre sus compañeros de clase. Pero no alcanzó fama ni influencia. ¿Por qué? Aceptó a Cristo como Salvador y vivió como misionero en lugares oscuros y peligrosos.
Gairdner pudo haberse convertido en alguien tan conocido como sus compañeros de estudio. Pero cuando decidió hacerse misionero escribió lo siguiente a su hermana:
«Encuentro que es temiblemente difícil lidiar con la ambición. Parece tan natural, sobre todo con la crianza y la educación que uno recibió, esperar con ansias hacer una marca y un nombre, y tan terriblemente difícil resignarse a vivir y a morir metido en algún rincón.»
Nosotros probablemente no recibamos el llamamiento a hacer ese tipo de sacrificio. Pero, ¿estamos dispuestos a servir a nuestro Salvador en obediencia radical?
Para servirle fielmente debemos dejar de lado nuestros propios intereses, como hizo Pablo: «Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo».
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo... Gálatas 6:14

Evangelio del Miércoles 30 de Octubre

Día litúrgico: Miércoles XXX (C) del tiempo Ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».

Comentario: Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)

«Luchad por entrar por la puerta estrecha»

Hoy, camino de Jerusalén, Jesús se detiene un momento y alguien lo aprovecha para preguntarle: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Quizás, al escuchar a Jesús, aquel hombre se inquietó. Por supuesto, lo que Jesús enseña es maravilloso y atractivo, pero las exigencias que comporta ya no son tan de su agrado. Pero, ¿y si viviera el Evangelio a su aire, con una “moral a la carta”?, ¿qué probabilidades tendría de salvarse?
Así pues, pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Jesús no acepta este planteamiento. La salvación es una cuestión demasiado seria como para resolverla mediante un cálculo de probabilidades. Dios «no quiere que alguno se pierda, sino que todos se conviertan» (2Pe 3,9).
Jesús responde: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’» (Lc 13,24-25). ¿Cómo pueden ser ovejas de su rebaño si no siguen al Buen Pastor ni aceptan el Magisterio de la Iglesia? «¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia! Allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Lc 13,27-28). 
Ni Jesús ni la Iglesia temen que la imagen de Dios Padre quede empañada al revelar el misterio del infierno. Como afirma el Catecismo de la Iglesia, «las afirmaciones de la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión» (n. 1036).
Dejemos de “pasarnos de listos” y de hacer cálculos. Afanémonos para entrar por la puerta estrecha, volviendo a empezar tantas veces como sea necesario, confiados en su misericordia. «Todo eso, que te preocupa de momento —dice san Josemaría—, importa más o menos. —Lo que importa absolutamente es que seas feliz, que te salves».

29 de Octubre - Cayetano (Gaetano) Errico

Cayetano (Gaetano) Errico, Santo
Presbítero y Fundador de la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones, 29 de Octubre

Martirologio Romano: En Secondigliano, cerca de Nápoles (Italia), san Cayetano Errico, presbítero, que fomentó los retiros espirituales y la devoción a la Eucaristía, para ganar almas para Cristo, fundando también la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. († 1860)
Fecha de canonización: 12 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II
Etimología: Cayetano = Aquel que es nacido en Caieta, puerto de Campania, actualmente Gaeta; es de origen latino
Cayetano Errico, fundador de los Misioneros de los Sagrados Corazones, ha nacido el 19 de octubre de 1791 en Secondigliano, antigua aldea al Norte de la ciudad de Nápoles (Italia). Es el tercero de los diez hijos de Pascual y María Marseglia. El padre dirige una modesta fábrica artesanal para la producción de pasta; la madre teje felpa. Fue bautizado al día siguiente de su nacimiento en la iglesia parroquial de los santos Cosme y Damián con los nombres de Cayetano Cosme Damián. Asiste a la escuela comunal con dos maestros sacerdotes, Tagliamonte y Vitagliano. A los siete años recibe la primera comunión, y a los once, el sacramento de la confirmación. A los catorce años pide ingresar primero entre los Capuchinos y después entre los Redentoristas; pero el pedido es rechazado debido a la edad.
A los dieciséis años pide ser admitido en el seminario arzobispal de Nápoles. En enero de 1808 viste el hábito talar. La familia no puede sostener los gastos para su mantenimiento como alumno interno por lo que realiza los estudios como externo, yendo a pie al seminario. Todos los días, entre ida y vuelta, son ocho kilómetros, con frío, calor y lluvia, provocando la admiración de la gente que, al verlo pasar exclama: «Ahí pasa San Cayetano».En el tiempo de su formación seminarística frecuenta la escuela con gran provecho, participa a la misa todas las mañanas, recibe la comunión, ayuda en la casa, visita todos los jueves a los pacientes del hospital de «Incurables» de Nápoles llevándoles algún regalo fruto de sus ahorros semanales, y el domingo recorre las calles con el crucifijo recogiendo a los niños para el catecismo.
Fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1815 por el Cardenal Ruffo Scilla en la Capilla de Santa Restituta, en la Catedral de Nápoles.
Ordenado sacerdote, inmediatamente se le asigna a Don Cayetano la tarea de maestro comunal, cargo que ejerce por casi veinte años con diligencia, atención y celo, preocupándose por enseñar, junto con la cultura, sobre todo los principios cristianos. Se dedica con amor al servicio pastoral en la iglesia parroquial de los Santos Cosme y Damián.Desarrolla su actividad apostólica en cuatro direcciones: anuncio de la Palabra, ministerio de la reconciliación, asistencia material y espiritual de los enfermos, servicio de la caridad. Cuatro maneras distintas para decir a los hombres que Dios es Padre y los ama.
Tiene una vida de intensa oración y de rigurosa penitencia, de tal manera que hace decir a la madre que lava las camisas manchadas de sangre: «Ahora me haces sentir el dolor que no tuve cuando te llevé en el vientre y te di a luz».
Siendo sacerdote, se retira todos los años a Pagani (Salerno), en la casa de los padres Redentoristas, para los ejercicios espirituales. En el año 1818, mientras reza en el coro, acontece un hecho destinado a marcar y cambiar el curso de su vida: se le aparece San Alfonso para comunicarle que Dios lo quiere fundador de una Congregación religiosa, dándole como «señal» la construcción de una Iglesia en honor de la Virgen Dolorosa en Secondigliano. El anuncio de que es Dios quien quiere la construcción de una Iglesia en honor de la Dolorosa, es acogido con entusiasmo en Secondigliano por la mayor parte del pueblo; pero está también quien se muestra desconfiado y hostil. Los adversarios, pocos pero muy aguerridos y combativos, juran que impedirán la construcción de la Iglesia. Cuando el proyecto parece definitivamente destinado a fracasar, don Cayetano continúa creyendo en él y asegura a la gente: «La Iglesia se hará, porque es Dios quien la quiere». El 9 de diciembre de 1830 la Iglesia es bendecida.
Terminada la construcción, Cayetano Errico encarga a Francisco Verzella, escultor napolitano, una estatua de madera de la Virgen Dolorosa. Una tradición refiere que ha hecho rehacer varias veces el rostro, exclamando al final: «Así era». ¿La había visto en una visión?La estatua hace su entrada en Secondigliano en mayo de 1835, y desde entonces continúan ininterrumpidamente la peregrinación y la devoción de los fieles hacia la Dolorosa de Cayetano Errico.
En los años siguientes, mientras don Cayetano reza delante del Santísimo Sacramento en el mismo coro de Pagani, el Señor le manifiesta que la nueva Congregación «debe ser fundada en honor de los Sagrados Corazones de Jesús y de María».
Desde entonces los Sagrados Corazones se transforman en el centro de la acción apostólica y misionera de Cayetano Errico, y él, en el apóstol de su amor misericordioso en todo el Sur de Italia. El amor de los Sagrados Corazones lo impulsa a buscar al hermano pecador para llevarlo al Padre, incluso a costo de la vida, y a entregarse sin descanso ni medida, particularmente a los hermanos de los grupos más desprotegidos: enfermos, obreros, artesanos, campesinos, analfabetos, muchachas sin dote y extraviadas, encarcelados. Se propone hacer sentir a todos la presencia de un Padre amoroso, dispuesto al perdón y lento para el enojo.
Terminada la iglesia, don Cayetano comienza a construir, en un lugar adyacente, la casa que tendrá que alojar a los futuros religiosos, los Misioneros de los Sagrados Corazones. Primeramente construye una pequeña casa, en donde se retira, en 1833, para vivir junto a un laico que atiende el servicio de la iglesia.
Con el traslado desde la casa paterna, comienza «oficialmente» la realización del encargo más importante recibido de Dios: la fundación de la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones.
Ampliada la casa, funda el «Retiro sacerdotal de los Sagrados Corazones», para acoger a los sacerdotes dispuestos a empeñarse sobre todo en el trabajo de las misiones populares.
Don Cayetano es un hombre de Dios, es un «santo». ¿Qué ha hecho para llegar a serlo?
El primer secreto de su santidad es «consumir las rodillas en la oración y... también en el suelo». Que Don Cayetano es un hombre de oración lo testifican tantas personas que lo han conocido y los dos «pocitos» en el piso de su habitación, excavados por sus rodillas. 
La penitencia es el segundo secreto de su «santidad». Los viernes y los sábados limita sus comidas a un solo plato de sopa. Todos los miércoles y en la vigilia de muchas fiestas ayuna a pan y agua. A menudo duerme en el suelo. Lleva «un cilicio que ciñe su cuerpo: pecho, brazos y piernas». «Usaba disciplinas de cuerdas y de hierro de diversos tipos».
En 1833 don Cayetano presenta al Rey el pedido de reconocimiento de un Retiro, que es aprobado junto con el reglamento el 14 de marzo de 1836. El 1o de octubre de 1836 abre el noviciado, admitiendo a nueve jóvenes. En mayo de 1838 solicita el reconocimiento pontificio de la Congregación, y el 30 de junio recibe de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares el decreto de elogio. El 6 abril de 1839, con el propósito de consolidar el desarrollo de la Congregación, pide el reconocimiento gubernamental, que el Rey concede el 13 de mayo, declarando «la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones legítimamente existente y capaz de gozar de los correspondientes efectos civiles y canónicos».
En abril de 1846 regresa a Roma para solicitar la aprobación definitiva. La Congregación ha crecido: el número de los congregados ha aumentado y han sido abiertas varias casas. El 7 de agosto de 1846 el Papa Pío IX emite el decreto de aprobación, y el 15 de septiembre el Breve apostólico.
Cayetano Errico, elegido unánimemente como Superior General después de la aprobación, trabaja hasta la muerte para el desarrollo de la Congregación, cuidando de modo particular la formación de los individuos.
Se empeña en la actividad misionera, en la predicación al pueblo y de los ejercicios espirituales en numerosos conventos de religiosas, en la dirección espiritual y, especialmente, en la administración del sacramento de la reconciliación.
Muere en Secondigliano, a los 69 años de edad, el 29 de octubre de 1860 a las diez de la mañana.
«Ámense mutuamente y sean observantísimos de las Reglas». Es el testamento que deja a sus congregados. «Ha muerto un santo», es el comentario unánime de todo el pueblo. El eco de estas expresiones continúa todavía. Para los secondiglianeses y para todos sus devotos, Cayetano Errico, llamado y conocido como «O Superiore» El Superior, continúa siendo un «santo», esto es un ejemplo, un punto de referencia, un intercesor, una señal que indica a todos el camino de Dios, que los Sagrados Corazones, por amor, han vivido y trazado.
En 1866 el Cardenal Riario Sforza introdujo el proceso diocesano ordinario. En diciembre de 1884 el Papa León XIII lo declaró Venerable, y el 4 de octubre de 1974 el Papa Pablo VI emitió el decreto de la heroicidad de sus virtudes.
El Padre Gaetano Errico fue beatificado el 14 de abril de 2002 por S.S. Juan Pablo II, y canonizado el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.

lunes, 28 de octubre de 2013

Eclesiástico 45

Capítulo 45: Eclesiástico 45

Moisés
45 1 De él, hizo nacer a un hombre de bien, que halló gracia a los ojos de todos y fue amado por Dios y por los hombres: Moisés, de bendita memoria.
2 Le concedió una gloria igual a la de los santos y lo hizo poderoso, temido por sus enemigos.
3 Por sus palabras, hizo cesar los prodigios, y lo glorificó delante de los reyes; le dio mandamientos para su pueblo y le hizo ver algo de su gloria.
4 Por su fidelidad y mansedumbre, lo consagró y lo eligió entre todos los mortales.
5 A él le hizo oír su voz, lo introdujo en la nube oscura y le dio cara a cara los mandamientos, una Ley de vida y de entendimiento, para enseñar la Alianza a Jacob, y sus decretos a Israel.

Aarón
6 Exaltó a Aarón, un santo semejante a Moisés, su hermano, de la tribu de Leví.
7 Lo estableció en virtud de un pacto irrevocable y le confirió el sacerdocio del pueblo. Lo atavió con espléndidos ornamentos y lo ciñó con una vestidura gloriosa.
8 Lo revistió con toda magnificencia y lo confirmó con las insignias del poder: los pantalones, la túnica y el efod;
9 puso granadas alrededor de su manto y lo rodeó de numerosas campanillas de oro, para que tintinearan a cada uno de sus pasos, haciendo oír su sonido en el Templo, como memorial para los hijos de su pueblo.
10 Le dio la vestidura sagrada –obra de un bordador–tejida en oro, jacinto y púrpura; el pectoral del juicio, con el Urím y el Tumím, hecho de hilo escarlata –obra de un artesano–
11 con piedras preciosas, grabadas en forma de sellos y engarzadas en oro –obra de un joyero– para servir de memorial, por la inscripción grabada, según el número de las tribus de Israel;
12 la diadema de oro encima del turbante, grabada con la señal de su consagración: insignia de honor, trabajo magnífico, ornamento que es un placer para la vista.
13 Antes de él, no se vio nada tan hermoso, y nunca un extranjero se vistió de esa manera, sino únicamente sus hijos y sus descendientes para siempre.
14 Sus sacrificios se consumen enteramente, dos veces por día, en forma continua.
15 Moisés le confirió la investidura y lo ungió con el óleo santo. Esta fue una alianza eterna para él y para sus descendientes, mientras dure el cielo, para que sirvan a Dios como sacerdotes y bendigan al pueblo en su nombre.
16 Él lo eligió entre todos los vivientes para presentar al Señor la ofrenda, el incienso y el perfume como memorial, y para hacer la expiación en favor de su pueblo.
17 Él le confió sus mandamientos y le dio autoridad sobre los decretos de la Alianza, a fin de enseñar sus preceptos a Jacob e iluminar a Israel acerca de su Ley.
18 Unos intrusos se confabularon contra él y le tuvieron celos en el desierto: los secuaces de Datán y Abirón y la banda de Coré, ardiendo de furor.
19 Al ver esto, el Señor se disgustó y fueron exterminados por el ardor de su ira: él obró prodigios contra ellos, consumiéndolos con su fuego ardiente.
20 Aumentó más todavía la gloria de Aarón, y le concedió una herencia: le asignó como parte las primicias de los primeros frutos y le aseguró, en primer lugar, el alimento en abundancia,
21 porque ellos se alimentan de los sacrificios del Señor, que él concedió a Aarón y a su descendencia.
22 Pero en la tierra del pueblo, él no tiene herencia, ni hay parte para él en medio del pueblo, porque "Yo mismo soy tu parte y tu herencia".

Pinjás
23 Pinjás, hijo de Eleazar, fue el tercero en gloria, a causa de su celo en el temor del Señor, y porque se mantuvo firme frente a la rebelión del pueblo, con el generoso ardor de su espíritu: fue así como expió el pecado de Israel.
24 Por eso fue sellada en su favor una alianza de paz, que los hizo jefe del santuario y de su pueblo, de manera que a él y a su descendencia pertenece para siempre la dignidad de Sumo Sacerdote.
25 Hubo también una alianza con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá; pero esa herencia real pasa del padre a uno solo de sus hijos, mientras que la de Aarón pasa a toda su descendencia.
26 Que el Señor ponga sabiduría en sus corazones para juzgar a su pueblo con justicia,a fin de que no desaparezca su felicidad ni su gloria por todas las generaciones.